Experimentos estadounidenses sobre los efectos de la radiación en los seres humanos: las Islas Marshall

Por William Boardman, 9 de enero de 2014

Dissident Voice

salvajismo_nuclear

http://www.nuclearsavage.com/

La bomba no producirá una reacción en cadena en el agua, ni convertirá todo en vapor de agua, ni hundirá los barcos sepultándolos en el fondo del mar. Ni se va a producir un enorme agujero en el fondo del mar que arrastre todas las aguas. Ni se producirá un colapso de la gravedad. No soy ningún playboy atómico”.

Vicealmirante William P. Blandy, comandante de la prueba de la bomba atómica en las islas Bikini, 25 de julio de 1946.

Los científicos militares de la nación tecnológicamente más avanzada hicieron explotar 67 bombas nucleares de gran potencia en las islas del Pacífico, aprovechando la oportunidad para estudiar los efectos de la radiación en los nativos que habitaban las islas cercanas, describieron a estos como salvajes. ¿Cómo habría que definir a aquellos que impiden la difusión pública de un documental que habla sobre estos crímenes estadounidenses de la posguerra?

Salvajismo nuclear es un reciente documental que investiga las pruebas de armas nucleares realizadas por Estados Unidos en la Islas Marshall, entre 1946 y 1958, y en particular el Proyecto Secreto 4.1: un experimento estadounidense sobre la exposición a sobredosis de radiación – de forma deliberada- sólo para comprobar los efectos de la radiación, aunque supusiese la mutilación y muerte de muchas personas. Pues bien, el documental lleva más de dos años sin poderse difundir, manteniéndose una férrea censura sobre él.

En el documental se oye la voz de un locutor de un noticiario que relata con voz estentórea las pruebas que los estadounidenses están realizando en las islas Marshall, en abril de 1957:

Los marshalíes han sido expuestos a un nivel radiactivo de 175 roentgen. Son personas que se dedican a la pesca, salvajes no civilizados, por lo que un grupo de ellos fue trasladado hasta Chicago para someterlas a un examen. El primero fue John, el alcalde de Rongelap Atoll…John, como hemos dicho, es un salvaje, un salvaje feliz y responsable”.

¿175 roetgens, suponiendo que la medición fuera exacta? En 1950, la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) recomendó que los seres humanos no sobrepasasen una exposición a la radiación superior a los 0,3 roentgen a la semana ( el roentgen como una unidad para medir la dosis de radiación ha sido sustituido por REM (acrónimo de roentgen equivalent man). No se sabe con seguridad durante cuanto tiempo se expuso a las gentes de las islas Marshall a esos niveles de radiación, pero es una cantidad que supera en más de 580 veces lo que entonces se consideraba una exposición semanal segura.

El Servicio Público de Difusión subvencionó este documental y ahora lo censura

En el año 2005, el director Adam Horowitz comenzó a trabajar en el rodaje de Salvajismo nuclear, su segundo documental sobre el uso militar y los abusos cometidos por los estadounidenses en las islas Marshall. Horowitz tenía un contrato firmado con Pacific Islanders in Communications (PIC), que se describe como “una organización que informa sobre la historia de las islas del Pacífico, su cultura y los desafíos contemporáneos. Una organización sin ánimo de lucro. PIC subvenciona principalmente nuevos programas en la televisión pública. Trabajamos con productores independientes para crear y distribuir los programas para que lleguen a la audiencia, avanzando propuestas y representando diferentes puntos de vista, algo que no suele ser muy común en la televisión pública ni en la comercial”.

Para poder poder llevar a cabo el rodaje del documental Salvajismo nuclear, PIC subvencionó con 100.000 dólares a través del Servicio Público de Difusión. Horowitz terminó el documental, de 87 minutos de duración, en octubre de 2011, siendo propuesto para el premio como Mejor Película Documental en el Festival Internacional de Amsterdam. Pero enseguida los responsables del Servicio de Difusión empezaron a poner trabas para que su emisión y fuese conocida por el público, táctica que continúa en 2014. Imparcialidad y Exactitud en la Información (FAIR) informó de esta situación en Estancamiento nuclear.

Una de las primeras solicitudes para su emisión fue la de Leanne Ferrer, aunque en una versión más corta de 60 minutos de duración. En lugar de ser Horowitz el que realizase el corte de los 27 minutos adicionales, PIC contrató a su propio editor para realizar el proceso de edición. Una de las objeciones de Ferrer era que el documental ofrecía una especie de racismo inverso políticamente correcto, señalando que había demasiado de Horowitz en el documental y poco de las islas del Pacífico. Se hizo esta versión más corta con menos Horowitz, y el sitio web de PIC publicó Salvajismo nuclear: Las Islas del Proyecto Secreto 4.1, un retrato de las islas del Pacífico que luchan por su dignidad y supervivencia después de décadas de envenenamiento por la contaminación radiactiva intencional por parte del Gobierno de Estados Unidos”.

PIC resume el documental de la siguiente manera:

Algunos utilizan el término salvaje para referirse a las personas de culturas primitivas, pero la experimentación nuclear ha provocado que el salvajismo establezca nuevos niveles. En la década de 1950, Estados Unidos llevó a cabo 67 pruebas nucleares con bombas atómicas y de hidrógeno en las islas Marshall, exponiendo a la contaminación radiactiva a la población. Los isleños de Rongelap recibieron dosis mortales de radiación y luego fueron trasladados a una isla contaminada para que sirvieran como conejillos de indias, durante 30 años. El cineasta Adam Jonas Horowitz ha estado recopilando material durante 25 años, y en su documental incluye archivos y documentos inéditos, creando un retrato inolvidable del racismo, la arrogancia y el cinismo estadounidense. Ganadora de varios premiso en París, Chicago y Ciudad de México”.

El Servicio Público de Difusión ha censurado el documental sin una explicación previa

En 2013, el World Channel del Servicio Público de Difusión (PBS) programa la emisión de Salvajismo nuclear durante cuatro sesiones, los días 28 y 29 de mayo. El ejecutivo de PBS Tom Davison envió un correo electrónico a Horowitz diciéndole que la emisión no podía realizarse sin una explicación previa por parte de PBS, felicitándole por la emisión. Horowitz no pudo ponerse en contacto directamente con Davison, Ferrer o cualquier otro directivo del Servicio Público de Difusión, aunque el ejecutivo Amber McClure escribió un orwelliano “Su programa no ha sido rechazado por la PBS”.

Para que Horowitz pueda recuperar el control de su documental, la PBS debe expresar un absoluto rechazo a su emisión. En diciembre de 2013, en una carta al editor del Santa Fe Reporter, describía así la situación:

Los ejecutivos del World Channel de la PBS han aceptado, programado y anunciado la emisión a nivel nacional, para cambiar de decisión y cancelar la emisión en el último minuto. Inicialmente fue aceptado y luego rechazado por la PBS, en tres ocasiones. Los ejecutivos de la PBS se comprometieron a entregarme una lista de lo que consideraban era una visión sesgada o cosas dadas por hecho, y me comprometí a trabajar con ellos para solucionar cualquier problema. Pero no he recibido detalles de la PBS sobre las quejas en torno al documental, que han modificado completamente con sus propios editores”.

El proyecto también contó con el apoyo de fundaciones privadas, como el Project Kindle, en donde se dice:

Apoyamos a los denunciantes y agitadores. Damos subvenciones a pacificadores y salvadores. Apoyamos a aquellas personas que presentan proyectos que favorecen soluciones y alternativas en sistemas en transición. Buscamos lo extraño… aquello que tiene menos posibilidades de obtener financiación. Financiamos a individuos e iniciativas arriesgadas o radicales, integrando las fuentes de financiación…”.

Una información pública que no siempre es conocida públicamente

Las Notas sobre Salvajismo nuclear: Las islas del Proyecto Secreto 4.1 que aparecen en el sitio web del Proyecto Kindle desde abril de 2012 dicen que la película está obteniendo un gran éxito, a pesar de la censura no oficial, y que es emitida en el circuito de festivales.

Desgarradora es la palabra que mejor define lo que se describe en esta película. En mis conversaciones con Adam hemos repetido esta palabra varias veces. A menudo me pregunto cómo resiste a exponer estas atrocidades que los seres humanos infligen a otros. Los habitantes de las islas Marshall se han enfrentado a catástrofes similares, como cuando fueron sometidos a exámenes médicos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Adam quiere informar de lo que ocurrió. Su perseverancia es una de las claves del éxito del documental, que está atrayendo la atención en los circuitos internacionales, pero también ha provocado una reacción en los habitantes de las islas.

Salvajismo nuclear se está emitiendo una y otra vez en los canales de televisión locales y nacionales de las islas. Se mostró en la Conferencia de Presidentes de las Islas del Pacífico. La gente ha copiado la película y la pasa de mano en mano, con copias piratas que a veces son emitidas por la televisión. Los activistas de las Islas Marshall están usando el documental para oponerse a las pretensiones del Gobierno de Estados Unidos de devolver a las poblaciones a sus islas de origen, todavía peligrosamente contaminadas por radiación.

Desde entonces nadie ha vuelto, a pesar de las intenciones estadounidenses para reasentar a los refugiados en las islas Marshall, desde que fueron expulsados, dejando las casas vacías”, dijo Horowitz durante la presentación del documental en el Festival de Cine Internacional en Window Rock, Arizona.

Horowitz se muestra indignado por el trato que los estadounidenses han dado a las islas Marshall. A finales de 2013, declaró a un reportero: “Destruyeron a todo un país con el que no estábamos en guerra, sino que por el contrario manteníamos una relación pacífica. Efectuaron explosiones en todas estas islas, se contaminaron de forma deliberada, realizándose experimentación humana. Son unos hechos desconocidos para los estadounidenses”.

Los hechos fueron clasificados como Alto Secreto hasta la década de 1990, cuando la Administración Clinton desclasificó los documentos relacionados con la pruebas nucleares y el Proyecto Secreto 4.1, que incluía la utilización de los habitantes de las islas del Pacífico como conejillos de indias para evaluar el impacto de la radiación ionizante. Incluso el historiador oficial de los ensayes nucleares, Hacker Barton, trató de minimizar el proyecto criminal, pero en 1994 escribió: “Una desafortunada elección de la terminología no pudo ayudar a explicar por parte de la AEC (Agencia de la Energía Atómica) los efectos de la exposición deliberada a la radiación en las Islas Marshall. Como ocurrió en la década de 1920 y luego con Hiroshima y Nagasaki en 1945, los sucesos de las Islas Marshall han quedado ocultos y sin conocerse las consecuencias de una exposición a altos niveles de radiación”.

Estados Unidos fue una potencia de ocupación, y en términos efectivos todavía lo sigue siendo

Los europeos descubrieron estas islas del océano Pacífico en la década de 1520 (nombradas las islas Marshall el honor del explorador británico John Marshall). En 1874 pasaron a formar parte de las Indias Orientales de España. En 1884, las compró Alemania como parte de la Nueva Guinea Alemana. Durante la Primera Guerra Mundial, los japoneses ocuparon estas islas y más tarde estuvieron bajo la administración de la Liga de las Naciones. Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos conquistó estas islas a los japoneses, y así siguen ocupadas desde entonces.

En 1946, Estados Unidos evacuó a toda la población del atolón de Bikini (167 personas) y allí se realizó la primera de las 23 explosiones atómicas que se han hecho en lo que queda del atolón (parte del cual ha desaparecido), inhabitable debido a la contaminación radiactiva ( un documento dice que allí viven de 4 a 6 cuidadores). Casi todos los 167 residentes de aquel atolón han muerto, siendo sus descendientes más de 4000. En 1975 se presentó una demanda ante el Tribunal Federal., solicitando una compensación 750 millones de dólares, cantidad que nunca se ha pagado, negándose la Corte Suprema a una revisión en abril de 2010. Pero los damnificados siguen en su empeño de obtener un resarcimiento económico justo.

En 2010, la UNESCO declaró al atolón de Bikini Patrimonio de la Humanidad, para recordarnos que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha dicho que Bikini tiene unos niveles cercanos a los niveles seguros de radiación, unos 15 milirems. Para el Departamento de Energía de Estados Unidos, el nivel seguro de radiación estaría en los 100 milirems, pero ambos no se ponen de acuerdo.

En 1947, las Naciones Unidas incluyeron a las Islas Marshall como territorio bajo la Administración fiduciaria de Estados Unidos, entre cuyas obligaciones estaba la de “proteger a sus habitantes contra la pérdida de sus tierras y recursos”. Poco después, Estados Unidos también evacuó a toda la población del atolón Enewetak, donde explotaron otras 44 bombas atómicas, la última en el año 1958.

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El 1 de marzo de 1954, Estados Unidos hizo explotar su primera bomba de hidrógeno, de 15 megatones, 1000 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945. La historia oficial, la del Gobierno estadounidense, es que se produjo un accidente y que si midió tan alto nivel de radiación en las poblaciones cercanas fue por la dirección del viento, y que el Proyecto Secreto 4.1 se inició con la intención de ayudar a las víctimas, así como para evaluar su estado.

Sin embargo, los registros también hacen referencia a la existencia del Proyecto 4.1 antes del 1 de marzo de 1954 ( el Gobierno dice que alguien manipuló la información e introdujo allí esos datos). Pero los hechos son tozudos, y el Gobierno sabía que la dirección del viento había cambiado y soplaba en dirección a las áreas pobladas, pero a pesar de todo continuó con la prueba. Después de la explosión, la radiación se extendió por Rongelap y otras islas. El Ejército evacuó rápidamente al personal estadounidense, pero dejó a los felices y responsables salvajes durante dos días más para que se vieran expuestos a la radiación.

Ya en 1956, la Agencia de la Energía Atómica había dicho que las Islas Marshall eran “con mucho el lugar más contaminado del mundo”.

Para los vencedores, aplicar justicia es algo opcional, no un deber

En 1979, Estados Unidos permitió el establecimiento de un Gobierno propio en las Islas Marshall, pero se reservaba el control exclusivo para uso militar y la defensa del territorio. En 1986, Estados Unidos otorga la soberanía a las Islas, mediante un orwelliano acuerdo denominado de Libre Asociación, que permitía el uso militar por parte estadounidense y uso gratuito del atolón Kwajalein como campo de pruebas para misiles. Cuatro años más tarde, la ONU puso fin a la Administración fiduciaria de la nación. La CIA estima el PIB de las Islas Marshall 182 millones de dólares, aportando Estados Unidos 70 millones de dólares en concepto de ayudas, de acuerdo con el Departamento de Estado. Tanto la CIA como el Departamento de Estado omiten la indemnizaciones no pagadas en los datos públicos sobre las Islas Marshall.

En Salvajismo nuclear aparece la Embajadora de Estados Unidos, Greta Morris, que hace una declaración pública de profundo pesar por los daños sufridos por los habitantes de la Islas Marshall, “como resultado de las pruebas realizadas, así como los daños causados por un cambio accidental en la dirección del viento”, que también es la misma excusa que pusieron cuando estalló otra bomba, la Castle Bravo. Más tarde, en un acto público, se le preguntó a la Embajadora sobre la política del Gobierno de Estados Unidos, pero se negó a hablar ante las cámaras.

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En marzo de 2012 se conmemoró el aniversario de la prueba de la bomba de hidrógeno. El Ministro de Asuntos Exteriores de las Islas Marshall, Phillip Muller, solicitó a los Estados Unidos que pagase una indemnización de 2 mil millones de dólares, ya solicitada ante el Tribunal de Reclamaciones Nucleares, creado y avalado por Estados Unidos. La obligación moral y financiera de Estados Unidos sigue creciendo, con un aumento de las tasas de cáncer. El mismo acontecimiento narrado por Overseas Territories Review:

La Embajadora de Estados Unidos en la Islas Marshall, Martha Campbell, dijo el jueves por la noche en Majuro que Estados Unidos había concedido una compensación de 600 millones de dólares a la República de las Islas Marshall como ayuda a las víctimas de los efectos de las pruebas nucleares. También se indicó que los Gobiernos de Estados Unidos y las Islas Marshall habían acordado “una solución completa y definitiva de todas las reclamaciones relacionadas con las pruebas nucleares”, ya en 1983 (quizás haciendo referencia al Pacto de Libre Asociación y otros acuerdos paralelos”.

En 1988, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) hizo un estudio comparativo de las cantidades de yodo-131 radiactivo presente en cuatro lugares diferentes, expresado en curios (1000 curios de cesio-137 podrían causar graves efectos sobre la salud por una exposición de unos pocos minutos). El equipo del CDC encontró que la planta de procesamiento nuclear de Hanford emitía a la atmósfera 739.000 curios de yodo-137; en Chernobyl se emitieron 40 millones de curios; en el sitio donde se realizó la prueba de la bomba nuclear en Nevada, 150 millones de curios, y en las Islas Marshall, 6300 millones de curios (más de 30 veces la radiación de la suma de la radiación del resto de los lugares).

La República de las Islas Marshall se encuentra en el puesto número 5 del mundo en cuanto a mayores costes sanitarios en relación con el PIB, detrás de Liberia, Sierra Leona. Tuvalu y Estados Unidos.

La historia del tratamiento de las víctimas de la radiación en las Islas Marshall es un ejemplo paradigmático del tratamiento de las víctimas de la radiación en otras partes. Los autores de estas atrocidades ven que no paran de sucederse efectos sobre la salud, unos tras otros, por lo que finalmente deciden descargar toda responsabilidad de sus actos. Al menos por lo que hemos visto hasta ahora, lo sucedido en las Islas Marshall presagia lo que puede ser el futuro de Fukushima.

Dado lo poco agradable que esta historia puede resultar para la audiencia estadounidense de televisión, no es de extrañar que los ejecutivos de la radiodifusión pública se contenten con gastar el dinero manteniendo entretenida a la gente.

Notas posteriores:

– “El termino salvaje se utiliza para referirse a personas de culturas primitivas, pero en este documental se muestra otro salvajismo, que alcanza su máxima expresión en culturas de una tecnología muy avanzada. En la década de 1950, Estados Unidos llevó a cabo 67 pruebas nucleares en las Islas Marshall, haciendo desaparecer islas enteras y exponiendo a las poblaciones a contaminación radiactiva. Los habitantes de Rongelap recibieron dosis mortales de radiación de una de estas pruebas, siendo luego trasladados a una isla también muy contaminada para servir como conejillos de indias y así probar los efectos de la radiación en los seres humanos, durante casi 30 años, sufriendo cánceres recurrentes y defectos de nacimientos, afectando a varios generaciones. Este acto criminal del Gobierno de Estados Unidos se llevó a cabo con un arrogante racismo, que sin archivos y la revelación de documentos secretos, parecería una historia increíble”.

Film Society Lincoln Center, New York City, descripción de Salvajismo nuclear: Las islas del Proyecto secreto 4.1

La República de las Islas Marshall cubren aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados, unas islas pintorescas, prósperas y de aguas cristalinas, sin lugar a dudas uno de los lugares más interesantes para visitar.

Promoción Gubernamental de las Islas Marshall del turismo en 2014.

Sobre el autor:

William M. Boardman tiene más de 40 años de experiencia en el teatro, la radio, la televisión y la prensa escrita, y 20 años en el poder judicial, en Vermont. Ha recibido diversos honores, incluida la propuesta para la concesión de un Emmy de la Academia de Televisión, Artes y Ciencias.

Este artículo se publicó por primera vez en: Reader Supported News

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Procedencia del artículo:

http://dissidentvoice.org/2014/01/u-s-human-radiation-experiments-covered-up-by-public-broadcasting/