Por Martha Rosenberg, 4 de julio de 2011
La Industria Farmacéutica emplea cada vez formas más inteligentes para hacer que las personas ingieran medicamentos que no necesitan, y que incluso pueden no tener ninguna utilidad.
El descubrimiento de que muchas personas con problemas en la vida, u ocasionales estados de irritación o mal humor, pueden ser tratados con antidepresivos ya lo extendió la Industria Farmacéutica en la década de los años 2000. Una buena parte de los 4500 millones de dólares destinados al año en publicidad, se han dedicado en convencer a la gente de que sus problemas no se deben a la falta de trabajo o a los problemas económicos, sino es que sufren una depresión. Sobre todo porque una depresión no se puede detectar con un análisis de sangre.
Lamentablemente, algunas cosas acabaron con este chollo que había encontrado la Industria Farmacéutica. El éxito de taquilla era muy patente pero algunos sucesos salieron a la luz: los antidepresivos estaban vinculados con una extrema violencia impredecible, especialmente entre los jóvenes…
Fue entonces cuando la Industria Farmacéutica se sacó de la manga el concepto de “depresión resistente al tratamiento”. No es que los medicamentos no funcionasen, sino que “la depresión se resistía a ser tratada”. El primer medicamento era caro y peligroso, pero también eran necesarios otros medicamentos caros y peligrosos, porque la monoterapia, la utilización de un solo fármaco, no era suficiente para completar el truco.
Al añadir fármacos contra la depresión resistente al tratamiento triplicaba el consumo, de modo que los pacientes no saben cuál de ellos es la que realmente actúa, así que se toman de todos, y ¿los que no funcionan, los defectuosos?. Eso es lo de menos. Tenga en cuenta que el problema es suyo, no del medicamento.
Ahora la Industria Farmacéutica presenta una nueva campaña para mantener el barco a flote de los antidepresivos: la depresión es progresiva.
Érase una vez, cuando la depresión no era ni de temporada, ni bipolar atípica, o resistente al tratamiento, que se consideraba que era una enfermedad autolimitada. De hecho, es casi la única cosa buena que se puede decir acerca de la depresión, que no dura para siempre.
Pero ahora, la Industria Farmacéutica dice haber encontrado el tratamiento de la depresión: no espere a tener problemas coronarios, o ataques de asma y se le adelgacen los huesos. ¡Si no se da prisa en tomar la medicación, su depresión va a empeorar!
“Los episodios depresivos se acrecientan con el paso del tiempo”, eso dice un artículo publicado en el sitio web Medscape, flanqueado por los anuncios del antidepresivo Pristiq. “A medida que los eventos depresivos aumentan, el riesgo de episodios posteriores se prevé que sigan aumentando en relación con los episodios previos, aumento el estrés en su vida”. El artículo, que se titula descaradamente “Neurobiología de la depresión: trastorno depresivo como una enfermedad progresiva”, está escrito por Vladimir Maletic, que resulta haber trabajado en la empresa Eli Lilly, según revela la información, y los coautores son empleados y accionistas de Lilly.
En WebMD, un sitio hermano de Medscape, la venta de antidepresivos es aún más sutil. En un artículo titulado “Cómo reconocer los síntomas de la depresión”, está rodeado de cinco anuncios del antidepresivo de Eli Lilly, Cimbalta, y sostiene que: “La mayoría de nosotros tenemos algún conocimiento sobre los síntomas emocionales de la depresión. Pero lo que usted no sabe es que la depresión puede estar relacionado también con muchos síntomas físicos”.
La depresión puede producir dolores de cabeza, insomnio, fatiga, dolor de espalda, sensación de mareo o problemas de apetito: “Usted podría sentirse mareado o con náuseas. Es posible que tenga diarrea o estreñimiento crónico. ¡Y quizás piense que sea de algo que comió!
El peligro de estos síntomas, dice el artículo, es que a usted no se lo diagnostiquen como un problema psiquiátrico y compre medicamentos de por libre como una persona normal: “Debido a que estos síntomas se presentan en muchas situaciones, no todas las personas deprimidas obtienen la ayuda que necesitan, porque no saben que sus síntomas físicos pueden estar causados por la depresión. ¡Muchos doctores omiten estos síntomas también!
Pero cuando los dolores de cabeza o de espalda no están etiquetados como depresión, la industria del Medicamento no hace caja y se podría detener esta escalada de consumo de medicamentos, innecesarios, costosos y peligrosos.
Para evitar tal mordisco a la cuota de mercado, el artículo (cuyo contenido ha sido seleccionado y controlado por el personal editorial de WebMD y financiado por Lilly, un socio financiero de WebMD, de acuerdo con datos del Washington Post) aconseja preocuparse por estos síntomas físicos: “No crean que van a desaparecer por sí mismos. Estos síntomas necesitan un tratamiento adicional y algunos antidepresivo, tales como Cymbalta y Efffexor, pueden aliviar el dolor crónico, también”.
Antes de esta publicidad directa al consumidor, el Sistema de Salud prevenía contra el exceso de tratamiento y aseguraba a los pacientes que pasado un tiempo seguramente se encontrasen bien: tome un par de aspirinas y llámeme por la mañana. Ahora los pacientes pueden estar seguros de que no se van a recuperar, de que tienen una enfermedad que cada vez va a más. ¡Afortunadamente, esta enfermedad puede ser tratada con los medicamentos progresivos de la farmacia!
Martha Rosenberg es columnista y dibujante, que escribe sobre temas de salud. Su dirección de correo electrónico: martharosenberg@sbcglobal.net. Su primer libro, titulado Born with a Fritos Deficiency: How Flaks, Quacks and Hacks Pimp the Public Health, será publicado por Amherst, New York-based Prometheus Books, el próximo año.