Los ingredientes añadidos a los herbicidas son más tóxicos que su principio activo

Por Carey Gillam, 8 de mayo de 2018

The Guardian

Imagen: Science

Investigadores del Gobierno de los Estados Unidos han descubierto que algunos productos muy populares utilizados como herbicidas, tales como Roundup de Monsanto, son potencialmente más tóxicos para las células humanas que el mismo principio activo que llevan en su composición.

Estos formulaciones herbicidas se usan comúnmente en la agricultura, dejando residuos en los alimentos y el agua, así como espacios públicos, campos de golf, parques y áreas de juegos infantiles.

Estas conclusiones forman parte del primen examen realizado por el Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos (NTP, por sus siglas en inglés) de las formulaciones hechas con el ingrediente activo glifosato, pero también se incluyen a otras sustancias químicas. Si bien las agencias de regulación han solicitado pruebas exhaustivas del glifosato de forma aislada, los científicos del Gobierno no han examinado la toxicidad de los productos tal y como se venden a los consumidores, agricultores y otras personas.

Monsanto presentó su herbicida Roundup, que presenta glifosato, en 1974. Pero es ahora, después de más de 40 años de su uso generalizado, que el Gobierno está investigando la toxicidad de los “herbicidas a base de glifosato” en las células humanas.

Las pruebas realizadas por el Programa Nacional de Toxicología fueron solicitadas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), después de que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) clasificara en el año 2015 al glifosato como probable carcinógeno para los seres humanos. La IARC también destacó sus preocupaciones sobre las formulaciones que combinan glifosato con otros ingredientes activos para mejorar la efectividad en la eliminación de las plantas adventicias. Monsanto y otras empresas venden cientos de estos productos en todo el mundo, un mercado que está valorado aproximadamente en 9.000 millones de dólares.

Mike DeVito, Jefe interino del Laboratorio Nacional del Programa de Toxicología, dijo a The Guardian que el trabajo de la agencia está en curso, pero sus primeras son claras en este asunto: “Vemos que las formulaciones son mucho más tóxicas. Las formulaciones [de herbicidas] matan a las células. El glifosato por sí solo no lo hacía”, dijo DeVito.

Vemos que las formulaciones son mucho más tóxicas.

Las formulaciones [de herbicidas] matan a las células.

El glifosato por sí solo no lo hacía”, dijo Mike DeVito,

Jefe interino del Laboratorio Nacional del Programa de Toxicología.

Un resumen del trabajo realizado por el NTP indica que las formulaciones de glifosato disminuyeron la “viabilidad” de las células humanas, alterando las membranas celulares. La viabilidad celular fue “considerablemente alterada” por las formulaciones, indicó.

DeVito dijo que la primera fase de la evaluación realizada por el NTP no quiere decir que las formulaciones causen cáncer u otras enfermedades. Lo que indican es que hay una toxicidad, matando a las células humanas. Esto parece entrar en contradicción con las conclusiones de la IARC que indica que el glifosato, o sus formulaciones, producen estrés oxidativo, una posible vía para la aparición del cáncer. El Gobierno aún debe realizar más pruebas, incluidas aquellas relacionadas con la toxicidad en el material genético de la célula, para así comprender mejor los riesgos, según DeVito.

El trabajo del NTP se inserta dentro de un debate global sobre si las formulaciones químicas de los herbicidas a base de glifosato ponen o no en peligro a las personas expuestas. Más de 4.000 personas, hasta el momento, han demandado a Monsanto alegando que desarrollaron cáncer debido al uso de Roundup, y varios países europeos están promoviendo limitar el uso de estos herbicidas.

Esta evaluación es importante, porque la EPA sólo ha investigado el ingrediente activo. Pero son las formulaciones a las que las personas están expuestas en sus jardines y parques, donde juegan o se producen sus alimentos”, dijo Jennifer Sassm, científica del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.

Un problema con el que se han topado los científicos del Gobierno es el secreto con el que mantienen las Corporaciones la lista de ingredientes utilizados conjuntamente con el glifosato en sus productos. Los documentos obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información muestran incertidumbre en el seno de la EPA sobre las formulaciones de Roundup y cómo estás formulaciones han cambiado en las últimas tres décadas.

Pues bien, esta confusión se ha mantenido en las evaluaciones del NTP.

No sabemos muy bien cuál es la formulación. Se trata de una información comercial confidencial”, dijo DeVito. Los científicos del NTP recogieron muestran de los establecimientos, aquellos que son los más vendidos según la EPA, dijo.

No está claro si Monsanto conoce la toxicidad de las formulaciones que vende. Pero los correos electrónicos internos de la empresa, que datan de hace 16 años, y que se conocieron a raíz de de un juicio celebrado el año pasado, y que dan una idea de la actitud de la empresa ante la opinión pública. En un correo electrónico interno de la empresa del año 2003, , un científico de Monsanto decía:

No se puede decir que Roundup no sea carcinógeno…no hemos realizado las pruebas necesarias con la formulación para hacer esa afirmación. Las evaluaciones de las formulaciones no están ni de cerca al mismo nivel que las del ingrediente activo”.

Otro correo electrónico interno, de 2010, decía:

Respecto a la carcinogenicidad de nuestras formulaciones, no hemos realizado evaluaciones directamente con ellas…”.

Y otro correo interno de Monsanto de 2002, decía:

El glifosato no es dañino, pero la formulación completa del producto… sí lo es”.

Monsanto no respondió a una solicitud para que hiciese comentarios. Pero en un informe de 43 páginas, la empresa dice que la seguridad de sus herbicidas cuenta con el respaldo de “ la base de datos ambientales y de salud humana más extensa compilada hasta ahora sobre un herbicida”.

Carey Gillam es periodista y escritora, e investigadora de interés público de US Right to Know, un grupo de investigación sin fines de lucro de la industria alimentaria.

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