Polonia prohíbe el cultivo del maíz transgénico Mon810 de Monsanto

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 El maíz Mon810 de Monsanto, un maíz modificado genéticamente para producir resistencia ante el insecticida Bt, ha sido prohibido su cultivo en Polonia tras las protestas de los apicultores, al señalar que este maíz estaba matando las abejas. Al mismo tiempo, los apicultores estadounidenses han realizado una petición a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para que se suspenda el uso de un plaguicida que está vinculado con la muerte de enormes cantidades de abejas. La petición especifica que se trata del neonicotinoide clotianidina de Bayer, y está respaldada por más de un millón de firmas de ciudadanos.

Polonia es el primer país que reconoce formalmente la relación entre el maíz modificado genéticamente de Monsanto y el Trastorno del Colapso de las Colonias (CCD), que está causando efectos devastadores en las abejas en todo el mundo. Lo más probable es que Monsanto ya conozca este problema de los transgénicos y su relación con la muerte de las abejas. Recientemente, Monsanto adquirió una empresa de investigación del CCD, Beelogics, en la cual estaban confiando las Agencias Gubernamentales y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para que resolviese las dudas que existen sobre la causa de la desaparición de las abejas.

Esta empresa es ahora propiedad de Monsanto y es poco probable que Beelogics se dedique a establecer el posible vínculo entre los cultivos transgénicos y el Trastorno del Colapso de las Colonias.

En un estudio realizado en Alemania, tras poner en libertar a las abejas en un campo de colza modificada genéticamente, alimentándose las abejas más jóvenes con el polen de la planta de colza, los científicos descubrieron que las bacterias en los intestinos de las abejas jóvenes presentaban rasgos de los genes de la colza transgénica. Eso demuestra que el ADN de los organismos modificados genéticamente presenten en el polen se transfiere a las abejas, en particular a su sistema digestivo.

Muchos apicultores están utilizando el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa para alimentar a sus abejas, que se obtiene a partir del maíz modificado genéticamente de Monsanto y que es tratado con los insecticidas neonicotinoides de Bayer.

Las abejas comenzaron a desaparecen en los Estados Unidos un año después de que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) permitiese el uso de estos nuevos insecticidas, en el período 2004-2005. Incluso la EPA reconoce que el “envenenamiento por pesticidas” está contribuyendo al colapso de las colonias de abejas.

Uno de los efectos observados por estos insecticidas es el debilitamiento del sistema inmunitario de las abejas. Las abejas que van en busca del polen vuelven cargas de pesticidas a la colmena, que son ingeridos por todas las abejas. Seis meses más tarde, sus sistemas inmunológicos están deprimidos y son presas fáciles de infecciones naturales, tales como parásitos, ácaros, virus, hongos y bacterias. De hecho, agentes patógenos, tales como la varroa, nosema, infecciones por hongos y bacterias, y el IAPV (Israeli acute paralysis virus) están presentes en grandes cantidades en grandes cantidades en las abejas que presentan el trastorno CCD.

Tres recientes estudios implican a los insecticidas neonicotinoides o “neonics” para abreviar, que son utilizados en 142 millones de hectáreas sólo en los Estados Unidos, en campos de maíz, soja, trigo y algodón con el Trastorno del Colapso de las Colonias. También es un producto que está presente en los insecticidas utilizados en jardinería. Como se detalla en un artículo publicado recientemente por Reuters, los neonics son absorbidos por el sistema vascular de las plantas y contaminan el polen y el néctar que las abejas recogen. Los neonicotinoides son un veneno para el sistema nervioso, que desorienta a los abejas, no pudiendo encontrar el camino de regreso a la colmena.

También fue la conclusión de una investigación publicada en la prestigiosa revista Science. En otro estudio, llevado a cabo por los entomólogos de la Universidad de Purdue, descubrieron que el polvo presente en el aire que contiene neonicotinoides en el momento de la siembra tuvo “efectos letales que son compatibles con las pérdidas observadas por los apicultores en sus colmenas”. Un tercer estudio de Harvard School of Public Health ha recreado el Trastorno del Colapso de las Colonias en las colmenas de abejas, simplemente administrando pequeñas dosis de un neonicotinoide muy popular, el imidacloprid.

Obtenga más información sobre las abejas en:

http://www.honeybeehaven.org/

Fuente: http://capwiz.com/grassrootsnetroots/issues/alert/?alertid=22033501