Por Claire Robinson, 2 de noviembre de 2017
En una reunión de un comité de expertos de la UE celebrada el miércoles de la semana pasada, se produjo un intenso debate sobre la ampliación o no de la licencia europea del herbicida glifosato. La votación se aplazó porque la Comisión no pudo llegar a un veredicto por mayoría cualificada. La próxima reunión está prevista para el 9 de noviembre.
Sin el voto mayoritario de los estados miembros de la UE sobre la renovación de la licencia antes del 15 de diciembre, el glifosato sería prohibido en la UE a partir de 2018. Con esta perspectiva en mente, un artículo en inglés titulado «Agricultura sin glifosato, ¿cómo se haría?», publicado en el periódico alemán Deutsche Welle (DW). [véase también: “Métodos para el control de las malas hierbas”, publicado por el Ministerio de Agricultura].
El artículo contiene algunos comentarios clave sobre el impacto de la prohibición del glifosato en la agricultura. Aunque el artículo recoge opiniones de los agricultores, diciendo que una prohibición encarecería los productos agrícolas, también cita a expertos que contradicen esta afirmación.
Por ejemplo, Hella Kehlenbeck, del Instituto Julius Kühn, un centro de investigación de plantas vinculado al Ministerio de Agricultura de Alemania, cree que «fundamentalmente, la agricultura puede gestionarse sin glifosato» En su investigación, estimó los posibles costes de una prohibición del glifosato para la agricultura alemana y encontró que la agricultura sin herbicidas «no tiene por qué ser más costosa en todos los casos» – depende mucho de las prácticas agrícolas.
“La agricultura puede gestionarse
sin glifosato…
no tiene por qué ser más costosa
en todos los casos”.
– Hella Kehlenbeck, del Instituto Julius Kühn
Además, Jörn Wogram, de la agencia medioambiental alemana, señala que cuando se tienen en cuenta los costes relacionados con la biodiversidad y limpieza (por ejemplo, el tratamiento del agua),«una prohibición de glifosato y otros herbicidas podría ser en general más barata».
La agencia ambiental está analizando actualmente todos los costos «externalizados» de los herbicidas químicos, incluyendo los costes para los agricultores y los consumidores, con los daños para la salud que resultan de la exposición a estos productos químicos.
Los resultados del estudio se publicarán el próximo año. «Entonces veremos el panorama general de los herbicidas químicos y podremos sacar conclusiones sobre dónde podemos ahorrar dinero», concluyó Wogram.
Mercado para productos libres de glifosato
Existe gran preocupación pública por el uso del glifosato. Una reciente iniciativa ciudadana en la que se pedía a la Comisión Europea que prohibiera el glifosato recogió 1,3 millones de firmas -lo suficiente para obligar a la Comisión a responder- en un tiempo récord, y las encuestas de opinión sugieren que existe una mayoría sustancial en toda Europa a favor de la prohibición del glifosato.
Pero, ¿estaría el público dispuesto también a pagar precios más altos por unos alimentos producidos sin glifosato? La Asociación Alemana de Agricultura tiene dudas. «No puedo imaginarme que los supermercados pagasen más por los productos agrícolas», dijo Katja Börgermann, experta en pesticidas de la asociación.
Sin embargo, otros conocedores de la industria sí ven una oportunidad para que los agricultores se beneficien de un producto libre de glifosato. En un artículo para Politico, Cam Dahl, presidente de Cereals Canada, sugiere que Italia se opone al glifosato porque una prohibición daría a los productores italianos de trigo duro una ventaja sobre los productores canadienses. Aunque no aceptamos los motivos más allá de la salud pública para respaldar la postura de Italia, el comentario de Dahl revela el potencial que tienen los agricultores para abastecer al considerable sector del mercado que se muestra renuente al glifosato.
Un grupo lechero alemán ya ha anunciado que está prohibiendo el uso del glifosato por parte de sus proveedores antes de que la UE tome una decisión al respecto. Los ganaderos y otros agricultores fuera de Europa también expresan su preocupación por los efectos del uso del glifosato, incluso en los mercados fuera de Europa.
Las falsas alarmas de la NFU, otra vez
La National Farmers Union (NFU) del Reino Unido ha advertido de las «graves consecuencias» que tendría la prohibición de uso del glifosato en la UE.
¿Deberíamos creerles? Tal vez no. La NFU tiene una historia de «falsas alarmas» cada vez que un agroquímico puede ser restringido en su uso. Eso ha sido especialmente evidente en el caso de los pesticidas neonicotinoides. En 2013, la UE introdujo restricciones a tres neonicotinoides debido a los riesgos para las abejas. La NFU advirtió que sería difícil cultivar colza oleaginosa sin neonicotinoides y dejar sólo para casos de «emergencia» el uso de estos productos químicos.
De hecho, la NFU se hacía eco de la propaganda de la Industria Agroquímica que advertía que si la moratoria seguía adelante, en cinco años «la UE podría perder 17.000 millones de euros, más de 50.000 empleos y más de un millón de personas dedicadas a la producción agrícola… seguramente se resentirían».
Pero no hace falta decir que nunca llegó el armagedón agrícola predicho por la industria. Los datos de rendimiento del Reino Unido sobre la colza oleaginosa recogidos desde que se introdujo la prohibición no han mostrado una disminución. Todo lo contrario: el rendimiento de este año fue uno de los más altos en los últimos 10 años y fue significativamente más alto que en 2013, cuando los neonicotinoides todavía se utilizaban en los cultivos.
Otras afirmaciones adicionales de la NFU según las cuales la moratoria de los neonicotinoides obligaría a los agricultores a utilizar grandes cantidades de otros insecticidas también parecen no ser ciertas.
La NFU es una organización que no atiende a los hechos corroborados. En 2015, seguía presionando para que se restablecieran los neonicotinoides. Señaló que en Suecia había semillas oleaginosas de primavera y dijo que el 70% de la cosecha había sido diezmada por las plagas.
Pero una vez más, los hechos no apoyaron el alarmismo de la NFU. Resultó que la cosecha sueca había descendido sólo un 5%. La NFU también destacó las afirmaciones de que en algunas explotaciones agrícolas del Reino Unido hasta el 50% de la cosecha de otoño, que acababa de cosecharse, se estaba perdiendo debido a las plagas. Pero según el Dr. Dave Goulson, de la Universidad de Sussex,«Las cifras oficiales sobre el área de la colza oleaginosa sembrada en otoño que se perdió en el Reino Unido muestran que se ha perdido un 3,7 por ciento… Recuerde, algunas cosechas se pierden cada año, con o sin neonicotinoides «.
Basándose en estas pruebas, la NFU ha perdido credibilidad y no hay razones para creer que se llegue a situaciones extremas por una prohibición en el uso del glifosato.
Algunas organizaciones agrícolas ganan dinero vendiendo herbicidas
Algunas organizaciones de agricultores apoyan el glifosato, pero tienen intereses que van más allá de que sus afiliados los utilicen: dependen directamente de las ventas de pesticidas para su supervivencia.
Por ejemplo, en Bruselas, según un informe de la revista ¡Basta!, el sindicato de agricultores FNSEA está uniendo fuerzas con el grupo de presión de la Industria de los Pesticidas para argumentar que una prohibición del glifosato causaría una caída en la producción de cereales. Una gran cooperativa agrícola en Bretaña, Triskalia, cuenta con 16.000 agricultores asociados. Su junta directiva está dirigida por agricultores miembros de la FNSEA. En 2016, Triskalia alcanzó una cifra de negocios de 1.900 millones de euros. “ Venden alimentos para el ganado, leche… pero cuando miramos los balances anuales, la actividad más rentable es la venta de pesticidas «, dijo Serge Le Quéau, del sindicato Solidario de la región. La periodista Sophie Chapelle de ¡Basta! Comenta: «La venta de plaguicidas es, junto con los piensos para animales de granja, la principal fuente de beneficios de Triskalia, desproporcionada con respecto a lo que recibe de la comercialización de productos agrícolas genuinos (leche, cereales, huevos…)». [Aquí las cosas no son distintas, véase por ejemplo: “El sector agrario, inquieto ante la posible prohibición del glifosato”]
Cuando las organizaciones de agricultores hacen dinero vendiendo pesticidas, no es sorprendente que sus intereses coincidan con los de la Industria Agroquímica.
Las organizaciones de pequeños agricultores apoyan la prohibición del glifosato
Mientras tanto, las organizaciones de pequeños agricultores de Francia y Alemania apoyan activamente la prohibición del glifosato. La confederación campesina francesa Confédération Paysanne ha publicado una declaración en la que afirma que los impactos de este producto sobre la salud de los agricultores, los ciudadanos y los impactos del modelo agrícola que apoya «justifican una prohibición». Y la organización de pequeños agricultores alemanes AbL ha publicado una lista de demandas, que incluye:
1) La sustancia activa glifosato no debe ser aprobada de nuevo. Con un período transitorio temporal de dos años, todos los agricultores tienen la oportunidad de adaptarse a las nuevas circunstancias.
2) El final de la aprobación del glifosato no debe conducir al uso o aprobación de otras sustancias potencialmente venenosas. El objetivo más bien debe ser la reorientación de la agricultura y la gestión de los pastizales. La legislación alemana de protección fitosanitaria aplicable ya exige que se utilicen todas las opciones biológicas, mecánicas y culturales técnicas antes de utilizar los plaguicidas, que deberían ser el punto de partida.
3) Independientemente del debate sobre el glifosato, la evaluación de riesgos de los plaguicidas por parte de la UE debería reformarse fundamentalmente. La transparencia y el uso de los estudios por parte de institutos científicos independientes debe ser la base.
4) La investigación, el asesoramiento y la formación agrícola deben promover la agricultura sin el uso de herbicidas de amplio espectro. Más bien, los métodos no químicos de protección fitosanitaria deberían ser el centro de atención.
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