Por Ron Forthofer, 29 de abril de 2016
En mayo de 2014, la senadora Elizabeth Warren habló sobre el acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP):
“Por lo que sé de Wall Street, las empresas farmacéuticas, de telecomunicaciones, los grandes empresas contaminantes y los subcontratistas, todos ellos están salivando ante la oportunidad de manipular el acuerdo comercial en las próximas conversaciones. Las pregunta es: ¿Por qué se mantienen en secreto? Le va a encantar la respuesta. Es una de las muchas cosas que se aprenden en el Capitolio. Los partidarios del acuerdo me han dicho: Tienen que mantenerse en secreto, porque si la gente supiese lo que en realidad se está negociando, entonces se opondría”. |
En mayo de 2012, el senador Ron Wyden, Presidente del Senate Finance Committee’s Subcommittee on International Trade, Customs, y Global Competitiveness, dijo:
“Sin embargo, la mayoría del Congreso desconoce qué se está negociando en el acuerdo comercial TPP, mientras que los representantes de las Corporaciones, tales como Halliburton, Chevron, PHRMA, Comcast y la Motion Picture Association of America, están siendo consultados y conocer todos los detalles del acuerdo”. |
En una carta de mayo de 2012, el Representante Comercial de Estados Unidos ante 30 profesores de derecho de algunos de los países que están participando en las negociaciones del TPP, señaló:
“En estas comisiones no hay representantes de los consumidores, ni de las bibliotecas, ni de los estudiantes, ni de los grupos de defensa del paciente o de la salud, u otros usuarios de la propiedad intelectual, y una mínima representación de otras empresas afectadas, tales como los fabricantes de medicamentos genéricos o los proveedores de servicios de Internet. Nunca creeríamos que una ley o unas normas de regulación aprobadas en Estados Unidos fueran tan clandestinas y sesgadas”. |
Pues bien, si aún no se muestra preocupado por un acuerdo que se está negociando por parte de las Grandes Corporaciones a expensas de la gente, tenga en cuenta lo siguiente. Un capítulo de este acuerdo, Solución de Controversias Inversionistas-Estados (ISDS), pone en peligro la Democracia y la soberanía de los Gobiernos.
Por ejemplo, Joseph Stiglitz, el ex economista Jefe del Banco Mundial y Premio Nobel de Economía en el año 2001, abordó esta cuestión en relación con el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) en enero de 2004:
“Se oculta que el NAFTA supone un nuevo conjunto de derechos, para los negocios, que potencialmente debilita la Democracia en toda América del Norte. Bajo las condiciones impuestas por el NAFTA, si los inversores extranjeros consideran que están siendo perjudicados por unas normas ( no importa si éstas están justificadas o no), pueden demandar por daños y perjuicios ante los Tribunales Especiales, sin la transparencia de los procedimientos judiciales regulares. Si tiene éxito, reciben una compensación directa del Gobierno Federal…” |
En un artículo publicado en octubre de 2015, Stiglitz y Adam Hersh, añadían:
“Imagínense lo que habría ocurrido si el acuerdo hubiera estado vigente cuando se descubrieron los efectos letales del amianto. En lugar de cerrar las fábricas y obligar a los fabricantes a compensar a los perjudicados, bajo los ISDS los Gobiernos habrían tenido que pagar a los fabricantes por impedir que aquellos matasen a sus ciudadanos. Los contribuyentes se habrían visto perjudicados dos veces: primero por los daños a la salud causados por el amianto, y luego compensar a los fabricantes por los beneficios no obtenidos cuando el Gobierno se decidió a regular un producto peligroso”. |
De acuerdo con Public Citizen’s Global Trade Watch, los Tribunales Internacionales de Arbitraje (ISDS) del TPP “están formados por abogados privados no sujetos a ningún sistema de elección, a los sistemas legales precedentes ni a los conflictos de interés en que pudieran verse envueltos. Sus resoluciones no pueden impugnarse. Muchos abogados de los ISDS desarrollan otras funciones, sirviendo tanto para demandar y juzgar a los Gobiernos a favor de las Empresas, donde claramente se puede observar un inherente conflicto de intereses”.
Permitir que estos abogados tengan la última palabra en los casos que amenazan nuestra salud y bienestar, así como la salud de los ecosistemas y su capacidad capacidad para soportar todas las formas de vida, es una auténtica locura. Este proceso desastroso de resolver los conflictos pisotea la Democracia y la soberanía, y prioriza las ganancias por encima de cualquier otra consideración. Una antigua profecía de los Cree dice:
“Sólo después de que el último río haya sido envenenado; Sólo después de que el último pez haya desaparecido; Sólo entonces nos daremos cuenta que el dinero no se puede comer” |
Si este proceso de soluciones corporativas no le convence para oponerse a estos Tratos de Libre Comercio, considere las normas para los servicios financieros. Según Public Citizen, estas normas fueron escritas bajo la asesoría de los Grandes Bancos, que trabajan para reducir a la mínima expresión la legislación que regula Wall Street. Así, el TPP podría suponer un aumento de aquellas políticas que han provocado la desastrosa crisis financiera de 2008. Las normas del TPP también impedirían a los Estados proteger a sus monedas en tiempo de crisis. Es como si la crisis de 2008 nunca hubiera sucedido.
Paul Krugman, otro Premio Nobel de Economía, y partidario del NAFTA, lo dijo muy bien en un artículo del pasado 9 de marzo:
“Pero también es cierto que gran parte de la defensa que hace la élite de la globalización es francamente deshonesta: falsas afirmaciones de que es algo inevitable, tácticas del miedo (que el proteccionismo provoca depresión económica), exageraciones en cuento a los beneficios de liberalización del comercio y los costes de producción, olvidando los efectos distributivos tal y como predicen los modelos estándar. Por lo tanto, lo que dice la élite sobre los Tratados de Libre Comercio es en gran parte una estafa, que posiblemente los votantes sientan de un modo y otro, incluso si no saben lo que se está fraguando”. |
El TPP, y otros acuerdos comerciales, como el TTIP (Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones) será, de aprobarse, un medio de transferencia de más riqueza hacia los de arriba, mientras que veremos amenazados aún más nuestros ecosistemas.
¡Estos Acuerdos los debemos detener, ya que nuestras vidas y las de las generaciones futuras dependen de lo que nosotros hagamos ahora!
Ron Forthofer es profesor retirado de Bioestadística en la Universidad de la Escuela de Salud Pública en Houston, Texas, y candidato del Partido Verde al Congreso y a Gobernador de Colorado. Otros artículos de Ron Forthofer.
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Procedencia del artículo:
http://dissidentvoice.org/2016/04/just-say-no-to-corporate-rule/
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Lo aquí dicho hace referencia a ese otro tratado que Estados Unidos está negociando con varios países asiáticos del área del Pacífico (el TPP), pero bien podría valer para el que actualmente está negociando con la UE, el TTIP. En el siguiente vídeo, el Prof. Carlos Taibo realiza una reflexión crítica sobre lo que podría suponer la firma de este acuerdo comercial:
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Posición de los partidos políticos respecto al Acuerdo Comercial TTIP:
http://www.lamarea.com/2015/01/30/la-posicion-de-los-partidos-espanoles-sobre-el-ttip/
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