El glifosato está dañando los suelos

Por Claire Robinson

GMWatch, 10 de enero de 2018

Una revista especializada en la promoción de cultivos transgénicos y el herbicida glifosato en los sistemas de siembra directa recomienda reducir el uso de estos productos

No-Till Farmer [Agricultura sin Arar] es una revista dirigida a agricultores que cultivan maíz y soja transgénicos tolerantes al glifosato, utilizando herbicidas en lugar de arar para controlar las plantas adventicias. En una señal reveladora de los tiempos que vivimos, la revista ha publicado un artículo en el que se detallan los graves problemas de salud del suelo y de las plantas causados por la aplicación de glifosato en estos cultivos transgénicos en los sistemas de siembra directa.

El artículo desmiente la propaganda constante de que la agricultura sin arado en los cultivos transgénicos es respetuosa con el medio ambiente – generalmente sobre la base de que al evitar arar se mitiga el cambio climático reduciendo el número de pasadas de los tractores en los campos, lo que reduce el uso de combustibles fósiles y almacena carbono en el suelo en lugar de liberarlo a la atmósfera. Mientras que el nuevo artículo se centra en otros aspectos de la siembra directa con cultivos transgénicos, deja claro que estos sistemas crean un sinnúmero de impactos negativos tanto para los agricultores como para el medio ambiente.

El artículo al que se puede acceder bajo suscripción, escrito por el editor principal de No-Till Farmer, John Dobberstein, se basa en la experiencia de Robert Kremer, microbiólogo investigador jubilado del Servicio de Investigación Agrícola del USDA [Departamento de Agricultura de los Estados Unidos] y profesor adjunto en la Universidad de Missouri, así como otros investigadores.

Observando que «puede haber problemas con el glifosato», Dobberstein dice que cuando se mide en libras aplicadas por milla cuadrada, el uso de glifosato ha aumentado de menos de 1 millón de libras en 1974 [454.000 kg] a 28 millones de libras en 1995 [12.700.000 kg] , y 80 millones de libras en 2010 [unos 36.000.000 kg] . Entre 1974 y 2014, se aplicaron 30 mil millones de libras de glifosato a las tierras agrícolas estadounidenses, según datos de las agencias federales.

El glifosato persiste en el suelo

Refiriéndose a las afirmaciones de que el glifosato es neutralizado y degradado por los microorganismos del suelo después de un período de tiempo, Dobberstein señala que en los últimos 5 años, las evidencias obtenidas en las investigaciones es que el herbicida persiste en el medio ambiente del suelo por más tiempo de lo que se preveía e inicia una serie de efectos no deseados.

Según Dobberstein, los impactos incluyen la absorción por parte de cultivos no objetivo a través de las raíces, la eliminación de los hongos micorrícicos beneficiosos (que permiten a las plantas adquirir más nutrientes del suelo circundante y confieren protección contra enfermedades), el aumento de microorganismos potencialmente patógenos, la reducción de la actividad de lombrices de tierra y residuos químicos en el suelo y el agua. También podría tener efectos negativos en la respiración para los organismos que viven en el suelo y la inmovilización de nutrientes para las plantas y los microorganismos.

Dobberstein agrega que los investigadores de la Universidad de Cornell han encontrado que las Pseudomonas benéficas presentes en el suelo -bacterias que producen hormonas estimulantes de las plantas para promover el crecimiento de las plantas y los antimicóticos para combatir a los hongos problemáticos como Pythium y Fusarium– disminuyeron cuando el glifosato se filtró a la capa superficial del suelo mediante lixiviación o por liberación desde las plantas tratadas con glifosato. Fusarium produce toxinas que pueden dañar gravemente al ganado o a los humanos que comen cultivos infectados.

Kremer dijo a los asistentes a la Conferencia Nacional de No Arado a principios de este año:

«Todo esto está apoyado en las investigaciones. No me lo estoy inventando. Con esa cantidad de glifosato ahí fuera, estamos empezando a levantar las cejas y la gente se está preguntando qué más podría estar pasando con esta cantidad de químicos en el medio ambiente «.

Vínculo entre el glifosato y los hongos Fusarium

Una de las principales preocupaciones de los investigadores, escribe Dobberstein, es cómo el glifosato afecta en los procesos biológicos del suelo y la rizosfera del suelo – la estrecha región del suelo que está directamente influenciada por las secreciones de las raíces y los microorganismos del suelo asociados. Kremer dice que el glifosato se elimina a través de las raíces de las plantas y que puede eliminar los microbios antagónicos que necesitamos para mantener controlados los patógenos del suelo: «Tal vez una de las razones por las que vemos más Fusarium en las raíces es porque estas pseudomonas controlan a los hongos Fusarium«.

Los hallazgos de los investigadores de Cornell mostraron que el glifosato no afecta de la misma manera a los diferentes miembros de la especie Pseudomonas. Por ejemplo, cuando Pseudomonas protegens, una bacteria utilizada como agente de biocontrol para cultivos de cereales, y Pseudomonas fluorescens, usada como biocontrol de hongos para árboles frutales, fueron expuestos a concentraciones variables de glifosato, los investigadores no notaron efectos negativos.

Pero en dos especies de Pseudomonas putida, utilizadas en el control de hongos del suelo para el maíz y otros cultivos, el crecimiento de la bacteria fue inhibido, según Ludmilla Aristilde, profesora asistente de ingeniería biológica y ambiental del Centro Atkinson de Cornell para un Futuro Sostenible.

Aristilde dijo a No-Till Farmer:

«Si un agricultor está usando Pseudomonas fluorescens como biocontrol, entonces probablemente está bien usar glifosato. Pero si el agricultor usa Pseudomonas putida para controlar los patógenos fúngicos en el suelo, entonces es más probable que el glifosato impida que la bacteria haga su trabajo «.

Dobberstein cita una investigación de Kremer en la que se detectó glifosato residual en suelos que habían sido tratados ya hacía dos años. Kremer explica que existe una correlación entre el glifosato residual del suelo y la colonización de las raíces con el Fusarium. En los suelos no tratados con Roundup, había niveles más bajos de Fusarium.

Dos años más tarde llevaron a cabo pruebas similares para comprobar la presencia del glifosato residual en un campo y encontraron más de 1.000 partes por cada mil millones de glifosato en el suelo – el nivel más alto que el laboratorio pudo verificar.

Kremer dice:

«La cuestión principal es que este producto químico está presente en suelos franco limosos de limo, y a un nivel medio de varias partes por millón, es decir, un par de libras por acre. ¿Y dónde está ese glifosato en el suelo? Es probable que esté en los 3 primeros centímetros de la parte superior, por lo que está más presente en la superficie del suelo, y que podría sumar hasta 4 a 5 libras por acre «.

Kremer citó informes de Argentina y Brasil donde los agricultores están preocupados por el herbicida Roundup que suprime las micorrizas de los suelos. Comenta que los agricultores están aprovechando pastizales nativos repletos de micorrizas y plantando cultivos Roundup Ready [tolerantes al herbicida Roundup], lo que podría llevar a una menor colonización micorrícica de los cultivos en estos suelos.

Explica que el glifosato puede afectar a la germinación de las esporas micorrícicas y que afecta a la infección de las raíces. Agrega que los datos muestran que la colonización micorrícica es menor con el Roundup y que algunas de estas estructuras en la raíz que son necesarias para la absorción de fósforo y agua también se reducen.

Efectos sobre los organismos beneficiosos

Kremer agrega que el glifosato y los cultivos transgénicos también pueden afectar negativamente a otros organismos benéficos del suelo, como los insectos pequeños y las lombrices de tierra, que los agricultores han tratado de recuperar.

Kremer dice:

«Esto es preocupante porque estos organismos interactúan entre sí ayudando a descomponer sustancias orgánicas, acumular materia orgánica del suelo y mineralizar nitrógeno, fósforo, azufre y potasio».

«Estamos todos en una gran familia, así que puedes entender que si estos pequeños organismos se están viendo afectados, ¿qué hace falta antes de que los mamíferos de la cadena alimenticia también se vean afectados?».

Efectos sobre las plantas

El glifosato que permanece en el suelo también puede afectar negativamente a las plantas de soja o maíz Roundup Ready que absorben el producto químico, dice Kremer.

El glifosato mata a las plantas adventicias al interrumpir su síntesis proteica, haciendo que mueran. Pero hay un mecanismo secundario, dice Kremer, que hace que esa planta se vuelva susceptible a los microbios oportunistas del suelo que atacan las raíces de la planta y eventualmente la matan.

Kremer explica que el glifosato es sistémico y termina estando presente en toda la planta, incluso en las vainas y semillas de soja. Alrededor del 30 al 40% del herbicida llega al sistema radicular de los cultivos resistentes, incluyendo el crecimiento activo de las puntas de las raíces. Parte del glifosato se libera al suelo y se deposita en el medio ambiente.

Kremer agrega que el glifosato también puede ser reabsorbido por la planta a través de las raíces después de la aplicación inicial. Los investigadores han observado daños en la punta de la raíz y retraso en el crecimiento de las raíces en algunas plantas de soja cuando el glifosato fue reabsorbido por la misma planta, dice.

Kremer ha llevado a cabo un estudio con judías verdes plantadas en suelo esterilizado o no esterilizado, el primer tratamiento diseñado para eliminar todos los microorganismos del suelo. Se incluyó una parcela de control sin tratamiento con Roundup.

Las plantas del suelo no estéril murieron más rápidamente después del tratamiento con glifosato cuando comenzaron a liberar nutrientes a través de las raíces, estimulando a los patógenos oportunistas a atacar la raíz y matándola finalmente, dice Kremer.

Entre 1997 y 2007, los investigadores emprendieron un proyecto en el cual encontraron pruebas consistentes de colonización de Fusarium en las raíces de la soja tolerante al glifosato. La presencia de Fusarium, dice Kremer, es un indicador del desequilibrio microbiano en la rizosfera y muestra potencial de patogenicidad.

En 2003 y 2004, Kremer y sus colegas investigadores encontraron una mayor colonización de Fusarium en las raíces del maíz tolerante al glifosato en comparación con el maíz donde se utilizaron herbicidas sin glifosato, así como con las semillas de soja tolerantes al glifosato en comparación con aquellas en las que no se aplicó glifosato.

Kremer también le contó a No-Till Farmer sobre otro caso – un campo de siembra directa donde un agricultor eliminó la festuca con glifosato e inmediatamente plantó soja al día siguiente.

Kremer comparó las raíces de la soja donde se eliminó la festuca con el suelo donde no se eliminó el pasto y encontró resultados similares: colonización de raíces por hongos donde se aplicó Roundup, mientras que en el otro terreno había muy poco hongo en las raíces. Esto le llevó a creer que el glifosato residual causó la colonización de Fusarium.

«A medida que la hierba se está muriendo, está acumulando hongos en los sistemas radiculares, y a medida que estas plantas vivas de soja se están desarrollando, los hongos se están transfiriendo de la vegetación moribunda a las raíces vivas «, dice. “ Esto se ha demostrado muchas veces donde no se aran los cultivos de cereales en el noroeste del Pacífico. Lo mismo le estaba pasando a este cultivo”.

Se muestran los resultados de un estudio en 2009 que examinó el impacto del glifosato sobre los microorganismos beneficiosos que fijan el nitrógeno. Notaron reducciones en la nodulación de la raíz y fijación de nitrógeno en las vainas de soja cultivadas en el campo en el que se habían aplicado 0.75 libras por acre.

Recomendaciones

El artículo termina con la recomendación de Kremer a los agricultores para que reduzcan el uso de glifosato y roten los cultivos transgénicos con cultivos no modificados genéticamente para que el suelo tenga la oportunidad de recuperarse. Agrega que los micronutrientes deben ser revisados cada 3-5 años.

Nuestro propio comentario sobre los resultados presentados en este fascinante y detallado artículo es que los agricultores deberían abandonar lo antes posible el sistema de cultivo claramente insostenible y tolerante a los herbicidas transgénicos y utilizar métodos agroecológicos para recuperar sus suelos.

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