Bienaventurados los ricos

Por Jim Hightower, 24 de julio de 2013

Common Dreams

capitalistas

Una cosa que he empezado a valorar en el último par de años es el altruismo

y las ideas económicas del cuarto hombre más rico de América: Charles Koch

A pesar de que Koch pertenece a una rica familia y ha amasado una fortuna personal de alrededor de 34.000 millones de dólares, recientemente hemos conocido sus verdaderas inquietudes, no medidas en dólares, sino en valores.

Queremos ayudar a los más desfavorecidos y a los más pobres de este país”, declaró. Es una noble idea… Pero teniendo en cuenta que uno de los grandes problemas para los pobres son los poderes fácticos, “es bueno quitar obstáculos que se encuentran en su camino”, pero Koch corta enseguida por lo sano diciendo: “Bueno, tenemos que aclarar algunos puntos”.

Sí, Charlie, le apoyamos: limpiar barreras tales como la deslocalización de las empresas, la destrucción del sindicalismo, la pobre financiación de la educación y de la sanidad, el acceso a la vivienda y el cuidado de los niños.

Pero por desgracia, no es a eso a lo que se refería el señor Koch, sino que tenía en mente otros obstáculos que limpiar: Ayudar a los pobres mediante la eliminación del salario mínimo. ¿Por qué? Porque, dice él, ésta es una idea propia de hijo de rico, al tener una base salarial “se reduce la movilidad de los trabajadores”.

Si usted no transita los mismos caminos que esta plutocracia narcisista, las fantasías en las que el señor Koch pasa el rato, se dará cuenta que lo de la movilidad laboral es psicología barata de la derecha, puro darwinismo social. Eliminar aquellos restos que quedan de una cierta seguridad económica sobre la que los ricos teorizan con frialdad mientras se revuelvan en sus nidos de lujo, diciendo que los pobres se verán liberados para convertirse en multimillonarios.

El señor Koch sigue diciendo que la desventaja de no tener ningún tipo de protección en el trabajo, al no existir programas del Gobierno para mejorar la situación en casos de pobreza, entonces uno, el individuo, tendría que apañárselas el sólo para sobrevivir, liberándose así de las dependencias de la sociedad. ¿Y para qué? Koch responde: “para montar un negocio…conducir un taxi…abrir una peluquería”.

¡Este hombre es un visionario! Jamás podríamos imaginar que uno puede salir de la pobreza y convertirse en multimillonario montando una peluquería.

Pero no es el único, el resto de multimillonarios también tienen estas tendencias utópicas hacia los pobres.

Por ejemplo, no puedo olvidar lo agradecidos que van a estar las personas sin hogar de los Estados Unidos cuando se enteren de que Andy Kessler, quién se ha devanado los sesos ante esta situación, sepan de las propuestas para erradicar la pobreza.

Kessler es un antiguo genio de los fondos de alto riesgo, lo que significa que estaba en el negocio de hacer… dinero. E hizo más de lo que podamos imaginar. Pero después de que su hijo de 16 años desarrollase labores de voluntariado en un centro de personas sin hogar, se conmovió para desarrollar un plan y así resolver la falta de vivienda. Su propuesta es ésta: Dejar de dar de comer a las personas y cerrar todos los malditos centros de acogida.

El problema de las personas sin hogar, escribió recientemente en un artículo de opinión en The Wall Street Journal, se deriva de “todo este voluntariado y de las donaciones caritativas” como las de su hijo . Las personas sin hogar debieran de estar trabajando, pero no lo hacen porque “alguien les está alimentando, les da ropa, les cuida”.

Sr. Kessler, le recuerdo que Jesús dijo algo acerca de nuestro deber de alimentar y vestir a los necesitados, e incluso lavó los pies a los pobres.

Pero al parecer, Jesús no comprendió la esencia de la verdadera moralidad. “Bienaventurados los ricos”, es el mantra espiritual del Sr. Kessler. “¿De dónde procede el dinero para ayudar a los desgraciados”, se pregunta. Él mismo se contesta: “De las personas que trabajan de manera productiva y crean riqueza”.

Por lo tanto, concluye de manera sabia, la respuesta a la pobreza, la forma de ayudar a los pobres, es la de no mimar a los necesitados, sino la de recortar los impuestos a los crean riqueza (tal que él), los que producen “crecimiento económico a la vieja usanza”.

¡Éste es el modelo a seguir por los jóvenes! También el modelo de su hijo, ése de 16 años. ¿No les gustaría, señores Kessler y Koch, trabajar por lo que realmente vale la pena? Eso sí que ayudaría a un gran número de personas sin hogar.

Jim Hightower es comentarista de radio, escritor, orador, y autor del libro Nadar contra corriente: incluso un pez muerto puede ir a favor de la corriente. Lleva tres décadas luchando contra los poderes fácticos en nombre de los consumidores, de las familias, del ecologismo, de las pequeñas empresas.

http://www.commondreams.org/view/2013/07/24-2