Una nueva investigación descubre que los seres humanos somos capaces de sintetizar la vitamina C por medio de su complejo microbioma.
Por Sayer Ji, 25 de mayo de 2015
Los nuevos descubrimientos sobre el cuerpo humano están haciendo que cambiemos radicalmente la visión que de él tenemos. Por ejemplo, recientemente se ha descubierto que las células corporales pueden comunicar la información hereditaria a las células sexuales ( por ejemplo, al esperma), información que puede ser transmitida a la siguiente generación, desafiando los conceptos darwinianos de la herencia, y acercándonos a las hipótesis de Lamarck, que hasta ahora han sido poco consideradas. También el año pasado, se descubrió que los tejidos vegetales pueden comunicarse con las células de nuestro cuerpo a través de nanopartículas conocidas como exosomas, que regulan la expresión de nuestro ADN, así como otras importantes vías fisiológicas. Y este mismo mes, se ha informado sobre una investigación que demuestra que las células de los mamíferos son capaces de extraer energía de la radiación solar, con la ayuda de los metabolitos de la clorofila que se depositan en las mitocondrias. Y aún más sorprendente ha sido el descubrimiento de Gerald Pollack, que señala que la cuarta fase del agua actúa como una batería dentro de nuestro cuerpo, proporcionando una fuente continua de energía obtenida del medio ambiente, por lo general en forma de radiación electromagnética, entre las que se encuentra la luz solar y la radiación infrarroja. No se requiere de ningún intermediario para obtener directamente energía bioquímica a través de la separación de cargas.
Estos son sólo algunos de los nuevos descubrimientos científicos que dan un vuelco a los conocimientos convencionales, abriendo nuevas posibilidades en la nutrición y en la Medicina, lo que puede contribuir a intervenciones terapéuticas más seguras y eficaces.
¿El microbioma nos hace suprahumanos?
No hace mucho intercambié unos correos con mi colega Stephanie Seneff, quien me decía que se había descubierto que el microbioma humano es capaz de producir vitamina C. Esto es algo extraordinario, ya que se pensaba que el cuerpo humano no era capaz de producir esta vitamina esencial desde que nuestros ancestros homínidos perdieron la capacidad genética de producirla, hace unos 60 millones de años. El microbioma forma parte de la nueva definición del cuerpo humano como un metaorganismo formado por miles de millones de microbios y virus, sin los cuales no habríamos podido sobrevivir. También es conocido como la teoría de Evolución del hologenoma, que viene a decir que el objeto de la selección natural no son los organismos individuales, sino el holobionte, es decir, los organismos individuales más las comunidades microbianas asociadas, que comprenden una compleja red formada por bacterias, virus, protozoos, helmintos y hongos. De hecho, la contribución genética del genoma humano, si se compara el total de genes representados por el resto de comunidades microbianas que conforman el holobionte, nuestros genes sólo representan en torno al 1%.
Se trata de un auténtico desafío a los pensadores antropocénticos y germofóbicos, pues revela cuánto debemos pedir prestado a estos pequeños compañeros que llevamos asociados. Por ejemplo, otra reciente investigación dice que nuestro cuerpo tiene más de 90 cepas diferentes de bacterias en el intestino necesarias para digerir las proteínas del gluten presente en el trigo, cosa que no puede realizar con tanta eficiencia nuestro propio genoma. Otro ejemplo de cómo ayudan los microbios a compensar los defectos genéticos, es el descubrimiento de que una cierta cepa de Lactobacillus es capaz de producir la forma metilada activa del folato (metiltetrahidrofolato-5), que aquellas personas que presentan una mutación de la MTHFR (Metil Tetrahidrofolato Reductasa) tienen inhibida la capacidad de absorción del folato. Por lo tanto, podemos suponer que los polimorfismos de nucleótido único (SNP) no son la última palabra en las deficiencias nutricionales, ya que nuestros amigos microbianos pueden suplir estas deficiencias de forma epigenética, algo que nuestro genes no son capaces de hacer de forma satisfactoria.
En este sentido, la parte microbiana del holobionte extiende de forma significativa nuestras capacidades genéticas y/o epigenéticas, por lo que ha sido posible sobrevivir a los cambios en el nicho ecológico, a los cambios ambientales y nutricionales en nuestra larga evolución ( que se remonta a millones de años) hasta llegar a la situación actual. Considerando que las secuencias primarias de nucleótidos de nuestro ADN pueden requerir de decenas, cientos o incluso millones de años para que observen cambios significativos, el ADN microbiano puede modificarse en años, meses, semanas o incluso minutos, y tal vez en cuestión de segundos. Podemos darnos cuenta ahora de por qué la naturaleza nos ha obligado a colaborar e incorporar microbios a nuestro cuerpo (las mitocondrias presentes en las células de nuestro cuerpo, de acuerdo con la teoría endosimbiótica, fueron anteriormente células procariotas ( o eucariotas).
Cómo sintetizamos la vitamina C
Es en este contexto de la nueva comprensión de lo que es el cuerpo humano en el que analizamos las capacidades fisiológicas que tienen las bacterias intestinales de sintetizar la vitamina C.
El primer artículo que recogía esta idea fue publicado en Current Opinion on Biotechnology, titulado “Las bacterias como proveedoras de vitaminas a su anfitrión: una perspectiva de la microbiota intestinal”.
El estudio se centra en el papel de las bacterias relacionadas con el ácido láctico ( que se encuentran en alimentos como el yogur), pero también son bacterias comensales del intestino humano, como la bifidobacterias y su capacidad para producir vitaminas que de otra manera no podríamos producir por nosotros mismos. Lo más destacado fue descubrir que las bacterias de nuestro intestino son capaces de producir distintas vitaminas, incluyendo la vitamina C (ascorbato):
“Las vías del metabolismo de la vitamina estaban ampliamente representadas en todos los enterotipos, pero en dos enterotipos en particular se habían incrementado los genes que especifican las enzimas biosintéticas para la producción de la biotina, riboflavina, pantotenato, ascorbato, tiamina y ácido fólico. Estas diferencias filogenéticas y funcionales entre enterotipos reflejan diferentes combinaciones de cadenas tróficas microbianas con un probable impacto en las interrelaciones sinérgicas con el huésped humano”.
Por desgracia, el documento no discute los detalles metodológicos sobre cómo descubrieron este hecho. Así que hice un esfuerzo para comprender este estudio y realicé una búsqueda exhaustiva en la base de datos hasta que descubrí un ejemplo concreto de una cepa bacteriana conocida, que habita el cuerpo humano y que es capaz de producir ascorbato: Corynebacterium glucuronolyticum (ATCC 51867), que contiene una vía para la biosíntesis del L-ascorbato, que se representa a continuación:
Curiosamente, la mayoría de las especies de Corynebacterium son consideradas benignas, sin embargo, se ha vinculado a C. glucouronolyticum con infecciones urogenitales, y C. difteria está asociada con infecciones oportunistas de la difteria. Emerson dijo una vez que una mala hierba es en realidad una hierba a la que todavía no se le han descubierto sus virtudes. También puede ser el caso de estos microbios. Quizás se desarrollen en mayor cantidad cuando el cuerpo sufre algunas deficiencias, sobre todo de las vías de biosíntesis y producción de moléculas asociadas, ya sea de una vitamina, un agente antitumoral o un antibiótico. Es posible que C. glucuronolyticum crezca en proporciones que causen infecciones cuando el cuerpo tiene necesidad de vitamina C, y que cuando el cuerpo tiene suficiente cantidad de esta vitamina, sea una cepa benigna que no produce infecciones urogenitales.
Este descubrimiento no prueba que la flora intestinal produzca grandes cantidades, fisiológicamente relevantes, de vitamina C por medio de una sola cepa bacteriana. Pero sí demuestra que es posible que el cuerpo humano produzca vitamina C ( además ejemplifica lo poco que sabemos del cuerpo humano, y la importancia de los microbios para ayudarnos a compensar nuestras deficiencias genéticas). Siempre he rebatido la idea de que nuestros antepasados sólo fueron capaces de sobrevivir durante 60 millones de años teniendo fuentes dietéticas de vitamina C, cuando una deficiencia extrema ( algo inevitable debido a las fluctuaciones en el suministro de alimentos y las fuentes de subsistencia de los cazadores-recolectores) podía resultar en un grave debilitamiento e incluso la muerte. Que nuestro cuerpo tenga un medio para producir vitamina C, tal vez en cantidades muy pequeñas, pero suficientes en períodos de escasez, es una muestra más de la infinita complejidad de la naturaleza. Quizás sólo ahora estamos empezando a comprender muchas de las cosas que la ciencia convencional no ha podido todavía explicar.
Sayer Ji es fundador de Greenmedinfo.com, forma parte del Consejo Superior de la Federación Nacional de la Salud y Fearless Parent, y miembro también del comité de dirección de la Coalición Libres de transgénicos. Es revisor del Diario Internacional de Nutrición Humana y Medicina funcional.
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Procedencia del artículo:
http://www.greenmedinfo.com/blog/germs-help-body-produce-vitamin-c-breakthrough-discovery
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Conferencia del Dr. Francisco Guarner, Jefe del Servicio del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron: «Genes y funciones de la microbiota intestinal humana», en la apertura del curso 2013-2014 de la Sociedad Catalana de Biología:
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