Estos gráficos, que el informe de BP no recoge, quizás cambien su forma de pensar sobre los combustibles fósiles y el auge de las energías renovables

Por Barry Saxifrage, 13 de julio de 2017

nationalobserver.com

Para hacer frente a las amenazas del cambio climático y la acidificación de los océanos, casi todas las naciones han prometido reducir la quema de combustibles fósiles. Pero hasta ahora, la humanidad sigue aumentando esa cantidad. El año pasado se batió un nuevo récord, la mayor cantidad utilizada nunca.

Eso es lo que se desprende de los datos recogidos a partir del último informe de BP: “Estadísticas de la Energía Mundial”. Este informe anual es uno de los más influyentes a nivel mundial. Es extenso y completo, de 50 páginas, treinta y tres hojas de cálculo y cuarenta gráficos. El Informe destaca las tendencias más importantes de la energía. Pero no se encontró una tendencia que se pueda considerar crítica…

Llama la atención que no aparezca una estadística sobre los combustibles fósiles, algo que yo, como periodista que se ocupa de asuntos relacionados con el clima, estaba buscando: ¿qué cantidad de combustibles fósiles se están quemando cada año en el mundo? Es una pregunta sencilla y la respuesta daría cuenta de una de las cuestiones más importantes actualmente: ¿estamos cambiando nuestra dependencia de los combustibles fósiles?

Para encontrar los datos que faltaban necesita descargar y analizar múltiplos hojas con los datos proporcionados por BP, hacer cálculos, y luego construir mis propios gráficos para descubrir esas tendencias. Aquí (un redoble, por favor) están los “gráficos perdidos” y lo que tienen que decirnos…

Los gráficos que faltan: ¿qué cantidad de combustibles que emiten carbono está quemando la humanidad?

Construí tres gráficos utilizando los datos que sobre los combustibles fósiles aparecen en el informe de BP. Este primer gráfico muestra la energía total consumida por la quema de combustibles fósiles cada año.

Como se puede ver, la cantidad que quemamos continúa aumentando. El año pasado, la humanidad estableció un nuevo récord energético en el uso de combustibles fósiles, equivalente a 11.400 millones de toneladas de petróleo (tep). Hace una década estábamos en 10 tep. En el año 2000, en 8 tep.

Ciertamente, no hay ninguna señal en este gráfico de que nos encontremos en un punto de inflexión en nuestra relación con los combustibles fósiles.

La siguiente tabla también la he elaborado con los datos de BP, y muestra el crecimiento anual año tras año:

En 25 de los últimos 26 años se ha quemado mayor cantidad de combustibles fósiles que el año anterior. El único año en el último cuarto de siglo en el que hubo una disminución fue en 2009. Fue debido a una profunda recesión a nivel mundial. Pero al cabo de un año, ese momento de respiro desapareció con un gran incremento en el uso de combustibles fósiles.

Lamentablemente tampoco se observa ningún punto de inflexión en este gráfico.

Consideremos el año pasado, por ejemplo. El aumento no fue muy considerable, pero tampoco fue particularmente pequeño. De hecho, se encuentra en línea con el promedio de los años 90. Y en los años 90 no rondaba por la cabeza de nadie el terminar con la quema de combustibles fósiles. Tampoco fue un punto de inflexión en nuestra lucha contra el cambio climático o la acidificación de los océanos. Los años 90, en este sentido, fueron como el resto.

Por último, aquí un tercer gráfico con los datos también del informe de BP. Este gráfico ilustra la participación de los combustibles fósiles en el conjunto de toda la energía mundial producida. ¿Hay un punto de retorno?


Lo que este gráfico nos dice es que los combustibles fósiles siguen dominando el consumo mundial de energía. Incluso los esfuerzos que se vienen realizando desde hace un cuarto de siglo para una transición a fuentes de energía más seguras no han sido capaces de dejar una huella significativa en el dominio de los combustibles fósiles.

Si juntamos estas tres cartas desaparecidas de los datos de BP sobre combustibles fósiles, vemos que cada vez se queman mayores cantidades, que año tras año se va produciendo un aumento, y que hay un dominio indiscutible de estos. Esto indica la mediocre respuesta de la humanidad a una creciente amenaza.

Como dijo el gobernador de California, Jerry Brown, en una entrevista concedida a The New York Times:

Ninguna nación o estado está haciendo lo que debiera estar haciendo. Esto es muy grave y la mayoría de las personas se lo están tomando demasiado a la ligera frente a la realidad de una amenaza. Habrá que hacer sonar de nuevo las alarmas porque hasta ahora la respuesta no es adecuada a los desafíos a los que nos enfrentamos”.

Estos tres gráficos que faltan ilustran claramente nuestra inadecuada respuesta. Tal vez por eso BP (una empresa de petróleo y gas después de todo) los dejó fuera de su Informe.

Petróleo, gas y carbón: los últimos cinco años

Empecé a rebuscar entre los datos de BP porque había leído una buena cantidad de artículos en los se venía a decir que se está produciendo un cambio fundamental en el uso de los combustibles fósiles, y quería comprobarlo por mí mismo. Incapaz de encontrar nada en los datos sobre combustibles fósiles, decidí profundizar en el petróleo, el gas y el carbón, por separado.

Si realmente estamos en un punto de inflexión en nuestro uso de los combustibles fósiles, entonces deberíamos ser capaces de encontrar alguna señal de esto en los datos sobre el petróleo, el gas y el carbón aportados por BP en los últimos cinco años. Así que echemos un vistazo a cada uno de ellos.

Voy a empezar por el más importante: el petróleo.

Nuestra dependencia del petróleo aumenta sin cesar

El gráfico de la derecha muestra el aumento en el uso mundial de la energía en los últimos cinco años. Las energías renovables aparecen en verde y el petróleo en negro. ¿Se observa algún punto de inflexión?

Para empeorar las cosas desde una perspectiva del clima, un análisis realizado por el Instituto de Energía de ARC muestra que la eficiencia del petróleo en la economía mundial también ha empeorado significativamente en los últimos años. En otras palabras, la humanidad ha invertido el rumbo y ahora está quemando más petróleo por dólar del PIB con cada año que pasa.

Conclusión:

Los titulares sobre los coches eléctricos y las políticas sobre el carbón sugieren que nuestra dependencia del petróleo estuviera disminuyendo. Los datos recientes de 2016 sugieren lo contrario: nuestra adicción a nivel mundial se está haciendo más fuerte «.

Viendo que no está produciendo un punto de inflexión en la quema de petróleo, veamos qué pasa con el gas.

El creciente uso de gas muestra el fracaso contra el cambio climático. Añadí el gas natural a las cartas desaparecidas y… ¡ay!, parece que el aumento en la quema de gas natural sigue los mismos pasos que el petróleo.

De hecho, hemos aumentado el uso de gas mucho más que otras fuentes de energía con alguna esperanza, la eólica y solar.

Como señala Bloomberg New Energy Finance, que lo resume de la siguiente manera: La perspectiva del gas natural es más brillante que nunca”. BP, Exxon Mobil, Shell y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) han publicado informes en los que están de acuerdo: el consumo de gas seguirá en aumento en el futuro.

Ésta son malas noticias para nuestro clima y los océanos. El título de un nuevo informe de Climate Action Tracker ponen de relieve estos riesgos: “Abandonar el gas: una mayor dependencia del gas natural en el sector de la energía supone un mayor riesgo en reducir las emisiones”.

Su análisis muestra que las crecientes inversiones en infraestructuras y producción de gas es suficiente para asegurar el fracaso de los Acuerdos de París sobre el cambio climático.

Con el aumento en el uso de petróleo y gas tenemos asegurado nuestro fracaso contra el cambio climático. Veamos qué pasa con otro combustible fósil: el carbón.

Por lo menos el uso de carbón está descendiendo ¿Es así?

Considerando los datos sobre el carbón en el informe de BP, finalmente obtenemos algunas esperanzas frente a las malas noticias: parece que la quema de carbón ha disminuido en los últimos años. ¿Es así? ¿O podrían estos datos sobre el carbón ser erróneos?

Lamentablemente, cuanto más profundizo en ellos más me parece que los números están informando a la baja de lo que realmente se está quemando.

Aquí doy cuatro razones convincentes para mostrarnos escépticos sobre el descenso en el uso de carbón:

1.- Datos: nuestra atmósfera no muestra signos de que sea así

2.- Historia: China tiene enormes problemas de informar a la baja.

3.- La naturaleza humana: presión creciente para informar a la baja y que no haya forma de saberlo.

4.- Dinero: La construcción de nuevas centrales térmicas de carbón está en auge en todo el mundo.

Miremos cada una de ellas por separado.

Razón 1: nuestra atmósfera no muestra signos de que sea así.

BP dice que el descenso en la quema de carbón significa que las emisiones mundiales de CO2 han dejado de aumentar. Si fuese así, alguien se olvidó de decirle a nuestro atmósfera que diese señales de tal descenso. En cambio, los niveles de CO2 en el aire han estado aumentado a unos niveles no conocidos.

El gráfico de arriba nos muestra el aumento de CO2 año tras año desde 1960. Esas dos barras anaranjadas de mayor longitud de la derecha muestran que el CO2 aumentó en cantidades récord en los últimos dos años.

(Ver artículo relacionado: Los niveles en la atmósfera de CO2 aumentan, rompiendo récords).

No sólo no hay signos de un punto de inflexión en las emisiones, sino que los niveles de CO” se están acelerando. Mi siguiente gráfico lo muestra con claridad:


Los científicos son capaces de medir los niveles de CO2 en nuestra atmósfera con mucha precisión. Los datos sobre la presencia de CO2 en la atmósfera se basan en informes no verificables, que tienen ciertos intereses, bien las Industrias o los países, como ocurre con las estadísticas sobre el carbón de BP.

Ahora bien, pudiera ser que el enorme desajuste entre lo que muestra nuestra atmósfera y lo que dicen los que queman carbón fuera el resultado de que la naturaleza se comporta de una manera que no logramos entender.

Por otro lado, podría ser el resultado de que los seres humanos actúan de una manera que sí logramos entender: informar de cantidades menores de lo que se realmente se emite.

Razón 2: China tiene enormes problemas de informar a la baja.

China quema la mitad del carbón del mundo. Y China también lucha por medir con precisión y dar cuenta de sus emisiones. ¿Son exactos los números ofrecidos por China?

El New York Times informaba recientemente que China “ofrece unos datos sobre contaminación y energía que pueden ser poco fiables o simplemente falsos”.

Los problemas generalizados de contabilidad se han convertido en un importante problema que amenaza el desarrollo del nuevo mercado nacional de carbono de China. En otras palabras, no confían en su contabilidad energética lo suficiente como para confiar en ellos mismos.

Un ejemplo llamativo de uno de los errores de contabilidad de China en el pasado se produjo hace apenas unos años. El Gobierno revisó sus estimaciones de uso de carbón para 2013, estableciéndolas en 600 millones de toneladas. Sí, eso es mucho.

Poniendo estos datos en perspectiva, he añadido esta cantidad a mi gráfico, señalándolo con una flecha roja. Como se puede ver, es el doble de la disminución total de carbón mundial anunciado de los últimos tres años.

¡Ah!, y antes de esta revisión de 2013, China también tuvo otro desliz gigantesco: una década antes, otro error en el Informe del carbón de China “produjo la errónea impresión de que China había logrado un crecimiento económico sin aumentar las emisiones”. En su lugar, no informó de manera adecuada sobre sus datos de uso de carbón.

Por lo tanto, ¿ las estimaciones sobre el uso de carbón de China también son a la baja? Desafortunadamente no será hasta el cabo de años cuando quizás lo descubramos, porque China sólo informa de sus revisiones cada cinco años.

Si sus números están trucados de nuevo a la baja en una cantidad considerable, se puede decir que la supuesta recesión mundial en el uso de carbón tampoco sería cierta. Esto haría que las emisiones mundiales producidas por los combustibles fósiles estuvieran más en línea con lo que nos dicen los científicos sobre el estado de nuestra atmósfera.

China no es la única nación con los números inexactos sobre la utilización de carbón. India y otros también lo hacen. En parte se debe a la falta de recursos de estas naciones en desarrollo. En parte está causado por la creciente presión para subestimar los números, como veremos a continuación.

Razón 3: presión creciente para informar a la baja y que no haya forma de saberlo.

A medida que los impactos del cambio climático y la contaminación del aire continúan empeorando, crece la presión en los Gobiernos y las Industrias para maquillar las cifras y parecer que están actuando con más vigor de lo que realmente lo están haciendo.

Y esto sucede en todo el mundo, no solamente en China. Por ejemplo, consideremos el caso de las trampas en las emisiones de Volkswagen que revelan un esfuerzo generalizado e internacional en subestimar las emisiones a escala mundial. Y este engaño se ha producido en una Industria altamente regulada con el requerimiento de pruebas de verificación.

Caixin informa sobre otro reciente ejemplo de China: “Recientes inspecciones del Ministerio de Medio Ambiente encontraron que un tercio de los fabricantes del Norte de China habían manipulado los datos sobre emisiones para evitar fuertes sanciones”. Ahora hay una “industria casera” para falsificar los números. Esta trampa también se produjo en una Industria regulada que requería de pruebas de verificación.

Así que consideremos la quema de carbón. Está creciendo la presión para reducir su uso debido a la contaminación tóxica del aire, como se dice en el Acuerdo de París, empeorando el cambio climático y la crisis emergente de acidificación de los océanos. También considere que, a diferencia de otros ejemplos de mentiras, no hay manera de verificar las trampas sobre el uso de carbón.

Scientific American advierte que el mundo necesita una forma de verificar que las naciones han hecho sus prometidos recortes en las emisiones de carbono… La actual incapacidad de verificar que una nación los ha hecho sigue siendo una laguna que viene de muy atrás, y que los expertos dicen que debe cerrarse en un Pacto Mundial (Acuerdo de París).

El New York Times informaba sobre la verificación de China:

Del mismo modo que otras naciones, China, el país más contaminante del mundo, se ha negado a aceptar un control internacional de sus emisiones y dice que proporcionará los datos a observadores externos. El uso de la energía en el país ha planteado dudas sobre su exactitud… Además, hay persistentes diferencias entre las estadísticas de consumo de carbón a nivel provincial y nacional”.

El engaño generalizado sobre las emisiones se está produciendo incluso en áreas muy reguladas con pruebas obligatorias de verificación. Es aún más tentador subestimar los números sobre las emisiones de carbono porque son datos autodeclarados y no hay manera de que otros desmientan esas afirmaciones.

Razón 4: La construcción de nuevas centrales térmicas de carbón está en auge en todo el mundo

La última razón para ser escéptico sobre el descenso en el consumo de carbón es el auge en la construcción de nuevas centrales térmicas en todo el mundo.

Si realmente hubiese un punto de inflexión en el consumo de carbón, ¿por qué los inversores invertirían cientos de miles de millones de dólares en el aumento de la capacidad para quemar carbón en un 43%?

Estas deprimentes estadísticas proceden de la base de datos del consumo de carbón recopilada por un grupo alemán, Urgewald. Un reciente artículo en el New York Times nos da una imagen que deja poco lugar a dudas sobre la amplitud de la expansión de uso del carbón. Este auge mundial del carbón está siendo capitaneado por empresas chinas, pero no está limitado a China. Naciones que antes no quemaban carbón ahora están a punto de unirse al club por primera vez.

Este desajuste entre las promesas de luchar contra el cambio climático reduciendo el uso de los combustibles fósiles y la financiación que se inyecta a estos combustibles, es algo que está sucediendo ahora mismo en el mundo.

Un nuevo informe conjunto dirigido por Oil Change International, “Hablar no cuesta nada: Cómo financian los Gobiernos del G20 los desastres climáticos”, lo dice todo.

De toda la financiación proporcionada por las instituciones del G20 y los bancos de desarrollo entre 2013 y 2015… el 58% ha sido para apoyar la producción de los combustibles fósiles”.

A la derecha se puede ver el gráfico que he elaborado con los datos de este informe. Muestra las cuatro naciones que más han destinado dinero público a financiar los combustibles fósiles entre 2013 y 2015. Se puede comprobar que cada uno de ellos empleó más dinero a los combustibles fósiles que al resto de fuentes de energía combinadas.

Y si únicamente miramos el caso de China, veremos que el 90% de la financiación pública a los diferentes tipos de energías se destino a los combustibles fósiles. El informe “Hablar no cuesta nada” dice que China consumió más en carbón que en el resto de todas las fuentes de energías no fósiles combinadas. ¿Recesión?

Incluso bajo el ex Presidente estadounidense Barack Obama, un defensor de acciones en contra del cambio climático, Estados Unidos empleó más dinero público en combustibles fósiles que en todas las energías alternativas combinadas.

Los combustibles fósiles frente a la esperanza de acciones contra el cambio climático

Es difícil para mí ver alguna señal que dé motivo para buenas noticias sobre nuestro futuro, el cambio climático y los océanos, de los datos datos del Informe de BP. No hay señales de un punto de inflexión en nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Aquí les muestro de nuevo el primero de los gráficos perdidos, que muestra claramente que nuestra demanda de combustibles fósiles en cada vez mayor.

Incluso a nivel relativo, la quema de combustibles fósiles continúa dominando abrumadoramente el consumo global de energía. Décadas de esfuerzo para cambiar a fuentes más seguras apenas han afectado a la participación de los combustibles fósiles en el cómputo energético total, que continúa situado en torno al 85%.

Cuando profundizamos en las reciente tendencias de consumo de petróleo y gas, todavía el panorama resulta más desalentador. La quema de ambos tipos de combustibles fósiles sigue aumentado de manera vertiginosa, superando las alternativas más seguras. Los informes vienen a decirnos que de seguir así las cosas todas las iniciativas que llevemos a cabo para combatir el cambio climático están condenadas al fracaso.

La única esperanza que nos queda para llevar acciones efectivas sobre el cambio climático y los océanos, son los datos de consumo de carbón. Sin embargo, estos datos son los que tienen más posibilidades de estar infravalorados. La quema de carbón ha sido subestimada en el pasado, de manera repetida. Y ahora, a medida que crece la presión, cada vez más naciones e Industrias se beneficiarán de la falta de información. Tienen pocas probabilidades de ser atrapados en el engaño. Eso es porque el mundo carece de una forma de verificar la solidez de los informes mundiales sobre el carbón.

Mientras tanto, la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón siguen creciendo en todo el mundo y los niveles de CO2 continúan aumentando.

Si queremos un clima y unos océanos habitables, los datos sugieren que nuestros esfuerzos hasta ahora han sido demasiado escasos. En palabras del Gobernador de California Jerry Brown: “Habrá que hacer sonar las alarmas de nuevo porque hasta ahora la respuesta no es adecuada al reto al que nos enfrentamos”.

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