Los patrones de modificación del genoma no se corresponden con las variaciones naturales
26 de junio de 2017 / Los expertos se reunirán hoy en Berlín en una conferencia organizada por el Ministerio de Agricultura alemán para discutir nuevos métodos de Ingeniería Genética. Un ejemplo de un organismo desarrollo siguiendo estos métodos es el champiñón, del que se intenta retrasar el proceso natural de oscurecimiento después de cortarse, y que tenga una vida útil más prolongada. Según la información publicada por la Universidad Estatal de Pensilvania, donde se desarrollaron estos champiñones, no se introdujeron nuevos genes, sino que solamente se eliminaron varias secuencias cortas de su ADN. Las autoridades estadounidenses ya han eximido a estos champiñones del proceso de regulación, sin llevar a cabo ninguna evaluación más detallada. En consecuencia, pueden ser producidos y comercializados como si se tratara de alimentos convencionales. Los champiñones todavía no se encuentran en el mercado. También podría ocurrir que sirviese de ejemplo a la UE para la autorización de comercialización.
La Industria de la UE también ha intentado una modificación de las políticas para que las plantas y animales producidos por estos métodos de modificación genética no tengan la necesidad de someterse a una evaluación de riesgo específica. El argumento que esgrimen es que estos cambios pueden ocurrir de manera espontánea. Sin embargo, en el caso de los champiñones CRISPR/Cas9 se comprueba que están equivocados: el uso de la tecnología CRISPR/Cas resulta en cambios paralelos en el genoma de los champiñones para bloquear el gen que produce su pardeamiento natural. Tal patrón específico de cambios en el genoma no se produciría de manera espontánea. Sin embargo, con la tecnología CRISPR/Cas los cambios paralelos en los genes es algo típico y a menudo inevitable: las tijeras genéticas cortan en los lugares del genoma donde se encuentran las respectivas secuencias de genes. Por ejemplo, la información genética específica se encuentra a menudo en varios sitios del genoma de las plantas de cultivo.
Los champiñones CRISPR presentan, además, un problema adicional: las publicaciones disponibles muestran que con la aplicación de las tijeras genéticas frecuentemente se producen cambios no deseados en el genoma de plantas y animales. De modo que también se puede cambiar la composición general de los champiñones. No se han publicado datos detallados sobre estos champiñones. Al no existir una reglamentación, a menudo no hay datos fiables ni posibilidad de que expertos independientes evalúen los riesgos.
Testbiotech está advirtiendo a la UE de que no repita los fracasos de los Estados Unidos. Ya existen varias docenas de plantas modificadas genéticamente de las que se permite su cultivo y el consumo y no han sido sometidas a evaluaciones de riesgo específicas. Esto significa que los riesgos no pueden ser evaluados por expertos independientes y algunas de estas plantas ya se están propagando sin control en el medio ambiente.
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