Por Phillip Inman
- guardian.co.uk, miércoles 6 de julio de 2011
Las naciones más ricas de la UE deben admitir ahora que tomaron un decisión equivocada cuando compraron la deuda soberana periférica.
Hay un creciente sentimiento de desesperanza en Bruselas. A diferencia de los ataques anterior sobre el euro, la última rebaja de la deuda de Portugal por la Agencia de Calificación Moody’s, se siente como el principio del fin.
Los economistas y gestores de fondos argumentan que un segundo rescate de Grecia, con la participación del sector privado, significaría algo similar para Portugal y lo más probable también para Irlanda, y lo más probable es que den en el blanco.
Al igual que un batallón del siglo XIX, el frente contra la inminente llegada de las hordas ya se ha quedado sin armas y a una clase oficial en guerra contra sí misma; los partidarios del euro se encuentran en una situación desesperada.
Desde la debacle griega del año pasado, los líderes europeos han tratado de proporcionar un aliento de vida a los países más afectados sustituyendo los mercados los mercados privados por el Banco Central Europeo. El BCE tiene ahora casi 100 mil millones de libras esterlinas (111.245.701.706 euros) de la deuda griega. Portugal se encontraba en la misma posición, pero se reduce la esperanza de que pueda salir de la crisis con sólo un plan de rescate de Bruselas.
Moody’s dice que es probable que tenga que unirse a Grecia en un segundo rescate porque, al igual que Grecia, los prestamistas privados se van a quedar fuera por más tiempo de lo esperado.
Los inversores preguntan por qué deben comprar los bonos emitidos por un país que se verá obligado a modificar los términos a peor a lo largo de la vida del préstamo. Esto es lo que Bruselas está estudiando en el caso de Grecia. Moody’s supone que naturalmente lo mismo que va a imponer en Lisboa.
Del mismo modo que en el pero período de la crisis bancario, los intentos de los políticos para ahorrar dinero y preservar el valor de los activos sólo está empeorando la situación.
El Gobierno del Reino Unido instó a que se nacionalizaran los bancos más afectados tan pronto como quebró el banco Northern Rock, pero hizo todo lo posible para que no se reconociese el problema y cuando lo hizo, trató de realizar fusiones y dar préstamos, junto con un programa de austeridad para minimizar los efectos de esta situación.
Lloy se intentó fusionar con Halifax, pero cuando falló recibió una inyección de dinero en efectivo del Gobierno, para ser devuelto cuando las cosas mejoren. Ahora Lloyds, al igual que la mayoría de nuestros bancos, son instituciones zombies incapaces de ayudar a las economías a volver a estabilizarse.
La misma receta se aplicó a Grecia, luego a Portugal
Moody’s reconoce este hecho desagradable y dice que teme que “Portugal no logre su objetivo de reducir el déficit – al 3,1% en 2013, siendo del 9,1% en año pasado, según lo previsto en el programa de la UE y el FMI-, debido a los enormes desafíos a que se enfrenta el país en la reducción del gasto, aumentado la presión fiscal, con un crecimiento económico y apoyando al sistema bancario”.
A continuación se enumeran las cuatro principales áreas de preocupación. La primera se centra en la capacidad del nuevo Gobierno de Lisboa para hacer los recortes prometidos en sectores como la sanidad, las empresas estatales y los gobiernos regionales y locales.
Los retrasos en la lucha contra la evasión fiscal, la posibilidad de otro rescate de los bancos locales y los límites del crecimiento económico, también siembran las semillas de la duda, de que Portugal pueda hacerlo en los próximos años sin préstamos adicionales.
Al igual que los bancos más afectados, Portugal, Irlanda y Grecia están en quiebra. Para levantarse de nuevo, moralmente hay que incluir a los inversionistas del sector privado en los nuevos rescates ¿Por qué deberían los Gobiernos asumir toda la carga? Es una pregunta justa, pero es un camino que conduce al desastre. A pesar de que muchos de los inversores privados en la deuda soberana son los bancos de la UE y los fondos de pensiones, se podría pensar que son una fuerza positiva, pero no tienen motivos para maximizar los rendimientos. Van a escuchar los temores de Moody’s y se largarán a la menor señal de alarma.
Este efecto de contagio es real y ruinoso económicamente. En Japón, las empresas, los políticos y los académicos están permanentemente preocupados por Grecia. Los políticos de Estados Unidos también. Las acciones cayeron en Nueva York en las primeras horas después de la rebaja de la deuda de Portugal, y la posibilidad de otro Lehman Brothers parecía real.
La única respuesta es que las naciones más ricas de la UE admitan que tomaron decisiones equivocadas cuando compraron la deuda soberana periférica. No era una apuesta sin riesgo. Ha resultado mal y sus activos valen ahora sólo 20 o 30 céntimos de euro.
Los franceses, y los alemanes en particular, con aire de suficiencia se presentaron como los más listos que todos los demás durante la crisis financiera. De alguna manera pensaban que su adquisición de bonos les permitiría evitar los problemas que han tenido en Estados Unidos, Gran Bretaña y la mayoría de los países europeos.
Y si algo ha sido es todo lo contrario. Están metidos hasta el cuello en la morosidad, tanto como el Reino Unido: aunque solamente sus deudas son debidas a los préstamos mal concedidos a Grecia, Portugal,I rlanda y España, y no a la construcción de viviendas o la compra de exóticos instrumentos financieros derivados.
Se habla a menudo de que España es la siguiente ficha de dominó. Pero las cifras pintaban muy mal para Italia y pusieron a Roma en una escala más alta camino del desastre. A menos que Bruselas admita la extensión de los problemas que asolan a Grecia y Portugal, el pánico se propaga, afectándonos a todos nosotros.
El Gobernador del Banco de Inglaterra. Sir Mervyn King, sigue insistiendo que la crisis europea no es de liquidez. Se trata de una crisis de la deuda en toda regla. Por lo tanto, ofreciendo más créditos, en especial a tasas de interés escandalosamente altas, como Bruselas tiene intención de hacer, no aborda el problema central, empeorando aún más la situación.
http://www.guardian.co.uk/business/2011/jul/06/european-debt-crisis-portugal-downgrade