Trasplantes de corazón

por Christopher Brauchli, 21 de abril de 2012

Common Dreams

 

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Qué tal mi corazón?, preguntó el Hombre de Hojalata

¿Para qué lo quiere?, respondió Oz, creo que no es bueno

que desee un corazón. Hace a la mayor parte de la gente infeliz.

Si se diera cuenta de esto, vería que tiene suerte

de no tener corazón”.

  • L. Frank Baum. El Mago de Oz

Tener un nuevo corazón no siempre supone una mejora. Comparemos al Hombre de Hojalata de la Tierra de Oz con Dick Cheney de Wyoming.

Los seguidores de estas cosas saben que tras una serie de contratiempos el Hombre de Hojalata había pasado de ser humano a un hombre de hojalata. Sólo quería un nuevo corazón, y cuando el Hombre de Hojalata, Dorothy y sus compañeros se reunieron con el Mago de Oz, éste le dio un nuevo corazón. Según cuenta la historia, “Oz hizo un pequeño agujero en el pecho del Hombre de Hojalata y luego, yendo a una cómoda con cajones, sacó un corazón, hecho a base de seda y rellenado con serrín. ¿No es bello?, preguntó. Lo es -respondió el Hombre de Hojalata- que se sentía muy complacido. Pero, ¿es un buen corazón?. ¡Claro, mucho! -respondió Oz. Le puso el corazón en el pecho al Hombre de Hojalata y luego reparó el orificio que había cortado con una chapa de estaño, todo bien sellado. Ya está -dijo- ahora tienes un corazón del que todo hombre se sentiría orgulloso”. Por desgracia, Dick Cheney ha sido menos afortunado al recibir un nuevo corazón.

El corazón que Cheney ha recibido no es un buen corazón, cosa de la que pronto nos dimos cuenta, ya que no mostraba ninguna diferencia entre el Dick Cheney con el viejo corazón y el Dich Cheney con el nuevo. (Aunque el receptor del nuevo corazón, como lo fue el Hombre de Hojalata, el Sr, Cheney se parece más al Mago de Oz, del que creían los habitantes de Oz que podía llevar a cabo grandes prodigios, cuando en realidad hacía su trabajo tras una pantalla, sabiendo los que le veían que sólo era un hombre corriente. Cuando finalmente se descubre el fraude, Dorothy le pregunta: “¿Los demás no saben que eres un farsante?” El Mago respondió: “-Nadie lo sabe, excepto ustedes cuatro… y yo -respondió Oz-. He engañado a todos durante tanto tiempo que creí que jamás me descubrirían… Por lo general no suelo ver siquiera a mis vasallos, y por eso creen que soy algo terrible”. Todos sabemos que el Sr, Cheney fue un farsante, y un hombre terrible. Pero volvamos al asunto de su corazón).

El pasado 24 de marzo nos enteramos de que Cheney había recibido un nuevo corazón. Llevaba en la lista de espera 20 meses para encontrar un donante, pero no estaba muy seguro de que lo quería hasta que le dijeron que había un corazón disponible. No fue a buscar su nuevo corazón al palacio del Mago de Oz, sino que confió en un cirujano de trasplante de corazón, el Dr. Jonathan S. Reiner. La operación duró desde las 10 de la mañana del sábado hasta las 5 de la tarde. Fue preciso mucho más tiempo que el utilizado para poner el corazón al Hombre de Hojalata, y conseguir un nuevo corazón fue algo mucho más complicado que fabricarlo a base de seda y unos puñados de serrín. Muchos de los que supieron que Cheney iba a recibir un nuevo corazón esperaban una transformación, distinto a aquel vicepresidente que actuaba de forma malévola detrás de la pantalla de George W. Bush. Los que abrigaron tales esperanzas han tenido ahora una amarga decepción. Su nuevo corazón no parece que le haga más comprensivo de lo que fue con su antiguo corazón. Así lo demostró el pasado 14 de abril.

Ese día, el Sr. Cheney habló durante más de una hora en la Convención del Partido Republicano de Wyoming. En el transcurso de su intervención dijo que Barak Obama había sido “ un total desastre para el país”, olvidando al parecer que tanto él como su jefe mintieron para justificar una invasión de Irak, una decisión que ha supuesto la muerte de cientos de miles de iraquíes, miles de soldados estadounidenses y muchos miles de soldados y civiles iraquíes han quedado con graves secuelas. Cuando la Administración Bush dejó el cargo, la Economía se encontraba en una situación desastrosa, en caída libre, y se perdían 750.000 empleos al mes. Cheney demostró la poca importancia que dio a la protección de los Derechos Humanos consagrados en la Constitución, algo que parece irrelevante para aquellos que dirigen el país. Defendió la utilización de la tortura mientras estuvo en el poder, diciendo con orgullo: “Obtuvimos gran cantidad de información. Que nadie nos diga que el programa de mejoras de los interrogatorios no ha funcionado. Lo hizo”. Parece que este comentario consiguió uno de los más sonados aplausos de toda su carrera, lo cual quiere decir que disfrutó con la experiencia. Todo esto viene a demostrar que recibir un nuevo corazón no es garantía para que su destinatario se vaya a convertir en una persona mejor, incluso si el nuevo corazón es mucho mejor que el recibido por el Hombre de Hojalata. Es una verdadera lástima.

Christopher Brauchli es columnista y un conocido abogado por su trabajo. Graduado por la Universidad de Harvard y por la Universidad de Colorado School of Law, donde formó parte del Consejo de Redacción de la Revista Rocky Mountain Law Review. Pueden visitar su página web: http://humanraceandothersports.com

http://www.commondreams.org/view/2012/04/21