Estabilización de manera prolongada de un mieloma con curcumina

Estudio realizado por: Abbas Zaidi , Maggie Lai, Jamie Cavenagh

BMJ Reports  2017; doi:10.1136/bcr-2016-218148

Resumen

El mieloma es una patología de origen hematológico que normalmente sigue un curso remitente-recidivante. Mientras que el tratamiento puede controlar el mieloma y mejorar la calidad de vida durante determinados períodos de tiempo, las remisiones generalmente se acortan progresivamente con recaídas posteriores, y los pacientes finalmente entran en una fase final de resistencia. Para ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida, algunos pacientes utilizan terapias complementarias como complemento de la terapia convencional. Aquí describimos a una paciente con mieloma que comenzó a usar un suplemento dietético diario de curcumina al poco de su tercera recaída. En ausencia de un tratamiento adicional contra el mieloma, la paciente se ha mantenido estable durante los últimos 5 años con una buena calidad de vida.

Antecedentes

El mieloma es una patología que afecta a las células B, que se caracteriza por la expansión monoclonal y la acumulación de células plasmáticas anormales dentro de la médula ósea. Las manifestaciones clínicas incluyen dolor óseo, deterioro renal, infecciones recurrentes y anemia (1). Durante la última década, los avances en la comprensión de la enfermedad, junto con el desarrollo de varios tratamientos novedosos, han llevado a mejoras significativas en la supervivencia general (2).

A pesar de esto, el mieloma sigue siendo incurable, con una media de supervivencia global de 5,2 años a partir del diagnóstico (3). El curso de la enfermedad es típicamente de remisión recurrente y recaída. Sin embargo, los pacientes adquieren progresivamente resistencia al tratamiento y las remisiones posteriores se vuelven cada vez más breves. Eventualmente, o se quedan sin opciones de tratamiento o se vuelven refractarios a ellos.

En un esfuerzo por mejorar los resultados a largo plazo, algunos pacientes con mieloma procuran usar suplementos dietéticos, principalmente con fines paliativos. Aunque pueden ayudar a mejorar la calidad de vida, hay pocas pruebas de que puedan aumentar la supervivencia (4). Entre ellos, la curcumina, el componente activo de la cúrcuma, ha ganado popularidad como una terapia complementaria en varios tipos de cáncer.

Aquí, presentamos un caso de una paciente con mieloma recidivante muy pretratado que, en ausencia de otras opciones de tratamiento en ese momento, comenzó el consumo de curcumina diaria y desde entonces se ha mantenido estable durante los últimos 5 años.

Presentación del caso

A una mujer de 57 años de edad se le diagnosticó inicialmente gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) en 2007 tras un hallazgo incidental de proteína M (18 g/L) durante la evaluación de la hipertensión arterial.

En un lapso de 15 meses, la paciente progresó rápidamente hacia un mieloma en estadio 3 según el ISS [International Staging System] con proteína M 49 g/l, proteína urinaria 1,3 g/24 horas, proteína Bence-Jones 1,0 g/24 horas, Hb 9,7 g/dL y aumento del dolor de espalda. Inicialmente, declinó el tratamiento del mieloma pero 6 meses más tarde, después del colapso vertebral en T5 y T12, comenzó el tratamiento con ciclofosfamida, talidomida y dexametasona (CTD). Sin embargo, después de una semana, la paciente fue ingresada con síndrome de carácter idiosincrático incluyendo hiponatraemia, una caída en la albúmina y el empeoramiento de los conteos sanguíneos. Recibió una transfusión de glóbulos rojos y sus anomalías electrolíticas fueron cuidadosamente corregidas.

Aunque hubo pruebas de una respuesta a la CTD [ciclofosfamida, talidomida y dexametasona] (proteína M 34 g/l), el tratamiento con bortezomib y dexametasona se inició como alternativa, pero se suspendió después de tres ciclos debido al progreso de la enfermedad (proteína M 49 g/l). A continuación, la paciente fue tratada con lenalidomida y dexametasona con el objetivo de reducir la carga de morbilidad antes de la terapia de altas dosis y el trasplante autólogo de células madre. El tratamiento se interrumpió con frecuencia y la dosis se ajustó para tener en cuenta la neutropenia y a pesar de una respuesta menor después de seis ciclos (iniciando la proteína M en 47 g/l, terminando la proteína M en 34 g/l), en octubre de 2009, se procedió con la movilización de las células madre. Sin embargo, ni la ciclofosfamida ni la imprimación de plerixafor/GCSF tuvieron éxito. Una biopsia de médula ósea reveló un 50% de células de mieloma y un tratamiento con CTD se reinició con una valoración cautelosa de uso de la talidomida.

La paciente obtuvo una respuesta parcial con el nuevo tratamiento con CTD a lo largo de 17 ciclos (proteína M 13 g/l) sin más episodios de síndrome de carácter idiosincrático. Sin embargo, los intentos de extraer células madre en febrero de 2011 y nuevamente meses después, fracasaron. Por entonces, su proteína M había aumentado a 24 g/l y la paciente padecía una elevada neutropenia como para ser considerada para un ensayo clínico

Llegados a este punto, la paciente comenzó un régimen diario de curcumina oral compleja con bioperina (para ayudar a la absorción), como una dosis única de 8 g cada noche con el estómago vacío. Pocos meses más tarde, también emprendió un curso semanal de oxigenoterapia hiperbárica (90 minutos a 2 ATA) que ha mantenido desde entonces. Sus niveles de paraproteína disminuyeron gradualmente llegando a un mínimo de 13 g/l, sus conteos sanguíneos mejoraron constantemente y no hubo evidencia de más enfermedad ósea lítica progresiva.

Resultados y seguimiento

La paciente continúa tomando 8 g de curcumina oral al día sin tratamiento adicional para el mieloma. Durante los últimos 60 meses, su mieloma se ha mantenido estable con fluctuaciones mínimas en el nivel de paraproteína, sus conteos sanguíneos se encuentran dentro del rango normal y ha mantenido una buena calidad de vida durante este período. Un reciente análisis citogenético reveló que no tenía citogenética anormal por hibridación fluorescente in situ.

Discusión

Un pequeño número pero significativo de pacientes con mieloma consume suplementos dietéticos junto con el tratamiento convencional principalmente para ayudar a sobrellevar los efectos secundarios del tratamiento, controlar los síntomas y mejorar el bienestar general. Pocos, si es que los hay, usan suplementos dietéticos como una alternativa a la terapia estándar contra el mieloma. Aquí describimos un caso en el que la curcumina ha mantenido el control durante un largo período de la enfermedad en una paciente con mieloma recidivante múltiple. Hasta donde sabemos, este es el primer informe en el que la curcumina ha demostrado una respuesta objetiva en la enfermedad progresiva en ausencia de tratamiento convencional.

La curcumina es un polifenol derivado de la hierba perenne Curcuma longa (cúrcuma) y ha sido utilizada, durante siglos, como medicina tradicional india. Varios informes publicados a lo largo de las dos décadas han afirmado que la curcumina ha tenido varios beneficios para la salud y esto ha llevado a su creciente popularidad como suplemento dietético para prevenir o tratar diversas enfermedades (5, 6)

La actividad biológica de la curcumina es ciertamente notable. Es una molécula altamente pleiotrópica que posee propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antisépticas y analgésicas naturales (7). Más recientemente, ha demostrado efectos antiproliferativos en una amplia variedad de células tumorales, incluidas las células de mieloma, y ejerce sus efectos antiproliferativos a través de múltiples dianas celulares que regulan el crecimiento y la supervivencia de las células.

In vitro, la curcumina previene la proliferación celular del mieloma mediante la inhibición de la fosforilación STAT-3 inducida por IL-6 y mediante la modulación de la expresión de proteínas asociadas a NF-kB como IkB , Bcl-2, Bcl-xL, ciclina D1 e IL-68 y moléculas relacionadas con la apoptosis como p53 y Bax. 9. En otros estudios, se demostró que la curcumina elude la resistencia a la dexametasona, la doxorrubicina y el melfalán, además de potenciar los efectos del bortezomib, la talidomida (10) y la lenalidomida (11). Además, la muerte celular inducida por la curcumina no se vio influenciada por la heterogeneidad molecular del mieloma (12).

Sin embargo, los efectos antimieloma de la curcumina en el ámbito clínico son menos claros. Sólo un estudio de fase I/II ha evaluado el tratamiento con curcumina en pacientes con mieloma. Estos pacientes eran asintomáticos, recidivantes o tenían enfermedad en fase de meseta. El tratamiento con curcumina disminuyó la expresión de NFkB, COX-2 y STAT3 en las células mononucleares de la sangre periférica, pero no se observaron respuestas objetivas en ningún subgrupo de pacientes (13). Esto puede ser como resultado del pequeño tamaño de la muestra en este estudio, el seguimiento se limitó a 3 meses y las respuestas clínicas pueden haberse observado con un seguimiento más prolongado. Sin embargo, la desregulación de la expresión NFkB, COX-2 y STAT3 puede no estar correlacionada con la actividad clínica de la curcumina y puede haber otros mecanismos de acción que no estén claros, posiblemente a través de la modulación de otro blanco. No seríamos capaces de identificar ningún mecanismo de actividad específico del paciente en este estudio de caso, ya que la paciente ha estado tomando curcumina desde hace algún tiempo y no se dispone de muestras de sangre periférica o de médula ósea de referencia. Sin embargo, en el contexto de un ensayo clínico, puede ser posible utilizar la secuenciación de próxima generación para ayudar a identificar una mutación que puede ser un blanco potencial para la curcumina.

Otro estudio examinó sus efectos en la prevención de la progresión del MGUS y el mieloma latente al mieloma (14,15). Los resultados mostraron que la curcumina ejerció una cierta actividad biológica con disminuciones modestas en los niveles de cadenas ligeras libres y paraproteínas y una reducción en un marcador de reabsorción ósea con el tratamiento de la curcumina, sugiriendo el potencial terapéutico de la curcumina en el MGUS y el mieloma latente. Sin embargo, se necesitan más estudios para abordar esto en mayor profundidad.

Queda por ver si tales efectos se observan en pacientes con enfermedad activa. El hecho de que nuestra paciente, que tenía una enfermedad avanzada y fue recuperada efectivamente mientras estaba tratándose exclusivamente con curcumina, sugiere un posible efecto antimieloma de la curcumina. Continúa tomando curcumina diaria y se mantiene en condiciones muy satisfactorias con buena calidad de vida. Este caso proporciona más pruebas del beneficio potencial de la curcumina en el mieloma. Recomendamos una evaluación adicional de la curcumina en pacientes con mieloma en el contexto de un ensayo clínico.

Aspectos interesantes a tener en cuenta

– El mieloma es un cáncer recidivante-remitente para el cual actualmente no hay cura.

– La curcumina, un polifenol derivado de la cúrcuma, se ha utilizado durante muchos años en algunas regiones del mundo.

– remedios herbales.

– Informamos de un caso de una paciente con mieloma avanzado que, en ausencia de tratamiento convencional, se ha mantenido estable durante muchos años con el uso diario de curcumina.

– Los suplementos dietéticos, como la curcumina, pueden ser beneficiosos para algunos pacientes con mieloma.

Referencias

En la página original de publicación de este estudio:

http://casereports.bmj.com/content/2017/bcr-2016-218148.full

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