Por Nafeez Ahmed, 14 de julio de 2015
Un nuevo estudio encargado por el Gobierno noruego a una reconocida autoridad científica sobre la seguridad de las Biotecnologías, concluye que los datos científicos disponibles sobre los cultivos transgénicos son insuficientes para demostrar su seguridad.
El Informe científico fue encargado por la Agencia Noruega de Medio Ambiente, y publicado el pasado mes de junio por el Centro para la Bioseguridad GenØk, ubicado en la Universidad del Ártico de Noruega. El Centro GenØk es el centro nacional de referencia en temas de Bioseguridad.
Falta de pruebas
El nuevo estudio analiza un Informe del gigante Biotecnológico Monsanto que presentó al Gobierno brasileño, y también realiza un revisión exhaustiva de la literatura científica disponible en otras fuentes.
Su atención recae en la soja transgénica Intacta Roundup Ready 2 Pro de Monsanto, que se cultiva en Brasil, y también se ha autorizado en Argentina, Paraguay y Uruguay, y probablemente también esté presente en Bolivia, debido a su introducción ilegal desde los países vecinos.
El Informe titulado “Evaluación de la sostenibilidad de los cultivos transgénicos tolerantes a los herbicidas”, concluye que, debido a las grandes lagunas existentes en la literatura científica, no es posible dar un veredicto científico sobre su seguridad. En el Informe de Monsanto se aprecian una serie de debilidades metodológicas y se pone de relieve el problema de la falta de información que se puede extraer de las investigaciones sobre los cultivos transgénicos disponibles en la literatura científica.
Según Monsanto, los transgénicos no dañan la salud humana o animal, y por lo tanto no tienen ningún efecto adverso en los cultivos ni en el medio ambiente.
Pero de acuerdo con el nuevo estudio noruego:
“ En contra de esta afirmación, la literatura científica sí ofrece indicios de efectos nocivos y perjudiciales para el medio ambiente y la salud ( tanto animal como humana), afectando también a las condiciones socioeconómicas, sobre todo a medio y largo plazo”.
El nuevo estudio ha sido realizado por Georgina Catacora-Vargas, investigadora del Centro de Agroecología (AGRUCO) en la Facultad de Agricultura, Ganadería y Ciencias Forestales de la Universidad de San Simón, Cochabamba, Bolivia. Catacora-Vargas fue hasta hace poco asesora de Bioseguridad del Viceministerio de Medio Ambiente, Agua y Gestión Forestal de Bolivia.
“Las afirmaciones sobre la seguridad de los cultivos transgénicos se basan principalmente en la ausencia de evidencias de daños en las pruebas específicas de investigación, en lugar de evidencias reales sobre su seguridad”, dijo Catacora-Vargas.
“La ausencia de evidencias de daño es un estándar demasiado bajo para una adecuada protección de la salud humana y el medio ambiente… Por otra parte, hoy en día, la mayoría de los estudios sobre los cultivos transgénicos se basan en estudios a corto plazo, que tienen una inherente debilidad metodológica, insuficiente para detectar sutiles pero significativos efectos que sí se detectan en los estudios a largo plazo. Otra debilidad muy común – como se indica en mi Informe- es la falta de rigor analítico suficiente como para extraer conclusiones significativas”.
Según este Informe, la gran cantidad de estudios que muestran una ausencia de efectos negativos de los cultivos transgénicos, son cuestionables debido a esas limitaciones metodológicas, y que en gran medida ignoran posibles efectos a largo plazo y utilizan un conjunto de indicadores reducido y repetitivo.
La mayor parte de estas investigaciones no comparan los cultivos transgénicos con otros sistemas de producción, como el MIP (Manejo Integrado de Plagas), la agricultura ecológica; se centran exclusivamente en un solo rasgo de las plantas transgénicas, en lugar de algo más realista: “los efectos combinados y aditivos de múltiples rasgos presentes en los cultivos transgénicos”; por otra parte, son experimentos que no se adecúan a las condiciones de campo reales.
“Estas limitaciones”, concluye el Informe noruego, “explican en parte las conclusiones expuestas por el solicitante (Monsanto): ninguno de ellos muestra efectos adversos en contraste con una parte muy importante de la literatura científica”.
Monsanto responde
Mark Buckingham, portavoz de Monsanto, rechazó las conclusiones de este Informe.
“Estamos seguros de que los cultivos transgénicos han sido y están siendo evaluados adecuadamente sobre su seguridad y que los cultivos transgénicos utilizados por los agricultores son tan seguros, y en algunos casos más seguros, que los cultivos y los alimentos convencionales”, dijo.
De acuerdo con un compendio resultado de una investigación financiada por la UE y publicado por la Comisión Europea en 2010, “A fecha de hoy, no hay evidencias científicas de que los transgénicos supongan mayores riesgos para el medio ambiente o para la seguridad de los alimentos y piensos que las plantas y organismos convencionales”.
Buckinghan añadió que los cultivos transgénicos son “diseñados para ser seguros” por los científicos y fitomejoradores, y que las Agencias de Regulación tanto nacionales como internacionales desarrollan la tarea de “comprobar que un cultivo sea seguro para proteger a los consumidores” y certifican convenientemente los transgénicos.
“Dado que los cultivos transgénicos se empezaron a cultivar a gran escala hace 19 años, a mediados de 1990, miles de millones de veces se han consumido… No se han observado efectos en la salud, por lo que los cultivos transgénicos tienen un amplio historial de seguridad”, dijo el portavoz de Monsanto.
La autora del nuevo estudio, sin embargo, no está de acuerdo. A petición de la Agencia Noruega de Medio Ambiente, el Informe se centró en el análisis de los rasgos tolerantes a los herbicidas de los cultivos Intacta de Monsanto.
“En la literatura científica reciente hay una serie de estudios científicos que señalan posibles efectos adversos”, dijo Catacora-Vargas, observando que el comentario de Monsanto sólo hacía referencia a la resistencia de los insectos de Intacta.
“Al centrarse únicamente en algunos impactos de sus cultivos, Monsanto y otras empresas de Biotecnología están engañando al público”.
Agregó que el compendio de la UE de 2010, que se cita en el nuevo estudio noruego, “es una de las pocas investigaciones específicas sobre Intacta. Estos pocos documentos son insuficientes para afirmar que Intacta sea seguro para el medio ambiente y la salud humana. Si el análisis integral de la sostenibilidad de los cultivos transgénicos está incompleto, es sólo porque los conocimientos de que disponemos sobre la seguridad de los transgénicos y su sostenibilidad son también incompletos. Hay más incógnitas que evidencias sobre la seguridad de los cultivos transgénicos”.
El herbicida más emblemático de Monsanto, condenado por la OMS
La aparición del nuevo Informe noruego coincide con una serie de malas noticias para la Industria Biotecnológica. Un estudio realizado durante dos años para comprobar la capacidad del trigo transgénico para repeler los áfidos ( también conocidos como pulgones), llevado a cabo por Rothamsted Research, fracasó espectacularmente y no consiguió los resultados deseados.
La mayoría de los cultivos transgénicos contienen el rasgo de tolerancia al herbicida Roundup, los denominados Roundup Ready, patentados por Monsanto. Pero el pasado mes de marzo, una evaluación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicada en The Lancet, concluía que Roundup es “probablemente cancerígeno para los seres humanos”.
En este estudio se revisaron las evidencias de la exposición humana a Roundup desde el año 2001, sobre todos de los trabajadores agrícolas de Estados Unidos, Canadá y Suecia. Es alarmante lo que se ha encontrado: “evidencias limitadas de carcinogenicidad en humanos en lo que se refiere al linfoma no Hodgkin”, junto con “pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en los animales de laboratorio”.
Según la Dra. Helen Wallace, de la organización GeneWatch, los cultivos transgénicos de Monsanto “están fracasando debido a la aparición de las denominadas supermalezas resistentes al herbicida Roundup, que se aplica sobre los cultivos transgénicos”.
A pesar de la “alta tasa de fracasos de los cultivos transgénicos experimentales”, GeneWatch percibe una fuerte “colaboración entre los científicos financiados por el Gobierno, las autoridades gubernamentales y la Industria para desarrollar una estrategia de relaciones públicas para seguir manteniendo los cultivos transgénicos y debilitar las normas de regulación”.
La Industria y los Gobiernos destinan grandes cantidades de dinero para incentivar estudios científicos sobre los cultivos transgénicos que favorezcan a la Industria, minimizando los efectos adversos.
La autora de este nuevo estudio, Catacora-Vargas, dijo que de acuerdo con los conocimientos que tenemos actualmente “resulta prematuro afirmar que los cultivos transgénicos son seguros. Cuantas más investigaciones se realizan sobre este tipo de cultivos, más preguntas se nos plantean y mayores son las incertidumbres”.
Otras técnicas de cultivo no basadas en los transgénicos, tales como la agricultura con un uso muy reducido de productos agrícolas, los enfoques agroecológicos, e incluso la agricultura familiar, no están recibiendo suficiente atención por parte de los Gobiernos.
Los sistemas de producción con cultivos no modificados genéticamente “han demostrado su capacidad para producir suficientes alimentos y piensos, saludables y seguros, además de consumir menos energía y ser menos exigentes en recursos. Todavía tenemos un largo camino por recorrer en el diseño de investigaciones científicas que proporcionen las evidencias necesarias para asegurar que los cultivos transgénicos son seguros y que sus beneficios son mayores con respecto a otros sistemas de producción”.
Estos resultados se suman a las creciente preocupación pública sobre la presencia de cultivos transgénicos en la cadena alimentaria, y el papel de la Industria en el silenciamiento de las investigaciones científicas que contradicen sus afirmaciones.
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El Dr. Nafeez Ahmed es periodista de investigación, autor reconocido y experto internacional en seguridad. Escribió en The Guardian, y ahora lo hace en Sytem Shift y columnista del Middle East Eye.
Ganador del Premio Proyecto Censurado 2015, conocido como el Premio Pulitzer Alternativo, a la mejor investigación periodística por su trabajo en The Guardian, y fue seleccionado por Power 1000 como uno de los londinenses más influyentes a nivel mundial.
Nafeez también ha escrito en The Independent, Sydney Morning Herald, The Age, The Scotsman, Foreign Policy, The Atlantic,Quartz, Prospect, New Statesman, Le Monde diplomatique, New Internacionalist, Counterpunch, Truthout, entre otros. Es investigador visitante en la Facultad de Ciencia y Tecnología en la Universidad Anglia Ruskin.
Nafeez es autor de Guía del usuario para la Crisis de la Civilización, y cómo ahorrar (2010), y la novela de suspense Zero Point, entre otros. Su trabajo sobre las causas y las operaciones encubiertas del terrorismo internacional contribuyeron a que formasen parte de la Comisión 11/9 y 07/07 de indagación forense.
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Procedencia del artículo:
https://medium.com/insurge-intelligence/no-scientific-evidence-of-gm-food-safety-a1c814d0f70c
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