Arroz con genes humanos

Por Sean Poulter, 6 de marzo de 2011

La primera cosecha de alimentos modificados genéticamente que presenta genes humanos ya está preparada para su aprobación y comercialización. Este arroz creado en el laboratorio produce algunas de las proteínas humanas que están presentes en el leche materna y en la saliva. Sus desarrolladores de Estados Unidos dicen que podría ser utilizado para tratar a los niños con diarrea, una de las primeras causa de muerte en el Tercer Mundo.

Este arroz es un paso importante en los llamados alimentos Frankenstein: es la primera vez que se mezclan genes de origen humano con los de las plantas. Pero el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ya ha señalado que planea permitir su cultivo comercial.

Los productores de este arroz, Ventria Bioscience (http://www.ventria.com/), con sede en California, han obtenido una aprobación preliminar para cultivar más de 3.000 hectáreas en Kansas. La compañía plantea incluir las proteínas de este arroz en bebidas, postres, yogures y barritas de muesli.

La noticia ha provocado terror entre los críticos de los cultivos transgénicos y entre los consumidores de ambos lados del Atlántico. GeneWatch UK, que vigila los nuevos alimentos transgénicos describió el hecho como muy preocupante. El investigador Becky Price advirtió: “Los riesgos son muy grandes, incluidos para la salud. La gente debiera preocuparse por esto”.

Clare Oxborrow, activista de Amigos de la Tierra, dijo: “La utilización los cultivos alimentarios y los campos como fábricas de medicamentos es un proceso muy preocupante. Si estos cultivos farmacéuticos terminan en el plato de los consumidores, las consecuencias para la salud pueden ser devastadoras. La Industria de la Biotecnología ya ha cometido el error de no prevenir la contaminación de la cadena alimentaria con arroz transgénico. El Gobierno de los Estados Unidos debe prohibir la producción de medicamentos a través de los cultivos alimentarios. También se deben aplicar medidas muy estrictas para evitar que los transgénicos ilegales contaminen nuestros alimentos y se debe garantizar que las empresas de Biotecnología sean las responsables de los daños que causen sus productos”.

En los Estados Unidos, la Union of Concerned Scientists, un grupo de asistencia jurídica, advirtió: “No es sabio producir medicamentos en las plantas del exterior. Se tendría muy poco control sobre la dosis que las personas podrían recibir, y algunos podrían ser alérgicos a estas proteínas”.

La Unión de Consumidores de Norteamérica y el Centro Washingtonbased de Seguridad Alimentaria también se oponen a los planes de Ventria. A parte de los temores a la contaminación, también hay serias preocupaciones éticas acerca de una interferencia con los componentes básicos de la vida. Sin embargo, no hay medios legales ni en gran Bretaña ni en Europa para prohibir estos productos por razones éticas. Las importaciones tendrían que ser aceptadas una vez que hubiesen pasado por las evaluaciones científicas de seguridad.

Este tipo de construcciones es lo que se ha venido temiendo desde hace 10 años, cuando los científicos mostraron que era posible insertar genes de los peces platija en los tomates, con objeto de que soportasen las heladas. Ventria ha producido tres variedades de arroz, cada uno con un gen humano diferente, lo que hace que cada uno de ellos produzca una de las tres proteínas humanas.

Dos de ellas, la lactoferrina y la lisozima, son compuestos que combaten las bacterias que están presentes en la leche materna y la saliva. Los genes, cultivados y copiados en un laboratorio para producir una versión sintética, son colocados dentro bacterias introducidas en las plantas embrionarias de plantas de arroz.

Hasta ahora, las plantas con genes de origen humano estaban limitadas a pequeñas parcelas de ensayo.

Ventria había previsto inicialmente cultivar el arroz en el sur de Missouri, pero el fabricante de cerveza Anheuser_Busch, gran comprador de arroz, amenazó con ampliar la alarma en base a la preocupación por la contaminación y buscando la reacción de los consumidores.

Ahora, la USDA, dice que este arroz no presenta “prácticamente ningún riesgo”, y ha concedido una aprobación preliminar para que pueda cultivarse en Kansas, que no tiene granjas comerciales de arroz.

Ventria también utilizará las instalaciones, equipamientos, almacenamiento y transformación seguros para evitar que las semillas no se mezclen con otros cultivos. La compañía dice que los productos alimenticios con estas proteínas del arroz podrían ayudar a salvar muchas vidas de los dos millones de niños que al año mueren de diarrea y de deshidratación, como consecuencia de las complicaciones. Un estudio reciente en Perú, patrocinado por Ventria, mostró que los niños con diarrea severa se recuperaban un día y medio antes si les fueran prescritas alimentos con estas proteínas.

El arroz también podría ser una importante fuente de ingresos, ya que se les diría a los padres que podrían superarse antes las molestias estomacales de sus hijos.

Ventria, cuyo director ejecutivo es Scott Deeter, dijo ayer:”Tenemos un producto que puede ayudar a los niños a recuperarse más rápidamente”. También dijo que los temores por la seguridad y la contaminación estaban “basados en la percepción, no en la realidad”, dado que la empresa va a tomar todas las precauciones posibles.

El Sr. Deeter dijo que la producción de este arroz ha sido más barato que con otros métodos, lo que ayudaría a que esta terapia fuese más asequible en los países en vías de desarrollo. También exclamó: “Las plantas son fabricadas con materias primas como el sol, el suelo y el agua”.

 

http://www.dailymail.co.uk/news/article-440302/The-rice-human-genes.html

Noticia relacionada con la anterior:

Silvia Ribeiro: El jardinero infiel

Fabrizio y Jordano, dos de los 140 bebés peruanos que fueron sometidos a un experimento de la empresa Ventria Biosciences con sustancias derivadas de arroz transgénico, muestran alergias desde entonces, según declararon sus madres a la prensa (La República, Perú, 20/7/06).

Según el testimonio de Diana Canessa Garay, madre de 24 años, el año pasado llevó a su bebé de ocho meses al Hospital del Niño, en Lima, con un cuadro de diarrea severa. Una médica le ofreció entonces administrarle un «suero de arroz», lo que la joven de 24 años aceptó ya que no tenía razones para desconfiar de la «autoridad médica», y le preocupaba lograr la pronta recuperación de su único hijo. Firmó entonces la autorización que le pedían para poder administrarle el medicamento, sin comprender realmente las consecuencias que podría tener.

Diana no sabía entonces que su hijo, que ahora tiene dos años, pasó a ser objeto de un experimento de una empresa biotecnológica estadunidense que no estaba autorizado en el país sede de la empresa, con sustancias no aprobadas para el consumo en ninguna parte del mundo.

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