Se confirma la toxicidad de los cultivos Bt

Por la Dr Eva Sirinathsinghji

ISiS

Cultivo maíz Bt en Aragón

Los investigadores han confirmado la toxicidad de los cultivos Bt para los insectos beneficiosos y muestran cómo los experimentos realizados para refutar estos resultados se diseñaron para no encontrar este efecto, dice la Dra. Eva Sirinathsinghji.

Un nuevo estudio confirma que el Cry1Ab Bacillus thuringiensis (Bt), una toxina presente en los cultivos modificados genéticamente (OGM) mata a las larvas de la mariquita de dos puntos ( Adalia bipunctata L.), una especie que los partidarios de los transgénicos afirman no resulta afectada por la toxina [1] ( Para acceder a las referencias es preciso estar registrado en el sitio web de ISiS: http://www.i-sis.org.uk/)

El estudio plantea serios interrogantes sobre la integridad de los trabajos anteriores publicados por los defensores de los transgénicos, cuyos protocolos experimentales se ha demostrado carecen del rigor científico necesario para detectar los signos de toxicidad, incluso en los insectos objetivo que el plaguicida está diseñado para matar.

Las toxinas Bt están presentes en muchos de los cultivos transgénicos, tales el algodón y el maíz Mon 810 de Monsanto, maíz que actualmente está aprobado para su cultivo en Europa, a pesar de que ha sido prohibido en países como Hungría, Francia, Austria, Alemania, Grecia y Luxemburgo (N. del T.: y Polonia) debido a las preocupaciones sobre la salud y el medio ambiente.

( En España: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/04/22/se-autoriza-la-inclusion-del-maiz-transgenico-zea-mays-810-en-el-registro-de-variedades-comerciales/)

Muchos estudios han encontrado efectos sobre la salud y el medio [véase [2] Bt Crops Failures and Hazards, SiS 53, [3] More Illnesses Linked to Bt Crops, SiS 30).

Los anteriores estudios sobre la toxicidad de los cultivos Bt fueron denigrados por los defensores de los transgénicos

Los defensores de los transgénicos afirman que ciertas toxinas Bt son eficaces contra un número limitado de insectos, Cry1 Ab mataría sólo a los lepidópteros ( mariposas y polillas), que producen plagas tales como el barrenador del maíz común europeo. Sin embargo, un estudio de revisión por pares publicado por Angela Hilbeck y sus colegas del Instituto Federal Suizo de Tecnología en 2009, demostró gran mortalidad entre las mariquitas expuestas a la toxina que se encontraba en los huevos de la polilla de la que se alimenta (4), habiéndose encontrado anteriormente también efectos similares en las crisopas verdes (5-7)…

Crisopa verde

En respuesta a la publicación original, hubo un esfuerzo coordinado y dirigido a desacreditar sus hallazgos con la publicación de un trabajo en la revista Transgenic Research, en el que se incluían dos críticas muy exacerbadas (8, 9) y un estudio dirigido por Jörg Romeis de Agroscope, Suiza, que no pudieron detectar esa toxicidad (10). Llegaron a la conclusión de que los resultados del equipo de Hilbeck dieron falsos positivos y adolecía de un mal diseño experimental. La crítica fue tan lejos que se sugería que el trabajo era pseudo-ciencia. Agroscope, una organización federal suiza de investigación gubernamental, vincula al gigante agrotecnológico Syngenta, que junto con Monsanto, producen cultivos transgénicos con Cry1Ab. Estos ataques hostiles han surgido a raíz de la prohibición del maíz MON 810 en Alemania en base a los resultados obtenidos por el equipo de Hilbeck, a parte de otras 30 publicaciones de otros científicos que demuestran los efectos dañinos de los pesticidas.

Abordar las discrepancias entre los anteriores estudios

El nuevo trabajo del equipo de Hilbeck pretendía resolver las discrepancias entre sus propias conclusiones y las de sus críticos. En primer lugar llevaron a cabo una prueba de concepto, un experimento en el que se puso a prueba el protocolo original y el protocolo de Agroscope sobre las especies objetivo: el barrenador europeo.

En el estudio original del equipo de Hilbeck, las larvas de coccinélidos (mariquita de dos puntos) fueron expuestas de forma continua durante 10 días a una versión purificada de Cry1Ab y otra que carecía de la toxina. Fueron expuestas mediante un recubrimiento de su alimento, huevos de la polilla. El protocolo Agroscope sólo expuso a las larvas durante 24 horas por medio de unas gotitas de azúcar con o sin la toxina. Como las larvas son carnívoras y no pueden sobrevivir a un dieta a base de azúcar, fueron trasladadas a unas placas de Petri con nuevos de pollilla no tratados, lo que les dio un plazo para recuperarse de la exposición a la toxina. Esta exposición / recuperación se repitió 4 veces en total.

Por lo tanto, el objetivo del nuevo estudio era dilucidar si las diferencias en estos protocolos pueden haber influido en los resultados obtenidos por los equipos de Hilbeck y por Agroscope. Al poner a prueba la especie objetivo de la que la toxina está diseñada para matar, cualquier debilidad en el protocolo se haría evidente.

El equipo de Hilbeck repitió los protocolos básicos mediante la exposición de las larvas de 4 días de edad al maíz Bt, así como al maíz no modificado genéticamente rociado con las toxinas de forma continua durante 7 días, o durante 24 horas seguidas con el maíz no transgénico ni tratado durante 6 días. Encontraron altos niveles de mortalidad después de la exposición continua ( algo por debajo del 100% en ambos tipos de exposición). La tasa de mortalidad se redujo a la mitad cuando los animales fueron expuestos sólo durante 24 horas a las plantas rociadas con Bt. Las exposición al maíz Bt durante sólo 24 horas no hizo que las tasas de mortalidad se elevasen por encima de los grupos de control no expuestos.

Un protocolo experimental que no puede detectar la toxicidad de un plaguicida en una especie objetivo es claramente no conveniente para probar su daño potencial en otras especies no objetivo.

Además de un tiempo de exposición insuficiente, otros fallos en los experimentos de Agroscope fueron observados por el equipo de Hilbeck. Las gotas de toxina Bt añadidas al azúcar se secan durante la noche, dejando un nivel indeterminado de exposición. Sólo se puso a prueba una dosis, en lugar de tres dosis distintas en el estudio original del equipo de Hilbeck (4). No hubo una descripción clara del número de animales utilizados o el número de veces que los experimentos se repitieron, ya que en los estudios de laboratorio es una medida estándar el realizar 3 repeticiones.

Nuevo análisis de los efectos de la toxina Bt en las larvas de mariquita con un nuevo protocolo combinado

Para contrarrestar las críticas dirigidas a su anterior estudio, el equipo de Hilbeck adoptó un protocolo combinado que constaba de 7 días de exposición continua a una solución de azúcar con o sin la toxina Bt colocada en bolas de algodón para evitar que se secase. Después de 24 horas, en lugar de permitir el período de recuperación, las bolas de algodón fueron sustituidas por algodón fresco con o sin soluciones de toxina Bt. Otros huevos de la polilla de la harina bañados con la toxina se les dio como alimento para proporcionarlas una dieta adecuada y asegurar la continua exposición a la toxina.

Después de sólo 6 días de exposición, la media de la tasa de mortalidad fue del 40% en comparación con alrededor del 25% en las larvas no expuestas. La mayor diferencia en la mortalidad entre los animales tratados y no tratados se alcanzó a los 4 días, donde se observó un aumento del 20% de mortalidad sobre los animales no tratados, tras lo cual se produjo un acercamiento entre ambas cifras.

El nuevo trabajo no sólo corrobora los resultados anteriores del equipo (4), sino que también muestra el fracaso de Agroscope para detectar la toxicidad en los insectos no objetivo (10).

Es importante distinguir la diferencia entre la toxina natural bacteriana y la versión modificada presente en las plantas transgénicas. Ninguno de los estudios originales de Hilbeck o Agroscope utiliza las versiones expresadas en los cultivos transgénicos, que son significativamente modificadas. Las modificaciones se realizan para aumentar el rendimiento de la toxina, incluyendo el cambio de promotor y elementos intensificadores para aumentar la producción de la proteína; cambios en la secuencia para aumentar la solubilidad de la toxina, así la alteración de las porciones finales del gen para asegurar la terminación de la expresión génica.

En realidad, es difícil para los investigadores obtener los transgenes utilizados por la Industria, ya que hay leyes estrictas de patentes y resistencia a dar permiso para llevar a cabo investigaciones independientes sobre sus productos. Los estudios anteriores han demostrado que la toxina modificada es más tóxica que la producida de forma natural, afectando a las crisopas verdes, que sufren retraso en su desarrollo y una reducción de su supervivencia ( (véase [11] GM Food & Feed Not Fit for «Man or Beast», ISIS Report). El nuevo estudio del equipo de Hilbeck se llevó a cabo con la toxina Cry1Ab de otro laboratorio independiente, que no es la misma que la producida en el maíz Bt, que en trabajos anteriores ya se ha resaltado su diferencia en la toxicidad. No queda claro cuál es la versión más tóxica, o si hay alguna que no lo sea. ( La expresión variable de los transgenes de los diferentes cultivos Bt en diferentes condiciones ambientales complica aún más las cosas ( (véase [12] Scientists Confirm Failures of Bt-Crops, SiS 28)). En la actualidad, ningún organismo regulador exige que se haya probado el transgén modificado, lo que significa que sus efectos no han adecuadamente evaluados, en ninguna de sus diferentes versiones.

Ataques a los investigadores por unos resultados inconvenientes

El ataque a los científicos que publican datos que muestran la escasa seguridad de los productos biotecnológicos reciben una gran presión por parte de los defensores de los transgénicos, la Industria e incluso los propios organismos reguladores. El trabajo es analizado de una forma pocas veces vista en otras áreas del conocimiento que no estén impulsadas por los fines de lucro. Como dijo Hilbreck en un artículo, hay ataques deliberados contra estos estudios, y ya se conocen muchos casos parecidos con otros productos comerciales, como el bisfenol A, el amianto y el tabaco (13). Al equipo nunca se le dio una oportunidad de responder a las críticas.

El el caso de la toxicidad de los cultivos Bt, no es la primera vez que los investigadores se han enfrentado a este escrutinio: las publicaciones sobre la letalidad para la crisopa (5-7) tuvo una respuesta similar hacia los investigadores que dirigieron el estudio de la mariquita.

Para concluir

Los estudios sobre los efectos tóxicos de las toxinas Bt están empezando a arrojar luz sobre los efectos más amplios de las toxinas Bt en los insectos que no son objetivo. Este conocimiento es fundamental para el éxito agrícola con insectos como las mariquitas que juegan un papel importante en su función biológica, debido a que son depredadores de algunas plagas de los cultivos, tales como áfidos y la mosca blanca. En la actualidad, los efectos sobre los insectos que no son objetivo de la toxina no se entienden, ya que se han probado el 91% de las toxinas Bt en al menos 10 especies, la mayoría de las cuales se supone son especies diana (14). Estudios independientes, sin embargo, también han relacionado la exposición a los cultivos Bt con crecimiento anormal de los caracoles (15) y tricópteros ( (véase [16] Bt Crops Threaten Aquatic Ecosystems, SiS 36 y reducción de la movilidad en las pulgas de agua (17). Los efectos fuera de los insectos diana deben ser investigados a fondo antes de su liberación al medio, Con los cultivos Bt ya ampliamente comercializados, sólo queda la opción de retirarlos del mercado hasta que haya pruebas irrefutables de su completa seguridad.

Fuente: http://www.i-sis.org.uk/Bt_Toxicity_Confirmed_Flawed_Study_Exposed.php, donde también podrá acceder a las referencias ( se necesita estar registrado).