DAVID TRUEBA 02/06/2010
EL PAIS
Me encanta bromear con cosas serias. ¿A ustedes no les da la risa cada vez que se topan con las conclusiones de algún estudio científico? Si el estudio está encargado por los bodegueros españoles sabemos que un par de copitas de vino al día son saludables. Si está encargado por los productores de Pata Negra, sabemos que el Jabugo es bueno para el colesterol. Si el estudio lo presenta la patronal del videojuego sabemos que los juegos de ordenador disparan la inteligencia emocional y los reflejos. Si, por el contrario, lo encarga la asociación de numismáticos nos enteramos de que coleccionar sellos garantiza una vida sexual plena. Y cómo no, si la encuesta está encargada por los empresarios de prensa, concluye que leer el periódico a diario alarga la esperanza de vida, desesperada eso sí.
Luego están los estudios científicos que no salen nunca. Por ejemplo, nunca tendremos ni idea de si la exposición al teléfono móvil es causa de tumores cerebrales. Nunca entenderemos por qué las redes wifi se prohíben en lugares públicos de Francia por daños a la salud, pero aquí se fomentan desde escuelas y Ayuntamientos. Y aquello de si vivir cerca de antenas de telefonía o columnas de alta tensión es peligroso solo lo sabremos cuando ya no tenga importancia. Así que cada vez que vemos un estudio científico nos arremangamos y esperamos a ver qué nos quieren vender.
Ayer, en páginas consecutivas de este periódico teníamos una muestra del asunto, que obviamente fue voceada en los noticiarios. Por un estudio supimos que el tabaco causa mil cánceres de pulmón al año entre camareros y, por otro, nos enteramos de que las nucleares no causan cáncer. Así que vamos a exigir que los cigarrillos sean de plutonio, se dirá algún bestia que lo toma literalmente. Es bueno saber que el segundo estudio estaba encargado por el Consejo de Seguridad Nuclear y el primero por el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. Lo que toca es abrir centrales y prohibir fumar. Cuando tocaba lo contrario también había estudios donde apoyarse. Yo, por ahora, voy a seguir sin fumar y no me voy a mudar al patio de una central nuclear. Eso tras un estudio elaborado por mi sentido común.