Monsanto, Bayer y el Neoliberalismo: hacia un modelo Corporativo de Agricultura Industrial

Por Colin Todhunter, 11 de enero de 2017

Global Research

Un profesional de Marketing que trabaja en Bayer dijo recientemente en Twiter que los críticos de los transgénicos restringían las opciones de los agricultores. Es una acusación bastante corriente entre el lobby protransgénicos. Ya en el artículo anterior hice notar la idea de que los cultivos transgénicos ofrecen más posibilidades a los agricultores es errónea, ya que las corporaciones como Bayer o Monsanto restringen esas posibilidades. Hay numerosas pruebas de que los cultivos transgénicos llevan al agricultor a un callejón sin salida.

Sin embargo, frente a los interminables debates sobre el cómo y los porqués de los transgénicos, se pasa por alto el hecho de que los cultivos transgénicos se inscriben dentro de un modelo particular que cada vez está más cuestionado. Para citar un reciente artículo de Charles Eisenstein, que de lo que deberíamos hablar es de “la elección entre dos sistemas muy diferentes de producción de alimentos, dos visiones de la sociedad y dos formas fundamentalmente diferentes de relacionarse con las plantas, los animales y el suelo” (en la tabla que se ofrece aquí se proporciona una visión concisa de estas dos posturas).

El hecho de que alguien elija comerciar con una gigantesca empresa multinacional dice mucho sobre su lealtad y fe en el poder de las Corporaciones, y mucho menos sobre un sistema económico en el que predomina el beneficio de la empresa y el modelo agrícola que promueve. Aquellas visiones del mundo inspiradas en el modelo de las Corporaciones tienden a definir el tipo de elección: un modelo del mundo dentro de unos parámetros muy estrictos.

Elección, desarrollo y futuro de la agricultura en la India

Si las tendencias actuales continúan en la India, podría significar que la mayor parte la población viviría en megaciudades de hasta 40 millones de habitantes, de modo que sólo del 15-20% de la población (en comparación con el actual 60% o más) viviría en núcleos rurales, un campo vacío. También podría significar que cientos de millones de antiguos residentes en las zonas rurales se quedarían sin trabajo.

Gracias a un modelo de agricultura basado en el lema del “crecimiento”, la trayectoria de este país puede implicar un futuro con vastas extensiones de monocultivos, en las que se desarrollarían cultivos modificados genéticamente tratados con cóctel de plaguicidas patentados, suciedad y polvo.

Monsanto, Bayer , Cargill y otras grandes Corporaciones decidirán qué se debe comer y cómo se deben producir y procesar los alimentos. Desde las semillas hasta el plato, las Corporaciones están tomando el control de la cadena alimentaria, de modo que todo el proceso puede acabar en sus manos.

Eisenstein aprecia las consecuencias de este modelo agrícola que están implantando las Corporaciones:

“… una sucesión interminable de nuevos productos químicos y transgénicos para compensar las consecuencias de una agricultura química mecanizada, que lleva a un agotamiento del suelo, mayor cantidad de hierbas resistentes a los herbicidas y de insectos resistentes a los insecticidas”.

En otras palabras, a medida que los agricultores quedan atrapados en una cadena de alta tecnología impregnada de productos químicos para la agricultura, las opciones cada vez se van restringiendo más en un flujo interminable de insumos patentados, que bajo la bandera de la “innovación” tratarán de abordar los problemas y las fallas resultantes de la aplicación de la tecnología “de vanguardia “ de las Corporaciones.

En la India, el sistema productivo existente basado en un modelo de agricultura a pequeña escala y el procesamiento de los alimentos a pequeña escala, será todo menos un recuerdo, mientras los que resistan se verán exprimidos, trabajando para la proveedores mundiales de semillas y productos agroquímicos, que dominan el mercado.

Los agricultores independientes y los procesadores que trabajan a nivel de las aldeas se habrán visto forzados a abandonar el sistema: la Agricultura Industrial será la norma, a pesar de toda la devastación social, ambiental y sanitaria, con los elevados costes externos que conlleva este modelo.

El modelo de agricultura que se promueve en la actualidad sirve para integrar aún más a la India en un sistema político mundial dominado por los Estados Unidos, que ha desempeñado un papel muy importante en la creación de regiones ricas en alimentos y otras con déficit de alimentos. En gran parte del mundo, el sistema globalizado impuesto por el Capitalismo, con la ayuda de la OMC, el FMI y el Banco Mundial, ha llevado a una desigualdad estructural y a la pobreza: la privatización de las semillas, del conocimiento, de la tierra y el agua; unas políticas desleales de comercio internacional que ha devastado la agricultura indígena; la marginación de los pequeños agricultores, que son la columna vertebral de la producción mundial de alimentos; la especulación con los productos básicos, lo que resulta en una escasez de alimentos; y una agricultura orientada a la exportación y la deuda, que ha minada las economías rurales.

Desafiando la Agenda Neoliberal

No ha ayudado el hecho de que desde la década de 1990 la India se haya atado cada vez más a un sistema de globalización Neoliberal, un sistema insostenible y plagado de crisis que alimenta la deuda nacional y se basa en la transferencia (desmonetización) hacia los Bancos y las Corporaciones. Un sistema basado en una economía de consumo basado en el crédito/deuda, la especulación financiera, los derivados, con países que ya no pueden llevar a cabo sus propias políticas, atados por unos acuerdos comerciales antidemocráticos, comprometidos con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y siguiendo el camino prescrito por el Banco Mundial, independientemente de cualquier otra voluntad de la gente. Un sistema por el cual los gobiernos se paralizan, ya que sus ojos están puestos en la “confianza de los mercados” y temerosos de la fuga de capitales.

Surge la pregunta sobre qué se podría hacer para evitar que esta futura distopía neoliberal arraigue en la India.

Los autores de este artículo argumentan que las medidas que a largo plazo se pueden llevar a cabo serían: una reforma agraria y la corrección de un mercado manipulado que está en contra de los agricultores:

Se requieren iniciativas políticas perspicaces y sostenidas para proporcionar a los agricultores medios dignos de vida. En una economía impulsada por el crecimiento sin que se cree empleo, la migración de ingentes cantidades de personas a las ciudades se debe a menudo a una migración provocada por una situación angustiosa. Estos migrantes se convierten en los nuevos “siervos” de los servicios informales y del sector de la construcción, mientras que los problemas rurales y agrarios siguen sin resolverse”.

Dichas iniciativas de políticas bien podrían basarse en soluciones agroecológicas que podrían desarrollarse y ampliarse para ir más allá de la dinámica de una pequeña explotación agrícola y formar parte de una agenda más amplia que aborde los problemas políticos y económicos más amplios que afectan a los agricultores y la agricultura.

Varios informes oficiales han argumentado que para alimentar a los hambrientos y asegurar la seguridad alimentaria en las regiones de bajos ingresos se necesita apoyar a las pequeñas explotaciones agrícolas y a los métodos agroecológicos sostenibles, fortaleciendo las economías alimentarias locales [ver este informe del Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación y este informe (IAASTD)].

Olivier De Schutter, es Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, dijo:

Las evidencias científicas muestran que los métodos agroecológicos superan al uso de fertilizantes químicos, aumentando la producción de alimentos allí donde viven personas que pasan hambre, especialmente en los entornos más desfavorables”.

El éxito de la agroecología indica lo que podría lograr cuando el desarrollo se pone en manos de los propios agricultores: un sistema descentralizado de producción nacional de alimentos con acceso a los mercados rurales locales, respaldado por accesos, almacenamiento y otras infraestructuras adecuadas, todo ello con prioridad y por delante de los explotadores de los mercados internacionales y las cadenas de suministro dominadas y diseñadas para satisfacer las necesidades de los negocios agrícolas mundiales.

Si los encargados de diseñar las políticas priorizaran y promovieran la agroecología en la misma medida que han apoyado e impulsado las prácticas y las tecnologías de la “Revolución Verde”, podrían resolverse muchos de los problemas que rodean a la pobreza, el desempleo, el aumento de la población y la migración urbana. Con esto en mente, los lectores pueden leer algunas de las cosas importantes que el agricultor y activista Bhaskar Save ha dicho al respecto.

Sin embargo, mientras la agroecología y el compromiso con lo local y la autosuficiencia local/regional continúen marginados, no necesitamos mirar más allá de México para saber lo que puede pasar en la India. Además de destruir la salud del país y la cadena de suministro de alimentos de producción propia, el “libre comercio” establecido en virtud del TLCAN permitió que el maíz estadounidense fuertemente subvencionado se importase al país, alimentando del desempleo y transformando al antiguo campesinado en un grupo problemático.

En lugar de arrastrarse hacia una sentencia de muerte para muchos agricultores provocada por el modelo Neoliberal, la India debe tratar de desvincularse de la globalización capitalista, gestionar el comercio exterior para satisfacer sus propios intereses y expandir la producción nacional, lo cual puede lograrse protegiendo y alentando a los pequeños productores indígenas, y no menos importantes, los pequeños agricultores.

Al fomentar lo local, la autosuficiencia y el apoyo a este tipo de agricultores, se puede generar un trabajo que tenga significado para la mayoría. Lo opuesto a la agenda de la globalización (decenas de millones de personas están en peligro de ver cómo desaparecen sus medios de subsistencia a media que las Corporaciones toman el control).

Una mejor elección

Charles Eisenstein argumenta que si creemos que las principales instituciones de la sociedad están establecidas sólidamente, entonces es irracional oponerse al modelo agrícola de alta tecnología (transgénicos) y el uso intensivo de productos químicos. De manera implícita, también es irracional cuestionar las nociones de “progreso” y “desarrollo” que actualmente impulsan la agenda de globalización neoliberal. Y si damos por hecho la justificación de la continua despoblación del campo, en lugares como en la India, hay pocas alternativas al actual sistema insostenible de destrucción de los medios de subsistencia.

Una vez que se haya prometido lealtad al poder de las Corporaciones y al Capitalismo Neoliberal, y todo lo que eso conlleva, todo encajará en su lugar: cualquier opción ofrecida discurrirá dentro de los estrechos parámetros establecidos por los conglomerados mundiales de alimentos y agronegocios. Mientras lanza la retórica sobre la posibilidad de elegir entre diferentes opciones, cualquier otra alternativa estará siendo marginada.

Sin embargo, una vez que se reconoce la falta de solidez de las instituciones sociales, que las instituciones científicas y los organismos gubernamentales han sido corrompidos constantemente por el dinero, y que la Agenda Neoliberal ha sido poco más que un receta para el saqueo por parte de las Corporaciones, entonces se está en posición de apreciar otras opciones frente a ese futuro distópico de capital desregulado y conglomerados corporativos que no rinden cuentas, y una forma totalmente diferente de ver el mundo y el papel de la agricultura y el papel que ésta debe desempeñar.

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