La colaboración esencial de los virus en el sistema inmunológico

Por el Dr., Mercola, 26 de agosto de 2013

articles.mercola.com

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Imagen: http://www.pnas.org/content/110/26/10463.full

Vivimos en un mar invisible de microorganismos desde el momento del nacimiento, los respiramos, los tragamos, tapizan nuestra piel. Más del 90% de nuestro ADN es de estos microorganismos.

Para mantener nuestra salud el organismo debe permanecer en constante estado de alerta, controlando los patógenos que provocan enfermedades, siendo los microorganismos beneficiosos los que apoyan y protegen en esta labor. En esta delicada tarea, el cuerpo tiene que aprender a diferenciar entre los microorganismos útiles y los perjudiciales. Pero ¿cómo se logra esto?

Un nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, arroja luz sobre este asombroso proceso. El secreto se encuentra en uno de los fluidos más apreciados de nuestro cuerpo: las mucosidades.

Este fluido viscoso se encuentra en el interior de la boca, en la nariz, en los párpados, en el tracto digestivo, en los pulmones y en otros órganos y juega un papel muy importante en el sistema inmunológico. Se produce diariamente alrededor de 1 litro de moco en la nariz, la garganta y los senos, la mayor parte del cual se traga (1).

El moco no debe considerarse sólo como una barrera física para evitar la entrada de microorganismos en nuestro cuerpo, además de actuar de lubricante. Recientes descubrimientos científicos sugieren que su papel es mucho más activo y crítico.

Desde hace mucho tiempos, los investigadores saben que el moco se encuentra cargado de virus. No parece algo agradable si asumimos que todos los virus son agentes patógenos que invaden nuestro cuerpo, el cual los tiene que atrapar y deshacerlo de ellos.

Este nuevo estudio descubrió que muchos de estos virus no actúan como enemigos, sino como colaboradores del sistema inmune, formando parte importante del sistema de defensa del organismo (2). Estos hallazgos aparecieron en Proceedings of the National Academy of Sciences.(3).

Socios en las mucosidades

Los científicos han descubierto que este tipo de virus, los bacteriófagos, o simplemente fagos (4), están presentes en gran número en casi todas las muestras recogidas de moco. Dondequiera que haya bacterias también habrá fagos, porque los fagos dependen de las bacterias para sobrevivir. En el estudio mencionado anteriormente, el autor principal y  microbiólogo Jeremy Barr, con otros colegas, observaron que había muchos más fagos en las mucosidades que en las zonas libres de ellas, muy cerca unos de otros. Por ejemplo, en la saliva que circunda las encías se encontraron unos cinco fagos por cada bacteria, pero en la superficie de las propias encías la relación era de 40 a 1. Esto nos sugiere unas preguntas: ¿Qué están haciendo estos fagos? ¿Podrían estar protegiendo al anfitrión?

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Lo fagos están especializados en destruir ciertos tipos de bacterias, o en infectarlas con el objeto de replicarse. La mayoría de los fagos tienen la cabeza hueca, donde almacenan su ADN y ARN, y las colas están diseñadas para anclarse a la superficie de las bacterias que son su objetivo. De acuerdo con phages.org, una vez que un fago se ha unido a una bacteria:

El ADN viral es inyectado a través de la cola a la célula huésped, donde se forman nuevos fagos, a menudo en más de cien en media hora. Estos fagos jóvenes abandonan la bacteria huésped e infectan otras bacterias”.

Los investigadores comprobaron que estos fagos se asocian con los animales y los seres humanos para evitar infecciones bacterianas y para controlar los microorganismos beneficiosos de nuestro cuerpo. Nos guste o no, estos virus presentes en el moco tienen una relación simbiótica con nosotros.

Uno de los científicos, Forest Rohwer, es en realidad un experto en coral de mar, jugando un papel muy importante en este estudio. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver el coral con las mucosidades?

El coral también produce moco

El moco se puede encontrar en todo el reino animal, desde los peces hasta los gusanos, pasando por los corales. El coral gasta una gran cantidad de energía en producir y mantener una prodigiosa capa de mucosidad en su superficie, un papel que hasta poco había sido mal entendido. Y donde quiera que se encuentre el moco allí se encuentran densas poblaciones de fagos.

Los fagos tienen gran cantidad de moléculas que atrapan moléculas complejas de azúcar presentes en el moco, situándose donde hay una rica población bacteriana. Los estudios más recientes sugieren que ciertas bacterias convierten la mucosidad de la superficie del coral en una medicina que combate los gérmenes que los atacan. La capa de moco del coral sirve como un sistema de probióticos, según Science News (5):

Los corales se parecen a las embarcaciones en sus revestimientos viscosos, lo que fomenta las visitas de familias particulares de huéspedes microbianos. Los ecologistas incluso han comenzado a referirse a estas hordas de bacterias y virus, que son bienvenidas y buscan refugio en la película de moco como elementos integrales de los sistemas de coral… Al igual que las bacterias que ocupan el intestino humano, la flora que coloniza la superficie de moco pueden ofrecer beneficios saludables a los constructores de arrecifes. A la inversa, la ausencia de estos microbios, causada por el estrés o los cambios ambientales, podrían dejar a los colares vulnerables a las enfermedades”.

Teléfonos inteligentes, coches inteligentes, y ahora moco inteligente

Es posible que los seres humanos y otros animales hayan evolucionado en la selección de los fagos específicos para controlar determinados tipos de bacterias, lo que abre la puerta a una variedad de estudios sobre la simbiosis entre fagos y sus huéspedes animales. Barr señala que los fagos a veces insertan su material genético en el genoma de una bacteria en lugar de matarla, lo que puede proteger a la bacteria contra otros fagos. Barr también especula que de esta manera los fagos transmitidos por el moco pueden proteger a las bacterias beneficiosas de sus huéspedes animales, mientras que destruyen a las que provocan daño. Diríamos que el moco ha desarrollo una inteligencia propia. Las bacterias intestinales (E.fecalis) se ha observado que también desarrollan fagos para usarlos como armas contra las bacterias que puedan consumir los recursos disponibles. Los investigadores han denominado a esto como una forma de “guerra de las bacterias” (6).

Estas relaciones simbióticas tienen muy interesantes implicaciones para el tratamiento de enfermedades, por ejemplo para la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Los enfermos de Enfermedad Inflamatoria Intestinal tienen una grave alteración de la biota intestinal, con muchas diferencias respecto a la de las personas sanas, y aquellos que han desarrollado la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, sufren un deterioro muy importante de la mucosa intestinal, lo que sugiere que está fallando el sistema de defensa basado en los fagos (7).

Aplicaciones terapéuticas de los bacteriófagos

Los bacteriófagos se han utilizado para tratar una amplia variedad de infecciones bacterianas y su uso se considera seguro, aunque se necesita de más estudios clínicos para que puedan ser utilizados terapéuticamente en Occidente. El principal obstáculo para el uso de los fagos como terapia en los Estados Unidos es la falta de investigaciones publicadas y la falta de interés de las Compañías farmacéuticas, que no podrían beneficiarse de los fagos en la forma que lo hacen de los antibióticos. Pero en otras partes del mundo, los fagos se han utilizado con éxito en variedad de aplicaciones, sobre todo en Rusia.

El primer uso que se conoce de los fagos para combatir enfermedades infecciosas se realizó en Francia en 1921. En la década de 1930, Stalin importó la terapia de los fagos a la Unión Soviética para combatir la disentería en las tropas soviéticas. Los fagos también se han utilizado para el tratamiento de enfermedades de las plantas. Y en la guerra entre los humanos y ciertas bacterias ( sobre todo en la Unión Soviética) se han utilizado con éxito en el tratamiento de la difteria, el tétanos, la gangrena, la escarlatina, el meningococo, Salmonella y Shigella. Los quirófanos de los hospitales de la República de Georgia son rociados con fagos antes de las cirugías para reducir los riesgos de infección, tanto el material quirúrgico como el aire (8).

Los fagos también se emplean para combatir la resistencia a los antibacterianos, ya que se adaptan a las mutaciones de las bacterias, cosa que no hacen los antibióticos. La terapia con fagos se ha utilizado con éxito en el tratamiento del acné (9) y hasta el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) (10,11). Si los fagos pueden ser controlados, entonces se pueden convertir en armas antibacterianas contra las bacterias perjudiciales, como Carbapenem-Resistant Enterobacteriaceae (ERC) (12,13). The Journal of Infection informó de las impresionantes tasas de éxito en las terapias con fagos en seres humanos, del orden del 8o al 95 % (14). La buena noticia es que usted ya tiene este maravilloso ejército en su cuerpo, justo donde la naturaleza lo puso.

¿Por qué apreciar el moco?

Espero que después de esta información usted haya renovada su aprecio por el moco… aunque suene divertido. Nuestra cultura moderna tiende a preocuparse demasiado por la limpieza, especialmente en los niños, y los mocos pagan los platos rotos. Es probable que la virufobia y bacteriofobia nos haya hecho más daño que bien. A los niños les encanta los mocos, y resulta que la ciencia lo viene a corroborar ahora.

Un niño criado en un ambiente estéril, carente de suciedad y sin gérmenes, y dado que los antibióticos matan todas las bacterias del intestino, hace que no sea capaz de desarrollar un sistema inmune de resistencia a las enfermedades, por lo que se convierte en vulnerable. Esta teoría, conocida como la hipótesis de la higiene, es probablemente unas de las principales razones por las que se desarrollan alergias y enfermedades del sistema inmunológico, que se han duplicado, triplicado o cuadriplicado en las últimas décadas.

La hipótesis higienista se hace aún mas importante a la luz de las nuevas informaciones sobre la relación simbiótica que existe entre nosotros y los habitantes de sus mucosas. Al privar a los niños de la exposición a los gérmenes, esta simbiosis no puede desarrollarse como la naturaleza la pensó. Sin exposición microbiana de forma regular, el cuerpo del niño no tiene la oportunidad de construir de forma adecuada sus defensas. Tal vez sea por eso que tenemos tanta inflamación crónica, enfermedades autoinmunes, aumento de alergias, depresión y enfermedades coronarias, ya que todas ellas están asociadas a la hipótesis higienista.

Los fagos son una de las partes más importantes de la salud en general al equilibrar la microflora intestinal. Para obtener más información sobre la importancia de la flora intestinal y de la salud en general, puede escuchar la siguiente entrevista con la Dra. Natasha Campbell-McBride, que desarrolló el protocolo GAPs.

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Tanta limpieza nos perjudica

La hipótesis higienista sostiene que mantener el entorno lo más estéril posible es contraproducente y en realidad aumenta el riesgo de enfermedades agudas y crónicas. La exposición a una amplia variedad de microorganismos desde el primer día es clave para el desarrollo de un sistema inmune fuerte. El moco proporciona el sustrato de una relación simbiótica entre el complejo de virus, bacterias y quizás otros elementos que todavía no se han descubierto. Una vez más, la naturaleza demuestra ser mucho más sabia que nosotros los seres humanos. Un exceso de limpieza le perjudica. Puede reforzar las defensas naturales de su cuerpo a través de:

* Educarse en la diferencia entre inmunidad natural y artificial, tomando decisiones informadas sobre las vacunas.

* Evitar la toma innecesaria de antibióticos. Recuerde que las infecciones virales no pueden ser tratadas con antibióticos, que sólo funcionan en las infecciones bacterianas.

* Dejar que el niño se ensucie. Permita que su hijos jueguen al aire libre con tierra ( y si su niño se come los mocos, el mundo no se acaba).

* Evitar el uso de jabones antibacterianos y otros productos antibacterianos para el hogar, que acaban con los microorganismos a los que su cuerpo necesita estar expuesto a fin de desarrollar un sistema inmune apropiado. Un simple jabón y agua es todo lo necesario para un lavado eficaz. Los productos químicos antibacterianos ( sobre todo el triclosán) es muy tóxico e incluso se ha encontrado que favorece el desarrollo de bacterias superresistentes.

* Consuma carnes ecológicas de animales criados en su zona que no contengan antibióticos.

Referencias:

http://articles.mercola.com/sites/articles/archive/2013/08/26/mucus-phages.aspx

Artículos relacionados:

https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/04/09/hacia-una-nueva-biologia/

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