Por Owen Jones, 4 de julio de 2025

Una carta incriminatoria firmada por más de 100 periodistas de la BBC pone de relieve uno de los mayores escándalos de nuestro tiempo
Se trata de una intervención incriminatoria. Más de un centenar de empleados de la BBC han escrito una carta al director general, Tim Davie, para quejarse de que la empresa se ha convertido en portavoz de Israel.
También ha sido firmada por otros 300 periodistas y profesionales de los medios de comunicación, entre los que se encuentra un servidor. Como era de esperar, los empleados de la BBC son todos anónimos, ya que de lo contrario se expondrían a graves consecuencias para su carrera.
La carta dice:
Le escribimos para expresarle nuestra preocupación por las opacas decisiones editoriales y la censura de la BBC en sus informes sobre Israel/Palestina. Creemos que la negativa a emitir el documental «Gaza: Médicos bajo fuego» es solo una de muchas decisiones motivadas por consideraciones políticas. Esto demuestra, una vez más, que la BBC no informa «sin miedo ni favoritismos» cuando se trata de Israel.
La carta continúa subrayando que la decisión de no emitir la investigación fue tomada por la dirección de la BBC a pesar de que el contenido había sido aprobado de acuerdo con las directrices y la política editorial de la BBC, lo que, en su opinión, «parece ser una decisión política», y añade que la respuesta de la BBC demuestra que la organización «está paralizada por el miedo a ser percibida como crítica con el Gobierno israelí».
Esta carta ha superado todos los controles internos de la BBC. No se alega ningún error factual. El otro único documental de la BBC que se centraba en el destino apocalíptico del pueblo palestino en Gaza fue retirado tras una histérica campaña proisraelí, porque el padre del narrador ocupaba un puesto tecnocrático subordinado en la administración de Hamás. Esto no tiene ninguna importancia, ya que las palabras del narrador fueron escritas para él por los productores del documental.
La carta subraya que los firmantes «no piden a la BBC que tome partido», sino simplemente que permita a los periodistas de la BBC «hacer su trabajo presentando los hechos de forma transparente y en su contexto». Destacan un fracaso flagrante:
Como organización, no hemos ofrecido ningún análisis significativo de la implicación del Gobierno británico en la guerra contra los palestinos. No hemos informado sobre las ventas de armas ni sobre sus implicaciones legales. Esta información ha sido revelada por la competencia de la BBC.
Este es uno de los muchos fracasos escandalosos de la BBC, que es una cadena pública obligada a rendir cuentas al Gobierno británico y que ha fallado en su misión.
Y ahí radica la acusación realmente crucial. La carta dice:
No se trata de una casualidad, sino de una estrategia deliberada. Gran parte de la cobertura de la BBC en este ámbito está marcada por el racismo contra los palestinos.
Eso es exactamente lo que ocurre. La BBC ni siquiera ha pretendido que la vida de los palestinos tenga el mismo valor que la de los israelíes. Cuando llevé a cabo mi exhaustiva investigación sobre la cobertura de la BBC para Drop Site News a finales del año pasado, trabajé con periodistas especializados en datos que utilizaron estadísticas irrefutables para demostrar que así era.
La carta menciona un nombre crucial. Dice:
La forma incoherente en que se aplican las directrices pone de relieve el papel de Sir Robbie Gibb, miembro del consejo de administración de la BBC y del comité de normas editoriales de la BBC. Nos preocupa que una persona con estrechos vínculos con el Jewish Chronicle, un medio de comunicación que ha publicado en repetidas ocasiones contenidos antipalestinos y a menudo racistas, tenga voz en las decisiones editoriales de la BBC, independientemente de su cargo, incluida la decisión de no emitir «Gaza: Médicos bajo fuego».
Sir Robbie Gibb es un caso de estudio llamativo. Hermano de un ministro conservador, se incorporó a la BBC como investigador político tras graduarse, antes de convertirse en jefe de gabinete del canciller conservador de la oposición Francis Maude. Posteriormente, regresó a la BBC como redactor jefe adjunto del programa estrella de actualidad Newsnight, y luego pasó a ser redactor jefe de programas políticos de la BBC, como Daily Politics, donde trabajó en estrecha colaboración con su presentador principal, Andrew Neil, entonces presidente de la revista de extrema derecha Spectator. Posteriormente, abandonó la BBC en 2017 para convertirse en director de comunicación de la primera ministra conservadora Theresa May. Más tarde regresó a la BBC, donde se incorporó a su consejo de administración.
Se le perdonará si esta puerta giratoria entre los conservadores y la BBC le ha dado vértigo.
Ha sido señalado por antiguos presentadores de Newsnight, como Emily Maitlis, que lo calificó de «agente activo del Partido Conservador» que moldeaba la información difundida por la BBC actuando «como árbitro de la imparcialidad de la BBC».
En 2020, dirigió un consorcio para adquirir The Jewish Chronicle, un periódico que, en lugar de cumplir su misión esencial de ofrecer representación mediática a la comunidad judía británica, se comportó como un ferviente partidario del Estado de Israel e incluso, como se señala en la carta, difundió comentarios racistas y antipalestinos odiosos.
Es realmente sorprendente que este hombre tenga tanto poder e influencia en la BBC. ¿Se imaginan a alguien vinculado a la izquierda y a los pro palestinos con tanto poder e influencia? Es más probable que la Luna se convierta en un queso gigante.
Como se señala en la carta:
Este conflicto de intereses pone de manifiesto un doble rasero para los creadores de contenidos de la BBC, que ellos mismos han sufrido la censura en nombre de la «imparcialidad». En algunos casos, se ha acusado a miembros del personal de tener una agenda oculta por publicar en las redes sociales artículos críticos con el Gobierno israelí. En comparación, Gibb sigue ocupando un puesto influyente y sus decisiones carecen de transparencia, mientras que sus tendencias ideológicas son bien conocidas. No podemos seguir pidiendo a los contribuyentes que pagan el canon que hagan la vista gorda ante las lealtades ideológicas de Gibbs.
La carta destaca que la cobertura de la BBC sobre Israel y Palestina «no cumple con nuestros propios estándares editoriales», con «una brecha entre la cobertura de la BBC de lo que está sucediendo en Gaza y Cisjordania y lo que nuestra audiencia puede ver a través de múltiples fuentes creíbles, incluyendo organizaciones de derechos humanos, personal de la ONU y periodistas sobre el terreno».
Por eso la carta hace esta afirmación incendiaria:
Con demasiada frecuencia, se ha dado la impresión de que la BBC estaba haciendo propaganda para el Gobierno y el ejército israelíes.
Cabe señalar que más de un centenar de periodistas que dedican su vida a trabajar para la BBC han declarado estar de acuerdo con esto.
Afirman: «Nos hemos visto obligados a concluir que las decisiones se toman para responder a una agenda política y no para satisfacer las necesidades del público».
Continúan expresando su extrema preocupación por el hecho de que los reportajes de la BBC sobre esta cuestión «no cumplen con los estándares que espera nuestro público», y añaden:
Creemos que el papel de Robbie Gibb, tanto en la junta directiva como en el comité de normas editoriales, es insostenible. Instamos a la BBC a que haga más por nuestro público y reafirme su compromiso con nuestros valores de imparcialidad, honestidad e información sin miedo ni favoritismos.
Además de estos periodistas de la BBC, entre los firmantes se encuentran los actores Juliet Stevenson, Khlaid Abdalla, Zawe Ashton y Miriam Margoyles.
Hoy, personas con información privilegiada de la BBC tienen cosas interesantes que decir. Uno de ellos afirma:
En la BBC, el sentimiento de rechazo hacia Gibb es palpable.
En los pasillos de la New Broadcasting House, los empleados se confían entre sí las decisiones ilógicas tomadas por la dirección y el papel que Gibb está llamado a desempeñar.
A menudo nos sentimos como si estuviéramos en una relación tóxica con la BBC, en la que se nos manipula y se nos acalla.
Y continúan:
Estamos agotados por el doble rasero y la suspensión de las normas editoriales. Para muchos empleados, esto ha roto cualquier noción de equidad.A menudo nos consolamos mutuamente preguntándonos cómo ha podido suceder esto. Creemos que la BBC no podrá cumplir su compromiso de equidad e imparcialidad mientras Gibb siga en el cargo.
Otro añade:
Desde hace más de un año, somos conscientes de que la información difundida por la BBC no se ajusta a la realidad. Se pide al público que no crea lo que ve y oye.
Cualquiera que tenga un teléfono ha visto las imágenes procedentes de Gaza y Cisjordania, pero BBC News se ha enredado en nociones de «complejidad».
¿Por qué hemos adoptado una postura clara sobre Ucrania y Rusia cuando no somos capaces de afirmar con certeza los hechos cuando se trata del pueblo palestino? Robbie Gibb es, al menos en parte, responsable de esta situación.
Hemos planteado estas preocupaciones en repetidas ocasiones, pero no se nos ha escuchado. Nos expresamos porque debemos servir mejor al público.
De hecho, este es otro ejemplo del mayor escándalo del periodismo occidental de nuestro tiempo.
Lo que han hecho la BBC y otras organizaciones es ocultar por completo las declaraciones de los líderes y responsables israelíes en las que expresaban su intención genocida y criminal, o bien enterrarlas y negarse a explicar la naturaleza genocida y criminal de dichas declaraciones. Estas declaraciones resultaron ser la hoja de ruta más precisa de lo que Israel iba a hacer, y sin embargo la BBC engañó completamente a su público sobre las intenciones de Israel, tratando estas declaraciones como si hubieran sido hechas en un universo paralelo y centrándose en cambio en las declaraciones fraudulentas hechas por los responsables israelíes al público occidental.
La BBC centró repetidamente sus informes en las declaraciones y afirmaciones falsas del Estado israelí, tratándolas como creíbles a pesar de las pruebas abrumadoras que demostraban que Israel mentía constantemente y cometía todos los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad imaginables.
Las voces palestinas han recibido mucha menos cobertura y han sido perseguidas como si estuvieran en el banquillo, a diferencia de las voces proisraelíes.
Las atrocidades y los crímenes de guerra han sido ignorados y silenciados. Los estudios que denuncian los crímenes de guerra han sido ignorados o han recibido una cobertura mediática muy limitada.
Se consideró que la vida de los palestinos tenía infinitamente menos valor que la de los israelíes, mientras que términos emotivos como «masacre» se reservaban para las víctimas israelíes en lugar de para las palestinas, y se utilizaban proporcionalmente muchas más palabras humanizadoras para las víctimas israelíes que para las palestinas.
Mientras que frases como «el Ministerio de Salud dirigido por Hamás» se utilizan sistemáticamente para socavar la confianza en el recuento de víctimas en Gaza, no se mencionan hechos fundamentales como la emisión de órdenes de detención por parte de la Corte Penal Internacional contra Benjamin Netanyahu y su antiguo ministro de Defensa.
Se ha ocultado el hecho de que existe un consenso entre los especialistas en genocidio, incluidos los israelíes, sobre que Israel está cometiendo un genocidio, ya que se ha silenciado a estos especialistas.
Podríamos seguir así.
Es el mayor escándalo del periodismo occidental de nuestro tiempo. Estos periodistas de la BBC han alzado la voz. Otros periodistas deberían hacer lo mismo.
Owen Jones
Traducción «comprar a un periodista es más fácil que comprar un buen chucrut» por Viktor Dedaj, con probablemente todos los errores y erratas habituales.
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