Por Susie Greaves, 24 de septiembre de 2014
Los 23 distritos de Tokio están contaminados por radiación, con niveles superiores a los de Chernobyl después del accidente. Las células sanguíneas de los niños menores de 10 años muestran preocupantes cambios. No se puede confiar en las informaciones de la OMS, de la OIEA ni del Gobierno, dice Susie Greaves.
En el mes de julio de 2014 el Dr. Shigeru Mita escribió una carta a otros médicos para explicarles su decisión de trasladar su consulta desde Tokio a la ciudad de Okayama, ciudad situada al oeste de Japón (1). Apela a su sentido del deber respondiendo a las inquietudes de los padres de Japón, que no deben creer en las informaciones procedentes de las autoridades. Dice: “Debo decir que no se puede confiar en las informaciones de la OMS, de la OIEA y del Gobierno japonés, o de cualquier otra institución académica, sino en lo que dicen los médicos clínicos”.
El Dr. Mita alega que los 23 distritos de Tokio están contaminados, siendo su zona oriental la más afectada, hasta 4000 Bq/kg. (El becquerelio es una unidad para medir los niveles de radiactividad. Un becquerel se define como la actividad de una cantidad de material radiactivo con decaimiento de un núcleo por segundo). Estos resultados confirman lo que dijo el físico nuclear Arnie Gundersen de Fairewinds Nuclear Education, fundada en 2012, cuando recogió cinco muestras al azar de suelo de Tokio, en las calles, parques y patios de recreo. Encontró niveles de contaminación de hasta 7000 Bq/kg. En los Estados Unidos, unos niveles de radiación semejantes encontrados en los residuos nucleares serían para tener en consideración (2).
De los análisis realizados en Tokio, el Dr. Mita descubrió los cambios producidos en las células blancas de la sangre en los niños menores de 10 años.
En Japón la Ciencia y la información independientes se encuentran fuera de la ley
En el mes de diciembre de 2013, el Parlamento japonés aprobó un proyecto de ley mediante el cual los funcionarios públicos y los ciudadanos podían enfrentarse a una pena de 10 años de prisión si divulgaban secretos de Estado, y los periodistas hasta cinco años de prisión por tratar de obtener información clasificada. El proyecto de ley se ha interpretado como una forma de impedir la información sobre Fukushima ( entre otros asuntos) y que llegue al público japonés y, por extensión, al resto del mundo (3).
La organización Reporteros sin Fronteras ha bajado la calificación de Japón en cuanto a libertad de prensa, pasando del lugar 22º que ocupaba en 2012 al puesto 59º que ocupa en 2014, tras la aprobación de la Ley de Secretos de Estado. Reporteros sin Fronteras dice que Japón: “se ha visto afectado por la falta de transparencia y la casi nula imposibilidad de acceder a la información sobre temas directa o indirectamente relacionados con Fukushima” (4).
El lobby nuclear se hace cargo
Ya en diciembre de 2012, la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica), cuya misión es promover el uso pacífico de esta energía, firmó acuerdos con la Prefectura de Fukushima, la Universidad Médica de Fukushima y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón. Estos acuerdos suponían entregar la gestión de la situación posterior al accidente de Fukushima y sus consecuencias para la salud al lobby nuclear. Entre otras cláusulas relativas a la cooperación y financiación, se puede leer: “Las partes garantizan la confidencialidad de la información clasificada de la otra parte, considerándola restringida y confidencial” (5).
Pero esto no debiera ser una sorpresa. Cualquiera de dude de la pesada mano del lobby nuclear en la gestión ( es decir, minimizar) de los accidentes nucleares, debiera leer el relato de la físico Bella Belbéoch, titulado “La responsabilidad de occidente con respecto a las consecuencias sanitarias de la catástrofe de Chernobyl en Bielorrusia, Ucrania y Rusia” (6). El inicial encubrimiento de la Unión Soviética del accidente es algo conocido. Pero menos conocidas son las etapas de presentación a las que la OIEA obligó a los soviéticos para que accedieran a sus demandas para reducir al mínimo los efectos sobre la salud del accidente. Fueron una serie de manipulaciones y tácticas de intimidación, obligando a los funcionarios soviéticos a reducir sus estimaciones de los efectos sobre la salud en un factor de 10. Un delegado soviético, Legassov, se suicidó pocos días después de la capitulación ante las demandas de la OIEA, el 26 de abril de 1988, segundo aniversario del accidente de Chernobyl.
Una parodia en la presentación de los Informes sobre los riesgos y número de casos de cáncer
¿Cómo ha reaccionado el lobby nuclear de Fukushima? Una evaluación preliminar publicada en 2012 por la Organización Mundial de la Salud ( pero que en realidad emana de la OIEA) daba conclusiones optimistas, sin atender a las críticas, ni de los trabajadores de la planta de TEPCO, ni de las personas que fueron evacuadas de la zona circundante de la central nuclear (Véase [7] WHO Report on Fukushima a Travesty SiS 55). Posteriormente, en 2013, un Informe de la UNSCEAR (8) describió los riesgos de las personas de padecer cáncer de tiroides, leucemia y cáncer de mama, como apenas perceptibles, a pesar de que las tasas de cáncer de tiroides en los niños de la Prefectura de Fukushima ya están 40 veces por encima de lo que sería de esperar (9). El Informe de la UNSCEAR ha sido criticado por la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, porque subestima constantemente la dosis de radiación recibida, haciendo caso omiso de los efectos hereditarios, de la falta de fiabilidad de las dosis recibidas por los trabajadores de la planta nuclear afectada, y considerando sólo algunos tipos de cáncer y los efectos potenciales para la salud, mientras que el accidente de Chernobyl muestra que todos los órganos vitales y los sistemas corporales se ven afectados (10).
Aumento de los niveles de radiación considerados seguros
Los japoneses han visto cómo su Gobierno elevaba los límites aceptables de radiación de 1 mSv / año a 20 mSv / año como respuesta a los peligros de la radiación, y anima a la gente a regresar a las zonas que previamente habían sido evacuadas. Antes del accidente de Fukushima, al igual que el resto del mundo, se respetaba el límite de 1 mSv/año, según las recomendaciones de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (CIPR). Por otro lado, el lobby nuclear pretende reanudar la energía nuclear cuanto antes. Se genera así un ambiente que no es propicio para que los médicos expongan los efectos que sobre la salud observan en los pacientes, y mucho menos en Tokio, cuyos habitantes han llegado a creer que no tienen nada que temer.
Cambios en los glóbulos blancos de los niños
Mita comenzó a trabajar como médico general en Tokio en la década de 1990. En una carta dirigida a sus colegas explica su decisión de trasladarse a Okayama, ya que afirma que la contaminación en la parte oriental de Tokio alcanza de 1000 a 4000 Bq/kg, y en la parte occidental de 300 a 1000 Bq/kg. Compara estos niveles con los existentes en Kiev, Ucrania, después del accidente de Chernobyl, que eran de 500 Bq/kg. Antes del accidente de Fukushima en 2011, los niveles eran de o,5 a 1,5 Bq/kg. Así que dice que “Tokio ya no es una ciudad donde se pueda vivir, y que aquellos que insisten en vivir en Tokio deben realizar descansos regulares en áreas más seguras”.
Mita ha realizado pruebas de ultrasonido en los tiroides de los niños cuyos padres están preocupados por la salud de sus hijos, pero ahora está preocupado por los resultados de otra prueba realizada en niños menores de 10 años: los cambios experimentados en los glóbulos blancos. Ésta es una prueba que se realiza de forma rutinaria a los trabajadores de la Industria Nuclear que están expuestos a radiación. Los glóbulos blancos están compuestos de cinco tipos diferentes de células: neutrófilos, linfocitos, eosinocitos, basólfilos y monocitos, y es el número relativo de estos cinco tipos de células lo que examinó. Mita encontró una disminución de los neutrófilos en los niños menores de 10 años, en aquellas zonas que se consideran no muy contaminadas o no contaminadas en absoluto. Sus pacientes llegan desde el norte de Kanto, de los alrededores de Tokio y de la propia ciudad de Tokio (11).
“Los libros de referencia en Pediatría dicen que el valor de los neutrófilos para niños sanos de entre 6-12 años de edad es de 3000 a 5000, considerándose 3000 como el valor umbral. Sin embargo, el valor medio de los neutrófilos de los niños que han pasado por nuestra consulta desde el accidente ha disminuido a 2500…por debajo del valor umbral de 3000. Creo que se trata de un problema serio”.
Mita explica que una disminución de los neutrófilos no quiere decir que se tenga una baja inmunidad, pero “es el último bastión del sistema inmunitario y podría acarrear graves enfermedades, tales como la septicemia en el caso de resfriados agresivos. En el verano de 2011 vimos muchos niños con los ojos inyectados de sangre y con círculos oscuros bajos los ojos. También comprobamos una mayor incidencia de sinusitis. Anteriormente, estos pacientes mejoraban poco después de darles el tratamiento adecuado. Sin embargo, estamos viendo más casos de sinusitis acompañados con casos leves de asma durante períodos más largos. Cuando estos niños pasan algún tiempo en Occidente, consiguen mejorar. Me gustaría que se alejaran del este de Japón”.
En los adultos, se ha encontrado un aumento de las hemorragias nasales, pérdida de cabello, falta de energía, sangrado subcutáneo, hemorragia urinaria visible, inflamación de la piel y tos. También ha encontrado un aumento de enfermedades infecciosas, como gripe, enfermedades de la boca y herpes zóster. “Estamos viendo enfermedades que antes eran raras, por ejemplo polimialgia reumática, que es una enfermedad común entre los mayores de 50 años de edad y que contraen 1,7 personas por cada 100.000. Ahora, tratamos más de 10 pacientes al mismo tiempo. ¿Podrían ser estos síntomas de reumatismo los mismos que se registraron en Chernobyl?”.
Finalmente, Mita dice que la contaminación radiactiva de Tokio es cada vez mayor debido a la política del Gobierno japonés de transportar residuos radiactivos procedentes de la zona de Fukushima por todo Japón, para su incineración o enterramiento. El Gobierno japonés y las autoridades nucleares afirman que los filtros instalados en las chimeneas de las plantas de incineración eliminan la mayor parte de la radiactividad, pero eso no es cierto y, en opinión de muchos, lo que hace es aumentar la contaminación. Amie Gundersen, por ejemplo, dice: “Están aumentando más los niveles de radiactividad por la quema de residuos que si los mantuvieran concentrados” (12).
Para concluir
Mita habla sobre sus percepciones en los cambios de la salud de la población que vive en un área que no se considera contaminada. Es difícil no tener en cuenta sus hallazgos. Mita no se muestra optimista. Reconoce que para probar cualquiera de sus sospechas harían falta equipos médicos y habría que realizar costosos proyectos de investigación, para comparar diferentes grupos de personas, la contaminación radiactiva y las enfermedades que sufren. Todo esto es algo que está fuera del alcance de un solo médico. En otras palabras: “Es imposible en la situación actual recoger este tipo de datos para su publicación en una revista científica. Aún así, debido a que observo que algo extraño está sucediendo, no puedo quedarme con los brazos cruzados sin hacer nada”.
El profesor Yablokov también expuso las dificultades que los médicos y científicos tienen en Chernobyl para demostrar la correlación entre la radiación y la enfermedades (13): “La petición de los expertos de la OIEA y de la OMS para que se establezca una correlación significativa entre los niveles individuales de exposición a la radiación… y las enfermedades diagnosticadas, lo cual, a nuestro entender, no es algo científicamente válido. Creemos que es científicamente incorrecto rechazar los datos generados por miles de científicos, médicos y otros expertos que observan directamente el sufrimiento de millones de personas afectadas por la contaminación radiactiva en Bielorrusia, Ucrania y Rusia, siendo una mala interpretación de los protocolos científicos”. Yablokov entiende que estos datos pueden ser científicamente relevantes y enumera las diferentes formas en que esto puede hacerse.
Pero no se hizo ni en Bielorrusia, ni en Ucrania, ni en Rusia, de modo que las verdaderas consecuencias sanitarias del accidente de Chernobyl permanecen ocultas. Los 2 millones de personas, entre ellas 500.000 niños, que aún viven en las zonas más contaminadas en torno a Chernobyl, sufren un gran número de enfermedades. (De acuerdo con el Ministerio de Salud y Ciencias de Bielorrusia en el año 2000, el 85% de los niños de las áreas contaminadas estaban enfermos, mientras que esa cifra era del 15% antes del accidente en 1986 [14].)
Mita ha tomado una decisión valiente. La presión sobre los profesionales de la salud y otros ciudadanos de Japón a guardar silencio sobre las consecuencias sanitarias del accidente de Fukushima está conduciendo a una catástrofe sanitaria, no ahora mismo, sino a lo largo de varias décadas.
Para más información sobre Fukushima y Chernobyl véase [15] Truth about Fukushima (SiS 55) [16] y otros artículos de la serie: Fukushima Crisis Goes Global (SiS 61).
Referencias:
- World Network for Saving Children from Radiation (2014). A Tokyo doctor who has moved to western Japan urges fellow doctors to promote radiation protection: A message from Dr Mita to his colleagues in Kodaira, Tokyo. Accessed 25 August 2014, http://www.save-children-from-radiation.org/2014/07/16/a-tokyo-doctor-who-has-moved-to-western-japan-urges-fellow-doctors-to-promote-radiation-protection-a-message-from-dr-mita-to-his-colleagues-in-kodaira-city-t/
- ENENews (2012). Gunderson: Tokyo soil so hot it should be sent to nuclear waste dump – Really severe releases hit city. Accessed 25 August 2014, http://enenews.com/gundersen-tokyo-soil-hot-be-shipped-radioactive-dump).
- “Japan whistleblowers face crackdown under proposed state secrets law.” Justin McMurray, Guardian, 5 December 2013. Accessed 25 August 2014, http://www.theguardian.com/world/2013/dec/05/whistleblowers-japan-crackdown-state-secrets
- Reporters without Borders (2013). Press freedom index 2013: Dashed hopes after spring. Accessed 25 August 2014, http://en.rsf.org/press-freedom-index-2013,1054.html
- Practical Arrangements between Fukushima Medical University and the International Atomic Energy Agency on Cooperation in the Area of Human Health. Accessed 25 August 2014,http://www.mofa.go.jp/policy/energy/fukushima_2012/pdfs/fukushima_iaea_en_06.pdf
- Belbéoch B. Responsabilités occidentales dans les conséquences sanitaires de la catastrophe de Tchernobyl, en Bélorussie, Ukraine et Russie. In Radioprotection et Droit nucléaire (eds. I Rens, J Jakubec, E George). Collection SEBES, 1998. English translation: Western responsibility regarding the health consequences of the Chernobyl catastrophe in Belarus, the Ukraine and Russia. http://www.dissident-media.org/infonucleaire/western_responsability.html 25/8/14
- Greaves S. WHO report on Fukushima a travesty. Science in Society 55 2012, 38-39.
- United Nations Scientific Committee on the Effects of Atomic Radiation. Sources, Effects and Risks of Ionizing Radiation. United Nations, New York, 2014. Accessed 25 August 2014,http://www.unscear.org/docs/reports/2013/13-85418_Report_2013_Annex_A.pdf
- Wasserman H. Fukushima, the continuing catastrophe. The Ecologist, June 2014.http://www.theecologist.org/News/news_analysis/2433355/fukushima_the_continuing_catastrophe.html
- Physicians for Social Responsibility USA et al. Critical Analysis of the UNSCEAR Report “Levels and effects of radiation exposure due to the nuclear accident after the 2011 Great East-Japan Earthquake and tsunami.” International Physicians for the Prevention of Nuclear War (IPPNW). Berlin, 2014. Accessed 25 August 2014,http://ippnw-students.org/wp-content/uploads/2014/06/UNSCEAR-Critique.pdf
- World Network for Saving Children from Radiation. Dr Shigeru Mita addresses the need of blood examination among children in the Kanto area. 2013. Accessed 25 August 2014, http://www.save-children-from-radiation.org/2013/11/11/title-dr-shigeru-mita-addresses-the-need-of-blood-examination-among-children-in-the-kanto-area/
- “Radioactive rubble reaction to haven in Japan.” Arnie Gundersen, Youtube. Accessed 25 August 2014, https://www.youtube.com/watch?v=dIr-QcsjKxE)
- Yablokov AV, Nesterenko VB and Nesterenko AV. Consequences of the Chernobyl catastrophe for public health and the environment 23 years later. Proceedings of the New York Academy of Sciences 1181, 2009, 318-326.
- UN Human Rights Council. Seventh session. Point 3. A/HRC/7/NGO/33 22 February 2008.
- Ho MW. Truth about Fukushima. Science in Society 55 2012,18-23.
- Ho MW. Fukushima crisis goes global. Science in Society 61 2014, 4-9.
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Procedencia del artículo:
http://www.i-sis.org.uk/Tokyo_contaminated_and_not_fit_for_habitation.php
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[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=VfuEZPvsWm8#t=4791]
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