Elecciones estadounidenses: aguando la fiesta, con confeti

por Linh Dinh, 8 de septiembre de 2012

Dissident Voice

El recientemente fallecido Reverendo Moon no consiguió lo que sí hacen los políticos estadounidenses: hipnotizar a las masas. Quiero decir que Moon sólo podía conseguir que un millón de parejas se casase, sin cortejo, cenas, bebidas y besos, incluso sin saber ambos el mismo idioma; pero un político estadounidense puede inducir a toda una nación a decir “sí quiero” para llevarlo a su propia tumba. Parece increíble, pero es así.

Noches enteras husmeando en las Convenciones Nacionales de los Republicanos y de los Demócratas me han dejado en un estado de estrés post-traumático, por lo menos, si no de forma permanente, con daño cerebral. Pero tal vez sea mejor así. Pensar requiere esfuerzo y además uno se expone a contradicciones y a la hipocresía, para con uno mismo y para con los demás. Cuando Bill Clinton se presentó como el señor Prosperidad, por ejemplo, no pude evitar pensar: ¿no fue este tipo el que derogó la ley Glass-Steagall, el inicio de los chanchullos bancarios que destruyeron nuestra Economía, que a corto plazo no se va a recuperar? ¿Y no fue Clinton el del tratado de libre comercio, NAFTA, que abrió la puerta a la deslocalización y la consiguiente pérdida de empleo que nos paraliza? Fue el mejor saboteador de la economía estadounidense y de su forma de vida. Clinton ahora se vistió como su último defensor, y sin embargo los lemmings le vitorearon y le aplaudieron. Entonces me pregunto: ¿quiénes son estas personas? ¿No tienen memoria? ¿Están locos? Muchos de ellos vestían de payasos, pero ni aún así.

Durante una de las interminables sesiones de disfraces, Michelle Obama se presentó como un híbrido de la Madre Teresa y Florence Nightingale, consoladora de enfermos, sobre todo de los niños. Las familias de los soldados son su principal preocupación, tartamudeando para así transmitir autenticidad y que la emoción le producía un nudo en la garganta, como si no encontrase las palabras adecuadas para expresar su gratitud y su dolor, aunque el apuntador siempre estuvo allí, por supuesto. Aunque su marido destruye una familia tras otra, sea norteamericana o de otro país, en las sucesivas guerras, se compadece con Michelle, muy fotogénicamente debo decir, de algunos de los seres queridos que quedaron atrás. ¿Sabe usted que el 30% de los soldados de las tropas estadounidenses es  por lo menos la tercera vez que participa en misión tanto en Irak como en Afganistán? ¿Por qué están luchando otra vez? No tienen acceso al petróleo, ni al gas natural, ni al opio, ni consiguen contener a Al Qaeda, y no valen nuestras protestas ante el Gobierno, aunque los Estados Unidos ha reconocido el apoyo a Al Qaeda en su guerra no declarada contra Siria. ¿Pero no creó Estados Unidos Al Qaeda? ¿No lo recuerda?

Al parecer casi nadie recuerda nada, y algunos de los que sí lo hacen, quienes mejor saben todo esto, mienten. Al hablar sobre la guerra de Vietnam, Kerry dijo la famosa frase en 1971: “¿Cómo le pide usted a un hombre que sea el último hombre en morir por un error?”. Ahora ensalza a nuestra chusma de mercenarios, locos desesperados y psicópatas, diciendo que son “hombres y mujeres excepcionales, lo mejor de la nación… que están día a día en primera línea defendiendo a los Estados Unidos”. O sea, que invadir y ocupar un país extranjero, matar a su gente, en su mayoría civiles, ¿ es defender al país, Sr. Kerry? No se siembra por el contrario el odio y es un retroceso, deshonrando a los Estados Unidos, Pero claro, esto ya lo sabe Sr. Kerry, pero como político tiene que atenerse a ese molesto numerito imperial. Si el dinero no es suficiente para corromper, entonces décadas de estar en lo alto es casi seguro que sí lo haga.

Y con rapidez y furia las mentiras giran atronando hacia abajo a los payasos reunidos en casa Charlotte. Ducking casi me lanza un cóctel Molotov en mi pantalla plana. Luego vino Shinseki para asegurarnos que los veteranos serían atendidos, de modo que ninguno de ellos se quedaría sin hogar en 2015. ¡Santo dios! La última vez que oí eso ya decían que había veteranos sin casa y el suicidio se extendió entre los militares. ¿Qué cómo coños lo sé? Yo sólo soy un  refugiado de guerra despistado, como Mitt Romney.

Exhalando el cóctel un humo incoloro, que la EPA sancionaría, Romney prometió 12 millones de nuevos puestos de trabajo en los próximos ocho años, mientras que Obama estableció un nuevo récord, pues dijo que había creado cuatro millones de empleos en casi cuatro años. Como se precisan de 125.000 empleos nuevos cada mes para mantener el ritmo de crecimiento de la población, Obama ha estado pisando sobre el vacío, si es que de hecho una silla vacía no lo habría hecho mucho peor. Por lo menos no ha empezado más guerras, pero ha creado una lista en la que puede apuntar a cualquiera, incluyendo a los estadounidenses.

Por lo menos, estas convenciones han mostrado el avance en la interpretación estadounidense, con las mejores actuaciones por parte de los supuestos aficionados, que eclipsaron a los profesionales del escenario. Clint Eastwood y Eva Longoria, aunque Eastwood hace ya mucho que empezó en esto. Y ahí sigue. Cada cuatro años, las masas estadounidenses caen en esta farsa, en la que cada partido culpa al otro de los errores, aunque juegan en el mismo equipo corporativo: el complejo bancario-militar. Es curioso cómo de forma rutinaria se acusan mutuamente del saqueo y la destrucción del mundo y Norteamérica, de forma implacablemente sistemática. Como la guerra es su negocio, un no a la guerra no tiene sentido, y violan todas las naciones a su alcance, incluida ésta, obviamente. Recibiendo dinero de Wall Street, luchan a favor de Main Street, en lugar de ir en su contra. Sirviendo a estos jefes, les bailan el agua durante toda la campaña electoral.

Para la conquista de los votos siempre recurren a la misma táctica manida: la adulación vacía, la promesa de un futuro brillante, la declaración de que lo suyo es lo mejor y lo del otro falso… Así que emitir el voto cada cuatro años es el peor sexo imaginable. Usted puede desear permanecer virgen por la eternidad en una estación espacial olvidada.

Mientras tanto, el país se hunde, porque eso es precisamente lo que nuestros gobernantes quieren. Cada centavo que va para las clases trabajadoras y medias significa un centavo menos para las grandes corporaciones y los bancos, y es por eso que nuestros políticos siempre apoyan a los que engordan sus bolsillos por encima de cualquier mejora de vida. La tan cacareada reestructuración de los préstamos para estudiantes graduados era algo inevitable, porque muchos de ellos eran incapaces de afrontarlos, con un 53% sin posibilidad de encontrar trabajo a tiempo completo. Había que mantener con vida a los pacientes, de este modo los bancos pueden seguir chupando su sangre. Estos vampiros seguirán deleitándose con nuestra sangre durante generaciones, pues nunca se había contraído semejante deuda que pesa sobre las espaldas de las generaciones futuras. Recuerde que el cartel bancario recibe dinero de la Reserva Federal, que se ha generado de la nada.

Clinton promete que pronto se va a sentir la recuperación económica, y aunque parezca increíble hay gente que lo cree, pero si no eres un profesor titular, un experto en fondos, o estás jubilado o simplemente eres increíblemente estúpido, entonces es bastante razonable gruñir o reírse a carcajadas. ¿Qué dije? Si es usted un pequeño empresario, entonces ya sabe, con angustia, que no hay ningún tipo de recuperación. Hace dos años escribía acerca de la señora Fischel, propietaria de una tienda de quesos y carne en mi centro comercial local. Después de 35 años en el negocio, algunos con números rojos, ella y su marido han decidido cerrar. Ha sido muy humillante el giro de los acontecimientos. Los últimos días antes del cierre, con los estantes vacíos y la mayoría de los empleados despedidos, ella decía todavía a los clientes: “Sólo estamos renovando. Volveremos pronto”. Pero todo el mundo pudo ver lágrimas en su ojos. Atrás quedó aquella mujer parlanchina con una cuchara de plástico en el bolsillo de la camisa, y con la fastidiosa costumbre, todo hay que decirlo, de meter la cuchara en cualquier plato: “Esto está muy bueno”. Apenas unos días después del cierre recibí una carta de su marido: “Millie se ha vuelto loca. Dijo que tomara mis cosas y me fuera de casa, que buscara otra más amplia”. Han estado casado 37 años.

Así que no hay recuperación. Esto es lo que está sucediendo. El centro comercial, la galería, se está desmoronando. Recientemente las escaleras mecánicas del atrio principal permanecieron averiadas durante dos semanas, por lo que la clientela tuvo que cargar pesadamente con la compra hacia arriba y abajo; hay una tubería rota que inunda el piso, ahuyentando los negocios. Al igual que los centros comerciales de todo el país, el pequeño comercio se está muriendo. He visto a muchas personas durmiendo cada noche en la parte de atrás de las galerías comerciales, como lo muestra el hecho de los cartones y periódicos que se ven extendidos en el suelo por las mañanas.

Situaciones similares se están dando por todo el país, así que si usted quiere más de lo mismo, desempleo, guerras, quiebras, no tiene más que votar D o R en las elecciones de noviembre, pero yo tengo otra propuesta. Propongo una dirección radicalmente nueva: tenemos que boicotear estas elecciones y negarles cualquier legitimidad. Es algo que no se debe hace de manera pasiva, quedándose en casa. En su lugar debemos acudir en masa, en cantidades sin precedentes durante la jornada electoral, en cada pueblo y ciudad, pero no para votar, sino para decir que estos políticos no nos representan, que estas elecciones son una mera charada que lo único que hacen es enmascarar el hecho de que los Estados Unidos ya no tienen una Democracia representativa. Antes de decir sí a todo lo demás, debemos decir no a esta permanente locura. Nada de votar a asesinos en masa que manchan nuestras manos de sangre, firmando nuestra propia sentencia de muerte, manipuladores siniestros que están trabajando en contra de nuestros intereses, y enviándonos fuera para matar o morir. Sólo para engordar sus cuentas bancarias. ¡Basta ya!

Linh Dinh es autor de dos libros de historias y cinco de poemas, y una novela que acaba de aparecer, Love Like Hate (Amor como el odio). Rastrea nuestro deterioro social en su blog de fotografía, que actualiza con frecuencia: http://linhdinhphotos.blogspot.com/.  Lea otros artículos de Linh Dinh: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/?s=Linh+Dinh

Fuente: http://dissidentvoice.org/2012/09/party-poopery-with-confetti/