El virus de la gripe y la Teoría Microbiana de las enfermedades

Por Sayer Ji, 9 de enero de 2017

GreenMedInfo

Realistic rendering of bacteria - in red colors

Los nuevos descubrimientos indican que casi todo lo que una vez creímos sobre la letalidad del virus de la gripe puede estar arraigado en una superstición institucionaliza y en mitos.

La teoría microbiana de la enfermedad está muy extendida por doquier, pues según esta teoría estamos en riesgo por un simple apretón de manos, y está presente en todas las agencias nacionales de vacunación y en la campañas mundiales de erradicación. Pero, ¿qué pasaría si descubrimos que todavía no se ha investigado qué son exactamente estos agentes patógenos y cómo nos infectan? ¿Qué pasaría si gran parte de lo que se asume y se cree acerca de los peligros de los microbios, en particular de los virus, ha sido puesto en entredicho gracias a los nuevos descubrimientos en el campo de la microbiología?

Algunos de nuestros lectores ya saben que en escritos míos anteriores he discutido sobre esa afirmación de que “los gérmenes son nuestros enemigos”, afirmación que ha sido refutada por los descubrimientos relativamente recientes sobre el microbioma. Si quiere más información puede leer “Cómo el microbioma destruyó el Ego, la política de vacunaciones y el patriarcado”.

Al artículo de hoy le daremos un enfoque menos filosófico y me centraré en la gripe como un ejemplo concreto del cambio de paradigma en la Biomedicina y las Ciencias Biológicas, en el que todos estamos inmersos, algo de lo quizás no seamos conscientes.

El letal virus de la gripe, ¿vacunarse o diñarla?

La manera en la que las autoridades sanitarias hablan del virus de la gripe es como la de una fuerza maligna contra la que todos los ciudadanos de edades por encima de los seis meses deben vacunarse anualmente como medida de protección. Peor aún, en algunos países no se aceptan objeciones religiosas o filosóficas para oponerse a esta vacunación, ya que irían en contra de la denominada inmunidad de grupo (un concepto hoy en día bastante desacreditado por falta de evidencias).

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Pero, ¿qué pasaría si dijese que no hay tal cosa como un virus de la gripe, en el sentido de un vector monolítico de la enfermedad presente fuera de nosotros, algo concebido como una relación entre depredador y presa?

En primer lugar, considere que en Colaboración Cochrane se reconoce que hay diferentes virus de la gripe que de hecho no forman parte de la gripe A, contra la que dirigen las vacunas, pero que sin embargo pueden contribuir a síntomas idénticos que se atribuyen a la gripe A:

Más de 200 virus causan la gripe y una enfermedad parecida a la gripe con los mismos síntomas (fiebre, dolor de cabeza, dolores y malestar, tos y resfriado). Sin unas pruebas de laboratorio, los médicos no pueden decir cuál de ambas enfermedades es, la mortal o la enfermedad grave. En el mejor de los casos, las vacunas podrían ser eficaces sólo con la gripe A y B, que representan alrededor del 10% de los virus circulantes”. [Fuentes: Resúmenes Cochrane).

Esto da lugar a un cuadro de extrema complejidad que ponen en entredicho aquellas políticas de salud que presuponen que la vacunación contra la gripe equivale a estar inmunizado, lo que implicaría aumentar la inmunidad de grupo o colectiva mediante el ritual de las campañas masivas de vacunación como una cuestión de responsabilidad social.

[…]

¿Por qué no hay tal virus de la gripe, en el sentido que siempre nos han dicho?

Pero volvamos al tema y tengamos en cuenta los hallazgos de un estudio realizado en el año 2015 titulado Conserved and host-specific features of influenza vision architecture. Ha sido el primer estudio en entrar en profundidad en la estructura molecular y la composición del virus de la gripe. De manera sorprendente, dado el largo período de uso y promoción de las vacunas de la gripe, nunca hasta ahora se había realizado un análisis detallado de las proteínas que contiene este virus y de dónde proviene. Invertimos miles de millones en vacunas contra la gripe y se ha desarrollo una campaña mundial para contrarrestar a este enemigo viral, cuya estructura básica ni siquiera conocemos, algo difícil de entender. Pero que es así.

El resumen del estudio empieza con una frase ya de por sí provocativa:

Los virus utilizan viriones para propagarse entre los huéspedes, y la composición del virión es, por tanto, el principal determinante de la transmisibilidad viral y la inmunogenicidad”.

Los viriones son también conocidos como “partículas virales”, y son los medios mediante los cuales los ácidos nucleicos del virus son capaces de infectar a un organismo vivo. Sin la partícula viral (vehículo) para transportar el ADN del virus (pasajero), sería inofensivo. De hecho, a menudo se describen los virus como a un intermedio entre los seres vivos y los inanimados: no producen su propia energía ni son transmisibles sin un huésped vivo. Por lo tanto, en esta primera frase, los autores están dejando claro que la composición del virión es el principal determinante de la infección (transmisión) y en cómo va a afectar al sistema inmunológico del huésped infectado.

Esta discusión es importante porque a menudo pensamos que los virus con simplemente unas cadenas patógenas de ADN o de ARN. La ironía es que esas cadenas a las que atribuimos un componente letal ni siquiera se puede decir que estén vivas y no puedan infectar a un organismo sin el resto de los componentes (proteínas, lípidos, ácidos nucleicos extravirales) que no tiene origen viral pero que participan en el proceso. Por lo tanto, son necesarios componentes que no son virales  para que el virus sea dañino, ¿cómo podemos seguir manteniendo que nos enfrentamos a una entidad que está allá fuera y que nos infecta como víctimas pasivas? Es algo absurdo, considerando estas conclusiones.

Profundicemos en los descubrimientos del estudio…

La siguiente frase del resumen del estudio aborda lo que ya decíamos al principio de este artículo: a saber, que hay una gran complejidad en la extrema variabilidad en la composición del virión:

Sin embargo, los viriones de muchos virus son complejos y pleomórficos, haciendo que sea muy difícil su análisis en detalle”.

Pero este problema de la gran variabilidad en la composición del virión de la gripe es la razón por la cual se llevó a cabo este estudio, como explican:

Abordamos el estudio mediante la identificación y cuantificación de las proteínas virales utilizando espectrometría de masas, generando un modelo completo y cuantificable de los cientos de proteínas virales y codificadas por el huésped que constituyen los viriones pleomórficos del virus de la gripe. Se demuestra que para la conservación de la estructura del virión de la gripe, que incluye importantes cantidades de proteínas del huésped, así como la proteína viral NSI, se necesitan abundantes rasgos dependientes del huésped. Como resultado, los viriones de la gripe producidos por mamíferos y aves huéspedes, tienen una composición proteínica distinta”.

En otras palabras, encontraron que el virus de la gripe está compuesto tanto de material biológico del huésped que el virus infecta como por material genético del virus mismo.

Entonces, ¿cómo diferenciamos el virus de la gripe como algo diferenciado del resto? Dado que no existiría sin sus mismas proteínas o las de otros animales huésped, como pájaros o insectos, se haría imposible si nos atenemos a una cierta honestidad intelectual.

También está de por medio el importante problema de producción de la vacuna de la gripe. Actualmente, el antígeno viral contra la gripe humana se produce a través de huevos de pollo e insectos. Esto significa que las partículas virales extraídas de estos huéspedes contendrían proteínas extrañas, y por lo tanto producirían respuestas inmunológicas diferentes y/o impredecibles en los seres humanos, más allá de lo que sería de esperar de las partículas virales de la gripe humana. Una posibilidad es que las decenas de proteínas extrañas encontradas dentro de la gripe aviar, pudieran producir teóricamente antígenos en los seres humanos que al reaccionar de forma cruzada provocaran una autoinmunidad. Las pruebas de seguridad, actualmente, no se detienen en estas reacciones cruzadas. Evidentemente, este descubrimiento abre una amplio abanico de problemas potenciales que nunca han sido suficientemente analizados, ya que nunca se ha comprendido hasta ahora que la gripe depende completamente de un huésped para su transmisibilidad e inmunogenicidad.

¿Los virus de la gripe “secuestran” realmente los exosomas?

Por último, el estudio identificó algo aún más sorprendente:

Finalmente, observamos que los viriones de la gripe comparten una composición proteica subyacente con los exosomas, lo que sugiere que los viriones de la gripe se forman subvirtiendo la producción de microvesículas”.

De lo que estos investigadores están hablando es del descubrimiento de que las partículas virales comparten muchas similitudes con las partículas parecidas a virus producidas naturalmente por todas las células vivas, lo que se denominan exosomas. Los exosomas, del mismo modo que muchos virus (es decir, virus encapsulados) están encerrados por una membrana, dentro del rango de tamaño de 50-100 nanómetros, mientras que los virus están en el rango de 20-400 nanómetros. También contienen moléculas biológicamente activas, como proteínas y lípidos, así como información, por ejemplo en forma de ARN, exactamente, o muy similares, a los tipos contenidos dentro de las partículas virales.

Cuando se observan los virus detenidamente y las coincidencias con los exosomas, que como portadores de ARN regulan esencialmente la expresión de la mayor parte del genoma humano, comenzamos a entender cómo su función podría considerarse neutral como portadores de información, o incluso beneficiosa. Tanto los exosomas como los virus pueden ser realmente los responsables de la comunicación entre las especies y de regulación en la biosfera, dada la manera en que son capaces de facilitar y mediar la transferencia horizontal de información entre organismos. Incluso comer un trozo de fruta supone que estos exosomas pueden alterar la expresión genética, algo de vital importancia dentro de nuestro cuerpo.

A la luz de las consideraciones de la Teoría Postmicrobiana, los virus podrían ser descritos como piezas de información en busca de cromosomas, lo cual no es algo inherentemente malo, sino que de hecho es esencial en la relación genotipo/fenotipo dentro de los organismos, que deben adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes para poder sobrevivir, algo que el lento ritmo de los cambios genéticos dentro de las secuencias de nucleótidos primarios de nuestro ADN no puede hacer (por ejemplo, pueden transcurrir 100.000 años para que una secuencia de genes codificadores de proteínas cambie para que la expresión del gen codificador de proteínas sea modificado por modulación vía ARN viral o exosomal).

Esto no significa que todo sea bueno. A veces, dada las condiciones fuera de control, los mensajes podrían presentar desafíos o información errónea a las células con las que mantienen un contacto, lo que puede resultar en “síntomas de enfermedad”. Pero con la advertencia de que los síntomas de enfermedad son a menudo intentos del cuerpo por autorregularse y en última instancia la de mejorar e ir hacia una curación.

En otras palabras, la composición de los viriones parece el subproducto de la maquinaria de producción normal del exosoma (también conocido como microvesículas) y el tráfico celular, aunque influenciado por el ADN del virus de la gripe. Y del mismo que los exosomas, los virus pueden ser un medio de comunicación extracelular entre las células, en lugar de ser simplemente entidades que producen una patología. Esto podría explicar por qué muchas investigaciones sobre el papel del viroma en la salud humana indican que los llamados agentes infecciosos, incluyendo virus como el del sarampión, tengan importantes beneficios para la salud [Vea: Los beneficios para la salud del sarampión y El poder curativo de los microbios]

Otros investigadores han llegado a descubrimientos similares sobre la relación entre los exosomas y los virus, a veces describiendo el secuestro viral de las vías utilizadas por los exosomas como una hipótesis del “caballo de Troya”. El VIH puede proporcionarnos un ejemplo.

Observaciones finales

El reciente descubrimiento que la naturaleza de la composición de los viriones de la gripe depende del huésped es sólo la punta del iceberg de algo que todavía no logramos comprender del todo, pero que ya está dando al traste con otras muchas teorías, o paradigmas.

Uno de estos paradigmas es que los microbios son combatientes enemigos y que los virus no cumplen un papel fundamental en nuestra salud, y que por tanto deben ser erradicados de la tierra, si eso fuera posible.

Pero estas creencias son insostenibles. Con el descubrimiento del papel indispensable del microbioma y de la subpoblación de virus en sus interior, el viroma, hemos entrado en una visión totalmente nueva y ecológica de nuestro cuerpos y su entorno, algo que es fundamentalmente inseparable. Irónicamente, lo único que el virus de la gripe puede matar es a la Teoría Microbiana del origen de las enfermedades.

Para obtener mayor información sobre estos asuntos, puede ver la conferencia sobre el viroma. De hacerlo, ya no podrá mantener por más tiempo la Teoría Microbiana como una verdad monolítica. Incluso puede empezar a entender cómo podríamos considerar a algunos virus como nuestros amigos, y por qué podemos necesitar los virus mucho más de lo que nos necesitan ellos a nosotros.

[…]

Sayer Ji es fundador de Greenmedinfo.com, revisor de International Journal of Human Nutrition y Functional Medicine, Cofundador y Director General de Systome Biomed, Vicepresidente de la Junta Directiva de la Federación Nacional de Salud, Miembro del Comité Directivo de la Fundación Mundial contra los Transgénicos.

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