Estados Unidos e Israel, no Irán, son los que amenazan la paz

por Noam Chomsky, 4 de septiembre de 2012

Common Dreams

 No es fácil salir de la piel de uno, ver el mundo de una forma diferente a cómo se nos presenta día a día. Sin embargo, es útil tratar de hacerlo. Consideremos algunos ejemplos.

Los tambores de guerra suenan cada día con más fuerza sobre Irán. Imaginemos la situación a la inversa: Irán está llevando a cabo contra Israel una cruel y destructiva guerra de bajo nivel con la ayuda de una gran potencia; sus líderes anuncian que las negociaciones no avanzan; Israel se niega a firmar el Tratado de No proliferación Nuclear y a permitir las inspecciones, como ya ha hecho Irán; Israel sigue desafiando al abrumador llamamiento internacional para la creación de una zona libre de armas nucleares en la región; en todo momento Irán ha contado con el apoyo de la superpotencia.

Los líderes iraníes, por lo tanto, han anunciado su intención de bombardear Israel, y destacados analistas militares iraníes informan de que el ataque podría ocurrir antes de las elecciones estadounidenses.

Irán puede utilizar su poderosa fuerza aérea y los nuevos submarinos proporcionados por Alemania, armados con misiles nucleares, que se han estacionado frente a las costas de Israel. Sea cual sea el plan, Irán cuenta con el respaldo de la superpotencia, dispuesta a participar, incluso a dirigir el ataque. El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, dijo que mientras no alentemos el ataque, como país soberano, Irán puede actuar en la defensa de sus intereses.

Todo esto es algo inimaginable, por supuesto, aunque en realidad es algo que está sucediendo, pero con los personajes que intervienen en una situación invertida. Es cierto que las analogías no siempre son exactas, e incluso sería injusto – para Irán.

Al igual que su patrón, Israel recurre a la violencia según su voluntad. Persiste en asentamientos ilegales en los territorios ocupados, y otros de los que se ha apropiado, desafiando descaradamente el Derecho Internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Se han realizado varias veces brutales ataques contra el Líbano y contra las personas confinadas en Gaza, matando a decenas de miles de ellas bajo pretextos no creíbles.

Hace treinta años, Israel destruyó un reactor nuclear iraquí, un acto que ha sido recientemente elogiado, olvidando los hechos, incluso por parte de la inteligencia de Estados Unidos: aquel bombardeo no terminó con el programa nuclear de Saddam Husseim, sino que más bien lo inició. El bombardeo de Irán podría tener el mismo efecto.

Irán también ha realizado actos de agresión, pero durante los últimos cien años sólo lo ha hecho en el marco de un régimen respaldado por Estados Unidos, el del Sha, cuando conquistó las islas árabes del Golfo Pérsico.

Irán ha participado en programas de desarrollo nuclear bajo el sha, con el apoyo oficial de Washington. El régimen iraní es un régimen brutal y represivo, así como los aliados de Washington en la región. El aliado más importante, Arabia Saudita, es el régimen fundamentalista islámico más extremista, y gasta enormes cantidades en difundir sus doctrinas radicales wahabíes en otros países. Las dictaduras del Golfo, apoyadas también por los aliados de Estados Unidos, han reprimido cualquier intento popular de unirse a la Primavera Árabe.

El Movimiento de Países no Alineados, los Gobiernos de la mayor parte de la población mundial, se han reunido en Teherán. Este grupo ha respaldado enérgicamente el derecho de Irán a enriquecer uranio, y algunos miembros, como la India, por ejemplo, se ha unido al programa de duras sanciones de Estados Unidos de mala gana.

Los delegados del Movimiento de Países no Alineados reconocen, sin duda, la amenaza que domina las discusiones en Occidente, muy lúcidamente expresado por el General Lee Butler, ex jefe del Comando Estratégico de los Estados Unidos: “Es muy peligroso que en la caldera de animadversión en eso que llamamos Oriente Medio, una nación decida armarse con armas nucleares, lo que lleva a otros países a hacerlo también”.

Butler no se está refiriendo a Irán, sino a Israel, que es considerado en los países árabes y en Europa como la mayor amenaza para la paz en el mundo. Estados Unidos ocupa el segundo lugar, mientras que Irán, aunque no guste, mete mucho menos miedo. De hecho, muchas encuestas recogen que la región sería más segura si Irán tuviera armas nucleares para equilibrar las amenazas que lo rodean.

Si Irán  realmente está avanzando hacia la capacidad de desarrollar armas nucleares, algo desconocido para la inteligencia de los Estados Unidos,  pudo verse obligado a hacerlo por las amenazas de Estados Unidos e Israel, que de forma regular violan de forma expresa la Carta de la ONU.

¿Por qué entonces es Irán la mayor amenaza para la paz mundial, que es el discurso oficial que predomina en Occidente? La razón principal es reconocida por los militares estadounidenses y de inteligencia, y sus homólogos israelíes: Irán podría disuadir del recurso a la fuerza a los Estados Unidos e Israel.

Además, Irán debe ser castigado por su desafío del bloqueo que fue establecido por Washington contra Cuba hace medio siglo, y que sigue siendo la fuerza impulsora para el asalto de Estados Unidos contra Cuba, que continúa a pesar de la condena internacional.

Otros hechos destacados en las primeras páginas también pueden beneficiarse de una perspectiva diferente. Supongamos que Julian Assange hubiese filtrado documentos rusos revelando importante información que Moscú quisiera ocultar a la opinión pública, y que las circunstancias fuesen idénticas: Suecia no dudaría en perseguir el delito, anunciando que aceptaba la propuesta de interrogar a Assange en Londres. Se comprometía a que si Assange volvía a Suecia ( como él se ha comprometido a hacer), no sería extraditado a Rusia, donde las garantías de un juicio justo serían escasas.

Suecia se honraría al mantener tales principios. Assange sería alabado por realizar un servicio público, aunque por supuesto no evitaría las acusaciones contra él, tal y como se requiere en estos casos.

La noticia más importante del día son las elecciones en Estados Unidos. Una perspectiva apropiada fue proporcionada por el miembro de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Louis Brandeis, que sostenía que: “Podemos tener Democracia en este país, o podemos tener la riqueza concentrada en unas pocas manos, pero no podemos tener ambas cosas”.

Guiados por esta visión, la cobertura de las elecciones debiera centrarse en el impacto de la riqueza en las políticas, ampliamente analizadas en un reciente estudio: “Riqueza e influencia: la desigualdad económica y el poder político en América”, de Martin Gilens. Descubrió que la gran mayoría se siente “impotente para dar forma a la política del Gobierno” cuando sus preferencias difieren de las de los ricos, que consiguen lo quieren cuando algo les importa.

No es de extrañar entonces que en un reciente ranking de los 31 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en términos de justicia social, los Estados Unidos ocupen el puesto 27, a pesar de su enormes ventajas.

O que el tratamiento racional de los problemas tiende a desaparecer en las campañas electorales, de manera que a veces raya en la comedia.

Por poner un ejemplo, Paul Krugman dijo que un pensador muy admirado del Partido Republicano, Paul Ryan, obtiene sus ideas sobre el Sistema Financiero de un personaje de una novela fantástica, La rebelión de Atlas, donde se anima a usar monedas de oro en lugar de papel moneda.

Sólo nos queda sacar a relucir un distinguido escritor, Jonathan Swift. En Los viajes de Gulliver los sabios de Lagado llevan todos sus bienes en paquetes colgados de sus espaldas, por lo que pueden utilizarlos para el trueque sin necesidad de utilizar el oro. Entonces la Economía y la Democracia podrían florecer, y lo mejor de todo, la desigualdad disminuiría considerablemente, un regalo para el espíritu del juez Brandeis.

Noam Chomsky es Profesor (retirado) del Instituto MIT. Es autor de numerosos libros y artículos sobre asuntos internacionales y temas socio-políticos, y participa desde hace mucho tiempo en movimientos activistas. Sus libros más recientes son: Making the Future: Occupations, Interventions, Empire and Resistance (City Lights Open Media), Hopes and Prospects, and Profit Over People: Neoliberalism & Global Order. Previous books include: 9-11: 10th Anniversary Edition, Failed States, What We Say Goes (with David Barsamian), Hegemony or Survival, and the Essential Chomsky.

Fuente: http://www.commondreams.org/view/2012/09/04-6