Para entender la naturaleza de la crisis económica mundial (II)

Para entender la naturaleza de la crisis económica mundial (I)

por Andrew Gavin Marshall

La “liberalización” de los mercados significaba eliminar las barreras comerciales y los aranceles, los obstáculos para las inversiones extranjeras, y por lo tanto el capital extranjero (empresas y bancos occidentales) estaría en condiciones de invertir en otros países con facilidad. Los Bancos Centrales de la nación mantendría de forma artificial los tipos de interés en un nivel muy bajo para permitir una mayor facilidad en el movimiento del dinero, tanto dentro como fuera del país. Las empresas extranjeras multinacionales y los bancos pueden adquirir las empresas nacionales ahora privatizadas, y por lo tanto las economías nacionales quedan a merced de sus nuevos dueños. Se produce un oligopolio en las economías nacionales y quedan bajo la influencia de la “economía mundial”, controlado por las elites occidentales.


El gobierno indirecto que los imperios económicos europeos habían impuesto a África y muchos otros pueblos colonizados implicaba que las estructuras de gobierno local se han reestructurado y reorganizado en un sistema donde la población local está bajo el mandato de aquellos, que se enriquece a su costa, mientras una parte de las elites locales no se oponen a este sistema, pues defienden sus intereses, que son los intereses del imperio.

Después de los Programas de Ajuste Estructural gran parte de la población se queda sin empleo; los precios de los productos esenciales, como alimentos y combustibles, se multiplican varias veces, y la moneda local pierde valor. La pobreza se extendió y sectores económicos enteros desaparecen. Esto ocurre por todos lados, por Asia, por América Latina y África. Sin redes sociales la protección social desaparece, el pueblo pasa hambre. El sector público queda totalmente desmantelado.

Cuando hablamos de África, hablamos de una pobreza que adquiere un nivel inusitado y de una desindustrialización que va a marchas forzadas en las décadas de 1980 y 1990. Las políticas neoliberales en el continente africano tienen consecuencias especialmente duras, pero es una idea que cala en el mundo académico, los medios de comunicación y los círculos políticos. Se habla de la mala gestión de los Estados, a los que se echa la culpa de los problemas, que habían importados desde fuera.

En la década de 1990 se extiende la noción de “buen gobierno”: a cambio de préstamos y “ayudas” del FMI y el Banco Mundial, las naciones tendrían que emprender reformas en el sector económico, para que así se creasen las condiciones de un gobierno a la manera Occidental, o sea, “buen gobierno” Sin embargo, en la jerga neoliberal “buen gobierno”, “gobernanza”, significa un “gobierno mínimo”, donde los sectores públicos fuesen reducidos a su mínima expresión. Eso sí, tenía que haber una ilusión democrática, con celebración de elecciones y la formación de una sociedad civil. Pero el concepto de “libertad” es sólo un concepto económico: la libertad para que los capitales occidentales corran a sus anchas por todos los rincones del país.

La pobreza y la violencia se extiende por todo el continente africano, pero eso sí, tenían la posibilidad de votar entre éste o aquél. Se elige un líder para luego encerrarlo en una estructura económica y política determinada, sin libertad de movimientos. Los dirigentes políticos se enriquecen a expensas de otros, para luego ser cambiados por otros cuando su imagen ya está desgastada, entrando en un círculo vicioso, donde lo de menos es quien esté como cabeza visible.

En un artículo publicado en el año 2002 en la Revista Asuntos Internacionales se dice:

En 1960 el ingreso medio del 20% de la población mundial era 30 veces mayor que el 20% de la población más pobre. En 1960 ya es de 60 veces mayor, y en 1997 de 74 veces. Hoy en día, la fortuna de los multimillonarios es mayor que PIB combinado de todos los países en vías de desarrollo, y son más de 600 millones de personas.”
Este es el contexto en el que se ha producido un crecimiento explosivo de la presencia occidental y las ONG’s en África. Las Organizaciones No Gubernamentales forman parte de la “maquinaria de desarrollo”, un nexo entre las instituciones, y los organismos oficiales, profesionales, consultores, académicos y otros expertos en el conocimiento sobre desarrollo económico.
Las ONG’s tienen una evolución particular en África:

El papel de herederos del “desarrollo” representa una continuidad en la labor de sus precursores, los misioneros y las organizaciones de voluntarios colaboran en la colonización y el control de África. Hoy en día, su trabajo contribuye marginalmente al alivio de la pobreza, pero también socaba de manera significativa la lucha del pueblo africano a su emancipación, tanto económica, social y política.”
Los autores examinaron la expansión del neoliberalismo, la noción de un “Estado mínimo”, que se difunde por todo el mundo. Así explican que el FMI y el Banco Mundial se hayan convertido en los nuevos gendarmes de la economías post-coloniales. Esto no quiere decir que no hubiera resistencias: “ Entre 1976 y 1992 se registraron 146 protestas contra el FMI por apoyar los llamados ajustes estructurales en 39 países de todo el mundo. “ Los gobiernos respondieron utilizando la represión frente a las manifestaciones. Sin embargo, estas reformas fueron reevaluadas por las principales organizaciones para dar otro enfoque al desarrollo.

El resultado de estas deliberaciones fue el programa de la “buena gobernanza” en la década de 1990 y la decisión de captar a las organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones de la sociedad civil para un programa de reenvasado del estado de bienestar, pero que era una iniciativa que se traducía en un mayor control social.

El resultado fue la aplicación de la noción de “pluralismo” en forma de “multipartidismo”, que era llevar al dominio público las divisiones existente entre la clase dominante para tener el control del Estado. En cuanto a las iniciativas de bienestar, los organismos de ayuda bilateral y multilateral asignan fondos para abordar las dimensiones sociales del ajuste previsto, para reducir las desigualdades más evidentes que sus políticas perpetúan. Es así como las ONG’s crecen con rapidez en África.

África queda atrapada en las garras del imperialismo, Los conflictos que allí se suceden están provocados por los poderes imperiales extranjeros, a menudo utilizando las divisiones étnicas, utilizando a los líderes políticos de las naciones africanas como vasallos sumisos. Las guerras y los conflictos se propagan, pero también el capital occidental y las empresas multinacionales.
Si bien el modelo de desarrollo cayó bajo la pesada carga de la hegemonía neoliberal occidental, las sociedades occidentales experimentaron un rápido crecimiento. Los bancos occidentales y las empresas multinacionales toman el control de las economías de África, América latina y Asia, favorecido por el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.

Rusia también se ha abierto a la financiación occidental, el FMI y el Banco Mundial también le impuso una reestructuración neoliberal, que llevó a un colapso de la economía de Rusia y al enriquecimiento de unos pocos oligarcas, estrechamente relacionados con los intereses económicos de Occidente, los mismos “globalistas indirectos”.

La Reserva Federal en la década de 1990 comenzó a moderar las tasas de interés, permitiendo de este modo el movimiento del dinero. Es la época de la Globalización y el Nuevo Orden Mundial. Los bloques comerciales y el “libre comercio” se extiende con rapidez, al igual que las nuevas estructuras políticas, que transforman las estructuras nacionales en otras supranacionales. El Tratado de Libre Comercio (TLCAN) se puso en marcha cuando se constituyó la “economía de América del Norte”, como dijo Reagan al referirse a ella.

Alan Greespan

El regionalismo ha surgido como la fase principal para la construcción del Nuevo Orden Mundial, en el que la Unión Europea está en vanguardia. Una economía mundial globalizada, con estructuras políticas que van camino de lo mismo, tanto a nivel regional como mundial. La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue creada para mantener y consagrar la Constitución Neoliberal en el comercio. Se forma a nivel mundial una clase dirigente, una clase capitalista transnacional (CTP), una clase muy singular.

Como la riqueza y el poder de las elites siguen creciendo, pero los demás sufren. La clase media está siendo desmantelada. En los países desarrollados industrias y fábricas cierran, siendo trasladadas a países del Tercer Mundo, donde explotan una mano de obra barata para luego vender a bajo precio en el mercado occidental. Pero el nivel de vida en Occidente cae, aunque el precio de ciertos productos nos hacen no ver la realidad. Seguimos consumiendo, utilizando el crédito y la deuda para hacerlo. Es una clase media que sólo existe en teoría, pues tiene puestos los grilletes de una enorme deuda.
La administración Clinton utilizó la Globalización como una estrategia en la década de 1990, disminuyendo el capital productivo y aumentando el capital financiero. La especulación financiera se convierte en uno de los instrumentos clave de la expansión económica. Esto es la que se denomina “financiarización” de la Economía. Para logar esto, el gobierno de Clinton trabajó activamente para liberalizar el sector bancario. El Glass-Steagle Act, aprobado por Franklin Delano Roosevelt en 1933 para evitar que los bancos comerciales fusionados con los bancos de inversión especulasen, fue desmantelado poco a poco mediante los esfuerzos coordinados de los principales bancos de Norteamérica, la Reserva federal y el Departamento del Tesoro.

Por lo tanto, los grandes bancos absorbieron a los pequeños, y donde ya un banco no era de tal o cual país, sino un banco a escala mundial. Algunas de las personas clave que participaron en este desmantelamiento fueron Alan Greespan de la Reseerva Federal y Robert Rubin y Lawrence Summers del Departamento del Tesoro, presentas ahora en el equipo económico de Obama.

Esta época ve el surgimiento de los llamados “instrumentos financieros complejos” que actúan fundamentalmente como pólizas de seguro a corto plazo, con una fuerte especulación según que los activos y los productos básicos suban o bajen de valor. Entran en escena en la gestión del comercio mundial los fondos de cobertura, como unos productos derivados.
La bolsa subía fruto de la especulación en base a unos beneficios futuros, inflando una burbuja enorme, en lo que se ha denominado “Economía Virtual”. La Reserva Federal facilitó este juego, como ya lo había hecho en el periodo previo a la Gran Depresión, manteniendo los tipos de interés en un nivel artificialmente bajo, permitiendo un rápido movimiento en el sector financiero. La Reserva Federal Infla la burbuja en el sector tecnológico. Estalla la burbuja, y la Reserva Federal, con Alan Greespan a la cabeza, produce la “burbuja inmobiliaria”.
Con unos tipos de interés bajos se ha facilitado el flujo de dinero hacia el sector de la vivienda. Los bancos dieron rienda suelta animando a pedir préstamos, incluso a personas de alto riesgo, que nunca podrían pagar la deuda. Una vez más, la clase media sucumbe al mito del “libre mercado”.

Al mismo tiempo, durante las décadas de 1990 y 2000, el papel de la especulación como instrumento financiero de la guerra se hizo evidente. Dentro de la economía neoliberal mundial, el dinero fluye fácilmente dentro y fuera del país. Cuando se debilita la confianza en la perspectiva económica de una nación, no se habla de fuga de capitales, pues los inversionistas extranjeros venden sus activos en la moneda nacional y abandonan el país. Esto produce colapso de las economías nacionales que se ven sometidas a estos vendavales financieros.

Esto es lo que sucedió en México en 1994, recién incorporado al TLC, cuando los inversores internacional especularon contra el peso mexicano, cambiando pesos por dólares, lo que devaluó el peso y derrumbó la economía mexicana. A continuación vino la crisis financiera en las economías de Asia Oriental, perpetrada por el capital occidental mediante la especulación en bienes raíces y productos bursátiles. Sin embargo, se produjo un exceso de inversión, de modo que la economía real no podía ir al ritmo de la economía especulativa. El pánico financiero allí producido atrajo los capitales hacia los sectores bancarios del mundo occidental. Las economías colapsaron y el FMI trabaja en la reestructuración posterior. Esta misma estrategia se ha llevado a cabo en Rusia en 1998 y en Argentina en 2001.

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