Japón: escasez de alimentos seguros

Publicado el 20 de diciembre de 2011 en: http://survivaljapan.wordpress.com/2011/12/20/safe-food-scarcity/

 Los alimentos seguros son cada día más escasos en Japón, incluso fuera de la Tierra de Nadie, en lo que llamo la tierra controlada. Para sobrevivir en Japón hay que desechar todos los alimentos procedentes de las zonas al noroeste de Nagoya, y por supuesto cualquier producto del Pacífico Norte. Esto hace que las compras sean muy complicadas, pero se sigue comiendo fuera de casa. El final de año trae una nueva amenaza, ya que se regalan muchos alimentos tradicionales, por ejemplo el “oseibo” (El oseibo es un regalo que se hace a finales de año a aquellas personas a las que se les debe algún favor o simplemente queremos mostrarles gratitud por como se portan como nosotros). Es difícil estar en guardia y tomar decisiones racionales en cuanto a qué comer y es un quebradero de cabeza el preguntar constantemente por el origen de los ingredientes de cualquier alimentos en tiendas y restaurantes. Además, cuando alguien recibe un regalo, es casi imposible resistirse y rechazarlo, y no pensar que se trata de un regalo envenenado.

En cualquier sistema de defensa siempre hay un punto débil: un virus que infecta el correo electrónico; unos soldados que se ocultan dentro de un caballo de madera y entran en la ciudad de Troya; una puerta abierta en una sólida muralla…. o una manzana radiactiva de Nagano. Las madres de la Tierra de Nadie, que tienen un sumo cuidado con la comida y la bebida de sus hijos, descubrieron que tenían cesio en la orina. Tantos los japoneses como los extranjeros son conscientes de la contaminación de los alimentos y toman medidas para consumir alimentos más seguros, pero sólo de forma ocasional. Recordemos el reciente escándalo de los productos lácteos de la marca Meiji a principios de diciembre, ante el que muchos se sorprendieron pero piensan que es un caso aislado. La mayoría siguen comprando productos Meiji, que incluyen chocolates, helados, etc, ya que creen que es cosa de sus competidores, tales como Snow Brand.

Cuando algunos padres descubrieron que sus esfuerzos no eran suficientes para defender a sus hijos de la ingestión de cesio, como lo demuestra las pruebas de la orina, tuvieron la reacción habitual y declararon que después de todo no era una comida que hubiese que controlar. Pero la cuestión es ser coherentes, exhaustivos y no hacer ninguna excepción. Los niños tienen más riesgo que los adultos si consumen alimentos contaminados, por ejemplo, leche radiactiva, que se ha dado en algunas escuelas, o té verde radiactivo en una escuela de la prefectura de Saitama (suburbio residencial al norte de Tokio). Los efectos de la radiación son más acusados en los niños. Además, ¿cómo se van a resistir a aceptar alimentos que se ofrecen en Navidad, en los cumpleaños, etc, cuando los adultos no reniegan del oseibo? El mantenimiento de los niños dentro de la zona de control no parece que se pueda mantener a medio plazo, teniendo en cuenta las excepciones que se hacen en el consumo de alimentos.

Incluso para los adultos que viven en la Tierra Controlada, hay escasez de alimentos inocuos y es un problema salir a comer fuera, que solía ser una forma de diversión (que están obsesionados con la comida se puede comprobar por la omnipresencia de programas de alimentación en la televisión). En la ciudad de Osaka, busqué algunos restaurantes y pregunté el origen de los ingredientes antes de abandonar y conformarme con comer un poco de queso fabricado en el extranjero que compré en una tienda.

En el primer restaurante pedí una anguila y un plato de arroz llamado “unadon”, pensando que sería relativamente seguro, siendo las anguilas peces de agua dulce. Me dijeron que habían sido importadas de China, lo que era un mal menor y lo que parece es que he estado comiendo un producto importado de China durante los últimos veinte años sin que nunca preguntase por su procedencia.

Uno de los resultados positivos de la catástrofe de Fukushima del 11 de marzo es que se ha producido un mayor nivel de exigencia en la cadena alimentaria. Así que la anguila de China me parecía algo aceptable ese día. Estaba dispuesto a ceder, pero el origen del arroz no estaba certificado: el origen cambia día a día, me dijeron. Es el tipo de frases que quieren hacerte saber que no es el tipo de preguntas que hay que hacer, que ese asunto no debe ser tratado. Amablemente le agradecí las explicaciones al cocinero y le dije que lo dejaba por hoy. La justificación para el uso de anguilas chinas se encuentra en la reducción de costes, lo que probablemente también se haga con el arroz. Así que me decido a hacer una comprobación en los supermercados, donde se encuentra el arroz japonés más barato.

En el restaurante de al lado ofrecían tempura de gambas, platos de arroz y “ebi tendon”, que como las gambas son importadas de las granjas de Tailandia. El cocinero me confirmó que su origen era del exterior y aunque no me ofrecía una declaración de trazabilidad casi me aseguraba que eran de Tailandia, pero el problema de nueva fue el arroz, que era de Niigata.

Niigata es una prefectura en una zona montañosa situada a 100 kilómetros a oeste de Fukushima. Solía ser una hermosa estación de esquí invernal, con aguas termales, pero su belleza ha sido devastada por el desastre nuclear. Niigata se encuentra en el epicentro de la Tierra de Nadie y el arroz de esta región no debe consumirse.

Estos dos ejemplos de la ciudad de Osaka, lejos de la Tierra de Nadie, son representativos de la escena actual en la alimentación: los restaurantes en el mejor de los casos tienen cuidado con los ingredientes que utilizan, pero la mayoría de las veces siguen manteniendo la cadena de suministro habitual, por razones de costes y disponibilidad, aunque no sea algo coherente. Ahora que el Primer Ministro japonés Noda ha declarado oficialmente que el accidente de Fukushima se da por concluido, los pocos restaurantes que tuvieron en cuenta esta preocupación por sus clientes, ahora volverán a los comportamientos de costumbre. Esta declaración del Primer Ministro cambia de nuevo el panorama de riesgo en Japón y en realidad cae como un hacha que divide a la población en dos categorías: una gran mayoría que acepta la mentira y se mantienen en su estado de cerrar los ojos; y la segunda, minoritaria, que sacan conclusiones y actúan como tal, es decir, buscan un lugar más seguro para vivir. A corto plazo, esto significa que salir a comer se ha convertido en comer fuera de un lugar de Japón.

En una panadería pregunté si tenían alguna política especial sobre el trigo y el suministro de mantequilla, y me contestaron que seguían como antes del 11 de marzo, es decir, el trigo procedía sobre todo de Canadá y el noreste de Japón, y la mantequilla no tenía lugar de procedencia. Las ciruelas pasas, las nueces, se importan del oeste de Estados Unidos, lugar que probablemente recibió lluvia radiactiva en cantidades semejantes como el área de Tokio.

Las tiendas japonesas de conveniencia no ofrecen casi ninguno alimento saludable y posiblemente el alimento menos peligroso sean las bananas radiactivas.

Es extraño vivir en un país donde las fuentes de alimentos más seguros proceden de la agricultura ecológica (con la salvedad de algunas estafas, sobre todo de los distribuidores de productos BIO). Sin embargo, este es el panorama en todas las partes del mundo hoy en día, aunque no exista la amenaza nuclear. Las calles se quedan vacías cuando no se puede confiar en las tiendas de alimentación y en los restaurantes. Voy a perder peso y creo que es el momento para aplicar una estrategia que nos saque de esta pesadilla.

Para terminar esta entrada, deseo Feliz Año Nuevo a los lectores, Bonenkai en japonés. Y aquí otro artículo sobre la alimentación en las instituciones japonesas, hospitales, escuelas, universidades, empresas,etc. Un enfermo que acuda a un hospital japonés, y no por una enfermedad relacionada directamente con la radiación, puede terminar peor. En realidad, si el paciente muestra algunos signos de estar contaminado por radiación, los hospitales japoneses rechazan a los pacientes.

 

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