Una energía cara, peligrosa y sucia

Por Ralph Nader

Ninguna central nuclear se ha vuelto a construir en EE.UU desde que ocurriera el accidente de Three Mile Island en 1979.  Así que no ha habido enormes cantidades de dinero invertidos en su construcción, ni nuevos riesgos y peligros asociados a las operaciones de las centrales y no se han producido más desechos nucleares que los de las centrales ya existentes.

Central nuclear de Three Mile Island, que sufrió un
accidente el 28 de marzo de 1979 al fallar el
circuito secundario de la planta.

Todos los estadounidenses están ahora más y mejor informados que antes, cuando de nuevo el lobby de la energía atómica quieren que los contribuyentes paguen por el relanzamiento de las centrales nucleares. A menos que el Congreso de los Estados Unidos detenga este sucia y compleja forma de hervir el agua para general vapor y luego electricidad,  los ciudadanos pagarán del orden de un trillón   de dolares en los préstamos a este tipo de energía, según la Comisión Reguladora Nuclear.

El juego de la ruleta rusa de la industria nuclear no queremos que vuelva de nuevo a girar. Que ninguno de los miles de vagones de ferrocarril, camiones y barcazas que transportan los desechos radioactivos vuelvan a tener otro accidente catastrófico. O de estar expuestos al hurto de materiales letales o a la acción de grupos terroristas.

El peor accidente de un reactor nuclear ocurrió en 1986 en Chernóbil, en lo que hoy es Ucrania. A pesar de su diferente diseño con respecto a los reactores de EE.UU, supuso el lanzamiento de una nube radioactiva que se extendió por todo el mundo, concentrándose más intensamente en Bielorrusia, Ucrania y la Rusia europea, y después por toda Europa.

Deferentes intereses, gubernamentales y comerciales, tenían intención de quitar importancia a las muertes por radiación, por causas inmediatas como por las enfermedades y la devastación silenciosa e invisible que el accidente produjo. Además, no están dispuestos a financiar una vigilancia y seguimiento de sus efectos, ni las investigaciones pertinentes.


Acaba de aparecer el informe científico más amplio publicado hasta la fecha, titulado: “Chernóbil: consecuencias de la catástrofe para las personas y el Medio Ambiente”, cuyo autor es el biólogo Alexey V. Yablokov, miembro de la prestigiosa Academia de las Ciencias de Rusia.

Esta Academia es comparable a la Academia de las Ciencias de Nueva York (nyas.org/annals), y la densidad de su análisis abarca tanto la radiación aguda recibida, los llamados “liquidadores”, y la que sufren los residentes cercanos, con enfermedades crónicas. Dice el informe que “hoy más de 6 millones de personas viven en la tierra con unos peligrosos niveles de contaminación, tierra que seguirá contaminada por décadas o siglos.”

Pero volvamos a los EE.UU, donde lamentablemente el presidente Obama ha vuelto a pedir por las “limpias y seguras centrales nucleares”. Se acaba de enviar una solicitud de presupuesto de 54 billones de dólares como garantía en el préstamo de los contribuyentes sobre un montante de 18 billones ya aprobados en la era Bush. Es decir, los financieros de Wall Street no prestan dinero a las empresas eléctricas para construir nuevas centrales nucleares, que cuestan del orden de 12 billones de dólares, a menos que el Tío Sam garantice el 100% del préstamo.

Esto resulta extraño, pues si estas centrales nucleares son tan eficientes y seguras, ¿por qué no pueden ser construidas con capital de privado no garantizado? La respuesta a esta cuestión quizás se encuentre en el testimonio de Amory B. Lovins, director del Instituto Rocky Mountain, en marzo de 2008, ante la Cámara de Representantes de los EE.UU, un comité selecto e independiente: “ La expansión de la energía nuclear reduce y retrasa la protección del clima y de la seguridad energética… no puede sobrevivir al capitalismo de libre mercado.”

Haciendo caso de esta brillante concisión, Lovins, un consultor de empresa y el Departamento de Defensa demostraron con cifras y otros datos que la energía nuclear “está siendo drásticamente sacada fuera de la competencia en el mercado mundial, en detrimento de otros recursos que reducirían de una forma más eficaz las emisiones de carbono.”

Lovins,  ni siquiera incluye los riesgos de accidente o sabotaje y declaró que “debido a que es energía nuclear antieconómica e innecesaria, no es necesario indagar en otros “atributos”. Las fuentes de energía renovables (energía eólica), la cogeneración y la eficiencia energética  son ahora más rentables de mantener.

Yo reto a cualquiera de la Industria Nuclear o de la Universidad a debatir con Lovins en el National Press Club de Washington, CC., con un moderador neutral, o ante un comité del Congreso.

Sin embargo, el enjambre de grupos de presión de la Energía Nuclear está avanzando en le Congreso, untando con su dinero en todas partes y explotando la falsa idea de que puede resolver el calentamiento global debido a los combustibles fósiles.

Los defensores de la Energía Nuclear quieren centrar el debate en el asunto del cambio climático. Para hacer ceder a la oposición cerraron un trato para la obtención de préstamos y otras subvenciones para la construcción de centrales nucleares, pero que de momento languidece en el Senado.

Durante largo tiempo, los acérrimos opositores a la Energía Atómica, que son líderes en la lucha contra el cambio climático, como el congresista de Markey, se han tranquilizado de momento, mientras que los republicanos, muy amantes de las subvenciones de los contribuyentes, y algunos demócratas están gritando por el regreso de la energía nuclear. Todo esto socava los valientes esfuerzos de la Unión de Científicos, NIRS, Amigos de la Tierra y otros grupos ciudadanos que quieren un mundo mucho más seguro, más eficiente, asegurando el futuro de nuestro país y del mundo.

Recientemente un estudio bien documentado, resumido en el folleto Beyond Nuclear, dice de la energía nuclear que es “cara, peligrosa y sucia”.  Este folleto de puede descargar gratuitamente en la siguiente dirección http://www.beyondnuclear.org  (en inglés), y bien vale la pena su lectura en 10 a 15 minutos para conocer los problemas de esta tecnología.

Ralph Nader es un defensor de los consumidores, abogado y escritor. Su libro más reciente – y su primera novela -, es “Sólo los súper ricos nos pueden salvar”.

Fuente: http://www.internationalnews.fr/ext/http://www.internationalnews.fr/article-no-nukes-by-ralph-nader-44915068.html