por John Walsh / 23 de marzo de 2010
Que no haya dudas al respecto: la reforma de la Ley de Asistencia Sanitaria votada en el Congreso el domingo pasado es una capitulación que dejará a 30.000.000 de estadounidenses a merced de las compañías de seguros, precisamente lo contrario de lo que se pretendía.
Los defensores de la reforma legislativa y los que firmaron por lealtad a sí mismos y sus carreras políticas en el Partido Demócrata, como el narcisista Dennis Kucinich, se quedaron con sólo este argumento. ¿Cómo se puede dar la espalda a 30 millones de personas que quedan sujetas al control de las aseguradoras privadas? La respuesta más breve fue la que dio Ralph Nader en una entrevista conjunto con el traidor Kucinich, que se derrumbó cuando llegó la hora del voto, pudiendo haber detenido esta atrocidad legislativa.
Para Nader el argumento principal es el cuidado de la salud. Para Kucinich su atención es Kucinich.
La respuesta de Nader:
“En primer lugar, la aplicación de la legislación aprobada no se iniciará hasta el año 2014, después de que hayan muerto 180.000 estadounidenses (El número de muertes producidas en un periodo de tres años por la ausencia de seguro). En segundo lugar, no hay ninguna garantía. Las compañías de seguros no pierden con este sistema: se les ofrece nuevas oportunidades, está lleno de ambigüedades, e incluso puede que el sistema sea aún peor que el anterior.
Hay más personas cubiertas ¿no?. Hay una obligación de adquirir una póliza chatarra de seguro. No hay ninguna regulación en los precios de los seguros. No se hace ninguna regulación de las leyes antimonopolio al respecto. Todo por lo que Dennis venía luchando se ha venido abajo. No hay un reglamento que impida a las Compañías de Seguros hacer de este proyecto un rebujo y prenderle fuego, como si de nada sirviese. Nada ha cambiado. No hay posibilidad de crear una organización nacional que vigile por la salud de los consumidores, que se ha propuesto muchas veces pero que los Demócratas ignoran, con el fin de dar voz a las personas…
Es realmente un desastre.”
Este proyecto de ley abre las puertas a la industria del seguro, que ha estado inusualmente tranquila durante el periodo de debate sobre la atención sanitaria. Vemos a Obama en un lacayo de los intereses creados en torno a los sectores de las finanzas, puesto que la ley se extiende a más gente en el ámbito de “los sistemas de seguros privados”. Dicho en otras palabras, más personas serán cubiertos por seguros de mierda llenos de letra pequeña. En definitiva, seguirán pagando los mismos.
Hay tres características esenciales de los seguros privados de salud que los hacen despreciables e inhumanos:
— En primer lugar, el uso de las primas de seguros “para hacer cumplir la desigualdad en la atención sanitaria”, como hace notar el doctor David Himmelstein. Pues bien, el nuevo sistema no es igualitario, de modo que la salud no se convierte en un derecho, sino que depende cada vez más del poder adquisitivo de cada uno.
— En segundo lugar, las aseguradoras laborales pueden aumentar sus beneficios y sus jefes vivir como reyezuelos. Estos parásitos se refieren al mínimo “indice de siniestralidad”, como lo llaman, que es el empleo de una mínima parte a la atención real. Para ellos esto es una “pérdida”.
— Por último, se convierte en una fuente de chantaje para las aseguradoras. Es decir, si usted desea una atención sanitaria debe pagar quizás para no recibir nada, porque ellos se pueden negar a algunos tipos de atención.
Esto es lo que llama Obama nuestro sistema de seguros privados, y que refleja lo más característico de nuestra economía, donde el parasistismo del capital financiero, que crece cada día más, exige de medidas especiales, ya sean de salud, de pensiones, de educación, en la vivienda, o en una vida digna. Una nación tan rica como la nuestra no tiene elementos esenciales para una vida decente.
Ha sido una cruzada que ha sucumbido a las presiones. Como la cesión de Dennis Kucinich, parecida a aquella otra traición de Kerry a favor de la guerra en el año 2004, o la del mismo Obama en 2008. No hay una evidencia más poderosas que la del Partido Demócrata convirtiéndose en algo ya sin valor para forzar un cambio, como cuando no hace mucho tiempo, aunque parezca ya tanto, todavía existía un sueño de los progresistas y el Congreso sobre el tema de la Asistencia Sanitaria. Y encima surgen los Kuciniches que miran más por su carrera que por la salud de los estadounidenses.
http://dissidentvoice.org/2010/03/americans-to-die-for-the-sake-of-the-insurance-execs/