por Walter Brash, 22 de febrero de 2013
José Lara sólo quería trabajar. Una empresa dedicada a la extracción de gas natural mediante la técnica de la fractura hidráulica necesitaba a un hombre para la limpieza de los tanques donde se depositaban las aguas residuales.
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Limpie todo esto, que quede como una patena.
De este modo, José Lara se hizo empleado de la empresa de lavado a presión Rain for Rent Co.
– El olor de los productos químicos era insoportable. Una vez que salía del tanque no dejaba de vomitar, ni siquiera podía hablar – dijo Lara durante su testimonio.
La empresa que le había contratado no le proporcionó una máscara, ni ropa protectora. Esto no es algo inusual en las campos de extracción de gas natural.
José Lara estuvo haciendo este trabajo hasta que ya no pudo más: a los 42 años murió de cáncer de páncreas e hígado.
Los accidentes, las lesiones y problemas en la salud no son algo inusual en esta Industria que utiliza la fractura hidráulica horizontal para romper la roca y así extraer el gas metano que retiene.
De los 750 productos químicos que se utilizan en el proceso de fractura hidráulica, más de 650 de ellos son tóxicos o cancerígenos, según un Informe presentado ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en abril de 2011. Varios estudios de salud pública revelan que las personas que viven cerca de los pozos donde se realiza la fractura hidráulica presentan un mayor nivel de enfermedades agudas que aquellos que viven fuera de la “Zonas de Sacrificio”, como la Industria de la Energía la denomina.
http://www.opsur.org.ar/blog/wp-content/uploads/2012/08/Zonas-de-sacrificio-liviano-20-1-2012.pdf
Además de los productos químicos tóxicos y de gran cantidad de agua, esta Industria utiliza arena de sílice con la mezcla, que es inyectada a gran presión en el suelo para romper las capas de roca. El Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) publicó una alerta de peligro sobre los efectos de la sílice cristalina. Según el NIOSH, hay siete fuentes principales de exposición durante el proceso de fractura hidráulica, las cuales pueden contribuir a que los trabajadores padezcan silicosis como resultado de la entrada de la sílice en los pulmones, causando inflamación y cicatrices. La sílice en exceso puede provocar también enfermedades renales y autoinmunes, cáncer de pulmón, tuberculosis y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En esta alerta, el NIOSH señaló que sus estudios revelan que un 79% de todas las muestras tomadas en cinco estados superaban los niveles aceptables de salud, con el 31% de las muestras excediendo en 10 veces los niveles aceptables de salud. Sin embargo, esta alerta sanitaria se realiza sólo a efectos consultivos, sin que ello conlleve medidas de regulación o intervención de las autoridades.
Además de las emisiones ya sabidas de los camiones y trenes, se producen numerosos casos de fugas de miles de litros, muchos de los cuales llegan a las carreteras y arroyos, o por accidentes de camiones que transportan aguas residuales o sustancias químicas.
La técnica de extracción mediante la fractura hidráulica requiere un trasiego constante de camiones hacia y desde los pozos, tantos como unos 200 viajes por día y pozo. Cada día se transportan alrededor de cinco millones de galones de materiales peligrosos (19.000 metros cúbicos). En estos viajes no se incluyen los 800.000 envíos diarios que se realizan dentro del Estado, ya que no se tiene que informar de los mismos al Departamento de Transporte. “Los millones de galones de aguas residuales producidos diariamente atraviesan las carreteras, y a pesar de eso no se realiza ningún tipo de control”, dijo Myron Arnowitt, Director Estatal de Acción Agua Limpia de Pennsylvania, según informó AlterNet.
Los conductores trabajan de forma habitual durante períodos muy largos, con poco tiempo para el descanso, para de este modo poder comprar una vivienda familiar. La fatiga produce accidentes. Y contrariamente a lo que se dice, los trabajadores no siempre utilizan ropa de protección cuando están expuestos a los productos químicos que se inyectan en el suelo o los que se extraen. Los productos químicos tóxicos son trasladados por la vía pública.
En el período de la Gran Depresión, las personas intentaban desesperadamente conseguir cualquier trabajo. Y la Industria de la fractura hidráulica ofrece buenos salarios. El Gobernador de Pensilvania, Tom Corbett, se muestra indiferente frente a la destrucción del suelo y los problemas de salud pública, con tal de ofrecer empleos y mover el dinero (…)
Los conductores, y la mayor parte de los trabajadores de la Industria, no están sindicados o bien son contratados como contratistas independientes, con pocos derechos. A las Corporaciones les gusta jugar así. Eso significa que no existen comités de seguridad entre los trabajadores; no hay regulación laboral que pueda ser controlada por los trabajadores; si un trabajador se queja por la violación de una norma de seguridad o de salud, no hay cauces para que pueda expresar su queja. El contrato se hace rápidamente. El trabajo comienza enseguida.
No importa lo que la Industria se gaste en publicidad sobre la seguridad de las extracciones y de lo que se preocupa de los trabajadores, la realidad es que trabajar para una compañía de fractura hidráulica es tan arriesgado que se pone en entredicho la salud y la seguridad del trabajador.
La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) encontró que Rain for Rent violó nuevo normas en el caso de José Lara, como la exposición a sulfuro de hidrógeno, o no proteger adecuadamente al trabajador contra los efectos de los gases de cianuro.
Ahora José Lara no puede darse de todas estas cosas.
Esperemos que los demás tengan en cuenta los efectos de la fractura hidráulica.
Walter Brasch ha trabajado durante 40 años en medios de comunicación; ha sido miembro de varios sindicatos, tanto en el sector público como privado. Es columnista de un periódico y autor de 16 libros, incluyendo With Just Cause: Unionization of the American Journalist. Su último libro: Before the First Snow: Stories from the Revolution.
Fuente: http://dissidentvoice.org/2013/02/you-cant-wash-away-frackings-effects/#more-47787