Por Ari Levaux, 11 de enero de 2012
Un estudio chino sobre el ARN amenaza con echar abajo la teoría de Monsanto de que el principio “equivalencia sustancial” no necesita de más pruebas de seguridad. Los investigadores descubrieron que el ADN puede codificar el microARN, lo que puede ser muy peligroso.
Los investigadores chinos han encontrado pequeños fragmentos de ácido ribonucleico (ARN) en la sangre y los órganos de los seres humanos que consumen arroz. La Universidad de Nanjing demostró que este material genético se une a las proteínas de las células del hígado humano e influye en la absorción del colesterol de la sangre.
Este tipo de ARN se llama microARN, debido a su pequeño tamaño. Los microARNs se han estudiado ampliamente desde que fueron descubiertos hace 10 años, y se han establecido relaciones entre estos y algunas enfermedades, tales como el cáncer, Alzheimer y la diabetes. La investigación china es el primer estudio que muestra que el microARN vegetal que se ingiere permanece tras la digestión e influye en las funciones de las células humanas.
En caso de que esta investigación supere el escrutinio científico, supondría un gran cambio en muchos campos. Significaría que no sólo ingerimos vitaminas, proteínas e hidratos, sino también información.
El estudio chino sobre el ARN amenaza con echar abajo el principal apoyo de Monsanto para mantener el principio de “equivalencia sustancial”. Si el ADN es capaz de codificar microARN, esto puede ser peligroso.
Este descubrimiento puede aumentar nuestra comprensión de la comunicación entre especies, la coevolución y las relaciones entre el depredador y la presa. También podría aclarar los mecanismos de algunos trastornos metabólicos y quizá explicar cómo actúan algunas hierbas medicinales. Y abre un camino para saber cómo influyen los organismos modificados genéticamente (OGM) en la salud humana.
Micro ARN: breve historia de pequeñas moléculas
A pesar de que la función principal de los microARNs se encuentra en los procesos biológicos y en el desarrollo de algunas enfermedades, el primer ARN descubierto, lin-4, lo fue en 1993. Se supuso en principio que era una anomalía, hasta el año 2000, cuando se descubrió un segundo microARN, el let-7. Ambos microARNs fueron identificados en C. elegans (un gusano), y fue algo muy extraño comprobar que sus transcriptores activos eran extremadamente pequeños (~ 22nt), y se obtuvieron a partir de la estructura en horquilla del ARN. A diferencia de lin-4, la secuencia de let-7 se observó aparecía en una amplia cantidad de organismos.
Pronto se encontraron secuencias similares. El primero en acuñar el término de micro ARN fue Victor Ambros en el año 2001, y está presente en los genomas de los organismos eucariotas. Desde entonces, se han encontrado miles de microARNs, presentes en una amplia variedad de organismos, incluidos los artrópodos, nemátodos, platelmintos, vertebrados, en plantas y en virus. Actualmente hay más de 500 microARNs registrados en la base de datos miRBase, lo que representa aproximadamente el 1% del transcriptoma humano, aunque se cree que la cifra real se encuentra en torno al millar.