Por Julie Dermansky, 11 de diciembre de 2013
Fort Worth fue la primera ciudad importante de los Estados Unidos que permitió la práctica de la fractura hidráulica dentro de los límites de la ciudad, pero no fue la única: Arlington, Texas, fue la siguiente en caer en manos de los frackers, sólo que esta vez se exigió a los frackers que las instalaciones no fueran una monstruosidad.
Se construyeron bermas en torno a las instalaciones de fractura hidráulica para que estuviesen ocultas a la vista, y en los lugares de perforación se han construido paredes para reducir el impacto acústico. Pero las paredes no detienen la contaminación química.
Kim Feil, una educadora y activista en defensa de la tierra, no es ajena a la exposición a la contaminación química. Ella vivía en New Sarpy, Luisiana, en una zona conocida como el Callejón del Cáncer, debido al elevado número de refinerías y la alta incidencia de cáncer, y se trasladó a Arlington, antes de que comenzará la fractura hidráulica.
Feil observa el desarrollo industrial y asiste a las reuniones que se convocan, Tiene un blog en el que informa a los vecinos sobre los problemas generados por las instalaciones de fractura hidráulica. Otras personas también interesadas comparten historias desgarradoras sobre enfermedades, que ellos creen tienen relación con la fractura hidráulica.
Desde que comenzó la fractura hidráulica, el marido de Feil fue diagnosticado con cáncer, ella empezó a sentir migrañas y su hijo presenta un biomarcador de un tumor suprarrenal. Es difícil establecer una relación directa entre las enfermedades y la contaminación industrial, disponiéndose de un acceso muy limitado a la información, pero ella no tiene ninguna duda de que los nuevos y preocupantes problemas de salud están relacionados con la fractura hidráulica.
Earthworks ha publicado varios vídeos en lo que se observa la emisión de productos químicos a la atmósfera en los lugares donde se realiza la fractura hidráulica, imágenes obtenidas mediante cámaras infrarrojas. Aunque el ojo humano no puede ver esos productos químicos que se escapan de los lugares de almacenamiento, las cámaras de infrarrojos si pueden captarlos. Los productos químicos asociados a la fractura hidráulica son el sulfuro de hidrógeno, el dioóxido de azufre y el metano.
Ranjana Bhandari y su familia viven en una zona de lujo de Arlington. Rechazó los 18000 dólares por acre que la ofrecían por los derechos de explotación, pero se enteró de que la Comisión de Ferrocarriles de Texas podía suprimir sus derechos aplicando la Norma 37. Una ley que inicialmente estaba pensada para proteger a los propietarios ha sido interpretada por los frackers como el de establecer un derecho de perforación cuando un propietario se niega a firmar un contrato de arrendamiento cuando ya la mayoría de los vecinos ha dado su consentimiento.
La negativa de Bhandari en ceder ante Chesapeake Energy se revisó en una audiencia ante la Comisión de Ferrocarriles de Texas. La Comisión votó a favor de Chesapeake. Según Reuters, el portavoz de la Comisión de Ferrocarriles de Texas, Ramona Nye, dijo que no había pruebas de que la fractura hidráulica no fuese segura. También dijo que no es misión de la Comisión el evaluar al equidad o no de la Norma 37.
Bhandari no dispone de los medios para contratar un abogador y presentar una demanda. Se alegra de no haber cedido para que su tierra se sometiera a la fractura hidráulica.
En una reunión del 10 de octubre en la Real Biblioteca de Preston en Dallas, el Director de FracDallas, Marc W. McCord dio una charla sobre el impacto de la fractura hidráulica en los suministros de agua. McCord ofreció las
siguientes cifras: de 2 a 6 millones de galones de agua se utilizan en cada uno de los pozos de perforación ( de 7.500.000 a 23.000.000 de litros), lo que amenaza con agotar los suministros de agua, ya de por sí bajos. De acuerdo con la presentación que hizo el Sr. McCord “en Barnet Shale se utilizan del orden de 1,5 a 9 millones de galones de agua, con un promedio de 5 millones de galones por pozo. En Eagle Ford el promedio es de alrededor de 9 millones de galones de agua, con un máximo de 13 millones por pozo”.
Aunque los representantes de la Industria dicen que la fractura hidráulica utiliza sólo el 1% del agua de Texas, esos datos dan lugar a confusión, ya que el uso del agua no es el mismo en todas las partes. En áreas como Arlington, Fort Worth y al sur de San Antonio, se encuentran en condiciones de sequía, temiéndose que cualquier extracción de agua de uso público pueda dejar a las ciudades sin suministro.
McCord también habló sobre el tema del gas natural, diciendo que es más limpio que el carbón: “La energía utilizada para recuperar el gas mediante la fractura hidráulica produce más carbono que la quema de carbón. El problema es que no se está utilizando el gas para hacerlo”.
Aunque todavía se sigue debatiendo sobre los efectos a largo plazo de la fractura hidráulica, ya algunos de los riesgos de este método de extracción han quedado claros: empleo de millones de litros de agua, agua que no se puede reciclar debido a que está contaminada y debe ser retirada de los suministros; el sulfuro de hidrógeno que se emite en los lugares donde se realiza la fractura hidráulica puede ser letal; las tuberías de gas pueden explotar, y estudios recientes señalan que la fractura hidráulica también está causando terremotos.
Las Empresas de fractura hidráulica dicen haber realizado estudios científicos y ya están apareciendo noticias sobre este asunto, pero es difícil establecer qué es noticia y cual publicidad.
La fractura hidráulica realizada en áreas densamente pobladas aumenta el riesgo para la salud y deprecia el valor de la la propiedad. Sea cual sea el beneficio económico que la fractura hidráulica pueda generar, lo cierto es que las propiedades cercanas donde se realizas estas extracciones bajan de precio, y se contamina el aire y el agua.
Dallas ha conseguido salvaguardar la ciudad al establecer una restricciones de zonificación, que hacen que el empleo de la fractura hidráulica dentro de los límites de la ciudad sea poco atractiva. Los residentes de Dallas siguen pendientes de lo que ocurre en Arlington y Fort Worth, que tratan de hacer ver las desventajas de la fractura hidráulica y así mantenerla lejos de los límites de la ciudad.
(Actualización: el día 11 de diciembre el Ayuntamiento de Dallas aprobó una ordenanza que restringe la perforación a una distancia como mínimo de 1500 pies de las zonas residenciales y otros lugares protegidos, tales como escuelas e iglesias).
http://www.desmogblog.com/2013/12/10/texas-fracking-bonanza-how-arlington-fell-frackers