Lo que se está encubriendo en Fukushima
Por HIROSE Takashi
Presentado por Douglas Lummis
Okinawa
¿Cómo se puede decir que una dosis que es 3.500.000 veces la normal sea segura? ¿Quién ha dicho esto? ¡Nadie!
Hirose Takashi ha escrito abundantes libros, muchos de ellos relacionados con la industria de la energía nuclear y el complejo industrial militar. Quizás su libro más conocido es Centrales nucleares para Tokio, en el cual continúa con la lógica de los promotores de las centrales nucleares: si está seguro de que las centrales nucleares son seguras ¿por qué no construirlas en el centro de las ciudades, en lugar de hacerlo a cientos de kilómetros de distancia, donde se pierde la mitad de la energía eléctrica en el transporte a través de las líneas?
Me dirigí a Hirose por teléfono el pasado 22 de marzo de 2011. Me dijo que tenía sentido oponerse a la energía nuclear antes de que ocurriera el accidente, pero ahora que se ha producido prefería mantenerse en silencio. Pero debido a las mentiras que una y otra vez se repiten por la radio y en TV, que son tan groseras, no puede seguir en silencio por más tiempo.
Después de que lea esta información usted de preguntará por qué siguen lanzando agua a los reactores y no se deciden por la solución de construir un sarcófago, es decir, sepultar los reactores con hormigón. Hay un par de respuestas. La primera es que los reactores suponen una gran inversión y no aceptan tan enorme pérdida financiera. Pero quizás la principal razón es que si construyeran el sarcófago sería confesar que han actuado de forma incorrecta, y no pueden admitir tal cosa. Por otro lado, supone un fracaso de la idea de la energía nuclear, una idea a la que rinden devoción con lealtad cuasi religiosa. No supone solamente la pérdida de 6 o 10 reactores, sino que significa que hay que cerrar los demás también: una catástrofe financiera. Si consiguieran enfriarlos y los ponen en funcionamiento otra vez, dirían: vean, la energía nuclear no es tan peligrosa después de todo. Fukushima es un drama al que asisten los ojos de la humanidad entera, que puede terminar en el fracaso (una frágil esperanza) o en la victoria de la energía nuclear. Las explicaciones de Hirose nos pueden ayudar a entender todo este drama. Douglas Lummi.
Hirose Takashi: el accidente nuclear de Fukushima y la manipulación por los medios
Transmitido por New Star Asahi, 17 de marzo de 2011
Entrevistadores: Yoh Sen’ei y Maeda Mari
Yoh: Vemos rociar con agua los reactores nucleares, tanto desde el aire como desde tierra ¿ Resulta eficaz esto?
Hirose: Si lo que quiere es enfriar el reactor con agua, lo que tienes que conseguir es que el agua circule por el interior y absorba el calor. Lo que se está haciendo no tiene ningún sentido. Así que la única solución consiste en restaurar el sistema eléctrico. Esto se parece a echar agua sobre la lava.
Yoh: ¿ Restaurar el sistema eléctrico? Es decir, ¿ poner en funcionamiento el sistema de refrigeración?
Hirose: Sí. El accidente se produjo a consecuencia del tsunami, inundando el agua los generadores de emergencia, arrastrando consigo los depósitos de combustible. Si esta cuestión no se soluciona, no hay manera de atajar este accidente.
Yoh: Tepco ( la Compañía Eléctrica de Tokio, la propietaria de las plantas nucleares) dice que espera reparar la línea de alta tensión esta misma tarde.
Hirose: Sí, tienen alguna esperanza. Pero lo que resulta inquietante es que un reactor nuclear no se parece a lo que muestran los cuadros esquemáticos ( muestran un gráfico de un reactor, como los que aparecen en TV). Eso es solamente un dibujo. Esto que muestro (es una fotografía) es lo que hay en la parte inferior del contenedor del reactor. Es el extremo inferior del reactor. Se ve una gran cantidad de palancas, interruptores, alambres y tubos. En televisión, los pseudoeruditos dan explicaciones muy simples, pero en realidad no saben nada, son profesores de colegio. Sólo los ingenieros lo conocen. Aquí es donde se está vertiendo agua. Este laberinto de tubos es como para marearse. Es una estructura demasiado compleja como para que podemos entenderla nosotros. Y han estado echando agua, y además salada. Si usted vierte agua salada sobre un horno caliente, ¿qué piensa usted que pasa? Pues que se forma sal. La sal entrará por todas las válvulas y conseguirá obturarlas, de forma que ya no se podrán mover. Entonces ocurre que ya no solamente hay que restablecer el sistema eléctrico para que circule el agua. Cualquier ingeniero con algo de imaginación puede entender esto. Si tiene un sistema tan increíblemente complejo, como es éste, y vierte agua desde un helicóptero, tal vez ellos tengan alguna idea, pero yo no logro entenderlo.
Yoh: se necesitan 1300 tonelada de agua para llenar los estanques que contienen las barras de combustible gastado de los reactores 3 y 4. Esta mañana se echaron 30 toneladas. El Ministerio de Defensa llevaba otras 30 toneladas en cinco camiones. ¿Cree que el agua proyectada por las mangueras puede cambiar la situación?
Hirose: En principio, así no se puede. Cuando un reactor está en buenas condiciones requiere un control constante de la temperatura para mantener la seguridad. Pero ahora muchos de los dispositivos ya no funcionan, y cuando pienso en los 50 operarios que quedan en la central me vienen lágrimas a los ojos. Están expuestos a enormes cantidades de radiación, y ellos mismos han reconocido que se están exponiendo a una muerte seguro por permanecer en el interior de la central. ¿ Y cuánto tiempo más lo podrán hacer? Quiero decir, físicamente. A esta situación es a la que hemos llegado. Cuando veo las informaciones por televisión yo quisiera decir: Muy bien, es lo que usted propone. Vaya allí y llévelo a cabo. Sí, lo que se dicen son muchas tonterías, tratando de tranquilizar, tratando de evitar que se extiende el pánico. Lo que necesitamos ahora es un nivel de pánico apropiado a la situación. Y la situación ha dado es un peligro que es real.
Si yo fuera el primer Ministro Han, ordenaría que se hiciese lo que se hizo en la Unión Soviética con el reactor de Chernobyl. Es decir, construir un sarcófago y sepultar todo el asunto bajo el cemento, de modo que cada compañía cementera de Japón trabaje en este empeño, vertiendo el cemento desde el aire. Hay que ponerse ya en el peor de los casos. ¿Por qué? Como en Fukushima se encuentra la planta Daiichi con seis reactores y la planta Daini con cuatro más, esto hace un total de 10 reactores nucleares. Si uno de ellos se vuelve incontrolable, entonces los trabajadores tendrían que evacuar toda la planta o quedarse allí y sufrir los riesgos del colapso del reactor. Pero si una de ellos colapsa, lo más probable es que después lo hagan los restantes. Es cuestión de tiempo. Y si esto ocurre, no sabremos cuál será su reacción, pero seguramente tendrán que marcharse.
Hablo de la peor de las situaciones, pero la probabilidad no es pequeña. Este es el peligro del que el mundo está pendiente. Pero en Japón este problema se está ocultando. Como usted ya sabe, de los seis reactores de Daiichi, cuatro de ellos están en crisis. Si todo fuera bien y el sistema de refrigeración se restaurase, aunque fuese sólo en uno de ellos, es probable que en los demás no pueda hacerse. Cuando hay cuatro reactores con problemas, lograr el 100% de aciertos es muy difícil, y lamento decirlo, pero soy pesimista. De ser así, hay que pensar en salvaguardar a las personas, intentar de alguna manera que la fuga radiactiva sea lo más pequeña posible. No rociando agua con mangueras, que es como echar agua en el desierto. Tenemos que pensar en controlar seis reactores, y la posibilidad de que se consiga es muy baja. La probable es que se produzcan vientos fuertes sobre Japón, lo cual tiene una probabilidad de una vez por semana. Es decir, que con una velocidad de 2 metros por segundo, sólo se precisarían dos días para que todo Japón quedase cubierto por la radiación. No hablamos de distancias de 20 kilómetros, ni 30, ni 100, sino que incluso Tokio y Osaka podrían verse afectados. Son lugares que pueden ser alcanzados por la nube radiactiva. Por supuesto que depende del tiempo, y es difícil predecir la distribución de tal nube. Sería bueno que el viento la arrastrase hacia el mar, pero no siempre ocurre así. Hace dos días, el viento soplaba en dirección a Tokio. Esto es así…
Yoh: Todos los días la Administración mide los niveles de radiactividad. Todas las emisoras de televisión dicen que aunque está aumentando el nivel de radiactividad, esto no supone un peligro para la salud. Lo comparan con una radiografía, y si sigue subiendo dicen que se trata de un tomografía. ¿Qué hay de verdad en este asunto?
Hirose: Por ejemplo, ayer, En los alrededores de Fukushima Daiichi se midieron unos niveles de radiación de 400 milisieverts por hora. Con estos niveles el Secretario del Gabinete, Edano, reconoció por primera vez que había peligro para la salud, pero no dijo lo que esto significaba. Todos estamos expuestos a unos ciertos niveles de radiación en nuestra vida cotidiana, que proviene del ambiente. Pero ésta es la radiación que se recibe en un año. Un año tiene 365 días, cada día 24 horas, y multiplicando 365 por 24 se obtiene 8760. Multiplique 400 milisieverts por esta cantidad, y comprobará que es 3.500.000 la dosis normal. ¿ Este nivel de radiación es segura? ¿Qué medios han dicho esto? Ninguno. Pero siguen diciendo que se trata de niveles comparables a una tomografía, que dura unos momentos; pero estos niveles no tienen nada que ver con esta exploración radiológica. La radiación se produce porque material radiactivo se escapa. Lo que es peligroso es que las partículas radiactivas penetren en el cuerpo, irradiándolo por dentro. ¿Y que dicen los eruditos de la industria por Tv? Que alejándose del foco de la radiación ésta se reduce inversamente al cuadrado de la distancia. ¿Pero qué pasa cuando el material radiactivo es ingerido? Las partículas se adhieren al interior del organismo, estando a una distancia de usted de un micrón. Un metro son 1000 milímetros, y un micrón es una milésima de milímetro. Esto es 1000 veces mil: mil al cuadrado. Este es el verdadero sentido de “inversamente al cuadrado de la distancia”. La exposición a la radiación aumenta es un factor de un millón. Esto ocurre inhalando la más pequeña de las partículas, y supone un gran peligro.
Yoh: La comparación entre la radiación recibida ahora y las exploraciones radiológicas no tienen ningún sentido. Así que se puede inhalar el material radiactivo.
Hirose: Así es. Cuando penetra en su cuerpo, no puede saber dónde irá a parar. El mayor peligro es para las mujeres, sobre todo las embarazadas, y los niños pequeños. Ahora se habla de yodo y cesio, pero se trata sólo de una parte de los isótopos radiactivos, ya que no se utilizan los aparatos de medición apropiados. Lo que dicen los medios es la cantidad de radiación presente en el aire. Los aparatos de medición no comen. Lo que miden no tiene relación con la cantidad de material radiactivo…
Yoh: Entonces los daños producidos por la radiación y por el material radiactivo no son los mismos.
Hirose: Si usted me pregunta por la radiación procedente de la central nuclear de Fukushima, le diré que no. Las partículas radiactivas son trasladadas de un lugar a otro por el aire. Cuando el núcleo del reactor comienza a fundirse, los elementos presentes, como el yodo, pasan al estado gaseoso. Estos gases se elevan por el aire y de aquí salen al exterior.
Yoh: ¿Hay alguna forma de descubrir que esto está pasando?
Hirose: Un periodista me dijo que ahora Tepco realiza una monitorización de forma regular. Debieran de hacer mediciones constantes, pero no tienen la capacidad para hacerlo. Y debieran saben cuándo se escapa y cuánto. Harían falta instrumentos de medición muy sofisticados. Un sonido de diferente sonido en intensidad y altura no dice mucho. Tenemos que saber qué tipo de materiales radiactivos se escapan, dónde van, pero no tienen forma de saberlo por ahora.
Dogulas Lummis es analista político, que reside en Okinawa y es autor de Democracia Radical. Puede contactar con él en la siguiente dirección: ideaspeddler@gmail.com