Argentina: problemas de salud y el uso de plaguicidas en la agricultura

Por Michael Warren y Natacha Pisarenko

Associated Press / Aurora Advocate, 18 de octubre de 2013

Argentina Agrochemicals

En esta foto de mayo de 2013 se pueden observar los envases vacíos de Roundup de Monsanto que son depositados en el centro de reciclaje de Quimili, provincia de Santiago del Estero, Argentina. En lugar de disminuir el uso de pesticidas, se ha multiplicado por 8, desde los 9 millones de galones en 1990 a los 84 millones de galones a día de hoy. El glifosato, ingrediente activo de Roundup es utilizado de 8 a 10 veces en mayor cantidad por acre que en Estados Unidos. Argentina no dispone de un estándar nacional de utilización de productos químicos, siendo la provincias y los municipios los que regulan su uso. El resultado es una mezcolanza de normas que se ignoran, exponiendo a las personas a sustancias peligrosas (Foto: Natacha Pisarenko de AP).

El trabajador agrícola argentino Fabián Tomasi nunca recibió ningún tipo de preparación para el manejo de pesticidas. Su trabajo consistía en llenar los tanques de los aviones de fumigación lo más rápidamente posible, quedando a menudo empapado por el pesticida. Ahora, a los 47 años, es un esqueleto viviente, se encuentra tan débil que apenas puede salir de su casa, en la provincia de Entre Ríos.

La maestra Andrea Druetta, que vive en la provincia de Santa Fe, en el corazón de la producción de soja, donde la fumigación de productos agroquímicos está prohibida a menos de 500 metros de las áreas pobladas, pero aún así se planta a 30 metros escasos de su puerta trasera. Sus hijos fueron rociados hace poco con productos químicos, mientras se encontraban en la piscina del patio trasero.

Sofia Gatica perdió a su hijo recién nacido por insuficiencia renal, presentando una denuncia que dio lugar a las primeras condenas en Argentina por fumigaciones ilegales. Pero el veredicto llegó demasiado tarde para muchos de los 5300 vecinos de Ituzaingó. Los estudios del Gobierno encontraron niveles alarmantes de contaminación por agroquímicos en el suelo y en el agua potable. El 80% de los niños a los que se les analizó la sangre tenían presencia de plaguicidas.

Argentina, con los cultivos biotecnológicos estadounidenses de soja, se ha convertido en el tercer mayor productor del mundo, pero los productos químicos no se limitan a los cultivos de maíz, soja y algodón.

Associated Press ha documentado decenas de casos en todo el país sobre la aplicación de pesticidas de manera contraria a lo establecido por los organismos de regulación o que prohíbe expresamente la legislación vigente. Los productos que se rocían contaminan escuelas y hogares, los suministros de agua, los trabajadores agrícolas reciben los productos químicos al no llevan ningún tipo de protección, e incluso las personas almacenan el agua en bidones que antes han contenido plaguicidas, bidones que deberían de haber sido destruidos después de su uso.

Los médicos advierten que el uso incontrolado de pesticidas puede ser la causa de los crecientes problemas de salud entre los 12 millones de personas que viven en el cinturón agrícola de esta extensa nación.

En Santa Fe, las tasas de cáncer son de dos a cuatro veces superiores a la media nacional. En El Chaco, los defectos de nacimiento se cuadriplicaron en la década posterior a la implantación de la agricultura biotecnológica, que se ha extendido ampliamente.

El cambio en la tecnología utilizada en la agricultura ha traído también un cambio en el perfil de las enfermedades”, dice el Dr. Merardo Ávila Vázquez, pediatra y neonatólogo, cofundador de Médicos de Pueblos Fumigados, un movimiento en crecimiento que exige la aplicación de normas de seguridad en la agricultura. “Hemos pasado de una población muy saludable a otra con altas tasas de cáncer, defectos de nacimiento y enfermedades raras que no habíamos visto con antelación”.

Argentina, que era conocida por la producción de carne a partir de ganado vacuno alimentado con pasto, ha sufrido una notable transformación desde 1996, año en que la Compañía Monsanto prometió que la implantación de sus semillas y sus productos químicos aumentaría los rendimientos de los cultivos y se reduciría el uso de pesticidas. Hoy en día, toda la cosecha de soja de Argentina y casi todo el maíz y algodón está modificado genéticamente, habiéndose triplicado el cultivo de la soja, pasando a 47 millones de acres (19 millones de hectáreas).

Si bien al principio disminuyó el uso de pesticidas, posteriormente ha ido aumentado, multiplicándose por 8 su uso, desde los 9 millones de galones (34 millones de litros) en 1990 a más de 84 millones de galones (317 millones de litros) a día de hoy, debido a que las plagas y las malezas se volvieron resistente a los plaguicidas. En general, se estima que los agricultores argentinos aplican en torno a 4,3 libras de concentrado de pesticidas por hectárea, más del doble de lo que emplean los agricultores estadounidenses, de acuerdo con un análisis de AP a partir de los datos sobre el uso de pesticidas obtenido de la Industria y del Gobierno.

El glifosato, ingrediente activo de Roundup de Monsanto, es uno de los pesticidas más utilizados en todo el mundo. Las agencias de regulación de Estados Unidos y la Unión Europea, entre otras, han determinado que es seguro si se utiliza correctamente. Incluso la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos elevó los niveles permitidos de residuos de glifosato en los alimentos, en base a los estudios realizados por Monsanto: “No hay certeza razonable de que ocasione perjuicio a las personas, los lactantes o los niños por acumulación en la exposición”.

Argentina Agrochemicals

Foto de 31 de marzo de 2013. Erika y su hermana gemela Macarena, que sufren una enfermedad respiratoria crónica, juegan con los envases de productos químicos, que son utilizados para almacenar agua con la que limpiar el retrete, dar de beber a las gallinas o lavar la ropa, cerca de la ciudad de Avia Terai, en la provincia de El Chaco, Argentina. La madre de los gemelos, Claudia Sariski, dice que no deja a los niños beber el agua de los envases desechados de pesticidas (Foto: Natacha Pisarenko, AP)

En Argentina, 23 provincias han regulado el uso de pesticidas en la agricultura, pero las normas varían de una a otra

La fumigación se ha prohibido a menos de 3 kilómetros de áreas pobladas en algunas provincias, pero en otras sólo se establece una distancia mínima de 50 metros. Alrededor de un tercio de las provincias no establecen ningún tipo de límite, y la mayoría carece de políticas detalladas de aplicación.

Una ley ambiental de carácter nacional establece que las sustancias tóxicas no se pueden aplicar si suponen una amenaza para la salud pública, aunque la relación no se haya probado científicamente, sin importar el coste o las consecuencias, pero nunca se ha aplicado en la agricultura, según reveló una auditoría general el año pasado.

En respuesta a las crecientes quejas, la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ordenó la creación de una comisión en 2009 para estudiar el impacto en la salud por la fumigación de productos químicos usados en la agricultura. El Informe dice: “se realizarán controles sistemáticos de control de herbicidas y sus compuestos… mediante estudios de campo que implican las formulaciones de herbicidas a base de glifosato, así como sus interacciones con otros productos agroquímicos que utilizan en nuestro país”.

Pero la Comisión no se reúne desde 2010, según la auditoría general. Los funcionarios del Gobierno insistes que no se trata de una falta de investigación, sino por la desinformación, lo que influye en las emociones de las personas.

Se han visto gran cantidad de documentos, encuestas, vídeos, artículos de prensa y estudios en las Universidades, y nuestros ciudadanos al leer esta información quedan confusos”, dijo el Secretario de Agricultura Lorenzo Basso. “Creo que tenemos que dar a conocer el compromiso de Argentina al ser un productor de alimentos. Nuestro modelo como nación exportadora ha sido puesto en duda. Tenemos que defender nuestro modelo”.

En una declaración escrita, el portavoz de Monsanto, Thomas Helscher, dijo que la Compañía “no tolera el mal uso de los pesticidas o la violación de las leyes que regulan su uso, los reglamentos o resoluciones judiciales. Monsanto insiste en que se debe administrar el producto con precaución y con regularidad mantenemos contacto con nuestros clientes sobre el uso adecuado de nuestros productos”.

http://www.auroraadvocate.com/ap%20financial/2013/10/18/argentines-link-health-problems-to-agrochemicals

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