Por Peter Dale Scott
Vol. 13, Número. 14, No. 2, 13 de abril de 2015
En el discurso a la nación de septiembre de 2014 del Presidente Obama, definió a ISIS (o Estado Islámico) como “terroristas…únicos en su brutalidad. Ejecutan a los prisioneros. Matan también a los niños”(1). Pero este tipo de terrorismo en el último medio siglo ni es único ni carece de precedentes. Ni siquiera se limita a los enemigos de Estados Unidos. De hecho, la primera gran campaña de exterminio llevada a cabo contra musulmanes civiles asesinados sin juicio previo, acusados de occidentalidad, se produjo hace medio siglo, a una escala mucho mayor y más amplia, con el apoyo activo y el aliento de Estados Unidos.
Quizás usted no supiese esto, pero considere estas cuatro preguntas:
1.- ¿Cuál sido la mayor masacre planificada contra civiles desde el Holocausto nazi?
2.- ¿Cuál ha sido la mayor masacre silenciada de manera efectiva por los medios estadounidenses hasta que ésta hubo finalizado?
3.- ¿Qué importante operación de la CIA casi nunca ha sido publicada de las muchas que sobre esta Agencia han salido a la luz?
4.- ¿Qué masacre formó parte de un posterior proceso celebrado por la revista Time como “la mejor noticia de Occidente en Asia”?
La respuesta a estas cuatro preguntas es la misma: la CIA y el Pentágono fomentaron un grupo rebelde de generales anticomunistas que en 1965 resolvieron la cuestión del incierto futuro de Indonesia mediante un ardid para derrocar al Presidente electo Sukarno y sentenciar a los miembros y simpatizantes del mayor partido político del país. Era el Partido Comunista de Indonesia o PKI, que también fue el mayor partido comunista del mundo fuera del bloque chino-soviético. El número total de muertos sigue siendo desconocido, pero Amnistía Internacional estimó la cifra en “más de un millón” (2).
Aunque el ejército indonesio presidió la masacre, movilizó a un importante grupo de jóvenes musulmanes, Ansor, para llevar a cabo muchos de los asesinatos (3). Un gran número de personas, además de comunistas y sus familias, fueron asesinados de forma sumaria; un grupo en particular fue el de los maestros rurales. Por este motivo, esta masacre se ha calificado como “el holocausto olvidado de Indonesia” (4).
En los últimos años, algunos estudiosos y periodistas británicos han reconocido con franqueza “que los gobiernos británico y estadounidense no sólo han encubierto la masacre, sino participaron en que se llevase a cabo” (5). Pero todavía resulta casi imposible hablar de la participación de Estados Unidos en la misma. La Wikipedia menciona a la CIA, afirmando que “la CIA ha descrito la masacre como una de las peores del siglo XX, junto con las purgas soviéticas de las años 1930, los asesinatos en masa de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y el baño de sangre Maoísta de la década de 1950”. Los artículos que he escrito sobre el tema se han publicado en Canadá, Gran Bretaña, los Países Bajos y en Indonesia, pero nunca en Estados Unidos (6).
Desde 1980 han aparecido algunas referencias ocasionales en Estados Unidos de la ayuda estadounidense a la nueva junta militar de Suharto después de cometida la masacre. Tim Weiner, por ejemplo, en su historia de la CIA habla de “500.000 dólares en suministros médicos… dando a entender que el ejército iba a vender la mercancía por dinero en efectivo” (7).
Estados Unido apoyó la masacre y tuvo parte activa en su estímulo. Como ya he dicho en otra parte, intelectuales estadounidenses que mantenían buenas relaciones con el Gobierno, como Guy Pauker y William Kintner, instaron a sus contactos en el ejército indonesio “para que dejasen la casa limpia, mediante la liquidación de los enemigos políticos y la guerrilla armada” (8).
Este apoyo no fue meramente retórico. En julio de 1965, dos meses antes del golpe de Estado, en los momentos en los que el Congreso pensaba que se había puesto fin a la ayuda estadounidense a Indonesia, Rockwell-Standard se aseguró un contrato para la entrega de doscientos aviones ligeros para el ejército de Indonesia en los próximos dos meses (9).
Según Bradley Simpson, el Gobierno de Estados Unidos también proporcionó a las Fuerzas Armadas de Indonesia una ayuda económica encubierta, armas procedentes de Tailandia y equipos de comunicación (10).
Un año antes, un Informe dirigido al Presidente Lyndon Johnson por parte del Secretario de Estado, Dean Rusk, el 17 de julio de 1964, dejaba clara la importancia de la ayuda militar a los elementos anticomunistas en el Ejército indonesio: “De nuestra ayuda a Indonesia… estamos satisfechos… aunque no se ayude militarmente a Indonesia. Sin embargo, esto nos permite mantener algún contacto con los elementos clave en Indonesia, que están interesados y son capaces de impedir el ascenso del comunismo. Creemos que esto es de vital importancia para todo el mundo libre” (11).
Finalmente está el hecho, aunque todavía en disputa, divulgado por primera vez por la periodista Kathy Kadane en mayo de 1990, que en el trascurso de la masacre, el personal de la Embajada de Estados Unidos elaboró una lista con hasta 5.000 nombres de supuestos lídrees del PKI y se la pasó al Ejército indonesio. Un funcionario de la Embajada, Robert Martens, reconoció en The New York Times “que habían pasado la lista de nombres”. Sin embargo, el Times optó por una historia más equilibrada, en la que el Embajador estadounidense Green rechaza la participación de la Embajada, calificando de basura los intentos de implicarla (12).
En la siguiente tabla, obtenida de Wikipedia, se recoge el número de muertes por asesinatos, masacres y por genocidio, ilustrando los crímenes cometidos por nuestros enemigos, como los de Pol Pot en Camboya, y los relacionados con nosotros mismos, como los de Suharto.
En miles |
Asesinatos |
Masacres |
Genocidio |
POL POT |
486 |
160 |
383 |
SUHARTO |
170 |
108 |
77,5 |
Este sesgo cultural está muy presente en nuestras cabezas, y lo más importante, en las cabezas de quienes gobiernan el mundo, que asumen, como es el caso de los británicos, que las acciones estadounidenses están “claramente dirigidas a otros beneficios… Donde otros sólo buscan el interés nacional, Estados Unidos intenta promover principios universales” (13).
Aquellos que disienten en que se informe sobre estos hechos, sobre el papel de Estados Unidos en 1965, y que lo que quiero es destacar el hecho de que Estados Unidos es tan malo, o incluso mucho peor que cualquier otra potencia, ese no es mi propósito. En mi más reciente libro sobre asuntos políticos, The American Deep State, escribí que “yo creo en el excepcionalismo estadounidense, que tuvo un papel verdaderamente excepcional en una sustitución sin precedentes de regímenes autoritarios por gobiernos constitucionales limitados”.
Pero el Gobierno estadounidense se ha convertido en un maníaco con una confianza arrogante en que todas sus intervenciones en el mundo son beneficiosas (14). En este libro intento explicar racionalmente el origen de esa manía. En este artículo me he propuesto que se empiece a reconocer la participación de Estados Unidos en el Holocausto de 1965.
Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense, profesor de inglés en la Universidad de California, Berkeley. Su último libro The American Deep State: Wall Street, Big Oil, and the Attack on U.S. Democracy, publicado por Rowman & Littlefield. También es autor de Drugs Oil and War, The Road to 9/11, The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of War, y American War Machine: Deep Politics, the CIA Global Drug Connection and the Road to Afghanistan. Puede visitar su página web.
Notas:
1.- Presidente Obama: “Vamos a degradar y acabar finalmente con ISIS”. Blog de la Casa Blanca, 10 de septiembre de 2014.
2.- Noam Chomsky y Edward S. Herman, La conexión entre Washington y los fascismos del Tercer Mundo (Boston: South End Press, 1979), 208. Las más recientes estimaciones son discutidas por Robert Cribb, que establece una cifra “que podría haber sido de 200.000 o acercarse al millón” (Robert Cribb, “Problemas sin resolver en los asesinatos de Indonesia de 1965 a 1966” Asian Survey, Julio/Agosto 2002, 559).Wikipedia sugiere que actualmente hay un consenso en estimar las muertes en 500.000.
3.- Para más detalles, ver Nathaniel Mehr, Constructive Bloodbath in Indonesia: The United States, Great Britain and the Mass Killings of 1965-1966 (Nottingham, England: Spokesman Press, 2009), 49-53, 100.
4.- Instituto Internacional de Historia Social, “1965: El Holocausto olvidado de Indonesia”, acto conmemorativo de octubre de 2005. Habría que buscar una palabra para definir los asesinatos políticos en masa, un término análogo a genocidio, pero destacando explícitamente que se trata de cuestiones políticas. Actualmente no existe tal término. Propongo el término policidio ( asesinato de muchos), pero también uso el término Holocausto en estos otros artículos: la campaña de Stalin contra los kulaks también puede ser denominado un policidio, no un Holocausto. Las estimaciones sobre el número de muertes por la campaña de Stalin varían ampliamente, pero aún así parece que el objetivo principal eran las deportaciones y no con la intención de matarlos.
5.- Isabel Hilton, “Nuestro sangriento golpe de estado en Indonesia” The Guardian, 31 de julio de 2001. Cf. Matthew Jones, Conflicto y confrontación en el sudeste de Asia, 1961-1965: Gran Bretaña, Estados Unidos y la creación de Malasia (Cambridge: Cambridge University Press, 2002); Mehr, Un constructivo baño de sangre en Indonesia.
6. Mi artículo, “Estados Unidos y el derrocamiento de Sukarno, 1965-1967” fue oficialmente prohibido en la Indonesia de Suharto (Jonathon Green, Enciclopedia de la censura [Nueva York: Facts on File, 2005], 278).
7.- Tim Weiner, Legado de cenizas (Nueva York: Doubleday, 2007), 260.
8.- Guy J. Parker, “El papel de los militares en Indonesia”, en John H. Johnson, ed, El papel de los militares en los países subdesarrollados (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1962)., 221-23; William Kintner y Joseph Kornfeder, La nueva frontera de la Guerra [Londres: Frederick Muller, 1963], pp 233, 237-8… Otros ejemplos en Peter Dale Scott, «Los Estados Unidos y el derrocamiento de Sukarno, 1965-1967”, Pacific Affairs, 58, Summer 1985, 239-264; Peter Dale Scott, «Exporting Military-Economic Development,» in Malcolm Caldwell, ed., “Diez años de terror militar en Indonesia” (Nottingham, Inglaterra: Portavoz Books, 1975), pp. 227-32.
9.- Las audiencias del Comité Church, p. 941; cf. p. 955.
10.- Armando Siahaan, ““Historian Claims West Backed Post-Coup Mass Killings in ’65,” Jakarta Globe, January 9, 2009,
11.- Catálogo trimestral de documentos desclasificados, 1982, 001 786 [Memo DOS para el presidente de 17 de julio, 1964; cursiva en el original].
12.- Michael Wines, “C.I.A. Tie Asserted in Indonesia Purge,” New York Times, July 12, 1990.
13.- Jessica T. Mathews, «El camino de Westfalia,» New York Review of Books, «19 de marzo de 2015.
14.- Peter Dale Scott, The American Deep State: Wall Street, Big Oil, and the Attack on U.S. Democracy (Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2014), 99, 139.
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Procedencia del artículo:
http://www.japanfocus.org/-Peter_Dale-Scott/4307/article.html
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