Paranoia en Times Square: El enemigo en casa

escrito por Elisa Montesinos
lunes, 24 de mayo de 2010

Nueva York.- El rostro de Faisal Shahzad y el coche bomba que nunca estalló siguen acaparando portadas en desmedro del movimiento por la legalización de los inmigrantes. Una cartera abandonada al lado de un teléfono público, un BMW estacionado a un costado del Central Park o una nevera con una botella de agua pueden provocar alarma pública por estos días en Times Square.

Entonces llega la policía y cumple con la rutina implementada varias veces en lo que va del mes: acordonar calles, cerrar el paso de los transeúntes cargados con bolsas de compras, examinar el objeto amenazante, someterlo a rayos x, y, luego, levantar otra vez la alerta y abrir las calles para que los cientos de turistas puedan seguir consumiendo o fotografiándose con el rutilante telón de fondo de los avisos publicitarios. I love NY.

La alarma se ha extendido a otros puntos neurálgicos de la ciudad. La semana pasada el objeto del terror fue un vehículo que contenía gas–el dueño explicó después que tenía que cortar el pasto de su jardín y que por eso cargaba con los tanques. Varios residentes fueron desalojados de sus hogares. Pero se trataba de una falsa alarma. Y todo por un vecino que detectó algo extraño en el automóvil estacionado. “Si ves algo di algo”, el lema implementado en el transporte público poco después de septiembre 11, ha sido exitoso en empujar a los ciudadanos a alertar sobre cualquier paquete extraño o persona sospechosa.

Así ocurrió con el coche bomba abandonado en Times Square el 1 de mayo. Un vendedor ambulante, ex combatiente en Vietnam, vio algo y lo denunció: el vehículo despedía humo. Casualmente horas después que miles de trabajadores e inmigrantes marcharon en todo el país exigiendo una reforma migratoria, el paquistaní Faisal Shahzad condujo la Pathfinder -adquirida en sólo U$1.300 y cargada con fuegos artificiales, combustible y fertilizantes- hasta la calle 45, y la dejó allí. Eran las 6.30 de la tarde y por varias horas Times Square estuvo cerrada, hasta que el peligro quedó atrás. Los teatros del sector fueron desalojados y varias personas se quedaron con las entradas -conseguidas con meses de anticipación- en la mano. La acción de la policía será reconocida con un premio que suele ser exclusivo de los espectáculos teatrales, el Tony. Y vale preguntarse si en realidad no se trata de eso, un espectáculo.

Una máquina de humo y una bomba de tiempo falsa unidas a un particular perfume con olor a gasolina, gases lacrimógenos, carne descompuesta y neumáticos quemados, dan  como resultado “Revolución”. No se trata de los explosivos de fabricación casera que Shahzad –según las nuevas acusaciones- planeaba hacer estallar además en Grand Central, Rockefeller Center y muchos otros sitios, volar la ciudad entera entera con fuegos artificiales. Sino de una una instalación de arte que provocaba alarma en la vitrina de una tienda en Times Square el día siguiente al episodio del coche bomba. “Hay cosas más importantes de qué preocuparse que una obra de arte”, dijo la autora cuando llegó la policía.

Shazad –quien obtuvo la ciudadanía hace sólo un año gracias a su matrimonio con una estadounidense- era detenido horas más tarde en el aeropuerto. Colaboraría de inmediato, aceptaría todos los cargos y no volvería a aparecer en público, excepto para ir a declarar a la corte. Entre las curiosas reseñas de su vida aparecidas en la prensa está el recuerdo del hombre que le vendió su casa. Según él, el paquistaní se refirió a Irak y cometió la gran imprudencia de decir que Bush estaba “equivocado”.

“Si ves algo di algo” o mejor la frase acuñada por el colectivo de artistas Fulana :“Si temes algo verás algo”.  El perfil del nuevo terrorista que busca Estados Unidos parece responder al prototipo del extranjero que ha adoptado la ciudadanía y que está integrado al país. Detrás puede vislumbrarse una visión acorde con la ley DB 1070 -promulgada recientemente en Arizona- que sacó a tantos a protestar a las calles ese mismo 1 de mayo. Cuando entre en vigencia la policía podrá pedir documentos y detener a cualquier sospechoso de ser inmigrante ilegal. La ley, que podría ser replicada en otros estados, parece invitar al ciudadano común a denunciar a quien parezca un infiltrado, un enemigo en su propia casa.

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