La narrativa del 7 de octubre desmentida por la Historia

Por Thierry Meyssan, 7 de mayo de 2024

voltairenet.org

Reproducimos el texto de una conferencia pronunciada el 4 de mayo en Boulogne-sur-mer. Thierry Meyssan explica que el conflicto actual en Palestina no es imputable a las poblaciones árabe y judía. Fue organizado, a partir de 1915, por la potencia colonial con la idea de que el o los futuros Estados nunca lograran garantizar su seguridad. Sin saberlo y a su costa, los palestinos y los israelíes, al interpretar la operación del 7 de octubre y su respuesta, no hacen sino aplicar esta política. Al no detener la limpieza étnica de los gazatíes, los anglosajones no están demostrando su insensibilidad, sino el hecho de que consideran las masacres como simples variables de ajuste.

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Aunque las masacres de Sudán y el Congo son mucho más mortíferas que la de Palestina, es de esta última de la que voy a hablarles hoy. De hecho, es la primera vez que asistimos en directo a una limpieza étnica a través de nuestros teléfonos móviles. Me gustaría volver sobre varias informaciones que ya he tratado en varios artículos, pero que, evidentemente, algunos medios de comunicación no quieren incluir en sus análisis. Quisiera decirles que no hay ninguna fatalidad comunitaria: este conflicto no fue provocado por las poblaciones de Palestina, ya fueran judías, cristianas o musulmanas, sino por potencias exteriores que, durante un siglo, desearon que nunca conocieran la paz.

LA CREACIÓN DE ISRAEL POR LOS BRITÁNICOS

Para hacerme entender, les hablaré, en primer lugar, del Reino Unido. Asististeis a la coronación del rey Carlos III. Recordáis que, en medio de la ceremonia, se quitó sus ricas vestiduras y se vistió con un paño de lino. Sus pajes colocaron biombos para que el público no se deslumbrara. Cuando se retiraron los biombos, se había convertido en rey. Entonces se le entregaron los símbolos de su poder, el cetro y el globo terráqueo. ¿Qué había sucedido en esos momentos fuera de la vista del público? El Príncipe de Gales había visto a Dios, como Moisés ante la zarza ardiente [ 1 ] . Probablemente esta explicación les parezca absurda y se pregunte cómo sus súbditos pudieron creer semejante cuento chino. En realidad, desde Jacobo VI, en el siglo XVI, los soberanos británicos se han declarado reyes de Israel [ 2 ] . Fue en contra de su concepción del derecho divino que Oliver Cromwell derrocó a su hijo Carlos y proclamó la Commonwealth. Sin embargo, el Lord Protector era igual de ilustrado, profesaba que era necesario reunir a todos los judíos en Palestina y reconstruir allí el templo de Salomón [ 3 ] . Finalmente, las dinastías sucesivas mantuvieron este mito. Adoptaron diversos ritos e impusieron otros a sus súbditos, como la circuncisión judía, practicada automáticamente en el siglo XX en las salas de maternidad a todos los varones recién nacidos en el Reino al nacer.

Dos años antes de la Declaración Balfour (1917), que anunciaba la creación de un hogar nacional judío en Palestina, un diplomático judío y futuro ministro de Asuntos Exteriores, Lord Herbert Samuel, escribió un memorándum sobre el futuro de Palestina (1915). En él abogaba por un Estado judío que pusiera a toda la diáspora al servicio del Imperio. Un poco más tarde, precisó que este nuevo Estado nunca debería poder garantizar por sí solo su seguridad para así depender eternamente de la Corona de Inglaterra. Esto es exactamente lo que estamos presenciando hoy. Es el destino el que ha maldecido a la población de Palestina.

A la declaración de Lord Arthur Balfour siguieron los 14 puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson. Describe los objetivos alcanzados por su país durante la Primera Guerra Mundial. El punto 12 está redactado de forma extraña, pero durante la Conferencia de París que redactó el Tratado de Versalles, especificó por escrito lo que debía entenderse: la creación del Estado de Israel en Palestina (y del Kurdistán en Turquía) . La Guerra Mundial había provocado un reequilibrio de fuerzas, de modo que en adelante Washington trabajó conjuntamente con Londres en la defensa de los intereses comunes.

Durante el periodo de entreguerras, la inmigración judía a la Palestina del Mandato fue bien. Los terratenientes árabes vendieron parte de sus tierras a los judíos sin ningún problema. Sin embargo, ya en 1920, terroristas árabes asesinaron a judíos. Entre los asesinos, Mohammed Amin al-Husseini fue condenado por los británicos a 10 años de prisión, pero nunca lo ejecutaron. Al contrario, Lord Herbert Samuel (el que había escrito que nunca debería haber seguridad en Palestina), que se había convertido en el Alto Comisionado británico en Palestina, lo indultó y lo nombró Gran Muftí de Jerusalén, supuestamente para mantener un equilibrio entre las dos grandes familias locales.

Apareció un salafista (es decir, un musulmán que deseaba vivir como los compañeros del Profeta en el siglo VII), Izz al-Din al-Qassam, que ya había organizado una revuelta contra los franceses en Siria y que se convirtió en imán en Haifa. Se decidió por la yihad, no contra los ocupantes británicos, sino contra los inmigrantes judíos. Siguieron varios ataques y pogromos contra los judíos. Para mantener la paz civil, los británicos mataron a al-Qassam, que dio su nombre a las actuales Brigadas al-Qassam de Hamás.

La muerte de al-Qassam no había resuelto nada en absoluto. Los británicos, fieles a su técnica colonial de «Divide y vencerás», siempre desarrollaban con una mano lo que combatían con la otra. En 1936, Lord Willam Peel, a la cabeza de una comisión oficial, aseguró que la paz sólo podría restablecerse separando a las poblaciones árabe y judía en dos Estados distintos. Es lo que hoy llamamos la «solución de los dos Estados».

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Gran Muftí de Jerusalén se convirtió en aliado del canciller Adolf Hitler. Movilizó notablemente a los musulmanes de los Balcanes para que se unieran a las SS y apoyó la «solución final de la cuestión judía». Por su parte, los fascistas judíos («sionistas revisionistas») dirigidos por el ucraniano Vladimir Jabotinsky, lucharon junto al Eje contra los británicos. Los sionistas, por su parte, lucharon junto a los Aliados al tiempo que impugnaban los límites que los británicos imponían teóricamente a la inmigración judía; sólo en teoría.

Se reunieron en mayo de 1942 en el Hotel Baltimore de Nueva York, bajo la presidencia de David Ben-Gurion. Establecieron los principios del futuro Estado de Israel. Hasta ahora se nos había asegurado que Ben-Gurion era un hombre de buena voluntad. Sin embargo, había sido compañero de Jabotinsky durante el periodo de entreguerras y se había pronunciado a favor de la limpieza étnica de Palestina. Un libro, publicado en hebreo en Israel hace dos semanas y editado por una importante editorial, asegura que se mantuvo informado de las negociaciones del húngaro Rezső Kasztner con Heinrich Himmler y Adolf Eichmann, que duraron hasta la caída del Reich. Kasztner afirmó estar comprando la huida de un millón de judíos húngaros. En realidad, sólo salvó a su familia y amigos. Sobre todo, obtuvo mediante extorsión 8,5 millones de francos suizos en oro (una suma colosal en aquella época) de familias judías adineradas de Hungría, haciéndoles creer que estaban huyendo . Si los documentos citados en este libro son exactos, David Ben-Gurion también sería un sinvergüenza, por haber engañado a su propio pueblo.

Las Naciones Unidas propusieron:

• no dividir Palestina (y no la «solución Peel de dos Estados»);

• establecer un régimen republicano, democrático y representativo;

• garantizar las culturas de las diferentes minorías

• garantizar la libertad religiosa de judíos, cristianos y musulmanes.

Las conferencias y negociaciones se sucedieron en vano. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas (que entonces sólo contaba con 56 Estados miembros) aprueba el plan de reparto elaborado por una comisión especial [ 5 ] . Fue inmediatamente rechazado por todos los países árabes.

El 14 de mayo de 1948 (es decir, dos meses y medio antes del fin del mandato británico), David Ben-Gurion interrumpe las discusiones y proclama unilateralmente la independencia del Estado de Israel. Al día siguiente de este golpe, cuando los 100.000 soldados británicos comenzaron a retirarse, Egipto, Jordania, Irak, Siria, Líbano, Arabia Saudí y Yemen del Norte enviaron sus tropas para defender a los árabes de Palestina. La Hermandad Musulmana egipcia también envió un grupo de combatientes, bajo el mando de Said Ramadan (yerno del fundador Hassan el-Banna y padre de Tariq Ramadan), para unirse a ellos. Sin embargo, en aquella época, ninguno de estos países tenía un ejército digno de ese nombre. Rápidamente son derrotados. Nació el mito de la invencibilidad de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Sin embargo, como me dijo mi amigo libanés Hassan Hamade, esta narrativa es falsa. En realidad, los jefes de Estado árabes ya estaban comprometidos con Israel y los judíos no eran más valientes que los árabes. Así, el emir Majid Arslan, que era ministro de Defensa libanés, condujo a sus tropas sin encontrar mucha resistencia hasta Belén, que liberó. El presidente libanés Bechara el-Khoury le ordenó inmediatamente que abandonara el campo de batalla, a lo que se negó. Le destituyó, pero continuó la guerra como un simple oficial. Finalmente, sus tropas no fueron derrotadas por los judíos de Palestina, sino por el ejército «jordano» comandado por un general británico, John Bagot Glubb (conocido como «Glubb Pasha») y un centenar de oficiales británicos. En realidad, Jordania no tenía soldados, pero la Legión Árabe formada por los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, había cambiado el primer día de la guerra su nombre por el de «ejército jordano», conservando sus oficiales británicos. Fueron los ingleses y los jordanos quienes salvaron a Israel desde su creación, como acaban de salvarlo de nuevo cuando Irán lo atacó el mes pasado. Esta guerra no fue un intento de aplastar a Israel, sino la primera manifestación del Sionismo Árabe.

Las Naciones Unidas, preocupadas por estos acontecimientos, enviaron a un enviado especial, el sueco Folke Bernadotte, para recuperar la situación tras la toma del poder por Israel y la guerra árabe-israelí. A su llegada, comprendió que la Comisión Especial que elaboró el plan de partición ignoraba las realidades demográficas: los israelíes reclaman un territorio desproporcionado a su número y se benefician del apoyo de gobiernos árabes sionistas que primero pretenden actuar como buenos oficios y luego hacen la guerra.

El 17 de septiembre de 1948, «sionistas revisionistas» (es decir, fascistas judíos) asesinaron a Folke Bernadotte y al jefe de los observadores de la ONU, el coronel francés André Serot. Mi abuelo materno, Pierre Gaïsset, iba en el coche de al lado. No resultó herido y sustituyó al coronel Serot en sus funciones. El asesino, Yehoshua Cohen, no será acusado. Dos años más tarde, se convirtió en el guardaespaldas oficial del Primer Ministro David Ben-Gurion. El líder de los «sionistas revisionistas», Yitzhak Shamir, fue nombrado inmediatamente jefe de un departamento del Mossad. Llevó a cabo acciones secretas por cuenta del Reino Unido y de Estados Unidos durante toda la Guerra Fría, desde Guatemala hasta el Congo, y luego se convirtió en Primer Ministro (1983-84 y 1986-92).

El 29 de noviembre de 1948, el gobierno de Ben-Gurion, que afirmaba estar buscando a los asesinos de Folke Bernadotte y André Serot, presentó una solicitud de adhesión a las Naciones Unidas acompañada de una carta en la que declaraba «que el Estado de Israel acepta por el presente, sin reserva alguna, las obligaciones derivadas de la Carta de las Naciones Unidas y que se compromete a observarlas a partir del día en que pase a ser Miembro de las Naciones Unidas». Convencida, el 11 de mayo de 1949, la Asamblea General de las Naciones Unidas aceptó [ 6 ] . Varios Estados piden hoy, a la vista del cumplimiento sistemático por Israel de su compromiso, que se «suspenda» su condición de miembro.

OPERACIÓN «INUNDACIÓN DE AL-AQSA

Vayamos al periodo actual. El 7 de octubre de 2022, la Resistencia palestina, por iniciativa de Hamás, lanzó una vasta operación contra una base militar israelí y también contra civiles. En derecho internacional, los árabes de Palestina forman una «población ocupada», en el sentido de las Convenciones de Ginebra. Por tanto, tienen derecho a atacar a Israel. Sin embargo, sólo pueden atacar objetivos militares, no kibutzim ni raves . El objetivo de la operación era tomar prisioneros militares, y posiblemente también rehenes civiles, para negociar la liberación de rehenes palestinos en Israel, es decir, prisioneros administrativos. Desconocemos el número de prisioneros y rehenes que tomaron, y más aún la distribución de civiles y soldados. Según Hamás, hay más de 30 oficiales retenidos.

Esta operación, «Inundación de al-Aqsa», se preparó durante los últimos tres años a la vista de todos [ 7 ] . Se excavaron cientos de kilómetros de túneles utilizando tuneladoras que sólo podían entrar en Gaza con la aprobación de las aduanas israelíes. Al menos 1 millón de metros cúbicos de tierra y escombros tuvieron que ser evacuados bajo la mirada de los servicios de seguridad israelíes. Se construyeron varios campos de entrenamiento y se realizaron prácticas de ala delta. No sólo la Inteligencia israelí observó todo esto, sino también otras potencias, como Egipto y Estados Unidos. Se enviaron numerosos informes al primer ministro Benjamin Netanyahu. Sin embargo, éste no reaccionó. Peor aún, destituyó a su ministro de Defensa, el general Yoav Galland, en agosto de 2023, porque se quejó de esta falta de reacción en el Consejo de Ministros. Sin embargo, dadas las reacciones públicas a su despido, prefirió readmitirlo antes que tener que explicar el motivo.

Las distintas facciones palestinas (Yihad Islámica, FPLP e Iniciativa Nacional) fueron despertadas por Hamás a las 4.30 horas para participar en una operación que comenzaría a las 6.30 horas (es decir, antes del amanecer). Comenzó con la destrucción de todos los robots de vigilancia del Muro de Separación. Entonces, a las 6:30 a.m., se dio la alarma. A las 8:00 a.m., las agencias de noticias de todo el mundo comenzaron a transmitir imágenes del ataque . [ 8 ] Sin embargo, las fuerzas de seguridad israelíes no intervinieron hasta las 9:45 horas.

Desde el comienzo de su intervención, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) aplicaron la «Directiva Aníbal»; una instrucción que ordena matar a los soldados propios antes que verlos hechos prisioneros por el adversario. Las cifras de bajas israelíes publicadas por el gobierno israelí no distinguen entre las atribuibles a los atacantes y las atribuibles a los defensores. Asimismo, el gobierno israelí ha informado de abusos que los combatientes normalmente no tienen tiempo de llevar a cabo durante un ataque por sorpresa. La mauriciana Pramila Patten, relatora especial de Naciones Unidas sobre violencia sexual, entrevistó a víctimas y testigos de la Operación Inundación de al-Aqsa. llegó a la conclusión de que podían haberse cometido algunos abusos sexuales, pero que las acusaciones más graves (sobre todo la castración de soldados) no eran creíbles [ 9 ] . Los informes sobre decapitaciones de bebés fueron retirados tras una investigación de Al-Jazeera.

La oposición israelí se niega actualmente a abordar la cuestión del posible papel del Primer Ministro en la organización de esta operación. Sin embargo, hay que preguntárselo: Benjamin Netanyahu es hijo del fascista Benzion Netanyahu, secretario particular de Vladimir Jabotinsky (aliado de Benito Mussolini, fallecido al inicio de la Segunda Guerra Mundial). Siempre expresó su admiración por estos dos hombres.

Benjamin Netanyahu siempre ha apoyado a Hamás, como aliado táctico para luchar contra al Fateh de Yasser Arafat. Sin embargo, hasta 2017, Hamás se presentaba como la «rama palestina de los Hermanos Musulmanes». Esta organización fue reestructurada en 1949 por los servicios secretos británicos siguiendo el modelo de la Gran Logia Unida de Inglaterra [ 10 ] . En 1950, se integró en el sistema anglosajón de la Guerra Fría. Fue entonces cuando Sayyed Qutob, el teórico de la yihad, se convirtió en su estrella. Ciertamente, en 2017, los gazatíes que querían defender su país se unieron a él, pero exigieron que Hamás rompiera con los Hermanos Musulmanes y los británicos. Al final, las dos corrientes coexistieron [ 11 ] . El 19 de octubre de 2022, el presidente sirio Bashar al-Assad recibió a Khalil Hayya, líder del movimiento revolucionario Hamás. Pero se negó a recibir a Ismail Haniyeh y Khaled Mechaal, líderes de la corriente de la Hermandad de Hamas [ 12 ] . Desde el punto de vista árabe, no hay por tanto un Hamás, sino dos. De hecho, durante toda la guerra en Siria, Hamás luchó junto a Al-Nusra (la rama siria de Al-Qaeda), las FDI y las fuerzas especiales de la OTAN, contra la República Árabe Siria. . El 9 de diciembre de 2012, elementos de Hamás llegaron a asesinar a dirigentes del Frente de Liberación de Palestina (FPLP) en Yarmouk (suburbio de Damasco), entre ellos uno de mis amigos [ 13 ] .

No sólo es erróneo atribuir el atentado del 7 de octubre únicamente a Hamás, sino también ignorar que existen dos Hamás. Estas mentiras permiten presentar la operación «Inundación de Al-Aqsa» como un vasto pogromo antisemita, en palabras del presidente Emmanuel Macron, cuando se trata de un acto de la Resistencia, como señaló Francesca Albanese, relatora de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados.

LA MASACRE DE LOS GAZOUIS CON LOS ANGLOSAJONES

Somos testigos de la masacre de 35.000 personas, de la desaparición bajo los escombros de otras 13.000, de las graves lesiones físicas de otras 120.000. Cualquier persona con sentimientos humanos sólo puede sentirse horrorizada. Esto no tiene nada que ver con la identidad de las víctimas, es sólo una cuestión de humanidad.

Según el primer ministro Benjamin Netanyahu, se trata sólo de una operación policial destinada a detener a los atacantes del 7 de octubre, pero todo el mundo ha comprendido que no hay ninguna relación entre este atentado y la operación israelí actual. Esto sólo pretende hacer insoportable la vida de los gazatíes hasta que se vayan por su propio pie. Este programa era el de Vladimir Jabotinsky y su secretario, Benzion Netanyahu. Fue validado por el negociador con los nazis y, sin embargo, fundador de Israel, David Ben-Gurion.

A lo largo de esta masacre y todavía hoy, los anglosajones proporcionan armas a Israel para llevarla a cabo.

Sin embargo, mientras comenzaban las manifestaciones en las universidades estadounidenses contra el derramamiento de sangre y se generalizaban en el país y luego en Francia, la administración Biden consideraba la posibilidad de destituir a Benjamin Netanyahu en favor del general Benny Gantz. Ciertamente, en derecho esta decisión no le corresponde, pero Washington tiene una larga historia de golpes de Estado y revoluciones de color. Por ello, el Secretario de Estado Antony Blinken le invitó a «discutir la situación». Benny Gantz aceptó mientras organizaba una reunión con la Administración Sunak durante su viaje de regreso. Pero las cosas fueron mal [ 14 ] : Benny Gantz comprendió perfectamente que Washington le pedía que detuviera la masacre, la cual aprobaba, pero quiso informar a sus interlocutores de su deseo de proteger a su país destruyendo a Hamás. Sus interlocutores, sorprendidos, comprendieron que no era «un hijo de puta, sino nuestro hijo de puta», en palabras del presidente Franklin D. Roosevelt. Inmediatamente avisaron al Primer Ministro británico, Rishi Sunak. Cuando Benny Gantz llegó a Londres para reunirse con el asesor especial de seguridad, Sunak se autoinvitó a su reunión. Intentó explicar a Benny Gantz, que a su vez se quedó estupefacto, que no había que tocar a los «hijos de puta» de Hamás, porque algunos de ellos son «nuestros hijos de puta». Así pues, los anglosajones no derrocaron a Benjamin Netanyahu.

Vistas desde Londres y Washington, las masacres de civiles son deplorables, pero sólo son variables de ajuste. Tal como está, Israel es un Estado indispensable. Si se pacificara y se normalizara, dejaría de ser útil. Como la República de Corsarios en el siglo XVIII, Israel permite las mayores operaciones de blanqueo de dinero y sirve de refugio a algunos de los mayores criminales del planeta.

Un miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) me contó que era camarero en el bar del Hotel Rey David de Jerusalén. Un día presenció la llegada de varios traficantes de diamantes, que habían llegado sin pasar por la aduana y eran transportados con escolta militar. Estos hombres y algunos clientes intercambiaron diamantes y dinero en efectivo, y luego se marcharon de incógnito. Este tipo de trato no podría darse en ningún otro Estado.

Thierry Meyssan es un periodista y activista político francés, autor de investigaciones sobre la extrema derecha (especialmente sobre la milicia del Frente Nacional [o Agrupación Nacional, un partido francés], así como por su defensa de la laicidad de la República y sobre la Iglesia católica (el Opus Dei, por ejemplo), entre otras. Meyssan es uno de los principales defensores de las teorías de conspiración sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuyos argumentos, los sustenta en su libro La gran impostura, y en donde culpa de estos, a una parte del complejo militar-industrial de los Estados Unidos

Referencias:

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