La batalla de los polvos de talco: Documentos internos de Johson & Johnson revelan preocupaciones en torno a la presencia de amianto

Por Myron Levin, 16 de enero de 2017

fairwarning.org

A principios de la década de 1970, un responsable de Johnson & Johnson planteó una pregunta que todavía atormenta a la empresa hoy en día: si los polvos de talco de Johnson contenían amianto en un nivel de, digamos, 1 por ciento, ¿qué cantidad de esta sustancia cancerígena inhala el bebé cuando se espolvorea en su cuerpo?

La nota manuscrita del ejecutivo llegó a lo que, en ese momento, pudo parecer una conclusión reconfortante: la exposición del bebé sería mucho menor que el límite legal para un minero que trabaja en la extracción del amianto, el principal estándar establecido por aquel entonces.

Pero el informe y otros registros internos de la compañía ponen en duda las afirmaciones de J&J de que sus polvos siempre han estado libres de amianto. Si nunca contuvieron esta sustancia cancerígena ¿por qué entonces los responsables se molestaron en estimar la exposición potencial de un bebé?

Extraído de un archivo de unas 175.000 páginas de documentos de J&J, los reveladores documentos han ayudado a desencadenar una oleada de litigios contra el gigante de los productos farmacéuticos y de consumo. Las demandas son por víctimas del mesotelioma, una forma rara y letal de cáncer relacionado con el amianto. La cuestión es si los polvos de talco estaban contaminados por rastros de amianto, y si, después de años de rociar rutinariamente estos polvos, los demandantes inhalaron involuntariamente suficiente cantidad de fibras microscópicas para contraer la enfermedad mortal.

Los miles de páginas de documentos que FairWarning revisó al preparar esta información, incluyendo documentos internos de la compañía y transcripciones de procedimientos legales, así como material obtenido bajo la Ley de Libertad de Información, no han sido notificados previamente.

Los intrigantes documentos no resuelven el problema de seguridad. Pero plantean preguntas sobre la franqueza de J&J en el tema de la presencia de amianto en sus polvos de talco.

J&J, que rechazó las solicitudes de una entrevista, ha dicho que sus polvos son perfectamente seguros, y no podrían haber causado mesotelioma.

En noviembre, la empresa obtuvo una gran victoria en su primer juicio por mesotelioma, cuando un jurado del Tribunal Superior de Los Ángeles determinó que J&J y el coacusado Imerys Talc America no eran responsables del mesotelioma de Tina Herford, de 61 años. Herford, de Camarillo, California, dijo que había usado los polvos de talco de la compañía durante unos 35 años. J&J se enfrentó a un segundo caso, y al menos tendrá que enfrentarse a varias docenas de demandas más. Demandas similares se dirigen a otras compañías, incluyendo Colgate-Palmolive, que solía producir polvo de Cashmere Bouquet.

Los alegatos iniciales se han fijado para el 22 de enero en el próximo juicio contra J&J y un grupo de proveedores de talco, éste en el Tribunal Superior del Condado de Middlesex en New Brunswick, Nueva Jersey. La demanda sostiene que Stephen Lanzo III, desde el momento de su nacimiento en 1972, frecuentemente usó polvo contaminado con amianto, provocándole un mesotelioma.

Los documentos muestran que en contraste con sus garantías públicas, los responsables de J&J reconocieron ya hace décadas que tenían un problema con el amianto. Trataron de persuadir a los reguladores federales de que nadie saldría perjudicado si el talco en polvo tuviera menos de un 1% de amianto. Además, J&J y sus aliados de la industria presionaron con éxito para que se estableciera un protocolo de prueba -que todavía está en los libros hoy en día- que es demasiado burdo como para detectar trazas de carcinógeno en polvos de talco y cosméticos.

El talco, el mineral más blando conocido, tiene una amplia gama de usos en productos cosméticos, farmacéuticos y alimenticios, pero a veces los depósitos de talco están contaminados por amianto natural.

Control de daños

Los documentos se hacen eco del temor que sacudió a la industria de los cosméticos en la década de 1970 sobre la presencia de amianto. El revuelo comenzó cuando investigadores de la Universidad de Nueva York y del Hospital Monte Sinaí informaron por separado que habían encontrado amianto en varios polvos y cosméticos populares a base de talco. Para los fabricantes de productos tan cercanos y personales, ningún estigma podría ser peor, y la industria se apresuró a reducir el daño. Para J&J, la difusión de la noticia suponía una amenaza para su imagen sana y para un producto icónico que un boletín de la empresa llamó «la piedra angular de nuestra franquicia de productos para bebés».

Resultó que los informes de contaminación eran algo exagerados. En ese momento, los métodos analíticos para detectar bajos niveles de amianto en el talco estaban evolucionando – a veces dando falsos negativos o falsos positivos. Otros laboratorios no pudieron confirmar ciertos resultados, y los investigadores de la NYU y el Monte Sinaí terminaron retractándose de algunos de sus resultados positivos.

Por su parte, J&J buscó tranquilizar a los consumidores en un comunicado de prensa del 29 de junio de 1971. » Johnson & Johnson se esfuerza por asegurar la pureza de sus productos. … Más de cincuenta años de investigación y conocimiento en esta área indican que no hay amianto en el polvo fabricado por Johnson & Johnson «.

Pero dentro de la empresa, las conversaciones tenían otro cariz. Poco después del comunicado de prensa, un responsable de la empresa declaró en un documento :»Parece más que apropiado que mejoremos el control de calidad de nuestro talco y polvo para bebés, especialmente en lo que respecta al contenido potencial de amianto».

Otro informe de la empresa de abril de 1973, señaló que «ocasionalmente se encontraron rastros de minerales» en el Baby Powder de Johnson que «podrían clasificarse como fibra de asbesto«.

Los registros muestran que J&J llevó a cabo experimentos para encontrar una manera de destruir o eliminar el amianto de los minerales de talco. En un informe de mayo de 1974, Vernon Zeitz, jefe de investigación y desarrollo de Windsor Minerals, la empresa minera de talco de J&J, dijo que la búsqueda de tales métodos «es urgentemente recomendada por este redactor para proporcionar la protección contra lo que actualmente se considera que son materiales que presentan un grave peligro para la salud y están potencialmente presentes en todos los minerales de talco de uso en este momento».

El pánico en torno a la presencia de amianto reveló una falta general de rigor en la revisión cosmética del talco para niveles bajos de amianto. Los proveedores y fabricantes de talco no estaban haciendo mucho y la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), que tiene una autoridad limitada sobre la seguridad cosmética, hacía aún menos. Para disipar la preocupación del público, tuvieron que idear un procedimiento de prueba que les permitiera confirmar que su talco estaba libre de amianto.

Pero cuando no se encuentra amianto en las pruebas de detección, puede significar una de dos cosas: O no hay amianto, o el método de prueba no es lo suficientemente sensible para encontrarlo.

Los registros muestran que J&J y sus aliados presionaron con éxito a favor de un protocolo de prueba relativamente permisivo, temiendo que los procedimientos más sensibles diesen lugar a altos costes analíticos y al descubrimiento de rastros de amianto que podrían requerir que descartaran los suministros de talco. También rechazaron los llamamientos a favor de la regulación de la FDA, presionando con éxito para que se realizara una prueba desarrollada por su grupo comercial, la Asociación de Cosméticos, Artículos de Baño y Fragancias (desde entonces rebautizada como Consejo de Productos de Cuidado Personal).

Despliegue de un pequeño ejército

J&J reunió a un pequeño ejército para presionar y conseguir estos objetivos. En un informe de la FDA de diciembre de 1973 que FairWarning obtuvo bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA), un representante de la agencia se sorprendió de que «en una reunión que tuvimos con ellos [Johnson & Johnson], 16 técnicos de Estados Unidos y Europa presentaron un seminario sobre métodos analíticos, toxicología y tecnología minera».

Aquí es donde llegaron las comparaciones de los bebés con los mineros. J&J trató de convencer a la FDA de que incluso si pequeñas cantidades de asbesto contaminaban, sin ser detectadas, cosméticos y polvos de talco, nadie sería dañado, porque las exposiciones serían una fracción minúscula de los estándares ocupacionales establecidos en ese momento.

«Nuestros cálculos preliminares indican que una pequeña cantidad de amianto puede ser permitida con seguridad en los polvos de talco para bebés «, escribió un ejecutivo de J&J después de una reunión con la FDA en enero de 1974. El informe señaló que un representante de la FDA «parecía escéptico» e «insinuó que lo que es seguro para un minero podría no serlo para un bebé».

La empresa entonces presionó con este argumento en una carta al Dr. Robert Schaffner, un alto funcionario de la FDA. «El cálculo muestra que se puede esperar un factor de seguridad sustancial aún cuando el talco contenga un 1% de fibras de amianto…. Por lo tanto, los métodos capaces de determinar menos del 1 % de amianto en el talco no son necesarios para garantizar la seguridad del talco cosmético «.

En una reunión de febrero de 1975, sin embargo, Schaffner descartó el argumento como «insensato ya que ninguna madre iba a empolvar a su bebé con el 1% de un carcinógeno conocido, independientemente del gran factor de seguridad», dijo en un informe.

«A mí me parece ridículo que incluso se hiciera ese cálculo «, dijo Celeste Monforton, ex representante del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos que enseña salud ocupacional y ambiental en la Universidad Estatal de Texas. Según Monforton, que revisó algunos de los documentos a petición de FairWarning, «En este período de los años 70 se estableció que el amianto era un cancerígeno, y la idea de que una cierta cantidad está bien mientras sea un poco… es irrazonable».

Existe consenso entre los expertos en que no se ha determinado un nivel seguro de exposición al amianto. En un artículo publicado en 2014, un panel de expertos del USP, un grupo científico sin fines de lucro, señaló que las concentraciones de asbesto «muy por debajo del 1 por ciento en peso… pueden generar exposiciones potencialmente peligrosas». Esta cantidad «puede ser particularmente relevante para el talco utilizado en polvos y cosméticos», decía el artículo.

Por un tiempo pareció que la FDA podría imponer estándares de evaluación por regulación federal, en lugar de dejar que la industria se encargara por sí misma. Un responsable de la FDA se quejó en un informe de que las empresas no se movían lo suficientemente rápido como para abordar el problema. «Si esto es todo lo que se puede esperar de la industria cosmética en relación al análisis de la presencia de amianto en los polvos de talco según lo dicho en 1971«, escribió,» no tenemos mucha elección, sino movernos lo más rápidamente posible con una propuesta de reglamento sobre el amianto «.

Tiempos críticos

Por su parte, las empresas presionaron para que la agencia aceptara el protocolo de prueba propuesto. «Creemos que es crítico… ahora recomendar estos métodos a la FDA antes de que el trabajo avance hacia técnicas más sofisticadas con mayores niveles de sensibilización«, según un informe de un ejecutivo de J&J.

En última instancia, la FDA dio marcha atrás y aceptó el método de prueba propuesto por la Industria, que fue adoptado en 1976.

Aunque un límite de detección del 1% de amianto fue desechado -fue fijado en el 0.5%- muchos expertos dicen que el método de prueba no asegura que se detecten niveles potencialmente peligrosos de amianto. J&J y al menos algunas otras empresas complementan el método con pruebas adicionales.

J&J y al menos algunas otras empresas complementan el método con pruebas adicionales, pero no son obligatorias, un hecho que incluso algunos en la industria han criticado. Como dijo un ejecutivo de la empresa minera de talco Luzenac (ahora llamada Imerys) en un correo electrónico a la FDA en 2001: «Creo que todos reconocemos que los métodos de prueba estándar simplemente no son lo suficientemente sensibles como para proporcionar una garantía completa de que el talco está libre de amianto detectable «.

Representantes de la FDA concluyeron que la prueba propuesto por la Industria tuvo un impacto positivo. En 1986, rechazaron la petición de un ciudadano de exigir una advertencia de la presencia de amianto en los productos de talco, declarando en una carta que la calidad del talco cosmético había «mejorado significativamente». … Su petición no nos ha convencido de que el talco cosmético que se está produciendo actualmente contenga cantidades significativas de minerales asbestiformes «.

Sin embargo, la preocupación ha fluctuado a lo largo de los años. En un artículo publicado en 1991, Alice M. Blount, investigadora de la Universidad de Rutgers, dijo que había encontrado fibras de asbesto en algunas muestras de talco, incluyendo una muestra de Baby Powder de Johnson.

Siguiendo los informes de contaminación de asbestos en algunos productos de consumo, la FDA en 2009-2010 llevó a cabo una encuesta, comprando 34 cosméticos y polvos a base de talco, incluyendo Johnson’s Baby Powder, a minoristas en el área de Washington, D. C. La agencia también pidió a nueve proveedores que proporcionaran muestras de talco bruto, aunque sólo cumplieron cuatro. Las muestras se analizaron mediante un sofisticado método llamado microscopía electrónica de transmisión, que utiliza haces de electrones para lograr un alto nivel de aumento. No se detectó amianto en ninguno de los productos o muestras.

«Los resultados fueron limitados, sin embargo, por el hecho de que sólo cuatro proveedores de talco presentaron muestras y por el número de productos probados «, advirtió la FDA en su informe. En consecuencia, los resultados «no prueban que la mayoría o todos los productos cosméticos que contienen talco o productos cosméticos con talco que actualmente se comercializan en los Estados Unidos estén probablemente libres de contaminación por amianto».

Con muchos recursos

El mesotelioma afecta a un promedio de aproximadamente 3.200 estadounidenses cada año, la mayoría de los cuales mueren en un par de años después del diagnóstico. La mayoría de las víctimas han tenido exposiciones identificables en el lugar de trabajo, pero otras parecen haber tenido poco o ningún contacto con el amianto, excepto con polvos de talco o productos cosméticos que llevan estos polvos. Como resultado, los abogados que trabajan con los casos relacionados con el amianto ahora están apuntando a los fabricantes de estos productos.

Por otro lado, J&J se enfrenta miles de demandas que sostienen que el uso de sus polvos de talco para la higiene femenina les causó cáncer de ovarios.

En el caso del mesotelioma ganado por J&J el año pasado, los abogados de Herford mostraron los informes de prueba de los jurados, en su mayoría de la década de 1970, que parecen mostrar contaminación del mineral de talco e incluso polvos ya preparados para su comercialización. William Longo, un científico de materiales y experto en materiales y demandante, testificó que había analizado recipientes de talco comprados a coleccionistas en eBay, y encontró rastros de asbesto en 17 de los 30 recipientes, incluyendo un recipiente vendido tan recientemente como el 2016.

«Sabían que tenía amianto… Se comportaron de manera imprudente con las vidas de la gente», dijo al jurado Chris Panatier, abogado de Herford.

Abogados y testigos de J&J discutieron todos los hallazgos de contaminación por amianto. Presentaron documentos que, según dijeron, mostraban que las pruebas positivas fueron desacreditadas más tarde en los análisis de seguimiento -un resultado, dijeron, de factores como la contaminación en el laboratorio o los analistas que confunden las partículas de amianto con las que no lo son.

Los informes sobre la contaminación por amianto «nunca han demostrado ser correctos», declaró John Hopkins, un toxicólogo y ex ejecutivo de J&J.

Los abogados defensores mostraron un caso plausible de mesotelioma no provocado por el amianto: los tratamientos agresivos de radiación que recibió para el cáncer de mama en 1998. La radiación terapéutica es una de las únicas causas sospechosas del mesotelioma no provocadas por el amianto.

Después de su victoria, J&J explotó la «teoría infundada» de que sus polvos podrían ser dañinos. «Johnson’s Baby Powder ha estado presente desde 1894 y no contiene asbesto ni causa mesotelioma «, según la declaración de la empresa.

Pero en diciembre, cuando estaba a punto de comenzar un segundo juicio en Los Ángeles, J&J aceptó un acuerdo con la víctima del mesotelioma Barbara Wittman y su esposo John. En ese caso, también, el experto de un demandante había declarado haber encontrado rastros de amianto en un recipiente de Shower to Shower, otro polvo de J&J.

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