GMWatch, 17 de octubre de 2012
EXTRACTO: “Me parecieron reacciones sorprendentemente rápidas y eso es motivo de preocupación, porque me parece que se necesita tiempo para leer un artículo científico de cierta complejidad”.- Profesor Jack Heinemann
“Estamos sorprendidos de las violentas y rápidas reacciones por parte de los científicos, en apenas 24 horas. ¿ Se debió a sus intereses económicos, o están involucrados en una evaluación insuficiente de los cultivos transgénicos y su influencia en la salud? Las primeras reacciones han llegado sobre todo de personas que no han publicado nada sobre la revisión de estudios científicos fisiológicos y toxicológicos en mamíferos y humanos”.- Profesor Gilles-Eric Séralini.
Nota: Artículo informativo de Latha Jishnu, editor de la India sobre temas científicos en la revista Down To Earth.
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Las ratas del maíz transgénico
Por Latha Jishnu, 17 de octubre de 2012
Down To Earth,
http://www.downtoearth.org.in/content/gm-maize-rats
Los resultados del estudio de Séralini sobre el efecto del maíz transgénico de Monsanto en ratas ha provocado una conmoción mundial.
Hace tres semanas, un Instituto Universitario de Normandía, en Francia, desató la furia, la indignación y una feroz batalla entre científicos de todo el mundo a raíz de la publicación de los resultados de un estudio en animales durante dos años. El estudió incluía la alimentación de los animales con una variedad muy conocida de maíz modificado genéticamente y el herbicida a base de glifosato más utilizado. Roundup. El estudio fue publicado por un equipo de científicos dirigido por el reconocido Gilles-Eric Séralini, que dirige el Instituto de Biología de la Universidad de Caen, Francia.
Séralini y su equipo de 7 científicos han llevado a cabo un estudio sobre alimentación con un maíz transgénico tolerante al glifosato, el maíz NK603, un producto agrobiotecnológico producido por Monsanto, y con Roundup, muy ampliamente utilizado, en 200 ratas durante dos años. Roundup mata a las malas hierbas sin dañar los cultivos. Era la primera vez que se hacía un estudio para comprobar los efectos en la salud de un cultivo transgénico y un pesticida muy utilizado durante un período de tiempo mucho mayor que los estudios realizados por las agencias reguladoras, la Industria o los Institutos de Investigación. Este estudio de dos años fue diseñado para que se mantuviese durante el tiempo normal de vida de una rata, mientras que los estudios de la Industria sólo duran 90 días.
El equipo utilizó 100 hembras y 100 machos. En ambos grupos, algunas ratas fueron alimentadas con el maíz NK603, en un segundo grupo el maíz presentaba Roundup, y el tercer grupo recibió agua potable con el límite mínimo permisible de Roundup. Un cuarto grupo hizo de grupo de control y fue alimentado con una dieta estándar de maíz no modificado genéticamente.
Los resultados fueron alarmantes, según el artículo revisado por pares y publicado en Food and Chemical Toxicology, una publicación de la reputada revista Elsevier. Las ratas que fueron alimentadas con el maíz transgénico NK603 o con agua que contenía Roundup, murieron mucho antes que las ratas del grupo de control y desarrollaron enfermedades relacionadas con trastornos hormonales y en órganos sexuales. Las hembras desarrollaron importantes tumores mamarios, problemas de la hipófisis y del riñón; mientras que los machos presentaron en su mayoría insuficiencia renal grave. Hasta un 50% de las ratas macho y el 70% de las hembras murieron de forma prematura, en comparación con sólo el 30% y el 20% respectivamente del grupo de control.
Las consecuencias son muy graves, según la nota de prensa emitida por el CRIIGEN, una organización independiente formada por expertos científicos que estudian los organismos modificados genéticamente (OGM), los pesticidas y los efectos de los contaminantes sobre la salud y el medio ambiente, a partir de los resultados de la investigación.
“Se demuestra la toxicidad, tanto de un cultivo transgénico y de un herbicida ampliamente utilizado, incluso si se ingiere a niveles extremadamente bajos ( los cuales corresponden a los encontrados en el agua del grifo o en las aguas superficiales)”. Los científicos señalan que estos resultados ponen en tela de juicio la idoneidad de los actuales procesos regulatorios que se utilizan en todo el mundo para la evaluación de los riesgos para la salud asociados a estos productos. Por lo tanto, la solicitud de revisión inmediata de la aprobación para su comercialización de estos productos debe ser tenida en cuenta y se exhorta a que los estudios habituales a 90 días se alarguen a dos años para los cultivos transgénicos agrícolas.
“Fue sorprendente. No esperábamos los tipos de tumores que vimos, que empiezan a aparecer en las ratas a partir del cuarto mes ( los estudios de la Industria los limita a tres meses) de comenzado el experimento”, dijo Robin Mesnage, miembro del equipo de investigación de Séralini, que acudió a la India para asistir a una Conferencia sobre el Convenio de Diversidad Biológica, en Hyderabad. “Y estos tumores en ratas que consumieron el maíz transgénico tolerante al glifosato comenzaron a a aparecer muchos antes que en el grupo de control”.
Al explicar la génesis del experimento, Mesnage dijo que este estudio, con un coste de 3,2 millones de euros, fue concebido en 2008, a raíz de las primeras investigaciones del equipo de Séralini sobre los efectos de algunas variedades de maíz transgénico en la salud de los mamíferos que estaban a punto de concluir. Se analizaron los estudios de 13 semanas realizados por Monsanto, “Estudios de seguridad” de Bruce Hammond y adl., siendo publicados los resultados en Food and Chemical Toxicology en 2004, habiéndose destacado los efectos secundarios que estaban relacionados con el sexo y en relación con la dosis. “Los efectos se notaban en el riñón y en el hígado”, según el artículo de Séralini y adl.
Para comprobar si los signos de toxicidad hepática y renal mostraban efectos serios, el equipo de Séralini eligió un protocolo de toxicidad crónica establecido por las directrices de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que es la norma general. Y el documento elaborado, “Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y el maíz modificado genéticamente tolerante a Roundup”, es también una muestra de estos efectos.
Pero la Industria Biotecnológica y sus seguidores han reaccionado con furia y las críticas han sido rápidamente refutadas por científicos independientes. Al rechazar los resultados, Monsanto dijo: “El estudio no cumple con los estándares mínimos aceptables para este tipo de investigaciones científicas; los resultados no son compatibles con los datos presentados y las conclusiones no son pertinentes con la finalidad de evaluar la seguridad”. También se señala que “ los cultivos biotecnológicos llevan en el mercado desde más de 15 años y no hay evidencias documentadas de los efectos adversos sobre la salud humana y animal o el medio ambiente”.
Séralini ha escrito más de 100 artículos científicos y ha formado parte de varias comisiones del Gobierno francés para la supervisión de la comercialización de los transgénicos y su seguimiento, sin que sus detractores hayan cesado en los ataques personales. Pero el apoyo ha venido de ENSSER (Red Europea de Científicos para la Responsabilidad Social y Ambiental), que dijo:”Los ataques virulentos contra el estudio revelan unas metodologías inadecuadas para los estudios a largo plazo en la evaluación de los efectos del consumo de alimentos transgénicos durante toda la vida de los animales utilizados en los ensayos”.
El rechazo más temprano provino de Maurice Moloney, Director de Investigación del Instituto Rothamsted, que dijo: “ A pesar de que este trabajo ha sido publicado en una revista donde se realiza una revisión por pares, hay importantes anomalías que debieran haber sido corregidas o resueltas antes de este proceso de revisión. Por ejemplo, hubiera sido más interesante haber realizado un análisis estadístico más convencional”. Moloney, del que se dice que posee más de 300 patentes, formó parte con anterioridad de Calgene, donde desarrolló las primeras oleaginosas transgénicas, entre ellas la colza resistente a Roundup (Roundup Ready) y otros cultivos. Calgene fue adquirida por Monsanto en 1997.
En respuesta a estas críticas, Séralini dijo en Down To Earth: “Estamos sorprendidos de las violentas y rápidas reacciones por parte de los científicos, en apenas 24 horas. ¿ Se debió a sus intereses económicos, o están involucrados en una evaluación insuficiente de los cultivos transgénicos y su influencia en la salud?”. Y luego añade: “Las primeras reacciones han llegado sobre todo de personas que no han publicado nada sobre la revisión de estudios científicos fisiológicos y toxicológicos en mamíferos y humanos. Este es el caso de Maurice Moloney, que trabaja en el desarrollo de los cultivos transgénicos y en patentes, no en seguridad alimentaria”.
Moloney fue la punta de lanza de un torrente de críticas por parte de la Industria, lo que ha causado malestar entre los científicos independientes. Jack Heinemann, profesor de Biología Molecular y Genética de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, dijo: “Me parecieron reacciones sorprendentemente rápidas y eso es motivo de preocupación, porque me parece que se necesita tiempo para leer un artículo científico de cierta complejidad”.
Aunque la mayor parte de las críticas fueron de carácter general, otras fueron más específicas, en referencia al tipo de ratas utilizado, el análisis estadístico llevado a cabo, la interpretación de la respuesta a la creciente concentración de agroquímicos, Roundup o ingredientes en las plantas transgénicas. Pero en una revisión de siete estudios realizados desde el año 2004, se pudo comprobar que el tipo de ratas era el mismo (Sprague Dawley), al igual que la rata utilizada en el estudio de Séralini. “El estudio realizado en 2004 por Hammond (de Monsanto) se utilizaron un mayor número de ratas en el correspondiente grupo de control, pero en mi opinión fue estadísticamente menos significativo debido a la inclusión de líneas de control de referencia, que no fueron alimentadas con con una dieta equivalente no transgénica”, dijo Heinemann, que dirige el Centro par la Investigación Independiente, integrado en Bioseguridad.
Pero las voces razonables ha sido pocas en la actual controversia, de modo que el asunto de los transgénicos se ha convertido en un campo de batalla. En los Estados Unidos, el Consejo de Información sobre Biotecnología, que habla en nombre de la Industria, describe el documento como “un extraño estudio realizado por investigadores franceses”. Ha sacado un comunicado, firmado entre otros por Bruce M. Chassy, profesor emérito de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Illinois, que dice: “Es un acontecimiento mediático muy bien planificado y hábilmente orquestado. El estudio fue diseñado para que produjese exactamente los efectos observados y se continuó de forma deliberada para que apareciesen grotescos tumores para crear miedo”.
Claramente molesto en este asunto, Séralini señaló que para la aprobación oficial de la comercialización del maíz transgénico NK603. Monsanto sólo empleó en su estudio 10 ratas por grupo, con el mismo tipo de rata. “10 ratas por grupo es un número muy pequeño como para llegar a una conclusión sobre la seguridad, de modo que el maíz NK 603 y otros cultivos agrícolas transgénicos debieran ser prohibidos”.
Pero aunque los científicos están cada vez más implicados en discusiones enconadas, algunos Gobiernos han actuado. Rusia, por ejemplo, ha suspendido temporalmente la importación y venta del maíz transgénico NK 603 hasta que se demuestre su seguridad y la seguridad para los consumidores… Se ha solicitado a los científicos del Instituto de Nutrición de Rusia que revisen el estudio de Séralini y adl., y consultarán los comentarios realizados por la Comisión Europea sobre el mismo.
Francia, por su parte, ordenó a su Agencia de Seguridad Alimentaria (ANSES ) que revisase rápidamente el estudio y el Primer Ministro anunció que su Gobierno tiene la intención de prohibir de forma inmediata las importaciones de productos de Monsanto si los resultados del estudio se demuestra son concluyentes. Hizo hincapié en una validación científica rápida, exigiendo “un procedimiento rápido, en torno a unas dos semanas, para comprobar el valor de estudio científico”.
La India también está sumergida en esta controversia. Hace dos años, la Comisión de Evaluación de Ingeniería Genética dio a permiso a Monsanto para llevar a cabo ensayos de bioseguridad ( segunda prueba de campo) en dos híbridos de maíz transgénico: Hishell y 900M Gold… Estos ensayos tenían como finalidad conseguir la aprobación para su comercialización.
¿ Tomarán nota las agencias de regulación ante la conmoción mundial producida por este último estudio toxicológico?
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Monsanto, la empresa que desarrolló el maíz transgénico NK 603 y el herbicida Roundup, dice:
- La investigación no cumple los protocolos de la OCDE
- La procedencia y la calidad del maíz utilizado no están claras
- Ausencia de detalles críticos sobre la preparación de la dieta y la ingesta alimentaria
- Falta de datos sobre daños en los tejidos del hígado y el riñón
- Las tasas de mortalidad y la incidencia de tumores en los ensayos históricos
- Los datos son altamente selectivos
- Falta un análisis estadístico sobre la incidencia de variables como la mortalidad y los tumores.
Procedencia: http://www.gmwatch.org/index.php?option=com_content&view=article&id=14325:the-gm-maize-rats-important-article