por Linh Dinh, 25 de mayo de 2012
Aquellos que admiten haber cometido crímenes, violaciones y otros delitos a discreción, probablemente son capaces de lo peor. Esto también es cierto para los Gobiernos. Washington está espiando los correos electrónicos y las llamadas telefónicas internacionales, sin una orden judicial. ¿Pero usted piensa que no lo harán también de las comunicaciones nacionales? Por supuesto que no. Cuando los Beltway Masters fueron capturados interceptando ilegalmente las escuchas telefónicas en 2008, simplemente se aprobó una nueva ley que las legalizaba. Es más, este decreto se aplicó con carácter retroactivo a las empresas de comunicación privada, tales como Verizon, AT&T, Sprint y T Mobile, para evitar que fueran demandadas. En los Estados fascistas, los Gobiernos defienden y apoyan a las grandes corporaciones.
¡Ohhh, somos espiados! ¡Cuánto glamour! Ahora cada uno de nosotros es una Lady Di, aunque sin los viajes al extranjero, los castillos, los yates y las buenas cuentas bancarias, y en vez de ser perseguidos por paparazzis, estamos actuando como nuestros propios informantes y espías. Nunca ha sido tan fácil hacer un seguimiento. Con el uso compulsivo de blogs, Facebook, Twiter, el correo electrónico, además del teléfono móvil, el ordenador portátil y la tarjeta de crédito, nuestros amos saben exactamente dónde estamos, quiénes son nuestros amigos, así como lo que compramos y lo que pensamos.
Y en ese afán de mostrarlo ya todo, algunos enseñan sus atributos naturales o conseguidos por medio de la cirugía, sea algo triste o alegre. Si Target pudo saber si algunas mujeres estaban embarazas antes de que éstas lo supiesen, las agencias de espionaje estadounidenses puedan recoger datos y los suficientes hechos como para prever si va a tener usted relaciones sexuales en las próximas 24 horas, sabiendo perfectamente su altura, el peso, la edad y color del pelo, por no hablar de la marca que usa de desodorante y de la pasta de dientes, y si la pareja usa hilo dental con regularidad, lleva tatuajes deportivos, religiosos o de rebeldía. Tendrán un vídeo de usted manteniendo relaciones sexuales, incluso antes de que usted las mantenga.
Supuestamente un grupo de individuos armados con una cuchilla son los que nos están sometiendo a esta estrecha vigilancia, por no hablar de una guerra sin fin que está arruinando al país, pero afortunadamente muchos norteamericanos ya saben quiénes son los terroristas.
Con el dinero de nuestros impuestos y poniendo la mano de obra, están mirando detenidamente nuestro cerebro, la boca, y literalmente nuestros pantalones, el estado permite a su patrocinadores corporativos hacer toneladas de dinero, ya que la seguridad es un gran negocio, pero otro de los objetivos clave es el de la intimidación. Con un ojo que todo lo ve, Washington se ha convertido en el cíclope de la intimidación, con la intención de hacernos sumisos.
El estado totalitario debe infundir miedo y paranoia en cada ciudadano, debe permanecer aislado y no puede discutir los problemas comunes con sus vecinos, y mucho menos organizar una forma de resistencia, ¿ pero el arquetipo norteamericano no ya es un tipo solitario, y que con frecuencia lucha como un pistolero solitario ante las adversidades, por lo que el rebelde se ha convertido en un terrorista solitario? Rambo vs. Estado.
Desahuciado o desempleado, en peligro de ejecución hipotecaria y sin esperanza de poder pagar las deudas, muchos estadounidenses se sienten frustrados e indignados, y algunos están contemplando la posibilidad de apagar sus televisores, para organizar una protesta o unirse a una rebelión sostenida, por lo que el Estado debe saber lo que usted está mascando, y si se pasa de la raya, le pueden detener legalmente, hacerle desaparecer o incluso matar, sin que nadie se entere.
¿Pero qué tipo de invasión de la privacidad es esta? Suena a terrorismo. Con leyes como éstas, ¿quién necesita otras putas leyes? Pero ese es el mensaje. No sólo el Estado aprueba leyes que sirven a intereses malvados, y las aplican con carácter retroactivo, sino que incluso pueden pasar por alto sus propias leyes. A pesar de que debemos obedecer cada vez un conjunto de leyes más complejas que dictan todos los aspectos de la vida, el Estado norteamericano está por encima de las jurisdicciones legales o morales.
Con una vasta red de vigilancia, nadie se puede escapar del alcance del Estado, y si el estado es un Imperio, con un alcance mundial, entonces te pueden pillar incluso si estás escondido debajo de una mesa en un café de la Conchinchina. ¡Hummmmmm! Pero eso suponiendo que usted pueda salir. En consonancia con la transformación totalitaria de los Estados Unidos, también se está produciendo un aumento en el control de los viajes. Sin libertad de movimientos, un ciudadano está en realidad detenido, incluso si la cárcel es de grandes dimensiones. Los ciudadanos de las dictaduras comunistas a menudo comparan sus países con enormes cárceles, simplemente porque no se les permite salir, o tienen que arriesgar su vida para escapar. En esas sociedades, es incluso difícil moverse al siguiente bloque, ya que necesita un permiso para dormir en otra parte, incluso por una sola noche. Incluso en el país comunista más relajado, como lo es Vietnam, el aparato de control sigue siendo el mismo. Si se emborrachó y quiere dormir en el apartamento de un amigo, tiene que registrarse en la policía local antes de quedarse en la casa del amigo, porque es la ley, aunque no siempre se respete.
El poderío militar norteamericano se basa en su fuerza aérea, sobre todo, por lo que es apropiado que este Imperio le pueda prohibir entrar en su espacio aéreo. Puede ser incluido en la temida lista de personas sin permiso de vuelo, por lo que sólo se puede salir del país a escondidas, atravesando Río Grande, al igual que hacen un sinnúmero de mexicanos cuando son perseguidos por las autoridades estadounidenses. Fuertemente custodiada, la frontera con Canadá no es una opción viable. En la lista de prohibición de vuelo hay sobre todo extranjeros, pero es algo que sólo sirve para tranquilizar a los estadounidenses dóciles y crédulos o xenófobos que piensan que estas medidas totalitarias nada tiene que ver con ellos. En cualquier caso, se trata no de detener a terroristas, sino a una persona de que alguien diga que es un terrorista, pudiendo simplemente ser detenido y sometido a juicio.
A pesar de que nuestro Gobierno no quiere hacer creer que estamos rodeados de miles o millones de terroristas, existe la evidencia de que más de 300 personas desde el 11 de septiembre se han visto involucradas en un juicio corrompido por la mala conducta procesal, sometidos a una tortura prolongada, llevándose en secreto, y sin una defensa legal adecuada. Con tantas leyes en sus libros, y con tantos jueces y fiscales corruptos, que ni siquiera pueden precisar a los sospechosos de terrorismo si no es utilizando métodos medievales en los detenidos indefensos. ¡Qué bonita palabra! Es mucho más fácil decir prisioneros sometidos a la técnica del submarino, colgados, desnudos, embadurnados de mierda, golpeados o violados. ¿Cree que pueden detenernos todo el tiempo que quieran mientras nos despojan de todos nuestros derechos? No es una pregunta, atolondrado votante. Debe ser nuestra única pregunta.
Linh Dinh es autor de dos libros de historias y cinco de poemas, y una novela que acaba de aparecer, Love Like Hate (Amor como el odio). Rastrea nuestro deterioro social en su blog de fotografía, que actualiza con frecuencia: http://linhdinhphotos.blogspot.com/
Fuente del artículo:
http://dissidentvoice.org/2012/05/browbeating-cyclops-vs-rambos/