La insoportable levedad de la negociación

por David Macaray, 27 de diciembre 2010

La reciente aprobación por parte de la AUW ( United Auto Workers) del pacto comercial entre Estados Unidos y Corea del Sur, ilustra por un lado la dificultad de navegar en las traicioneras aguas del comercio mundial, y también la naturaleza esquizofrénica de dos posiciones contradictorias: se niega de manera rotunda no tener nada que ver con el asunto, cuando al mismo tiempo se trata de mejorarlo.

Hace algunos años intervine en una negociación en la que nos vimos obligados a hacer lo mismo. Fue durante las negociaciones del contrato entre la Corporación Kimberly-Clark ( con sede en Dallas, Texas) y Local 672 de la AWPPW, el sindicato que representa a Fullerton KC, con sede en California.

Este negocio comenzó como cualquier otro negocio, leyendo cada una de las parte su agenda y realizando unas declaraciones de apertura. Nuestra agenda era larga y ambiciosa, la de ellos era breve y modesta. Pero después de que se leyera el orden del día, la reunión dio un preocupante giro. La dirección cerró sus cuadernos, dejó el bolígrafo, se quedó mirando fijamente la mesa y dijo que “no firmarían ningún contrato que elevase los costes ”.

El tono desafiante ( y, posiblemente, rudo) de la declaración, no fue muy original con respecto a lo que ya habían dicho con anterioridad, pues la dirección de KC había indicado en sus discursos la importancia de reducir los costes en la apertura de las instalaciones, allá por el año 1956. Pero debido a que fue pronunciado con tono melodramático, atrajo nuestra atención. Y a medida que las negociaciones se prolongaron, nos fuimos asustando cada vez más, sin duda.

Hay dos cosas que nos molestaron:

1.- Este fue nuestro primer contrato, ya que tras una huelga de 57 días tres años antes, ambas partes sabíamos que los miembros del sindicato rara vez tropiezan dos veces en la misma piedra. Esto situó a la empresa en mejor posición.

2.- Ellos nunca cambiaron su posición, nunca la modificaron, nunca la suavizaron, nunca dieron a entender que algo se podía negociar, lo que nos hizo creer que no era sencillamente moneda de cambio.

Después, en la cuarta semana se dejó caer el martillo. Se anunció que los pagos se iban a realizar a tanto alzado( N.del T.: un pago único), en lugar del tradicional pago acumulable . La cantidad global implicaba el pago de un dinero en efectivo, un pago único, algo que fácilmente se puede gastar en cualquier juerga de fin de semana. El pago acumulable (roll-ups) era permanente; las cantidades a tanto alzado son transitorias.

Un ejemplo: Haga un modelo de contrato a 3 años con aumentos del 3% anual. Si comienza a partir de 20 dólares la hora, se elevará el primer año a 20,60 dólares. El segunda año se producirá otro aumento, el 3% de 20,60 dólares, es decir, cobrará 21,21 dólares. El tercer año se agrega otro 3% a los 21,21 dólares, lo que le lleva a los 21,85 dólares. Y así sucesivamente. Se acumula.

Si no se acumula, su sueldo al cabo de tres seguirá siendo de 20 dólares la hora. Usted no mejora su situación. En los sueldos acumulables son también muy importantes los pagos de vacaciones, las vacaciones pagadas, las bajas médicas, los días de asuntos propios y las horas extraordinarias, todo ello se calcula en base al sueldo por hora de trabajo. En una empresa como la nuestra, donde las horas extraordinarias eran muy importantes, se pierde mucho, no sólo en el pago semanal, sino también en la pensión, que se basa en los ingresos brutos.

Así que cuando la compañía anunció que los pagos se harían a tanto alzado, lo rechazamos enfáticamente, utilizando los ejemplos anteriores aplicados a nuestro caso. Pero a pesar de lo mucho que lo intentamos ( y estuvimos a punto de hacer el ridículo) no conseguimos mover la posición de la empresa. Era evidente que pensaban incluir los pagos a tanto alzado, y que era su “última y mejor oferta”, y que no había nada que hacer al respecto.

Peor aún, todos recordaron lo sucedido en los locales de la AWPPW (Association of Western Pulp and Paper Workers) unos años antes. A principios de los años 1980, una mesa de negociación con los sindicatos en Washington ya se había opuesto a los pagos a tanto alzado (pago único), y la empresa no hizo ningún esfuerzo para mejorar su oferta. La mesa de negociación no quiso llevar a engaños admitiendo ese mordisco en la manzana.

En su lugar, presentaron la oferta a la baja a los miembros y se les instó para que dijesen a la empresa de forma inequívoca que rechazaban el pago de cantidades a tanto alzado. Lamentablemente, por temor a que tal rechazo pudiese acabar en un huelga, un mayor número de miembros, por estrecho margen, votaron a favor de aceptarlo. Esto significaba que una mejora sustancial del sueldo, varios cientos de dólares por trabajador al año, se habrían dejado sobre la mesa de negociaciones.

Como no se podía cometer el mismo error, nos vimos obligados a negociar en dos frentes y de forma contradictoria. Por un lado, se le dijo a la empresa que no teníamos ningún interés en aceptar nada que se pareciese al pago de una cantidad a tanto alzado; y por otro lado, seguíamos insistiendo en la cantidad que a pago único nos pensaban dar, de modo que fuese lo más alta posible.

Es una reminiscencia de la vieja broma acercad de dos señoras que se quejan de la pésima comida que sirven en un restaurante: “ La comida es terrible, justamente terrible”, dice la primera. “Estoy de acuerdo… y son tan pequeñas las raciones”, contesta la segunda. ( N. del T.: En la película Annie Hall aparece el siguiente fragmento de diálogo:
“ ¿Conocen este chiste? Dos señoras de edad están en un hotel de alta montaña y dice una: Vaya, aquí la comida es realmente terrible. Y contesta la otra: Sí, y además las raciones son tan pequeñas… Pues, básicamente, así es como me parece la vida. Llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza… Y sin embargo se acaba demasiado deprisa. )

A pesar de que finalmente la empresa incrementó anualmente el sueldo global en un 30%, sabíamos que había ganado. Sabíamos que ella lo sabía, y otros miembros también lo sabían. Y todo porque era la mejor oferta que íbamos a conseguir, se ratificó el contrato, y continuamos.

Qué conlleva la aceptación del pacto comercial con Corea por parte de la UAW

En lugar de seguir rechazando todo tratado que empeore las condiciones, viendo que esos tratados se convierten en ley, la UAW ha elegido una táctica diferente. Se optó por trabajar desde dentro, para derrumbarlo desde el interior, y de esta forma fueron capaces de obtener algunas concesiones significativas.

No se equivoquen: los sindicatos tienen que oponerse a estos por un lado, a menudo con manipulaciones en los acuerdos comerciales, pero también tienen que ser lo suficientemente ágiles y dispuestos a recoger acuerdos que los beneficien. Es una forma de esquizofrenia en las negociaciones, pero hasta que no se descubra un nuevo enfoque, puede ser la única opción.

A pesar de los problemas de la UAW ( entre otras cosas, han perdido más de un millón de miembros), los trabajadores críticos se les echaron encima. Al parecer, a nadie parece importarle si no se detiene la hemorragia en la UAW. ¿ Qué importancia tiene para ellos? Tenga en cuenta lo siguiente: en 2009, GM (General Motors) vendió más coches en China que los que vende en Estados Unidos, y casi todos los coches que se venden en China fueron fabricados en China…. no en Detroit.

Sin embargo, los críticos aguantan. Un observador acusó a la UAW de actuar de forma “estúpida” por ceder en este acuerdo, porque hay un “creciente movimiento de comercio justo de base en el Congreso”, de modo que la UAW ha sido tan tonto de no reconocer y que ha optado por ignorar.

¿En serio? ¿ Que el Congreso está a punto de abandonar estos pactos comerciales, los que han hecho estragos en la Industria norteamericana y llevaron a la explotación mediante el trabajo infantil en todo el mundo? Es una noticia estupenda. Presumiblemente, los 63 escaños que tiene el Partido Republicano ganados en las últimas elecciones estarán ocupados por republicanos dispuestos a reconducir el acuerdo.

 

David Macaray, dramaturgo de Los Angeles y autor (Nunca ha sido más fácil: Ensayos sobre el Trabajo Moderno), fue un ex representante sindical. Pueden comunicarse con él en: dmacaray@earthlink.net .

 

http://dissidentvoice.org/2010/12/the-unbearable-lightness-of-bargaining/

 

Más información en:

 

http://elcomentario.tv/reggio/dos-sindicatos-estadounidenses-cambian-la-marcha-de-david-macaray-en-sinpermiso/20/12/2010/