GMWatch, 13 de septiembre de 2010
Descarga del informe en español, formato pdf: http://www.gmwatch.org/images/pdf/gm_full_spa_v3.pdf
Un grupo internacional de científicos ha publicado un Informe que detalla los riesgos para la salud y ambientales del cultivo de la soja modificada genéticamente Roundup Ready y el uso del herbicida a base de glifosato (Roundup ®).
El informe titulado “Soja transgénica: ¿sostenible?. ¿responsable?” (1) destaca las nuevas investigaciones realizadas por científicos del Gobierno argentino, como el doctor Andrés Carrasco (2), que encontró que el glifosato produce malformaciones en los embriones de rana y de pollo a unas dosis mucho más bajas que las utilizadas para la fumigación agrícola.
“Los hallazgos en el laboratorio son compatibles con malformaciones observadas en humanos expuestos al glifosato durante el embarazo”, señaló Carrasco.
Carrasco, director del laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y principal investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicos y Técnicas (CONICET), Argentina, es coautor del nuevo Informe. El informe se publica con testimonios de ciudadanos argentinos cuyas vidas han sido radicalmente alteradas por el cultivo de la soja transgénica (3).
En Argentina y Paraguay, los médicos y residentes que viven en las zonas productoras de soja transgénica han informado de los graves efectos para la salud de las fumigaciones con glifosato, produciendo altas tasas de defectos de nacimiento, infertilidad, abortos, nacidos muertos, cáncer, daño en el ADN y en las células de los órganos reproductores.
Carrasco señala que las personas que viven cerca de las zonas productoras de soja en Argentina comenzaron a dar testimonios de problemas en 2002, dos años después de las primeras grandes plantaciones de Soja transgénica Roundup Ready. Dijo: “Sospecho que la clasificación de toxicidad del glifosato está considerada como baja… pero en algunos casos puede ser un poderoso veneno”.
Los residentes en estas zonas también han informado de daños ambientales producidos por el glifosato, incluyendo daños a los cultivos alimentarios y en los arroyos, apareciendo los peces muertos. Estas informaciones están respaldadas por los estudios que aparecen en este Informe, que muestra que el glifosato es tóxico para el medio ambiente.
Los científicos y otros que hablan en contra de este modelo agrícola han sufrido censura y acoso. En agosto de 2010, Amnistía Internacional pidió una investigación por la actuación violenta que se produjo durante una audiencia para escuchar a Carrasco sobre sus investigaciones en el pueblo agrícola de La Leonesa.
¿Soja responsable y sostenible?
Este informe desafía la propagando comercial que proclama que el cultivo de la soja transgénica es un cultivo sostenible y que el herbicida glifosato es seguro. En 2011, La Mesa sobre la Soja Responsable (RTRS), un foro que reúne a las partes interesadas en la producción de soja, lanzó la etiqueta de que era un cultivo responsable para tranquilizar a comerciantes y consumidores con mentalidad ética, respetando a las personas y el medio ambiente (4). De este modo se etiquetará a la soja transgénica como cultivo responsable (5).
Los miembros de esta mesa (RTRS) estaba formada por empresas multinacionales como ADM, Cargill, Monsanto, Syngenta, Shell y BP, y las ONG WWF y Solidaridad.
Claire Robinson, de GMWatch, un grupo de hace campaña contra los alimentos y cultivos transgénicos, dijo: “Es una farsa cruel llamar a la soja transgénica en la que se utiliza glifosato “modelo de agricultura sostenible y responsable”. Los criterios de la RTRS son tan débiles que no protegen a las personas contra los riesgos conocidos para la salud producidos por la soja transgénica y el glifosato, mostrándose en el nuevo informe” (6) (7)
“La RTRS también ignora los graves problemas sociales provocados por los monocultivos de soja transgénica. Se han perdido los medios de subsistencia y de seguridad alimentaria debido a la extensión de estos monocultivos transgénicos”.
“Más de 200 organizaciones de la sociedad civil han condenado los criterios de la RTRS, considerándolos como un lavado verde corporativo (8). Es hora de que los miembros responsables de la RTRS abandonen este desacreditado organismo”.
Europa importa alrededor de 38 millones de toneladas de soja al año, que en su mayoría se emplean en alimentación animal (9). Los productos alimenticios procedentes de animales alimentados con soja transgénica no tienen por qué llevar la etiqueta de OGM (organismo modificado genéticamente). (Véase la Guía Roja y Verde de los transgénicos, editada por Greenpeace)
El límite máximo de residuos de glifosato permitido en la soja en la UE es de 20 mg/Kg. Carrasco encontró malformaciones en los embriones inyectándoles solamente 2,03 mg/Kg de glifosato, casi diez veces menos (10). En la soja se han encontrado residuos de glifosato a niveles de hasta 17 mg/kg (11).
Notas:
- Antoniou, M., Brack, P., Carrasco, A., Fagan, J., Habib, M., Kageyama, P., Leifert, C., Nodari, R., Pengue, W. 2010. GM Soy: Sustainable? Responsible? GLS Gemeinschaftsbank and ARGE Gentechnik-frei. Download from: http://bit.ly/9D9J2k
- Paganelli, A., Gnazzo, V., Acosta, H., López, S.L., Carrasco, A.E. 2010. Glyphosate-based herbicides produce teratogenic effects on vertebrates by impairing retinoic acid signalling. Chem. Res. Toxicol., August 9. http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/tx1001749
- Interviews in English and Spanish and photographs available here: http://bit.ly/cLCZpD
- Marks & Spencer. Tackling deforestation. http://plana.marksandspencer.com/we-are-doing/sustainable-raw-materials/stories/86/
- The RTRS Standard can be downloaded from the RTRS website, http://www.responsiblesoy.org/. GM soy is treated the same as non-GM – see p.i
- La Soja Mata (Soy Kills). Against “Responsible” GM soy: reply to Solidaridad, WWF. http://www.lasojamata.net/en/node/289
- GM Freeze. Thirteen Reasons Why the Roundtable On Responsible Soy Will Not Provide Responsible or Sustainable Soya Bean Production. May 2010.http://www.gmfreeze.org/uploads/13_reasons_rtrs_final.pdf
- La Soja Mata (Soy Kills). Statements against the 3rd RoundTable on Responsible Soy. http://lasojamata.iskra.net/node/110
- Cert ID. Cert ID Certified ‘Non-GMO’ Soy Meal and Other Soy Products: Volumes Available from South America. Porto Alegre, Brazil, July 14, 2008.
- FAO. Pesticide residues in food – 1997: Report. Report of the Joint Meeting of the FAO Panel of Experts on Pesticide Residues in Food and the Environment and the WHO Core Assessment Group on Pesticide Residues. Lyons, France, 22 September – 1 October 1997.
- FAO. 2005. Pesticide residues in food – 2005. Report of the Joint Meeting of the FAO Panel of Experts on Pesticide Residues in Food and the Environment and the WHO Core Assessment Group on Pesticide Residues, Geneva, Switzerland, 20–29 September. FAO Plant Production and Protection Paper 183, 7.
Acerca de los autores y editores de Soja transgénica: ¿Sostenible? ¿Responsable?
Este Informe ha sido elaborado por una coalición internacional de científicos que comparten la idea de que los estudios sobre la soja transgénica y el herbicida Roundup deben estar al alcance de todos: Gobiernos, Industria, los medios y el público.
Los científicos y sus datos son los siguientes:
Michael Antoniou: Michael Antoniou, PhD (doctor en medicina) es lector en genética molecular y dirige el Grupo de Terapia y Expresión Genética de la Escuela de Medicina del King’s College de Londres, Reino Unido. Móvil +44 7852 979 548. +44 20 7188 3708. Skype: michaelantoniou. Email: michael.antoniou@genetics.kcl.ac.uk
Paulo Brack es profesor del Instituto de Biociencias de la Universidad Federal de Rio Grade do Sul (UFRGS), Brasil, y es miembro de la CNTBio ( Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad). Brasil. +55 51 9142 3220. Email: paulo.brack@ufrgs.br
Andrés Carrasco es profesor y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y principal investigador del Consejo nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Mobile +54 9 11 6826 2788. +54 11 5950 9500 ext 2216. Email: acarrasco@fmed.uba.ar
John Fagan realizó una de las primeras pruebas de certificación de los organismos transgénicos. Cofundador de Earth Open Source, que utiliza la colaboración mediante el código abierto para avanzar en la producción de alimentos ecológicamente sostenibles. Anteriormente dirigió la investigación del cáncer en el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos. Tiene un doctorado en Bioquímica y Biología Molecular y Celular por la Universidad de Cornell. Mobile +1 312 351 2001. +44 20 3286 7156. Email: jfagan@earthopensource.org
Mohamed Ezz El-Din Mostafa Habib es profesor y ex director del Instituto de Biología, UNICAMP, en São Paulo, Brasil, y rector para extensión y asuntos de la comunidad. Es un experto reconocido mundialmente en ecología, entomología, plagas agrícolas, educación ambiental, sostenibilidad, control biológico y agroecología. +55 19 3521 4712. Email: habib@unicamp.br
Paulo Kageyama Yoshio es profesor del departamento de ciencias forestales de la Universidad de São Paulo, Brasil, miembro del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico ( CNPq) del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil y ex director del Programa Nacional para la Conservación de la Biodiversidad, Ministerio de Medio Ambiente, Brasil. +55 19 2105 8642. Email: kageyama@esalq.usp.br
Carlo Leifert es profesor de agricultura ecológica en la Escuela de Desarrollo Agrícola, Alimentación y Desarrollo Rural (AFRD), Universidad de Newcastle, Reino Unido, y director del Stockbridge Technology Ltd Centre (STC), Reino Unido, una empresa sin fines lucrativos que proporciona I+D a la industria hortícola del Reino Unido. +44 1661 830222. Email: c.leifert@ncl.ac.uk
Rubens Onofre Nodari es profesor de la Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil, es gerente de recursos fitogenéticos del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, y miembro del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) del Ministerio de Ciencia y Tecnología, Brasil. +55 48 3721 5332. Skype: rnodari. Email: nodari@cca.ufsc.br
Walter A. Pengue es profesor de agricultura y ecología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y miembro científico del Panel Internacional para la Gestión Sostenible de los Recursos, PNUMA, Naciones Unidas. Móvil +54 911 3688 2549. +54 11 4469 7500 ext 7235. Skype: wapengue. Email: walter.pengue@speedy.com.ar
Los editores y propietarios de los derechos de autor de este Informe son GLS Gemeinschaftsbank por Alemania y la Asociación de la Industria de Austria, ARGE ( (Arbeitsgemeinschaft für Gentechnik-frei erzeugte Lebensmittel o el Consorcio de alimentos producidos sin ingeniería genética). Los editores se inspiraron en el trabajo de los científicos para apoyar su difusión pública. El informe completo y un resumen de las principales conclusiones se pueden descargar en las páginas web de los editores:
GLS Gemeinschaftsbank eG www.gls.de
ARGE Gentechnik-frei www.gentechnikfrei.at
Los propietarios de los derechos de autor otorgan permiso a las personas y organizaciones a guardar el informe completo y el resumen de las principales conclusiones en su sitio web, sin alterarlo, y distribuirlo libremente a través de otros canales, divulgando los autores y editores.
Nota: Las opiniones expresadas en el informe “Soja transgénica: ¿sostenible?, ¿responsable?” son las propias de los coautores del informe. No hay ninguna implicación ni representan la opinión de las Instituciones en las que estas personas están o han estado afiliadas.
Fuente: http://www.gmwatch.org/component/content/article/12479-reports-reports
TESTIMONIOS
Viviana Peralta
San Jorge (provincia de Santa Fe). 42 años. Ama de casa. Castellano.
Entrevistada por Darío Aranda
Es la impulsora de un juicio que logró fallos favorables en primera y segunda instancia. Es el primero del país en su tipo, que limita las fumigaciones hasta 1500 metros de las viviendas, implementa el principio precautorio (ante la posibilidad de perjuicio es necesario tomar medidas protectoras) e invierte la carga de prueba: no son los perjudicados quienes deben demostrar lo nocivo de los agroquímicos, sino que serán las empresas y el Gobierno quienes deberán dar muestras de la inocuidad de los productos.
“Hacía pocas semanas que había nacido Ailén, mi hija. Y justo comenzaron las fumigaciones de los campos vecinos. Se me descomponía día de por medio. En el hospital me decían que estaba intoxicada, tenía alergia, problemas respiratorios. Un día fumigaron desde el amanecer hasta la noche. Y mi beba se puso morada, fui corriendo al hospital, pensé que se moría. Ese día dije basta, esto no puede seguir pasando. Ahí decidimos junto a la ONG Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat) presentar un amparo judicial y el juez Tristán Martínez decidió que en nuestro barrio, a las afuera de la localidad de San Jorge (provincia de Santa Fe, corazón del monocultivo de soja), se suspendan las fumigaciones. Siempre dijimos que no estamos contra los sojeros, sólo queremos cuidar a nuestros hijos. Y todos acá sabemos que cuando fumigan, los chicos sufren mucho. A pesar de nuestra aclaración, sufrimos amenazas, porque el negocio en muy grande y el fallo afectó intereses económicos. Nosotros fundamentamos nuestro pedido en el artículo 41 de la Constitución Nacional, que dice que todos los habitantes gozamos del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y que las actividades productivas no deben comprometer la salud de las generaciones futuras. Por suerte el juez privilegió la salud por sobre una actividad económica.
“A pesar de todo, los productores de soja y el gobierno provincial apelaron la medida. Pero las pruebas eran fuertes, y la Justicia de segunda instancia nos volvió a dar la razón, en diciembre de 2009, fue la primera vez en el país que un fallo como este llegaba a segunda instancia y nos daba la razón a los que sufrimos las fumigaciones. Y no sólo eso, la Justicia ordenó que el Gobierno de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) demuestren que los agroquímicos no son perjudiciales para la salud. Así por primera vez se invierte el cargo de la prueba, no seremos nosotros quienes tenemos que demostrar las consecuencias, sobre todo porque no tenemos recursos económicos para hacer estudios complejos. Desde que se prohibió fumigar los nenes ya no se enferman, ya no hay más problemas respiratorios, estamos felices.
“Los productores de soja nos acusaron de dejar mal parada a la ciudad, arruinar su imagen de progreso, decían que estábamos creando una psicosis. Es mentira, sólo queremos cuidar la salud de nuestros hijos. Soy nacida aquí. Mis seis hijos nacieron aquí. Siempre vivimos tranquilos, pero desde que llegó la soja todo cambió. Ya no se puede vivir por el veneno y no se puede hablar mal de la soja porque te saltan encima, te declaran enemigo. Les importa más el dinero que la salud de nuestros hijos.
“Cuando me llaman siempre digo lo mismo. No entiendo de química, no tengo estudio universitario, pero sé lo que sufrió toda mi familia, es la prueba viva de que los agroquímicos son venenos que nos afectan. A toda población que aún no conoce este modelo agropecuario siempre le digo lo mismo, no le crean a las empresas, rechacen los agroquímicos, háganlo por la vida de sus hijos.”
Mariano Aguilar
Buenos Aires. 58 años. Abogado. Director ejecutivo de Asociación de Abogados Ambientalistas de Argentina (Aadeaa) – www.aadeaa.org.ar
Entrevistado por Darío Aranda
“Nuestro trabajo junto a organizaciones y comunidades afectadas por el cultivo de soja transgénica y las fumigaciones con glifosato ha demostrado, desde el punto de vista socio ambiental, efectos ciertamente negativos. Las comunidades aledañas a las zonas de producción agrícola se encuentran en todos los casos afectadas, ya que los mal llamados agroquímicos, que son verdaderamente agrotóxicos, producen efectos nocivos sobre todo tipo de vida, incluyendo la humana. Encontramos un gran cúmulo de efectos nocivos, particularmente del glifosato, que se utiliza en el paquete tecnológico que venden la mayoría de empresas multinacionales, por ejemplo Monsanto. Estas empresas venden la semilla de soja y al mismo tiempo venden el glifosato, que mata todo menos la semilla. Es un veneno letal para todo lo que no sea soja.
A quince años de la llegada de la soja transgénica en Argentina podemos hacer un balance. Y no hay dudas que, desde el punto de vista ambiental, es negativo. Tenemos monocultivo de soja en todo el país, producto del paquete tecnológico provisto por las firmas multinacionales, de las cuales somos totalmente dependientes. La tierra no permite otro tipo de cultivo, han muerto las posibilidades de crear otro tipo de producto que no sea esa soja con esa semilla. El panorama es de dependencia y de pocas alternativas para salir de ella.
Desde el punto de vista económico, es un pingüe negocio. Con este sistema hay soja hasta en las banquinas. Ello, claro está, a costo de la salud de los vecinos aledaños, con tierra yerma para cualquier otro emprendimiento. En Argentina no conocemos “un modelo sostenible” en estas condiciones. Pensamos que es pan para hoy y hambruna para mañana, estamos dejando el suelo yermo para el futuro. Ya hay pruebas reales de eso.
A pesar de eso, las empresas siguen publicitando que el glifosato es un producto confiable, seguro, que no representa ningún peligro. Pero ya hay pruebas concretas que es una mentira. El científico argentino Andrés Carrasco ha demostrado que el glifosato en anfibios es letal, y muchos de esos efectos son extrapolables al ser humano. Además, ya existen muchos casos de personas con malformaciones, sobre todo en el norte argentino, con abortos espontáneos, problemas de piel, cánceres de distinto tipo y sucesivas enfermedades que provoca el glifosato, que han sido comprobadas en nuestro país.
También hay pruebas a nivel mundial, en Francia y Estados Unidos. Por eso pensamos que, luego de presentar una denuncia en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, estamos en camino de lograr su eliminación del mercado de productos agroquímicos.
Hay que recordar que en la República Argentina ya se han logrado varios fallos que han dado cuenta de lo denunciado por los afectados. En particular hay un fallo en la provincia de Santa Fe donde el juez invirtió la carga de la prueba y obligó al Estado ha demostrar en el plazo de seis meses que el glifosato en inocuo. Mientras tanto prohibió fumigar en un radio de 1500 metros de distancias de lugares habitados. Allí se utilizó el principio precautorio, que es de sustancial importancia en el derecho ambiental, por el cual ante cualquier duda debe abstenerse de seguir ejerciendo la actividad sospechada, como en este caso es la aplicación de fumigaciones de glifosato. En la actualidad, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas tiene en curso un pedido de amparo ambiental para todo el país, para que se impida la comercialización del glifosato y del endosulfán, y se prohíba mientras tanto se debate su grave toxicidad. Creemos que en la República Argentina se está tomando conciencia de los daños del glifosato y del monocultivo de soja, pero se ha sufrido mucho, demasiado.”
Darío Gianfelici
Cerrito (Entre Ríos). 57 años. Médico rural. Castellano.
Fue un médico pionero en denunciar los efectos de los agroquímicos.
Entrevistado por Darío Aranda
“Luego de tantos años de padecer las fumigaciones está claro que en la zona rural es muy difícil vivir. El impacto de la soja RR y los químicos en el ambiente y la salud es real, palpable. En dos años, en una población chica, fallecieron 20 personas de cáncer, algunos eran jóvenes. Soy un simple médico general de familia. Hago toda la medicina desde el embarazo hasta la muerte. Me interesé de los efectos de los agroquímicos en 1998 porque en la región donde vivo empezaron a aparecer dos patologías, la muerte del bebé durante el parto y, la otra, muerte fetal precoz. Es una situación donde se produce el embarazo, la bolsa, la placenta, pero no se produce el bebé. Hoy en día se entiende que este embrión murió antes de ser visible. Esta última patología ha aumentado en forma exponencial en toda la zona. Así fue que comencé a investigar qué era lo que había cambiado para que antes no sucediera y ahora sí. El pueblo experimentó un antes y un después de la soja. He visto gente que se ha muerto de cáncer a los 30 años, he constatado problemas de gestación, aumentos importantes en problemas de fertilidad. Ni hablar de enfermedades respiratorias, aumentaron como nunca antes había visto.
“Nosotros sabíamos lo que estaba pasando, lo denunciábamos, pero no nos escuchaban. No teníamos los recursos humanos, temporales ni económicos para hacer estudios complejos que confirmen nuestras denuncias. Si teníamos el incremento de casos en el Hospital Maternoinfantil de la ciudad de Paraná, con fuerte incremento a partir de 1996. Y también datos del Hospital de la localidad de Cerrito, donde vivo hace 30 años, donde había constancia de un notable incremento en las consultas por patologías asociados a las intoxicaciones agudas por agrotóxicos, como son enfermedades de las vías respiratorias y la dermatitis.
“Para quienes tuvieron la suerte de no pasar por esa experiencia, hay que explicar que toda exposición a un agroquímico tiene dos reacciones. Una es la intoxicación aguda, que generalmente puede ser dolor de cabeza, vómitos y diarrea, problemas respiratorios, un problema de piel, una erupción. Esa intoxicación aguda, generalmente es de muy corta duración, autolimitada y de fácil tratamiento. El problema son las intoxicaciones crónicas. Cuando aparecen síntomas a los diez, quince, veinte años de la exposición. A lo mejor esa persona a la que le aparecen esos síntomas cambió de residencia, de ocupación, cambió un montón de cosas. Entonces nadie hace la asociación entre esa esterilidad, ese cáncer de próstata o ese cáncer de ovario o de mama o tiroides y aquella exposición que tuvo a los agrotóxicos hace diez o veinte años atrás. Esta es la gran trampa. Porque todos estos defensores de la soja transgénica te dicen que esto hay que comprobarlo con estadísticas. Vos no podes evaluar para un bebé que está en gestación, un chico dentro de la panza de su mamá, cuál es la mínima cantidad que no le va a hacer daño. Cualquier exposición de la mamá aumenta el riesgo de tener problemas en el futuro. Pueden ser inmediatos, como una malformación, o trastornos a muy larga distancia, como una esterilidad de ese chico en su adultez.
“¿Quién tiene la culpa de todo eso? Recuerdo que cuando comencé a ver los efectos del modelo agrario me enojaba mucho con el productor. Hoy entiendo que no es el principal responsable, es un trabajador o pequeño empresario que intenta obtener el máximo beneficio de su trabajo. Sin embargo, tan cierto como lo anterior es que el uso de agroquímicos no puede continuar en los niveles actuales, el desmonte salvaje no puede seguir, la producción ha de tener un límite y si en la implementación de esos límites se tiene que resignar alguna ganancia debe pensarse que, en realidad, se está ganando en la salud de la gente y en la protección del ambiente. Por otro lado, la soja es como una explotación minera. Extrae los recursos naturales, en este caso nutrientes, y deja suelos y poblaciones pobres. Sin duda hay culpa de las empresas, pero la mayor responsabilidad es de los gobiernos, que no hicieron estudios serios y abrieron la puerta a estas empresas trágicas para la historia del país.
“Antes me decían loco, terrorista. A medida que comenzaron a hacerse escuchar otras poblaciones, salieron a luz estudios científicos, hoy me miran con respeto y me llaman a dar charlas a escuelas. Siempre digo lo mismo: la soja transgénica fue una condena para los seres humanos y el ambiente. No hay precio que pueda pagar lo sucedido, la contaminación, la muerte, las malformaciones, los casos de cáncer. No hay indemnización que alcance a cubrir el dolor de las familias.”
Ángel Strapazzón
Quimilí (Santiago del Estero). 60 años. Educador popular. Integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina)
Castellano y portugués.
Entrevistado por Darío Aranda
El Mocase-VC es la organización campesina más grande del país. 9000 familias del norte del país.
“Con el modelo de agronegocios, soja RR y fumigaciones con glifosato las pérdidas son cuantiosas a los largo de años: arrasaron territorios comunitarios donde vivieron ancestralmente familias campesina e indígenas; el desmonte indiscriminado ha ocasionada pérdida de flora y fauna que significaban alimentos para las poblaciones campesinas indígenas, significaba tener las hierbas medicinales, frutos del monte para alimentos de las personas y de los animales. Además el cierre de territorio bajo alambre perjudica la economía de las familias porque se han visto obligadas a reducir la cantidad de cabras, ovejas, vacas o en algunos casos a deshacerse de la producción por no tener donde tenerlos. En otros casos hubo expulsión forzosa de familias que defienden sus derecho a la tierra, hubo cárcel, incluido niños y ancianos. Se criminalizó y violaron los derechos de quienes han trabajado en la tierra por generaciones. Los jueces y policías son mano derecha de los empresarios de las transnacionales del agronegocio. El avance no respeta siquiera el lugar de la escuela, en zonas rurales los niños suelen estar en clase y la avionetas o mosquitos realizas la fumigación provocando mareos, vómitos, descomposición estomacal, dolor de cabeza en los niños y niñas.
“Las fumigaciones de la soja RR provocaron y provocan daños irrecuperables en las semillas nativas y criollas, mortandad de especies que tienen función específica en el ciclo de la naturaleza, provocó y provoca daño en la salud de familias enteras que están cerca de las plantaciones, contaminación de aguas, suelo, ambiente; provoca abortos en mujeres, malformación, alergias en piel. En los animales también se ve la malformación, sobre todo en cabritos y pollitos. La contaminación y pérdida de frutos del monte es terrible porque algunas fumigaciones coinciden con la floración del poco monte que fue custodiado por campesinos y el glifosato hace que se malogre el fruto.
“Luego de tantos años de este modelo podemos decir que hay una pérdida de territorio que contenían diversidad, tierra buena, agua buena, familias que se autoabastecían de su producción y que generaban alimentos para los mercados locales, pequeñas industrias que también se han visto afectada con éste modelo de muerte. El avance de la soja para algunos significó el enriquecimiento a costa del avance de la pobreza en otros, significó menos tierras para alimentos diversificado, culturas ancestrales en peligro, pérdidas semillas nativas, contaminación de nuestros bienes naturales.
“También hay que remarcar que se ha fortalecido la resistencia de las comunidades, de quienes se ven afectados directamente por este modelo y que saben que es la hora de articular fuerzas para responder organizadamente a una alternativa que nos garantice a la población alimentos diversos, adecuados, sanos, no transgénicos. Esa propuesta-alternativa es la soberanía alimentaria, por esa razón desde hace diez años trabajamos juntas organizaciones del campo y la ciudad y hemos conformado el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Es una respuesta a nivel nacional para frenar la soja y mantener vivo otro modelo.
“Las empresas de agronegocios tienen mucho poder, y muchos medios de comunicación a su servicio. Hay veces que escuchamos sus mentiras y nos reímos. Dicen que es ‘sostenible y responsable’, pero en realidad es sostenible para sus bolsillos y sus gastos irresponsables. El modelo que sostienen es de muerte, de exclusión, de negación a las futuras generaciones, de hambre, de saqueo de nuestros bienes naturales, de concentración de riqueza, de manipulación de la naturaleza, de violación de derechos de la madre tierra. De imposición, de alambres, despojo, sometimiento. En el mundo somos culturas diversas, no se puede concebir a la naturaleza como una mercancía, porque lo que hoy tenemos es préstamo de las generaciones futuras, porque es posible una producción de alimentos diversificada, agroecológica, porque la madre tierra tiene derechos y se lo tenemos que respetar, porque es posible el buen vivir. Y eso no lo entienden las empresas.
“Suelen decir que el glifosato es seguro, pero que vengan al campo y verán, es una prueba insuperable, verán que no se puede convivir con el glifosato, las familias expuestas al mismo van muriendo lentamente, porque es un agrotóxico que se acumula en el organismo, es indescriptible lo cruel que es el proyecto de las trasnacionales. Si aún están a tiempo, deben organizarse, defenderse y resistir el modelo de agronegocio. Es la única forma de ser soberanos con sus alimentos, produciendo agroecológicamente, un modelo de vida contra otro que sólo es de ganancias económicas y muertes.”
Véase también: