Por Jonathan Latham, 26 de octubre de 2015
Las cabras gestantes alimentadas con soja transgénica tienen crías que crecen más lentamente y tienen menor talla, según un nuevo estudio realizado en Italia (Tudisco et al., 2015). Publicado en la revista Small Ruminant Research, los investigadores comprobaron los resultados de complementar la alimentación de las cabras con soja transgénica Roundup Ready. La soja Roundup Ready está diseñada para resistir al herbicida Roundup, comercializado por el gigante de la Agricultura Industrial Monsanto. Es una de las sojas más ampliamente cultiva en todo el mundo.
La reducción en el crecimiento de las crías de las cabras se ha atribuido a que la leche de las madres alimentadas con soja transgénica es bastante menos nutritiva y contiene menos anticuerpos IgG [Inmunoglobulina G] , todo ello muy importante en el crecimiento inicial.
“Este estudio fue realizado con sumo cuidado”, comentó la Dra. Judy Carman, Directora del Instituto de Salud e Investigación Animal, Australia. No participó en el estudio, pero dijo a Independent Science News que:
“La diferencia en la composición del calostro entre las madres alimentadas con soja transgénica y soja no transgénica fueron particularmente sorprendentes. El calostro de las madres alimentadas con soja transgénica contenía sólo ⅔ de la grasa, ⅓ de las proteínas y cerca de la mitad de los anticuerpos IgG del calostro de las madres alimentadas con soja no modificada genéticamente”. |
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores dividieron a las cabras preñadas de la razas Cilentana en cuatro grupos sesenta días antes del inicio del estudio. Dos de los grupos fueron alimentados con soja transgénica Roundup Ready (en dos diferentes concentraciones). Los otros dos grupos fueron alimentados con soja convencional no transgénica, también en dos concentraciones distintas.
Después de que las madres parieron a todas sus crías, fueron alimentadas únicamente con leche materna durante sesenta días. El crecimiento de las crías se verificó dos veces, a los treinta y sesenta días, observándose que las crías de las madres alimentadas con soja transgénica tenían aproximadamente un 20% menos de peso y una menor estatura. Todas estas diferencias eran estadísticamente significativas.
El bajo peso y talla y de las crías no fueron los únicos hallazgos inesperados. Los investigadores también encontraron que la leche de las cabras alimentadas con soja transgénica tenía menor contenido en proteínas y grasas. La diferencia en la calidad de la leche era sustancial ( un 6% de proteínas en los grupos alimentados son soja transgénica, frente a un 18% en los grupos alimentados con soja no transgénica) durante las primeras semanas después del nacimiento, pero desapareció gradualmente (a pesar de que las madres continuaron siendo alimentadas con soja transgénica). Además, los investigadores encontraron que el calostro producido por las madres alimentadas con soja transgénica tenía una cantidad menor de anticuerpos IgG. Estos anticuerpos son muy importantes tanto para el crecimiento como para un desarrollo inmunológico saludable.
Una tercera diferencia observada por los investigadores es que el ADN transgénico presente en la soja transgénica se pudo detectar en la mayoría del calostro de las cabras (10/16) alimentadas con la soja transgénica. No se detectó el transgen de ADN en la leche de las cabras alimentadas con soja no transgénica. Sin embargo, no es la primera vez que el ADN transgénico se detecta en la leche de los rumiantes.
Los investigadores comprobaron que todas las crías al nacer tenían un tamaño similar, independientemente de si las madres habían consumido soja transgénica o no. Por lo tanto, los investigadores propusieron que el retraso en el crecimiento de las crías de las madres alimentadas con soja transgénica se debe a una deficiencia de la leche. Presumiblemente sea el valor nutricional del calostro y la leche de las madres alimentadas con transgénicos o las diferencias de anticuerpos presentes en el calostro y la leche de las madres alimentadas con transgénicos, o las diferencias de anticuerpos que se observaron en el calostro. Los autores comprobaron que los bajos niveles de anticuerpos IgG en el calostro está relacionado en otros rumiantes con un crecimiento más lento y también es conocido que los anticuerpos IgG tienen un papel muy importante en la absorción de nutrientes, porque promueven el desarrollo del intestino en los recién nacidos.
Los investigadores no entran a debatir si los fragmentos de ADN transgénico que se encuentran en la leche juegan un papel en la alteración del desarrollo de las crías.
Este resultado es la demostración más consistente hasta el momento de una alteración en el crecimiento y desarrollo de las crías alimentadas con transgénicos. Los mismos investigadores en el año 2010 mostraron una alteración en la enzima de deshidrogenasa láctica en las crías alimentadas con leche procedente de las madres que habían comido soja transgénica Roundup Ready. En este estudio previo, no obstante, no se detectaron efectos adicionales sobre la descendencia de las cabras (Tudisco et al., 2010).
“Se sabe que la soja Roundup Ready tiene varios efectos, incluyendo una deficiencia de manganeso. Sin embargo, los reguladores y desarrolladores de cultivos transgénicos rechazan continuamente los estudios que muestran que los transgénicos causan daño aparente a los animales, y ello corroborado por muchos grupos diferentes de investigación”, dijo la Dra. Allison Wilson de Proyecto de Recursos Bioscience. “Esperemos que no se siga ignorando este otro estudio”. |
Referencias:
Tudisco R., V. Mastellone, MI Cutrignelli, P. Lombardi, F. Bovera, N. Mirabella, G. Piccolo, S. Calabro, L. Avallone y F. Infascelli (2010) “Destino del ADN transgénico y evaluación de los efectos metabólicos en las cabras alimentadas con soja modificada genéticamente y en sus crías”. 4: 1662-1671
Tudisco R., S. Calabro, MI Cutrignelli, G. Moniello, M. Grossi, V. Mastellone, P. Lombardi, ME Peroa, F. Infascelli (2015) “Soja modificada genéticamente en la dieta de las cabras; influencia en el desarrollo de las crías”. Small Ruminant Research 126: 67–74.
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