Una Ciencia políticamente correcta para las Masas

Por el Prof. Peter Saunders, 27 de enero de 2014

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La verdadera Democracia no significa únicamente tener derecho al voto, sino que también las personas deben tener acceso a la información que necesitan para tomar una decisión informada. Por eso los científicos deben tener la libertad de expresar sus puntos de vista sobre las cuestiones científicas, dice el Prof. Peter Saunders.

Cuando los científicos estadounidenses elaboraron un informe que advertía que de continuar con el nivel actual de emisiones de gases de efecto invernadero conduciría hacia un cambio climático insostenible, la Administración no se limitó únicamente a ignorar sus conclusiones. Modificaron el Informe para que pareciese que los científicos en sus conclusiones apoyaban la política del Gobierno de no hacer nada para reducir las emisiones de carbono ([1] Scientific Integrity in Washington, SiS 49, [2]). No sólo era una muestra de sesgo político, sino la negación de un principio fundamental de la Democracia. Sin embargo, no se pudo mantener durante mucho la mentira: las investigaciones en las que habían participado científicos de diferentes países no pudieron ocultarse, incluso con la participación de un organismo tan poderoso como el Gobierno de Estados Unidos.

En aquel momento, este episodio pareció otro exceso de la Administración, de alguien que confiaba más en la Fe y el instinto que en la realidad (3). Ahora, sin embargo, los Gobiernos parecen más bien inclinarse hacia las evidencias basadas en la Política. Esto lo podemos ver en muchos campos, en todo aquello que favorezca una visión positiva de las políticas gubernamentales (4,5), pero es el campo de la Ciencia donde esta actitud está más marcada.

En otras áreas, el Gobierno y las personas aceptan que existe una gran componente subjetivo y diferencias de opinión, como por ejemplo en Economía. Así que los Gobiernos no tienen por qué preocuparse demasiado si hay economistas de prestigio que están en desacuerdo con sus políticas; mientras puedan encontrar a algunos economistas que los apoyen, lo que siempre sucede, pueden decir que siguen las mejores políticas económicas.

En contraste, la mayoría de las personas piensan que la Ciencia es objetiva y fiable. Las personas que hablan de Ciencia a la gente no suelen reconocer que los conocimientos científicos son provisionales. Después de todo, la física newtoniana ha sido superada. Pero esto tipo de incertidumbres tienen poca influencia directa en las decisiones de los Gobiernos. Puede haber cuestiones prácticas sobre las que todavía se generan incertidumbres, pero eso se ve como una cuestión de que todavía no se dispone de todas las pruebas, más que como la expresión de diferentes puntos de vista.

Si una política dice estar basada en la Ciencia, entonces adquiere un estatus privilegiado. Cualquier persona que esté en desacuerdo es tratado como un excéntrico que dijera haber diseñado una máquina de movimiento perpetuo. Lo mismo ocurre con el tema de la alimentación en el mundo, que dicen no se puede mantener sin cultivos modificados genéticamente o mantener las luces encendidas sin energía nuclear.

Por lo tanto, aceptar que existen dudas sobre el conocimiento científico es mucho más difícil de reconocer que algunos reputados economistas no estén de acuerdo con la dirección de la política gubernamental.

Por eso es muy importante para los Gobiernos que la Ciencia esté en consonancia con lo que ellos quieren hacer. Tienden a nombrar asesores que repitan lo que quieren oír. De hecho, los asesores tienen que conectar más o menos estrechamente con los intereses de los políticos que les nombraron. Y una vez que los Gobiernos reciben los parabienes de los Asesores, entienden que el asunto está cerrado. Se espera que los científicos estén en la misma honda, al igual que los Ministros aceptan las decisiones del Gabinete y lo que se ha acordado, con independencia de su opinión sobre el asunto.

Silenciando a los científicos

Ian Boyd, asesor científico del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA), dice que la “voz de la ciencia” debe ser oída a través de comités consultivos y asesores empotrados, como es su caso (6). Es interesante comprobar que emplea la palabra “empotrado”, una palabra que generalmente se utiliza para describir a los corresponsales de guerra que se integran en una unidad militar (periodistas empotrados) y que van sólo donde se les permite e informan de lo que el Ejército les permite informar.

Se empeña en recalcar que los científicos no deben ser la “voz disidente” en el debate público. Una vez que los Gobiernos han decidido lo que es científico y lo que no, los científicos no deberían mostrar su desacuerdo en público con esta decisión. Esto nos recuerda la actitud de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en el siglo XVII: decidido que el centro del Universo era la Tierra, un simple científico como Galileo no debiera haber dicho que era un planeta más que giraba alrededor del Sol. Al menos, no debiera de haberlo dicho en público, y al hacerlo fue condenado por la Inquisición de por vida a arresto domiciliario, evitando el trato social.

El Coordinador de Previsión de la Oficina de Asesores de la Oficina Europea del Presidente de la Comisión Europea viene a decir lo mismo, aunque con un lenguaje más comedido (7): “Para que las políticas sean más comprensibles, basadas en las evidencias, debemos confiar, por principio, más en la Ciencia. Una vez que se logra un consenso, las pruebas científicas generan menos debate”.

En Estados Unidos, poco después de que Obama se convirtiese en Presidente en el año 2009, la Casa Blanca envió un Informe a los Jefes de Departamentos y a las Agencias Gubernamentales exigiéndoles la elaboración de unas políticas para la integridad científica (8). Este proceso todavía no se ha completado. Según la Unión de Científicos Preocupados (UCS), 22 Departamentos y organismos han elaborado proyectos de políticas científicas (9). De estos proyectos, la UCS dice que sólo 6 de ellos promueven la integridad científica, 5 de ellos requieren de nuevas revisiones y 11 se muestran insuficientes o aún no han terminado, por lo general sin ninguna indicación de cuando lo van a hacer. Es preocupante que entre los Organismos con códigos claramente insatisfactorios se encuentren los de Educación, Energía, Ayuda Marítima y Agricultura.

Un Organismo que no ha elaborado ningún tipo de código es Fish and Wildlife Service (FWS). En el año 2012, este Organismo presionó a un científico para que no apareciese en un programa de televisión que trataba sobre las deformidades encontradas en los peces causadas por la contaminación con selenio en los ríos de Idaho (10). Las cosas quizás hayan mejorado desde la época de George W. Bush, pero no tanto como los esperaban los científicos.

En Canadá, el Gobierno conservador de Harper está reduciendo de forma drástica la normativa ambiental y la vigilancia. El último ejemplo es la retirada en noviembre de 2013 de la protección existente a los peces de agua dulce y sus hábitats (11). Para que no exista ningún tipo de traba, a los científicos de los Departamentos y Organismos gubernamentales que tienen relación con el medio ambiente se les ha impedido hablar con la prensa sobre su trabajo, incluso en cuestiones que no están directamente relacionadas con las políticas gubernamentales. A un geólogo se le negó el permiso para hablar con los medios de comunicación sobre un documento que había publicado en Nature que trataba de una inundación que se produjo en Canadá hace 13.000 años (12). A los científicos que asistieron a la reunión Polar en Montreal, recibieron un correo electrónico en el que se les decía que si les acercaba un periodista entregasen una tarjeta de visita y concertasen una cita para hablar en presencia de un responsable gubernamental.

Esta tendencia mundial de silenciar a los científicos con fines políticos es muy preocupante. Es una grave amenaza tanto para el avance de la Ciencia como de la Democracia, ya que reduce el acceso a las personas a informaciones que tienen relevancia para su seguridad y bienestar, y puede servir de base para ejercer el derecho para votar de una manera consecuente. Se trata también de una restricción intolerable a la libertad de los científicos para hablar y expresar sus puntos de vista a los ciudadanos.

Conclusión

El papel de los científicos es la de presentar los hechos y las incertidumbres científicas, para que la sociedad decida el mejor camino a seguir. En la práctica, ya lo sabemos, son los Gobiernos los que toman las decisiones, pero en las Democracias debe tenerse en cuenta a los ciudadanos, y para ello necesitan estar informados de esos hechos e incertidumbres.

Los Gobiernos deben informar la público, conociendo los informes científicos no en versiones descafeinadas que hayan sido retocadas para apoyar sus políticas. Por ejemplo, debiéramos conocer los Informes que las Comisiones especiales enviaron al Parlamento del Reino Unido, donde se incluyen las evidencias presentadas por los científicos.

A los científicos, incluidos los que trabajan para los Gobiernos, se les debe permitir hablar con libertad sobre los asuntos científicos, incluso si no están de acuerdo con los posiciones gubernamentales. Uno y otros deben ser capaces de defender sus posturas y políticas. Si el Gobierno observa que hay disparidad de criterios y factores que no se han tenido en cuenta, debiera promover el debate.

La pérdida de confianza de la gente en las políticas gubernamentales en los temas de salud, por ejemplo en el caso de la encefalopatía espongiforme bovina ( enfermedad de las vacas locas), no se debió a las distintas posturas científicas existentes, sino al hecho de que se afirmó de forma categórica desde el Gobierno que no había peligro alguno. Podemos ver unas imágenes en las que el Ministro de Agricultura, John Selwyn Gummer, daba una hamburguesa a su hija de cuatro años, una imagen muy impactante que la gente no ha olvidado. Todavía se puede ver en Youtube (13).

Los científicos tienen el derecho de comunicar sus hallazgos y expresar sus opiniones sobre los asuntos científicos y sobre los que se sustentan las decisiones de los Gobiernos, y no debe ser un privilegio de un grupo en particular. Esto es esencial para la toma de decisiones y bueno para la Democracia.

Los Gobiernos deben hacer todo lo posible para promover el debate, y no entrar en connivencia con las Corporaciones para restringirlo. Esto es particularmente importante en un momento en que la dura mano de la Corporaciones se ha metido en las publicaciones científicas, hasta el punto de que informaciones vitales para la salud de las personas se están censurando de forma deliberada [14, 15] Retracting Séralini Study Violates Science and Ethics and Open Letter on Retraction and Pledge to Boycott Elsevier, SiS 61).

Referencias:

  1. Saunders PT. Scientific integrity in Washington. Science in Society 49   4-5,  2011.

  2. “Bush Aide Softened Greenhouse Gas Links to Global Warming”. Andrew C Revkin. New York Times, 8 June, 2005. http://www.nytimes.com/2005/06/08/politics/08climate.html

  3. “Faith, certainty and the presidency of George W Bush. “ Ron Susskind , New York Times, 17 October 2004. http://www.nytimes.com/2004/10/17/magazine/17BUSH.html?_r=0 20/1/14.

  4. The LSE GV314 Group. Evaluation under contract: Government Pressure and the production of policy research. Public Administration. doi:10.1111/padm.12055, 2013.   http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/padm.12055/pdf   20/1/14

  5. The LSE GV314 Group. Evidence-based politics. Government and the production of policy research. http://www.lse.ac.uk/government/research/resgroups/CPPAR/Documents/Evidence-based-politics-Government-and-the-production-of-policy-research.pdf  20/1/14.

  6.  Boyd I. Point of view: making science count in government. eLife 2013;2:e01061, 2013. http://elife.elifesciences.org/content/2/e01061 20/1/14.

  7. Schmitt D. The great divide. The Scientist, 1 December 2013. http://www.the-scientist.com/?articles.view/articleNo/38364/title/The-Great-Divide/  20/1/14.

  8. White House Press Office, 9 March 2009. Memorandum for the Heads of Executive Departments and Agencies. http://www.whitehouse.gov/the_press_office/Memorandum-for-the-Heads-of-Executive-Departments-and-Agencies-3-9-09/

  9. Goldman G, Bailin D, Renaud A, Rogerson P and Grifo F. Grading Government Transparency. Union of Concerned Scientists, Cambridge MA, 2012.  http://www.ucsusa.org/assets/documents/scientific_integrity/grading-government-transparency-report.pdf

  10. “Can federal scientists speak out freely?” USA Today, 27 June 2013. http://www.usatoday.com/story/tech/columnist/vergano/2013/04/06/hansen-federal-scientists-communication/2053077/

  11. Casselman A. Changes to Canada’s fisheries law alarm biologists. Nature  News, 25 November 2013. http://www.nature.com/news/changes-to-canada-s-fisheries-law-alarm-biologists-1.14234?WT.ec_id=NEWS-20131126    27/11/13

  12. “When science goes silent.” Jonathon Gatehouse, Macleans, 3 May 2013. http://www2.macleans.ca/2013/05/03/when-science-goes-silent/

  13. “UK Agriculture Minister and BSE, Mad Cow Disease, from 1990.” YouTube. http://www.youtube.com/watch?v=QobuvWX_Grc 20/1/14.

  14. Ho MW and Saunders PT. Retracting Séralini study violates science and ethics. Science in Society 61 (to appear).

  15. Becker H et al. Open letter on retraction and pledge to boycott Elsevier. Science in Society 61 (to appear).

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Procedencia: http://www.i-sis.org.uk/Politically_correct_science_for_the_masses.php