El arsenal químico de Israel bajo escrutinio

Por Jonathan Cook, 20 de septiembre de 2013

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Las autoridades israelíes están cada vez más nerviosas ante los esfuerzos internacionales para destruir las armas químicas de Siria, ya que también se podría exigir que Israel destruya sus propias armas de destrucción masiva no declaradas.

Israel mantiene una postura que se podría definir como de ambigüedad sobre la cuestión de si posee armas nucleares o químicas. Sin embargo, todo el mundo sabe que tiene un gran arsenal de bombas nucleares, un arsenal oculto al escrutinio internacional, y hay fuertes sospechas de que ha desarrollado en secreto un programa de armas químicas.

Estas preocupaciones se intensificaron tras los recientes informes confidenciales de la CIA que sugieren que Israel posee una reserva significativa de armas químicas, desde la década de 1980. Israel se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación de 1968, que regula las armas nucleares, ni ha ratificado la Convención sobre Armas Químicas de 1993, que obliga a los Estados a una supervisión internacional y destruir los agentes químicos en su poder.

En los últimos días se han producido una serie de movimientos por parte de algunos Estados en Oriente Medio para llamar la atención internacional sobre las armas de destrucción masiva que posee Israel.

Estos esfuerzos continúan tras la Convención sobre Armas Químicas de Damasco de la semana pasada y el anuncio de un calendario acordado por Rusia y Estados Unidos para desarmar Siria de sus arsenales químicos a mediados del próximo año.

Israel es uno de los seis Estados que se niega a aplicar la Convención, junto a Egipto, Myanmar, Angola, Corea del Norte y Sudán del Sur. Su negativa ha creado preocupación, ya que Israel se podría convertir en un Estado paria en este asunto.

El diario Haaretz informó esta semana que la perspectiva de una creciente presión internacional sobre Israel para que informe sobre su arsenal de armamento “mantenía a muchos responsables políticos israelíes sin poder pegar durante la noche”.

Sholomo Brom. Un ex-general israelí, actualmente investigador en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad de Tel Aviv, calificó de imprudente la actual política de Israel sobre armas químicas.

La realidad en Oriente Medio ha cambiado desde que Israel se negó a ratificar la convención. Ya no existen razones para que Israel permanezca al lado de aquellos regímenes que se oponen a ratificarla”.

Esta semana, los países árabes presentaron una resolución al organismo de control nuclear de la ONU, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, solicitando que Israel también someta sus instalaciones nucleares a las inspecciones de la OIEA, como parte de los esfuerzos para crear una zona libre de armas nucleares en la región.

El Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares que Israel se ha negado a firmar se redactó en 1968, un año después de que Israel desarrollase su primera ojiva nuclear.

Medidas serias

En un Informe redactado por dos expertos se evalúa que Israel posee al menos 80 bombas nucleares desde el año 2004, año en el que detuvo la producción. El mismo Informe concluye diciendo que Israel posee suficiente material nuclear para duplicar el número de bombas atómicas que posee, en poco tiempo.

Sin embargo, las autoridades estadounidenses rechazaron este movimiento de los países árabes ante la OIEA. Joseph Macmanus , enviado por Estados Unidos a la Agencia, dijo que la resolución “no avanza en el objetivo común de crear una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio. Al revés, socava los esfuerzos para un diálogo constructivo hacia ese objetivo común”.

El plan egipcio para crear una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio es un plan ya propuesto por Estados Unidos en 2010, con la oposición de Israel. Sin embargo, Washington anunció que posponía este plan para una fecha no especificada. Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán instó a la comunidad internacional a adoptar medidas serias para obligar a Israel a que firme la Convención sobre Armas Químicas.

Tras la ratificación por parte de Siria de la Convención, su embajador ante la ONU, Bashar Jaafari, dijo que “el principal peligro es el arsenal de armas de destrucción masiva que posee Israel” y agregó que Israel posee armas químicas, pero la mayoría de los Estados no están dispuestos a hablar de ello.

Pero esto puede cambiar. Las autoridades israelíes han mostrado su preocupación porque el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, podría exigir la ratificación por parte de Israel, como parte de los esfuerzos de Estados Unidos para liberar de armas químicas Oriente Medio. “Ahora, Kerry podría decir que necesita la ayuda de Israel ratificando el tratado de prohibición del uso de armas químicas”, dijo el diario Haaretz.

Según informaciones aparecidas en los medios de comunicación de Israel, las embajadas han recibido directrices para evadir las preguntas de los periodistas relacionadas con las armas químicas israelíes.

El Ministerio de Defensa de Israel se negó a comentar a Al-Jazeera, diciendo que se enviasen las preguntas a la Oficina del Primer Ministro. David Baker, portavoz de Netanyahu, también declinó hacer comentarios, señalando que todo eran especulaciones. No aseguró que se hubiesen enviado directrices a los funcionarios.

En una extraña declaración pública, Amir Peretz, ex Ministro de Defensa, dijo a Radio Israel: “Tengo esperanzas y estoy seguro de que la comunidad internacional no va a hacer de esta cuestión algo determinante y vamos a seguir manteniendo nuestro status quo. A diferencia de Siria, Israel es un Régimen con responsabilidad democrática”.

Uri Avnery, periodista israelí y ex político, dijo que los israelíes habían asumido que su país poseía en secreto este tipo de armas.

“ El Gobierno israelí siempre ha sostenido que es una excepción, un Gobierno responsable y que por lo tanto no tiene por qué someterse a las convenciones internacionales, sean de armas nucleares, biológicas o químicas. Los israelíes creen que debido al Holocausto tienen derecho a una mayor protección, es decir, tener acceso a cualquier tipo de armas”.

El que Israel lo mantenga en secreto está motivado, en parte, para evitar avergonzar a Estados Unidos, al declarar que tiene armas de destrucción masiva. Washington estaría violando la ley estadounidense al dar a Israel miles de millones de dólares en ayuda cada año, ya que Israel posee armas nucleares al margen del Tratado de No Proliferación.

Una posición corta de miras

Decir que la posición de Israel al negarse a ratificar la Convención sobre Armas Químicas es corta de miras y de dudosa utilidad, como se decía recientemente en un editorial del diario Haaretz, y que por el contrario un cambio en la política de Israel mostraría “un esfuerzo general para librar a la región de las armas de destrucción masiva”.

Las sospechas de que Israel pueda estar ocultando un programa de armas químicas siguen creciendo después de un reciente informe del Foreign Policy, una revista estadounidense, que decía que los satélites espías estadounidenses encontraron un lugar sospechoso de contener armas químicas en el desierto de Negev en Israel, ya en 1982.

Un Informe confidencial de la CIA de 1983 revelaba, según la revista, que se habían identificado “armas químicas, probablemente un agente nervioso en el centro de producción y almacenamiento”, cerca de la ciudad israelí de Dimona, donde hay un reactor nuclear israelí. La revista también indicaba que creía que las industrias químicas de Israel participaban en el programa de producción de armas.

De acuerdo con las informaciones obtenidas por la interceptación de las comunicaciones israelíes por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), bombarderos de la Fuerza Aérea de Israel habrían llevado a cabo misiones de simulación de lanzamiento de bombas con armas químicas en el Negev.

El Informe también sugiere que “varios indicadores nos llevan a creer que tienen a su alcance agentes nerviosos, bien de forma permanente o no permanente, gas mostaza y varios agentes antidisturbios, junto con un sistema de administración”.

Aunque no es posible saber si sigue funcionado este lugar de almacenamiento de armas químicas identificado por la CIA en la década de 1980, hay indicios de que Israel ha seguido trabajando en la producción de agentes nerviosos en los años posteriores.

Israel es conocido por poseer un Instituto de Investigación Biológica en Ness Ziona, a unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv, que se describe a sí mismo como un centro público de investigación. Oficialmente, el Instituto lleva a cabo investigaciones médicas y de defensa, incluida la lucha contra los efectos por un ataque con armas químicas o biológicas.

Se cree que este Instituto puede haber desarrollo en secreto también armas ofensivas, como pudo ser en el caso del intento de asesinato del líder de Hamas, Khaled Meshal, en Jordania en 1977.

A Meschal le rociaron una toxina en la oreja durante la operación del Mossad, y se salvó gracias a que los agentes implicados fueron capturados en Jordania. Binyamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel, acordó la entrega de un antídoto a cambio de la liberación de los agentes.

Armas experimentales

También existen sospechas de que israel ha utilizado en la muerte del dirigente palestino Yasser Arafat en 2004 de forma similar una toxina muy difícil de detectar.

La conexión entre Israel y las armas químicas también se estableció después del accidente de un avión israelí cerca de Amsterdam en 1992. Los medios de comunicación holandeses informaron de que el avión llevaba grandes cantidades de un componente químico para la fabricación del gas sarín, agente nervioso utilizado cerca de Damasco el mes pasado, y por el que se ha culpado al Gobierno sirio. La empresa estadounidense que suministró el producto químico dijo que había sido solicitado por el Instituto de Investigación Biológica de Ness Ziona.

Otras fuentes, entre ellas la BBC, señalaron que durante la segunda intifada palestina, hace una década, Israel utilizó un gas lacrimógeno experimental, que produjo en los palestinos que lo inhalaron graves convulsiones.

En ataques más recientes de Israel contra Gaza, se ha denunciado que Israel puede estar utilizando municiones Dense Inert Metal Explosive (DIME), un arma experimental aún no considerada en los tratados internacionales. Su explosión provoca daños internos a las víctimas y deja rastros de metales cancerígenos, como el tungsteno, en los cuerpos de los que sobreviven.

En el invierno de 2008-2009, Israel también fue criticado por la utilización de fósforo blanco en zonas urbanizadas de Gaza. Aunque está permitido para crear una cortina de humo sobre el campo de batalla, el fósforo blanco está considerado como un arma química cuando se utiliza en áreas donde están presentes civiles. Trozos ardientes con sustancias químicas penetran en la carne y los pulmones, siendo muy difíciles de extinguir.

Debido a la presión internacional, Israel se comprometió a principios de este año a no utilizar esta arma química.

Jonathan Cook es escritor y periodista que vive en Nararet, Israel. Sus últimos libros son Israel y el choque de civilizaciones; Iraq, Irán y el Plan para rehacer Oriente Medio ( Pluto Press) y La desaparición de Palestina: Israel experimenta la desesperación en humanos (Zed Books). Visite el sitio web de Jonathan: http://www.jkcook.net/

Lea otros artículos de Jonathan Cook: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/?s=+Jonathan+Cook&x=8&y=7

http://dissidentvoice.org/2013/09/israels-chemical-arsenal-under-new-scrutiny/

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