Confrontación en las fronteras de China y Rusia (I)

Obama aumenta la apuesta militar

por James Petras, 9 de diciembre de 2011

 

 Después de sufrir una gran derrota militar en las sangrientas guerras de Afganistán e Irak, o en los intentos por mantener los Estados cliente en Yemen, Egipto y Túnez, y la desintegración de los regímenes títere en Somalia y Sudán del Sur, el régimen de Obama no ha aprendido nada. Obama, por el contrario, ha aumentado la confrontación militar con dos potencias mundiales: Rusia y China. Obama está empleando una estrategia de provocación con una nueva ofensiva militar en las fronteras de China y Rusia.

Después de ir de fracaso en fracaso en la periferia del poder mundial, y no satisfecho con los enormes gastos que aumentan el déficit para la construcción del imperio yendo en contra de países débiles, Obama ha asumido una política de cerco y provocación contra China, la segunda mayor economía mundial y del que Estados Unidos es el principal acreedor, y contra Rusia, que suministra petróleo a la Unión Europea y el principal proveedor mundial de gas y segunda potencia nuclear.

Aquí se aborda esta escalada irracional que pone en peligro al mundo el militarismo imperial del régimen de Obama. Examinaremos el contexto global militar, político, económico e interior, que está en el origen de estas políticas. Se examinan a continuación los múltiples puntos de conflicto y las intervenciones en las que Washington está comprometida, desde Pakistán, a Irán, Libia, Venezuela, Cuba y mucho más. Luego analizaremos las razones de esta escalada militar contra Rusia y China, como parte de una nueva ofensiva que se extiende más allá del mundo árabe (Siria y Libia) y con el progresivo declive económico de la Unión Europea y los Estados Unidos en el Economía global. A continuación se resumen las estrategias del Imperio en declive, alimentado por guerras perpetuas, enfrentado a una Economía mundial en recesión, al descrédito interno y con una población que está perdiendo sus programas sociales básicos.

La vuelta al militarismo en la periferia de una confrontación militar global

Noviembre de 2011 es un momento de gran importancia histórica. Obama expuso dos posiciones políticas muy importantes, ambas con tremendas consecuencias estratégicas que afectan a la competencia de las potencias mundiales.

Obama ha establecido una política de cerco militar a China emplazando una armada marítima y naval frente a las costas de China, una política diseñada para debilitar e interrumpir el acceso de China a las materias primas e impedir los lazos comerciales y financieros en Asia. La declaración de Obama de que Asia es la región prioritaria para la expansión militar de Estados Unidos, impidiendo la creación de alianzas económicas, está dirigida contra China, siendo un reto en su propio patio trasero. La declaraciones de Obama son contundentes, como las dirigidas en el Parlamento de Australia, donde fue muy claro definiendo los objetivos imperiales de Estados Unidos.

Nuestros intereses permanentes en la región (Asia-Pacífico) exigen nuestra presencia duradera en esta región… Estados Unidos es una potencia en el Pacífico y está aquí para quedarse… Con la finalización de las guerras (es decir, la derrota y retirada de Irak y Afganistán)… he dirigido mi equipo de seguridad nacional para que nuestra presencia en la región Asia-Pacífico sea una prioridad… Como resultado, no se produzca una reducción de los gastos de defensa de Estados Unidos… manteniendo la región Asia-Pacífico.” (1)

Lo que Obama llama nuestra “presencia y misión” fue nuevamente subrayado por un nuevo acuerdo militar con Australia para el envío de buques de guerra, aviones y 2500 marines a la ciudad más septentrional de Australia (Darwin), dando un toque de atención a China. La Secretaria de Estado Clinton se ha pasado la mayor parte del tiempo de este año provocando a los países asiáticos que tienen conflictos fronterizos marítimos con China. Clinton ha metido de por medio a Estados Unidos en ellos, fomentando las demandas de Vietnam, Filipinas, Brunei en el Mar de China Meridional. Más grave aún, Washington está reforzando sus vínculos y ventas militares a Japón, Taiwán, Singapur y Corea del Sur, así como está aumentando la presencia de buques de guerra, submarinos nucleares y sobrevolando con aviones las aguas costeras de China. En línea con esta política de cerco militar y de provocación, el régimen de Obama-Clinton, está promoviendo acuerdos multilaterales de comercio en los que se excluye a China, privilegiando a las corporaciones multinacionales estadounidenses, sus bancos y empresas de exportación, algo que se conoce como “Asociación del Trans-Pacífico”. En la actualidad agrupa a la mayoría de países pequeños, pero Obama tiene la esperanza de atraer a Japón y Canadá para que se unan.

La presencia de Obama en la reunión de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) con líderes de Asia Oriental y su visita a Indonesia en noviembre de 2011, gira en torno a los esfuerzos de asegurar la hegemonía de Estados Unidos. Obama-Clinton esperan contrarrestar la disminución relativa de los vínculos económicos de Estados Unidos ante el crecimiento de las relaciones comerciales y de inversión entre Asia del Este y China.

El ejemplo más reciente de estos delirantes esfuerzos, y destructivos, por parte de Obama-Clinton para interrumpir de forma deliberada las relaciones económicas de China en Asia, lo tenemos en Myanmar (Birmania). Este mes (diciembre de 2011) la visita de Clinton a Myanmar estuvo precedida por una decisión del régimen, Thein Sein, de suspender la financiación por parte de China de un proyecto de presa en el norte del país. Según datos de documentos confidenciales publicados por Wikileaks, “una ONG birmana, que organizó y dirigió la campaña contra la presa, estuvo financiada en gran medida por el Gobierno de los Estados Unidos”(2). Esto y la actividad provocadora de los discursos de Clinton, condena a China a que los vínculos a largo plazo se debiliten, a pesar de los intereses comunes que unen a Myanmar con China. China es el principal socio comercial y de inversión de Myanmar, manteniendo un acuerdo de construcción de seis presas. Las empresas chinas están construyendo nuevas carreteras y líneas ferroviarias en todo el país, abriendo el suroeste de China a los productos de Birmania y China está construyendo oleoductos y puertos. Hay unos poderosos intereses económicos mutuos, de no verse afectados por un conflicto (3).

Clinton critica a China por los mil millones de dólares de inversión en infraestructuras en Myanmar, siendo una de las cosas más extrañas del mundo, ya que la brutal intervención de ocho años de Washington en Irak ha destruido las infraestructuras iraquíes valoradas en 500 mil millones de dólares, según estimaciones oficiales de Bagdad. Sólo de un Gobierno delirante se podían imaginar semejantes florituras retóricas, que una visita de tres días y el funcionamiento de una ONG fuese un adecuado contrapeso a los profundos lazos económicos que unen a Myanmar con China. Esta postura delirante subyace en todo el repertorio de las políticas emprendidas por el Gobierno de Obama para desplazar a China de su papel dominante en Asia.

Mientras que la política adoptada por el Gobierno de Obama no lo parezca, supone un peligro inmediato para mantener la paz, ya que el impacto acumulado de todas estas actuaciones políticas y los movimientos de las fuerzas militares, se suman a un esfuerzo global de aislar, intimidar y degradar el ascenso de China como potencial regional y mundial. Con el cerco militar y las alianzas, la exclusión de China en las propuestas de asociación económica en la región, la intervención en las disputas marítimas regionales y el posicionamiento de aviones de guerra muy avanzados tecnológicamente, tiene todo ello el objetivo de socavar la competitividad de China y recompensar la inferioridad económica de Estados Unidos a través de cerrar el paso a las redes políticas y económicas.

La Casa Blanca se mueve claramente hacia una actitud militar y económica anti-China, con la misma demagogia del Congreso de los Estados Unidos, apuntando al debilitamiento del comercio de China y obligando a los líderes a privilegiar los intereses de Estados Unidos y de sus bancos de negocios más allá de sus propias empresas. Llevado al límite, Obama da prioridad a una gran ofensiva militar que podría llevar a una ruptura catastrófica de las relaciones económicas entre Estados Unidos y China. Tendría graves consecuencias, especialmente pero no de forma exclusiva, en la Economía de Estados Unidos y en particular en su Sistema Financiero. China tiene más de 1,5 billones de dólares en deuda de los Estados Unidos, principalmente en Bonos del Tesoro, y cada año compra del orden de 200 a 300 mil millones de nuevas emisiones, lo que supone una financiación vital para el déficit de Estados Unidos. Si Obama amenaza los intereses de China y Beijing se ve obligado a responder, no se va a tratar de una ofensiva militar, sino de una ofensiva económica: la venta masiva de unos cuantos cientos de millones de dólares en T-notes (Bonos emitidos por el Tesoro de los Estados Unidos) y la reducción de nuevas compras de deuda de los Estados Unidos. El déficit de Estados Unidos se dispara, pudiendo descender la calificación de su crédito al de bono basura y el sistema financiero acercarse al colapso. Las tasas de interés para atraer a nuevos compradores de deuda de Estados Unidos se acerca ya a los dos dígitos. Las exportaciones de China a los Estados Unidos van a verse afectadas y se incurre en una devaluación de las T-notes que están en manos chinas. China está diversificando sus mercados en todo el mundo y tiene un enorme mercado interior, con lo que podría absorber lo que China pierde en el extranjero en el curso de un pull-back del mercado de Estados Unidos. (Un pull back no es otra cosa que un retroceso, un paso atrás que el precio hace hacia una zona o nivel relevante superado o perdido).

Mientras que Obama anuncia nuevas amenazas militares a China en el Pacífico y se esfuerza por aislar económicamente a China del resto de Asia, la presencia económica de Estados Unidos está desapareciendo rápidamente en lo que solía ser su patio trasero. Citando a un periodista del Finalcial Times, “China tiene el único programa para América Latina” (4). China ha desplazado a Estados Unidos y la Unión Europea como principales socios comerciales en América Latina, invirtiendo Pekín miles de millones en nuevas inversiones y ofreciendo préstamos a bajo interés.

El comercio de China con la India, Indonesia, Japón, Pakistán y Vietnam está aumentando a un ritmo mucho más rápido que el de los EE.UU.. El esfuerzo de los EE.UU. para construir una alianza de seguridad imperial centrado en Asia se basa en frágiles fundamentos económicos. Incluso Australia, el ancla y el eje del empuje militar de EE.UU. en Asia, depende en gran medida las exportaciones de minerales a China. Cualquier interrupción militar supondría para Australia una recesión económica.

1.-CNN.com, Nov. 16, 2011. [↩]

2.-Financial Times, Dec. 2, 2011, p. 2. [↩]

3.-FT, December 2, 2011, p.2. [↩]

4.-FT, Nov. 23, 2011, p.6. [↩]

James Petras, ex profesor de Sociología de la Universidad de Binghamton, Nueva York, lleva 50 años en el asunto de la lucha de clases; es asesor de los Campesinos sin Tierra y sin trabajo en Brasil y Argentina, y coautor de Globalización desenmascarada (Zed Books), siendo su libro más reciente Sionismo, Militarismo y la Decadencia del Poder estadounidense (Clarity Press, 2008). Se le puede escribir a la siguiente dirección: jpetras@binghamton.edu

http://dissidentvoice.org/2011/12/confrontation-on-the-frontiers-of-china-and-russia/#more-40032