Por Eric MEUNIER, 4 de noviembre de 2025

Plantas y hongos modificados genéticamente mediante CRISPR u otras técnicas de «mutagénesis dirigida», organismos vivos modificados genéticamente (OGM) designados con las siglas «NTG» de «nuevas técnicas genómicas»… Estas diferentes expresiones se encuentran en los discursos y escritos de numerosos legisladores y científicos, a pesar de que son inadecuadas. Pero se utilizan con un fin explícito: conseguir la desregulación de un gran número de OGM haciendo desaparecer sistemáticamente las palabras «genéticamente modificados», que provocan desconfianza en el público.
La Directiva 2001/18 es, por el momento, el texto jurídico europeo que define los OGM y regula su liberación en el medio ambiente. Según esta directiva, un OGM es «un organismo, con excepción de los seres humanos, cuyo material genético ha sido modificado de una manera que no se produce naturalmente por multiplicación y/o recombinación natural». Con esta definición, el legislador ha tenido en cuenta tanto el método utilizado para modificar genéticamente un organismo como el propio organismo modificado genéticamente. En otras palabras, el legislador define estos organismos por referencia al método empleado para modificarlos genéticamente. Los términos utilizados son deliberadamente los del lenguaje común, ya que se trata de un texto jurídico y no de una publicación científica abierta, como cualquier publicación científica, a la controversia, lo que permite el progreso de la ciencia. Sobre todo, esta definición es mucho más amplia que la de «transgénesis», término que, por cierto, nunca aparece en esta directiva. Pero para servir a sus proyectos de desregulación de los OGM vegetales, la Comisión ha utilizado, si no abusado, de una semántica sesgada, como veremos a continuación.
Las «herramientas» dan nombre a protocolos complejos
Desde que surgió el debate sobre las nuevas técnicas de modificación genética de los vegetales, el vocabulario utilizado es ambiguo, incluso erróneo. Inicialmente, la expresión «Nuevas Técnicas de Selección» (New Breeding Techniques en inglés) era habitual en las comunicaciones de los partidarios de la desregulación de los OGM… La denominación «técnicas de selección» es más atractiva que «técnicas de modificación genética», tal y como la entiende ahora el público. Pero esta expresión fue finalmente sustituida por la de «nuevas técnicas genómicas». Esta expresión da lugar a confusiones a varios niveles. La primera es la propia sigla NTG, utilizada para referirse a «plantas NTG» en lugar de «OGM vegetales», que es lo que realmente son estos organismos. La segunda confusión es la expresión «plantas NTG», que no significa nada. En efecto, una vez desarrollada la sigla, hablar de plantas NTG como hace la Comisión significa hablar de «plantas de nuevas técnicas genómicas». Así se denominaría a un organismo con el nombre de una técnica, como si a un niño se le llamara parto natural o cesárea. Se ve que poner en el mismo plano a los organismos y a las técnicas es una manipulación deliberada del significado de las palabras. Algunos son más rigurosos y hablan de «vegetales derivados de NTG».
Otro abuso semántico consiste en hablar de «organismos modificados por Crispr». En este caso, el complejo protocolo técnico y experimental se reduce a la simple designación de una de las muchas herramientas utilizadas en dicho protocolo. ¿Consecuencia? Muchos miembros de la Comisión Europea, del Parlamento o del Consejo de la Unión Europea ignoran, olvidan, descuidan o callan que modificar un organismo, utilizando por ejemplo la herramienta Crispr, implica otras herramientas y métodos según los protocolos elegidos. Por ejemplo, es habitual utilizar células vegetales aisladas, cultivadas en un medio artificial repleto de productos químicos, en su mayoría mutagénicos, y utilizar transgenes para que las células puedan sintetizar las moléculas «Cas» indispensables para cualquier uso de las técnicas Crispr/ Cas, utilizar secuencias genéticas artificiales para que se realice la modificación genética deseada en el núcleo de las células objetivo, hormonas para permitir la generación de una planta a partir de células aisladas, al tiempo que se inducen nuevas modificaciones genéticas o epigenéticas denominadas «no intencionadas», conocidas pero nunca buscadasi…
Nombres de métodos para crear confusión
El debate normativo actualmente en curso se basa en una propuesta presentada por la Comisión Europea en julio de 2023ii. Esta propuesta, que requiere la modificación del Reglamento (UE) 2017/625 (denominado «paquete higiene», que solo se aplica a los productos destinados a la alimentación humana y animal), modifica la propia definición de los OGM a los que se aplica. De este modo, excluye de la definición los OGM obtenidos mediante técnicas de mutagénesis y fusión celular desarrolladas principalmente antes de 2001 y cuya seguridad, por lo tanto, estaría demostrada desde hace mucho tiempoiii. Según la legislación actual, se trata de OGM que, aunque están exentos de la aplicación de esta directiva, siguen siendo OGM según la Directiva 2001/18 relativa, al igual que la propuesta de nuevo reglamento, a la liberación en el medio ambiente. Por lo tanto, esta exclusión anula un criterio temporal objetivo y verificable (la fecha de 2001). También justifica la desregulación de los «nuevos OGM», declarados «equivalentes» a los antiguos OGM exentos, a los que se añaden discretamente los derivados de técnicas «avanzadas tales como el rescate de embriones, la poliploidía inducida y los cruces en puente»… Sobre todo porque «tales como» significa que puede haber otros que aparecerán inevitablemente en la propia normativa, a medida que avancen los cambios tecnológicos y la aceptación social de estas nuevas manipulaciones genéticas.
Si bien los términos Crispr, NTG, cisgénesis, «mutagénesis dirigida» o «dirigida» se mencionan con frecuencia, parece conveniente volver al texto. En su propuesta, la Comisión Europea centra su atención en las «plantas obtenidas mediante determinadas técnicas genómicas nuevas» y su comercialización (en la alimentación, en el medio ambiente, etc.). ¡No todas las nuevas técnicas, sino algunas! Precisa que la nueva técnica genómica en cuestión es la «mutagénesis dirigida», definida como «las técnicas de mutagénesis que provocan una o varias modificaciones de la secuencia de ADN en lugares precisos del genoma de un organismo». Sin embargo, muchas técnicas de mutagénesis denominadas «aleatorias» son específicas cuando pueden ser reproducidas por un experto que desea obtener la mutación deseada y el carácter patentado asociado.
Si a esto se añade el caso de la definición propuesta para la «cisgénesis», que sería una técnica de «modificación genética que provoca la inserción, en el genoma de un organismo, de material genético ya presente en el pool genético de los obtentores», el lector se encuentra con definiciones jurídicas propuestas por la Comisión Europea en un lenguaje que pretende ser «científico» y que resulta sorprendentemente impreciso, incluso falso, ya que la cisgénesis es tradicionalmente (y todavía en la mayoría de los casos) una técnica particular de transgénesis, pero rara vez una NTG. Esta imprecisión también permite que el anexo de la Comisión Europea proponga finalmente tanto sustituciones de nucleótidos como deleciones e inserciones de secuencias sin límite de tamaño. La batería completa de modificaciones posibles, con excepción de la inserción definitiva de transgenes…
Las imprecisiones y confusiones de los términos utilizados han sido la base del argumento para proponer una desregulación de los OGM. Esto lleva a que el vocabulario utilizado por la Comisión Europea en su propuesta no esté exento de ambigüedades. Una situación paradójica, ya que la simplicidad de la definición proporcionada por la Directiva 2001/18, legislación que regula los OGM desde 2001, la hace aún más clara: un OGM es «un organismo, con excepción de los seres humanos, cuyo material genético ha sido modificado de una manera que no se produce naturalmente por multiplicación y/o recombinación natural».
i Véase el ejemplo del maíz waxy de Dupont/Pioneer (ahora Corteva):
Anick Bossu y Eric Meunier «La terminología en las que se basa la estrategia de las multinacionales», Inf’OGM, el periódico, n.º 173, octubre/diciembre de 2023.
ii Comisión Europea, «Propuesta de REGLAMENTO DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO sobre los vegetales obtenidos mediante determinadas nuevas técnicas genómicas y los alimentos y piensos derivados de ellos, y por el que se modifica el Reglamento (UE) 2017/625», 5 de julio de 2023.
iii Ibid. (artículo 3)
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