Por Nicholas Mirzoeff, 13 de julio de 2015
Una bifurcación en la carretera.
Grecia se ha rendido a los bancos, de modo que ha quedado al descubierto que la cortina de humo que cubría la Democracia representativa se ha desvanecido. Quiero decir, como Rancière lo diría, que la Democracia es un oxímoron. Es una modalidad de Oligarquía, como aquellas repúblicas americanas y francesas de finales del siglo XVIII. Esta Oligarquía, del mismo modo que en 1973, ha establecido que la imposición es más importante que el consentimiento. Incluso quieren que nos demos cuenta de cuánto poder les hemos dado, para que sintamos nuestra debilidad y la aceptemos.
La consulta democrática en Grecia sobre las condiciones impuestas por la Troika ha generado una respuesta rencorosa que recuerda a los golpes de Estado de la era de la Guerra Fría, como mucha gente en el hashtag #ThisIsACoup ha señalado. Es una versión del derrocamiento del Presidente chileno Salvador Allende en 1973, pero sin tanques. Aquel golpe de Estado se considera como el inicio del neoliberalismo, cuando Chile se convirtió en el laboratorio de las teorías económicas y políticas de Milton Friedman, en las que la Economía va de la mano de la dominación política. En 1968, como después en 2011, el mundo parecía estar al borde de un cambio radical. Entonces como ahora, las élites han actuado con violencia para asegurarse que nada cambiase.
Queda claro que lo que está pasando en Grecia nos afecta a todos nosotros, sea antes o después. Las privatizaciones exigidas a Grecia ya se habían producido en el Reino Unido y nunca fueron necesarias en Estados Unidos. Lo mismo ha sucedido con las pensiones, recortadas en el Reino Unido por el Nuevo Laborismo, siempre con déficit en Estados Unidos. No se trata tanto de la relevancia de la deuda griega, sino de su negativa a ceder a las políticas neoliberales.
Recordemos que cuando en Occupy Wall Street se cantaba aquello de “Como los bancos fueron rescatados, para nosotros no quedó nada”, apenas llegamos a comprender lo que esto significaba: los afroamericanos pagaron el precio más alto; los hogares de los blancos tienen ahora una media de 13 veces más riqueza que las familias negras, que es solamente de 6.446 dólares. Y por si esto no fuera suficiente, vino esa terrible violencia policial y de supremacía blanca contra los afroamericanos, desde el caso de Trayvon a Charleston.
En Gran Bretaña, sede del mantra del neoliberalismo “no hay alternativa”, acuñado por la señora “Milk Snatcher” Thatcher en 1980, acaba de proponerse el primer presupuesto totalmente Conservador desde 1996: se eliminan todas las becas para los estudiantes con menos recursos, así como las ayudas para la adquisición de viviendas para los más jóvenes; se suprimen las ayudas a las familias con más de dos hijos (porque tiene una familia numerosa), y así sucesivamente. A cambio, el Gobierno se ha propuesto reducir el impuesto de sucesiones para los ricos. No hace falta decir que los Laboristas neoliberales no se van a oponer a los recortes sociales.
Y ahora Grecia. Tsipras se ha negado a salir del euro, pero al no disponer de otras alternativas se ha visto obligado a ceder la soberanía fiscal. Alemania ha obligado a Grecia a pedir prestado en la casa de empeños, de modo que se privatizarán 50 mil millones de dólares con el fin de pagar los préstamos de los Bancos alemanes. Tsipras ha insistido en que esta cantidad debe ser administrada por Grecia y al menos un 25% debe reinvertirse en Grecia, un 50% irá a los Bancos extranjeros, y el 25% restante para los Bancos griegos. No importa que todos los esfuerzos anteriores de privatización no hayan conseguido la recaudación que esperaban, pues todo se trata de Ideología.
Y así, Merkel ha obligado a Syriza a volver a casa y revocar todas las políticas aprobadas y todo lo que habían hecho hasta ahora: subida de impuestos – con el paro juvenil por encima del 50%- y mayores impuestos sobre las ventas; reducción de las pensiones. El resultado neto será una nueva contracción de la economía griega, lo que significa que no habrá suficientes ingresos, y en un futuro, cuando ya no queda nada por vender en Grecia, se reestructurará la deuda.
Es lo que Tariq Ali ha denominado el “centro extremo” del neoliberalismo, que ha mostrado su cara. Mientras que la Democracia es una condición para ser miembro de la Unión Europea, es evidente que esta condición sólo se aplica cuando el voto supone conformidad con lo establecido. Hay una alarma generalizada en los medios liberales, como el New York Times o el Financial Times, pues ven cómo ha sido retirada la cortina y todo el mundo puede ver ahora la gran violencia que encierra el Capitalismo.
Si Grecia hubiese rechazado la propuesta, no habría sido capaz de comprar los bienes de primera necesidad, como los medicamentos. No podía correr ese riesgo. Los que creemos en la libertad hemos perdido, tanto como lo que ellos han ganado. Pero no es algo exclusivo de los griegos, sino que es necesaria nuestra solidaridad, la de todos nosotros.
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Procedencia del artículo:
http://tidalmag.org/blog/intensify/we-are-all-greeks/
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