Por Bernard Gensane
Christine Lagarde no nació en la alta burguesía, sino que se fue haciendo. Sus padres fueron maestros, su padre murió cuando tenía 16 años de edad; su madre tuvo que criar a sus cuatro hijos.
Trabajadora incansable, Christine Lagarde entró con 45 años en uno de los bufetes de abogados más importantes del mundo. Estuvo muy cerca de Zbigniew Brzezinski, uno de los Ministros más anticomunistas del Gobierno de Carter, y mostró gran interés por el paso de Polonia hacia el capitalismo liberal.
Se segundo marido, Xavier Giocanti, un empresario de Marsella, muy cercano al UPM (Unión por un Movimiento Popular), que a decir del sitio web El Ravi, Xavier vive a cien por hora, pero relajado y sin tabúes:
“Mi América son los barrios del norte de Marsella. Jean-Claude Gaudin me ofreció algo extraordinario: una zona franca urbana . Resumo. Con el pretexto de estimular la economía de las áreas socialmente más deprimidas y crear puestos de trabajo para los pobres, ofrecidos por los ricos, perdón, por dinámicos empresarios, se me ofreció un medio para obtener buenas ganancias a costa de la exención de impuestos, ¡Marsella! La adoro. Como todos los corsos, me siento como en casa (suena su teléfono móvil). – Un mensaje de mi hermano adoptivo, Renaud Muselier”.
Así, Christine Lagarde, quiso dar una lección a los griegos y que estos pagasen sus impuestos. Para olvidar su arrogancia, se justifica defendiendo a los pobres negros:
“Yo pienso muy a menudo en estos niños que van a la escuela en un pueblecito de Níger, sólo dos horas al día, compartiendo una silla para tres y que buscan apasionadamente acceso a la educación”, prosigue ella. “Pienso constantemente en ellos, porque creo que necesitan más ayuda que la población de Atenas”.
Tenga en cuenta que el portavoz del Gobierno francés, Najat Vallaud-Belkacen, de largos y hermosos dientes, que tiene muchos amigos y quiere hacer más, ha criticado con mucha moderación la deriva del FMI, diciendo que su punto de vista es “algo exagerado y esquemático”. Un regalo de cientos de millones de Madame Lagarde a Bernard Tapie, un gran amigo de su entonces jefe, no parece nada esquemático.
Otro análisis ligeramente caricaturesco ha sido el de Dominique Strauss-Kahn, cuando aún estaba al frente del FMI. Poco antes del caso Nafissatou Diallo, había declarado que los griegos se merecían, en su conjunto, lo que les estaba sucediendo porque habían chapuceado con los impuestos.
Pero volvamos a Christine. Su error, que incluso fue criticado por Madame Parisot, fue precedido de otros muchos errores de la misma calaña. En agosto de 2007, dijo que “lo peor de la crisis ya ha pasado”. Justo antes del escándalo de las hipotecas de alto riesgo, y a continuación de la quiebra de Lehmans Brothers ( donde Madame Lagarde tenía algunos amigos). Unos días más tarde, se anunció en nuestro país un plan de austeridad que se cebaba con los servicios públicos. Ese mismo año, esta antigua abogada, propuso a Francia el uso de la bicicleta en los períodos de alto precio del petróleo, lo cual era muy adecuado para cientos de miles de trabajadores que tienen que recorrer distancias de 50 kilómetros o más para acudir al trabajo. En el año 2010, Madame Lagarde, (inventora del aberrante concepto de rilance (rigor)) nos mostró que sus conocimientos del inglés eran mucho mayores que los de la geometría. “El Gobierno”, dijo ella a una Francia atónita, “es revolucionario. El principio de revolución lo ha explicado magistralmente Jean-Louis Bourlanges, y se produce cuando se da un giro de 360º”. El problema es que después de un giro de 360º, el ex Ministro de Economía seguía siendo el mismo.
Madame Lagarde nació en Lallouette (sí, lo sé, ella tiene la intención de ayudar a los pobres), y practicó en su juventud la natación sincronizada. A veces las atletas de alto nivel no son las más adecuadas. Pienso por ejemplo, en Stéphane Caristan, Daniel Costantini, Pape Diouf, Muriel Hurtis, Ronald Pognon, Thierry Rey ( padre del nieto de Bernadette Chirac). Pero los que son de derechas, se muestran muy seguros. Incluso si tienen unos modestos orígenes. No es el dinero el motivo de discusión, sino la competencia, la esencia del deporte. Un atleta de alto nivel vive en un mundo en el que el discurso dominante es el individualismo, el éxito a costa de los demás, por lo que justifica su propia superioridad frente a la inferioridad del otro. Esto es algo que les parece inevitable y natural. Un deportista de 8 años de un equipo B me decía hace poco que había sido promovido al equipo A. “Así que alguien del equipo A pasará a formar parte del equipo B, le pregunté a traición” – “Eso es normal, es peor que yo”, me dijo en respuesta.
Madame Lagarde piensa en política como la gran deportista que fue. Es natural que los pobres griegos ( y otros) paguen más impuestos. Es natural que los ricos ( la Iglesia, los propietarios) no paguen nada. Es natural que tan gran señora piense en las clases pobres de la selva nigeriana. Es responsabilidad de una gran Institución monetaria la preservación del equilibrio absoluto de poder.
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Procedencia del artículo:
http://www.legrandsoir.info/madame-lagarde-sportive-de-haut-niveau.html
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