Proposición 37: se calienta el debate sobre los cultivos transgénicos

Por Carey Gillam, 11 de octubre de 2012

Reuters

Más información sobre la Proposición 37 puede leerse por ejemplo en: http://www.impactousa.com/mundovirtual/ci_21563813/proposici-n-37-y-el-derecho-saber

En California está previsto votar en el mes de Noviembre para la aprobación o no del etiquetado de los alimentos provenientes de los cultivos modificados genéticamente, mientras que aumenta la presión sobre el Gobierno federal para que se endurezca la regulación sobre estos cultivos y los alimentos que los contienen.

La campaña “Derecho a Saber” media en la votación del próximo día 6 de noviembre en California, que exige el etiquetado de todos los alimentos vendidos en el estado que contengan ingredientes elaborados a partir de organismos modificados genéticamente (OGM). Si la medida es aprobada, sería la primera ley que obliga al etiquetado en los Estados Unidos, y hasta ahora las encuestas muestran que la gente está a favor de esta medida.

Pero también hay una campaña nacional para el etiquetado. Ambos esfuerzos llegan en un momento en que más científicos solicitan pruebas suplementarias de seguridad de los cultivos transgénicos antes de que salgan al mercado. Y a nivel internacional, las alarmas están sonando, ya que cada vez son más numerosos los impactos de los OGM: aparición de supermalezas que han desarrollado resistencia al uso intensivo de herbicidas y estudios que indican tumores en ratas alimentadas con OGM y otros problemas de salud.

Mientras que algunos estudios muestran que los cultivos transgénicos son seguros, crece la presión sobre las agencias de regulación, que en repetidas ocasiones han considerado que el etiquetado y las pruebas de seguridad son innecesarios.

Podría ser un punto de inflexión”, dice Cory Andrews, abogado de la Fundación Legal de Washington, un grupo a favor de las empresas, que participa en el litigio en el que está involucrada la compañía Monsanto Co., el mayor fabricante mundial de cultivos modificados genéticamente.

El pasado jueves, la Asociación de Consumidores de Productos Ecológicos dijo que entregaba una petición respaldada por 200.000 consumidores al Presidente Obama exigiendo el etiquetado de estos productos.

La Food and Drug Administration de los Estados Unidos (FDA) ha recibido más de 1,2 millones de comentarios de apoyo a la petición legal del Centro de Seguridad Alimentaria, presentada el año pasado, solicitando el etiquetado obligatorio de los alimentos transgénicos. La organización de consumidores dijo que nunca habían aparecido tantos comentarios ante la FDA sobre una propuesta de ley.

Catorce estados están considerado la posibilidad de aprobar leyes sobre el etiquetado o incluso la prohibición de los alimentos modificados genéticamente.

Ciertamente hay una mayor presión para que se tengan en cuenta estos aspectos”, referiéndose al etiquetado y a las evaluaciones de seguridad de los transgénicos, dijo Andrews. “En parte se debe a la preocupación de algunos activistas al considerar que grandes empresas como Monsanto y DuPont están experimentando con las personas”.

Estudio francés en ratas

Monsanto empezó a comercializar los cultivos modificados genéticamente en 1996 con la soja modificada genéticamente tolerante al herbicida Roundup. Desde entonces, Monsanto y sus rivales, tales como DuPont y Dow Chemical, han desplegado una gran variedad de cultivos modificados genéticamente, sobre todo maíz, remolacha y colza.

Los más populares, el maíz y la soja transgénica, se cultivan en más del 85% de la superficie dedicada a estos cultivos en los Estados Unidos. (Véase también: Los cultivos transgénicos en el mundo).

Estas empresas alteran el ADN original de la planta sustituyéndolo por el material genético de otras especies, incluyendo a las bacterias, para así modificar su funcionamiento. Estos cultivos biotecnológicos resisten el tratamiento con herbicidas tóxicos o son capaces de matar a los insectos al producir sus propias toxinas ( son los llamados cultivos Bt).

Los agricultores han optado por este tipo de cultivos, tanto en los Estados Unidos como en otros muchos países, por considerarlos más productivos, en un momento en el que existe preocupación por el suministro mundial de alimentos.

Dado que los cultivos transgénicos se introdujeron hace 16 años, investigadores de todo el mundo han realizado estudios para determinar sus efectos sobre la salud y el medio.

El estudio más reciente demostró que las ratas alimentadas con una dieta a base de maíz transgénico (NK603) o del herbicida Roundup (glifosato) presentaban tumores de mama, así como insuficiencia renal y hepática.

Este estudio se debe al científico francés de la Universidad de Caen Gilles-Eric Séralini, y otros siete investigadores, y ha provocado respuestas en todo el mundo, poniendo de relieve la preocupación existente sobre la seguridad de los transgénicos.

Rusia prohibió inmediatamente las importaciones del maíz transgénico de Monsanto, el Centro Africano para la Bioseguridad (ACB) pidió la inmediata prohibición de importación y cultivo del maíz. Y la empresa francesa fabricante de semillas Vilmorin & Cie SA, el 4º productor mundial de semillas, abandonó sus planes para llevar a cabo pruebas de campo de cultivos transgénicos, señalando que los cultivos biotecnológicos todavía tienen una pesada carga.

El estudio ha sido objeto de fuertes críticas por parte de la Industria Biotecnológica y de algunos científicos, que dijeron que el estudio estaba mal hecho. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) cuestionó la validez del estudi, pero piensa revisarlo.

Este estudio realizado en ratas en sólo uno de los cientos que se han hecho en los últimos años. Mientras que algunos muestran resultados preocupantes, otros no han encontrado tal causa de preocupación.

Numerosos estudios realizados sobre los cultivos transgénicos y revisados por los científicos, incluyendo más de un centenar de estudios de alimentación, confirman la seguridad de estos productos”, dijo el portavoz de Monsanto, Thomas Helscher. La Compañía dijo que los rendimientos de los cultivos transgénicos no son diferentes de los cultivos convencionales.

Cada una de las partes cuestiona los estudios de la otra. Por este motivo muchos expertos creen que se pone de relieve la necesidad de que los Gobiernos se involucren.

El problema es la rapidez con que se hicieron las cosas no las pruebas de seguridad en sí”, dijo Dave Schubert, jefe del laboratorio de neurología celular del Instituto Salk de Estudios Biológicos en la Jolla, California. “Hay una ilusión de que estos cultivos necesitan más pruebas de seguridad, pero no hay necesidad de ninguno más”.

Generalmente reconocidos como seguros

El Congreso de Estados Unidos nunca ha aprobado una ley que regule los cultivos modificados genéticamente y los organismos gubernamentales no requieren de pruebas de seguridad independientes. De hecho, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ayuda en la promoción de los cultivos transgénicos en el comercio internacional.

Los Estados Unidos también se han opuesto a los llamamientos para el etiquetado de los transgénicos, aunque más de 60 países, entre ellos algunos miembros de la Unión Europea, más Rusia, Brasil, Australia, Turquía y Sudáfrica, requieren del etiquetado obligatorio de los transgénicos.

Cuando las empresas quieren comercializar un nuevo cultivo transgénico, funciona en los Estados Unidos lo que se llama el “marco de coordinación” entre la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), el Departamento de Agricultura (USDA) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente ( EPA) para evaluar las solicitudes.

Las agencias de regulación se basan principalmente en los datos aportados por las Empresas para la evaluación de los riesgos para otros cultivos y el medio ambiente, o para determinar si el cultivo es sustancialmente diferente de lo que ya se comercializa.

El Gobierno dice que si los trangénicos son funcionalmente similares a otros alimentos o aditivos alimentarios entonces se podrían reconocer generalmente como seguros. La FDA, que tiene la principal responsabilidad sobre los ingredientes utilizados en los alimentos, y dice que las empresas tienen la obligación legal de que sus alimentos sean seguros.

La FDA es consciente de las peticiones realizadas para que se hagan nuevas pruebas independientes de seguridad de los cultivos transgénicos utilizados en la alimentación. Sin embargo, la portavoz de la FDA, Liscinsky Morgan, dijo que la Agencia estaba satisfecha con la situación actual.

Las protestas contra los cultivos transgénicos y la Empresa Monsanto
se han extendido por todo el mundo, desde Haití a la India. Cartel que anuncia
una manifestación contra la multinacional en Paraguay.

Creemos que nuestro proceso de consulta está funcionado bien y estamos protegiendo la salud pública. Consideramos que todos los datos e informaciones son pertinentes, incluyendo los aportados por las distintas empresas que desarrollan los cultivos”, dijo la portavoz.

La USDA y la EPA dijeron que si bien no llevan a cabo pruebas de seguridad, si realizan “evaluaciones de riesgo” para proteger la salud y el medio ambiente. Los funcionarios de ambos organismos dicen que el marco actual ya garantiza la seguridad y no consideran creíbles las investigaciones que muestran daño de los transgénicos, desarrollados mediante Ingeniería Genética. (Un científico de la USDA, el profesor Don Huber, ha mostrado repetidas veces su preocupación por la seguridad de estos cultivos, al encontrar un nuevo y peligroso patógeno relacionado con ellos: Don Huber advierte al presidente de la UE del peligro del glifosato para el ganado y las plantas)

A pesar de las afirmaciones de que no se han hecho estudios sobre los posibles impactos de los cultivos transgénicos sobre la seguridad alimentaria y el medio ambiente, éstos no han resistido el escrutinio científico”, dijo la EPA en un comunicado.

Pero los investigadores que critican la acitud del Gobierno dicen que la modificación genética consiste en la combinación de genes que no se produce de forma natural. Y advierten de que de forma inesperada se pueden producir nuevas toxinas o alérgenos, dañando a los seres humanos y a los animales.

Se deben hacer rigurosas pruebas de seguridad

Este verano, el Consejo de la Asociación Médica Estadounidense sobre Ciencia y Salud Pública se unió a las solicitudes de una mayor regulación. El Consejo de AMA dijo que hay consecuencias evidentes para la salud humana por el consumo de los transgénicos, y solicitó que fueran obligatorias las evaluaciones de seguridad antes de su comercialización.

Por un lado hay personas que dicen que aquellos no presentan problemas. Pero hay una serie de estudios que sí plantean problemas de salud”, dijo Michael Hansen, principal científico de Consumers Union, señalando que los cultivos transgénicos podrán tener beneficios, pero deben ser etiquetados y que deben ser “objeto de seguimiento”.

El etiquetado sería el primer paso hacia la identificación de los problemas de seguridad, dicen los defensores de esta medida. En California, una nueva encuestra realizada por la Universidad de Pepperdine de la que se informó el pasado jueves, mostraba que los partidarios del etiquetado superaban a los oponentes en un 48,3% frente al 40,2%.

Se están llevando a cabo grandes campañas de publicidad por los partidarios de los cultivos biotecnológicos, pero se ha reducido su apoyo en las últimas semanas. Los opositores dicen que el etiquetado habrá subir los costes para las empresas de alimentos, causando estragos en la cadena de suministros, y en definitiva confundiaría a los consumidores. (El etiquetado de los alimentos transgénicos: factible y fácil)

Estos son los productos más probados, examinados y analizados en la historia de la agricultura”, dijo Karen Batra, portavoz de un grupo comercial de la Industria Biotecnológica (BIO), que se opone al etiquetado y a una regulación más estricta.

Durante 20 años hemos estado consumiendo trillones de productos alimenticios mejorados mediante la biotecnología sin ninguna preocuapción creíble”, dijo.

Stacy Malkan, portavoz de la campaña Derecho a Saber, dijo que la batalla cada vez parecía más difícil, pero que aún era posible la victoria.

Al final, los californianos valorarán saber lo que comen”, dijo

(Artículo de Carey Gillam en Kansas City, editado por David Gregorio)

Fuente: http://www.reuters.com/article/2012/10/11/us-usa-gmo-food-monsanto-idUSBRE89A1ED20121011

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Principales Compañías que se oponen al etiquetado de los alimentos transgénicos:

Monsanto ($4,208,000 dólares), DuPont Pioneer ($4,025,200), PepsiCo ($1,716,300 dólares), BASF Plant Science ($1,642,300), Bayer CropScience ($1,618,400) y Dow AgroSciences ($1,184,800). Otros donantes importantes (más de $ 1 millón cada uno) incluyen Coca-Cola, Nestle EE.UU., y ConAgra. Todos los 20 principales donantes de la campaña «No a la 37» tienen su sede fuera de California -con la excepción de Nestlé EE.UU.

En Facebook: http://www.facebook.com/pages/S%C3%AD-a-la-Proposici%C3%B3n-37/124256174349113

DOCUMENTAL SOBRE LA INVESTIGACIÓN DEL PROFESOR GILLES-ERIC SÉRALINI Y SU EQUIPO EN

RATAS ALIMENTADAS CON MAÍZ TRANSGÉNICO NK603 Y EL HERBICIDA ROUNDUP

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